Introducción
Es motivo suficiente para no sentirse al margen, el hecho de que una gran parte de la sociedad catalana apoye el independentismo y la transcendencia en si de dicha situación, ligada, por otra parte, a la emergencia social de los dos últimos años en Catalunya.
Dentro del mismo movimiento conviven soberanismo e independentismo, siendo su primera característica la deriva creciente, a lo largo de la última década, hacia el independentismo. La segunda característica, la representa la irrupción de la idea de estado social catalán en el 2013. El desarrollo de estas dos características, conforman el cuerpo principal del presente artículo.
En el 2013 se inician procesos constituyentes con arraigo social. Procesos dirigidos, por sus promotores, a la creación de nuevos estados, es cierto, como también lo es el que un proceso constituyente puede incluir la tradicional federación de municipios libres o, como propone Oriol Rigola (2014), la federación libre de pueblos de los Països Catalans. Aunque las personas o colectivos promotores de los procesos tengan una visión estatista, no significa que la misma lógica constituyente no admita la variante mencionada. Quizás, este pueda ser un camino para salir de la contradicción que, el mencionado Rigola, expone al final de su artículo:
“Ahora, esta burguesía [la catalana] nos pide que aceptemos que la libertad de un territorio, que ni tan sólo coincide con nuestra nación, quede limitado por un estado. Por otro lado, el no votar o hacerlo en contra nos puede alinear con el españolismo más retrógrado. La posición es complicada, pero el objetivo final siempre será: ¡Por la federación libre de pueblos de los Países Catalanes. Viva la anarquía!
La desafección (2010)
Los sinsabores del Estatut
Julio de 2010 representa el primer hito a señalar pues cierra un primer ciclo, iniciado en el 2003, para elaborar y aprobar un nuevo Estatut para Catalunya. Un ciclo en el que el Estado español marca sus límites relacionales con Catalunya y, a su vez, significa el crecimiento claro de la idea de independencia, como bien señala Vilaregut (2012).
El 30 de septiembre de 2005, el pleno del Parlament de Catalunya, aprueba con una mayoría del 88’9 el nuevo Estatut, lo que representa un consenso político pero no social. Finalmente, el 30 de marzo de 2006 también lo hace el Congreso de los Diputados y el 10 de mayo el Senado. El 9 de agosto entra en vigor, siguiendo todos los trámites legales.
Por el camino se habían quedado el recurso del PP presentado al Tribunal Constitucional (TC) contra la tramitación del Estatut en el Congreso y que éste desestimó, la realización de un referéndum, el acuerdo a la baja entre CiU, en la oposición, y el presidente del Estado, José Luis Rodríguez Zapatero… y continua la desvinculación casi inicial del PP catalán respecto al consenso político alcanzado, y, también, la feroz campaña anticatalanista de su homólogo español.
La sentencia del TC
Aquí empieza la desafección. Antes de finalizar agosto, el PP presenta un recurso de inconstitucionalidad al TC contra el recién estrenado Estatut, recurso al que se suman, a lo largo del resto del año, los del Gobierno de Murcia, de La Rioja, de Aragó, del País Valencià y el de las Balears. Por su parte, el 19 de septiembre, el Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, presenta otro contra 122 de sus artículos.
Cuatro años después, el 28 de junio de 2010, el TC publica su sentencia con el siguiente fallo:
– anula catorce artículos.
– reinterpreta otros veintiséis.
– introduce ocho veces la expresión “la indisoluble unidad de España”.
– deja sin validez jurídica el preámbulo del Estatut y su referencia al termino nació.
El estupor que causa semejante sentencia, más la brutal campaña anticatalanista orquestada por el PP y el sentimiento de rechazo en la sociedad catalana ante tal proliferación de recursos, lo expresa el historiador Antoni Segura en su ensayo Crònica del catalanisme (noviembre 2013), con estas palabras:
“Para una gran parte de ciudadanos de Catalunya aquella sentencia cerraba definitivamente la vía estatutaria y, de rebote, negaba cualquier posibilidad de encaje satisfactorio de Cataluña con España.”
(p. 31)
La manifestación del 10 de julio
Òmnium Cultural y un extenso número de entidades, la convocan bajo el lema: “Som una nació. Nosaltres decidim” (Somos una nación. Nosotros decidimos), que supera con creces todas las expectativas generadas de rechazo a la sentencia de TC. Las supera en la asistencia y, sobretodo, en su marcado carácter independentista más allá del propio lema de la convocatoria.
El ya citado Antoni Segura, escribe al respecto:
“ (…) puso de manifiesto que la vía estatutaria estaba totalmente muerta y que la sentencia había precipitado la ruptura del último punto de conexión: el sentimental.”
(p. 32)
En un acto central de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), celebrado en Barcelona el pasado 26 de enero, intervino su presidenta, la valenciana afincada en Catalunya, Carme Forcadell, valorando que con un 50% de la población catalana ya decidida a favor de la independencia, la situación previsible para los próximos meses se desarrollaría en el ámbito sentimental por lo cual alentaba a no ceder ante las provocaciones venideras, tales como las habidas de rumores sobre ruidos de sables, más o menos cercanos, noticias continuadas sobre Ucrania, pegatinas con leyendas: “Os queremos”, firmados por nada más y nada menos que “España entera”… por citar sólo los más mediáticos. Forcadell, asimismo destacó que el proyecto de la ANC no es de exclusión, todo lo contrario, es un proyecto de futuro común para Cataluña.
Las consultas para la soberanía
Aunque parezca que ya hayamos presentado el tema objeto de este artículo, en realidad no es así. El objetivo lo constituye la red de la sociedad civil catalana, generadora de un movimiento al que los políticos, con su innegable capacidad mediática, intentan repetidamente encabezar aunque sólo sea para no perder credibilidad.
La ya casi mitificada consulta popular del 13 de septiembre de 2009 en el municipio barcelonés de Arenys de Munt, es el detonante para que por simpatía su propuesta se extienda por gran parte de las poblaciones catalanas, en total 554 municipios preguntan a cerca de tres millones de personas si estaban de acuerdo en que Cataluña se convirtiera en un estado independiente, el 92’2% manifiesta su apoyo sobre un 20’5 de participación respecto al censo total.
Durante el bienio en que se realizan las consultas, 2010-2011, la situación social en Catalunya está determinada por dos hechos suficientemente relevantes: el incremento del paro de 6’5% en 2007 a 17% en 2010 y la campaña catalanofóbica del PP.
La consulta del 13 de septiembre de 2009, alcanza un eco mediático, incluso internacional, por tres aspectos:
– la misma pregunta en sí.
– la novedad de que por primera vez el tema independentista se formula de forma clara y directa.
– el ser una iniciativa popular sin participación o apoyo de instancias oficiales.
Barcelona decideix (Barcelona decide), es el último eslabón de las cinco oleadas consecutivas de consultas celebradas a lo largo del bienio 2010-2011. Algunos datos relativos a la consulta en la capital catalana, pueden darnos un ejemplo de la movilización popular que las hizo posibles:
– 480 urnas.
– la participación en tareas organizativas de 7000 personas voluntarias.
– el apoyo de 361 entidades.
– la distribución de 730.000 dípticos y 20.000 adhesivos.
Las consultas por la soberanía, significan una constante innovación en las formas más tradicionales de difundir y organizar una acción social de esta envergadura, ajena, como ya se ha señalado, a cualquier instancia oficial y refractaria a los intentos de políticos, de Madrid o de la misma Barcelona, de adjudicarse un protagonismo en ellas.
Sin duda el terreno estaba abonado para favorecer el desarrollo y la extensión de las consultas. No hay que olvidar las dos manifestaciones convocadas por la Plataforma pel Dret a Decidir (PDD), la del 18 de febrero de 2006 y la del 1 de diciembre de 2007, campañas como Decideixo Decidir (Decido Decidir) o la marcha, de marzo de 2009, 10.000 a Brussel·les (10.000 a Bruselas), junto a otras iniciativas que por no estar en clave nacionalista no son ajenas a ella, por ejemplo: las huelgas generales contra la llamada crisis y las sangrantes reformas laborales o la sorprendente, por inesperada, aparición del movimiento 15M en 2011 que convierte la Plaça Catalunya de Barcelona en un punto de mira internacional como ya lo era la Plaza del Sol de Madrid.
El 10 de marzo de 2012, en el Palau Sant Jordi de Barcelona y ante seis mil personas, se constituye oficialmente la Assemblea Nacional Catalana (ANC), entendida como la continuación lógica de las consultas soberanistas. Parafraseando a Antoni Segura, el acto significa un clamor masivo y en positivo a favor de la independencia.
La Fundació Catalunya-Estat
El dret a decidir, el derecho a decidir que impulsa primero la PDD y, actualmente, la ANC, es la reivindicación central de un planteamiento de vía pacífica y democrática hacia la independencia. En ella, se acentuaba sobre la propia independencia, mientras que en los últimos meses se realiza un mayor hincapié en hecho mismo del derecho a decidir.
Principalmente a lo largo de 2011 y de 2012, después desaparece del ámbito público, la Fundació Catalunya-Estat se convierte en la principal entidad dedicada a difundir argumentarios en torno a la idea de que, con la independencia, se resolverían todos los problemas sociales de paro y pobreza, dentro de un marco general de pequeño país donde se viviría bien y se tendrian perspectivas de futuro.
Con sus publicaciones, su página web, sus innumerables conferencias por todo el territorio y su inmensa pancarta desplegada en una Plaça Catalunya de 15M, la Fundació Catalunya-Estat difunde un discurso coherente que responde, con cálculo económico si se requiere, a tres líneas argumentales. La primera, despejar dudas sobre lo más inmediato, por ejemplo: seguir cobrando las pensiones, continuar o no pagando la deuda de los bancos, la posible quiebra económica por falta de exportaciones al resto del Estado español… La segunda, informar sobre el proceso de construcción de un nuevo estado. Y la tercera, más sobrentendida que explícita, neutraliza cualquier suspicacia de posible posicionamiento anticastellano o antiespañol en el resto del discurso.
El discurso de la Fundació Catalunya-Estat de independencia como solución total, tiene un alto contenido sugestivo en ambientes populares por su aparente accesibilidad: un voto en un referéndum y ya tenemos un magnifico nuevo amanecer social. La idea simple que no simplista, choca frontalmente con una evidencia histórica: las clases dirigentes nunca han sido independentistas, ¿lo son ahora?
El discurso, por otra parte, facilita, con su transversalidad –interclasismo-, la apropiación por los políticos con su capacidad mediática de la imagen del movimiento independentista –para muchos, aún eso es cosa de Mas y de ERC-, y, a su vez, permite convertirlo en una especie de sedante para la indignación ante la problemática social derivada de los recortes presupuestarios: ¡es Madrid quien nos obliga a ello!
Madrit y Madrid
No hay ningún error tipográfico, la diferencia la crea el periodista Antonio Baños en su obra La rebel·lió catalana (2013). Madrit es el de los Amando Ortega, fundador de Inditex, primera fortuna española en la lista de la revista estadounidense Forbes y, la tercera, en su relación mundial, Madrit, el de los ministerios, el de las instancias oficiales. En cambio, Madrid, es el de los barrios populares, el de las luchas contra los recortes en sanidad o en educación, las movilizaciones para detener los desahucios…
El Madrit y Madrid de Antonio Baños, me parece una forma original y divertida de señalar con quien puedes hermanarte sin menoscabo de tu propia identidad.
La identidad catalana
Antes de entrar en algunas consideraciones de índole histórica, conviene recordar que la identidad catalana se basa en la cultura, no en consideraciones de tipo étnico o de tipo religioso. De ahí, la importancia crucial en ella de su lengua, el catalán, y, también, el carácter de proyecto común que facilita la identidad de tipo cultural.
En los años setenta y ochenta del pasado siglo, entre euforias de senyeres y de estatuts d’autonomia, en la izquierda marxista predomina las tesis oportunistas de Jordi Solé Tura (1967), sobre la cuestión nacional como algo propio de la burguesía. En la llamada extrema izquierda, el utilitarismo era manifiesto con aquello de la dialéctica de los sectores de intervención de la Lliga Comunista Revolucionària (LCR): combatir el aburguesamiento de la clase obrera desde sectores exteriores pero donde militaba juventud revolucionaria como el feminismo, la liberación sexual, el nacionalismo…
El movimiento libertario afín a la liberación nacional, desemboca, en los años ochenta, en un insurreccionalismo de pacotilla –dicho con el mayor respeto hacia quienes han padecido o padecen prisión por él- que no elabora una alternativa al discurso burgués. Hecho evidente, aún hoy, cuando, a pesar de su valía, la reedición repetida del libro de Golarons –ver el recuadro “Historia del nacionalismo catalán”-, evidencia la falta de una elaboración actual de anarquismo y liberación nacional.
En un plano cultural más amplio el ruralismo católico queda reducido a círculos parroquiales y el de “los años del desarrollismo” –los sesenta- representados por el genial humorista Joan Capri entra en declive como su propia carrera artística. El año 1961 ve la fundación de Òmnium Cultural y la presentación de la Nova Canço: el puente hacia la “normalización” social de la cultura catalana.
Actualmente es esa “normalización” la que se ve amenazada. La doble percepción del fin del periodo iniciado en 1978 y de la falta de opción ante el gobierno Rajoy, va ampliando progresivamente la base social partidaria del independentismo como única solución. Los argumentos, expuestos en castellano o en catalán, generalizadores de esta opción son dos: Catalunya colonia de España y la constante campaña difamatoria catalanofóbica.
El periodista David García en su artículo “Un mal negocio”, publicado en enero de este año, ilustra la percepción de ser una colonia con más que suficientes cifras en torno al llamado expolio fiscal: los 20.000.000.000 de euros que anualmente van de Catalunya a las arcas estatales. También otro periodista, el mencionado anteriormente, Antonio Baños, en su ya citada obra, expone con ironía que quienes lo empujaron de no ser nacionalista al independentismo, fueron, paradójicamente, los padres –parafraseándolo- de la mejor España de la historia: Aznar, Pedro Jota y Ansón. Aunque, añade, lúcido, que morirá sin saber si tal exaltación del centralismo monolingüista es casual o hecha aposta.
En definitiva, el choque finisecular entre el modelo de sociedad que representa el Estado central y el modelo de sociedad representado por la Generalitat catalana, lo es entre una sociedad de orden caciquil aliada con los sectores más reaccionarios estadounidenses, los negacionistas, y una sociedad de orden burgués con la vista permanente en Europa, partidaria de las energías renovables, de la investigación orientada a la creación de patentes y de la regeneración del muy menguado cinturón industrial de la capital catalana.
De estado catalán aestado social catalán (2013)
El 2013, un año de inflexión
El 30 de mayo de 2013 se celebra la XXIX reunión del Cercle d’Economia, una de las instancias más representativas de la clase dirigente catalana. El periodista Lalo Agustina, en su reportaje para La Vanguardia, cita párrafos de la intervención del president Mas, siendo uno de ellos el siguiente:
“Estamos ante una situación de emergencia, vamos a hacer un último esfuerzo en el 2013, pero no podemos ir más allá a no ser que lo desmantelemos todo, cosa que no haremos.”
Recientemente, se habían hecho públicos los nuevos recortes solicitados por Bruselas y, por otro lado, tanto Caritas como Creu Roja habían difundido que Catalunya estaba en situación de emergencia social.
El 8 de mayo, Mariana Cantero, había recopilado, en su artículo “Renda Garantida Ciutadana: una ILP de supervivència”, los datos de la emergencia:
– 902.300 personas en paro.
– 24’53% de la población.
– 267.000 hogares con todas las personas activas desocupadas.
– 23.100 más que el primer trimestre de 2012.
A pesar de la Declaración de Soberanía y el Derecho a Decidir del Parlament de Catalunya del 23 de enero, la idea de que con la independencia se alcanzaría automáticamente el paraíso terrenal catalán, empieza a percibirse como falsa tanto como la transversalidad, por parte de un sector de la sociedad catalana, la cual, da el paso, de reivindicar un estado social catalán en lugar de sólo un estado catalán.
Algunas cifras de fin de año ilustran aún más el punto de inflexión que representa el 2013, a pesar de la opinión de Mas:
– la morosidad bancaria española supera, en noviembre, el 13% por primera vez desde 1962, fecha en que el Banco de España empieza a recopilar el dato (El País, 18 de enero 2014)
– en septiembre la población reclusa catalana aumenta un 51% desde enero, con un total de 15.200 personas. El 41% ingresa por robos o drogas, en especial los jóvenes (R. B., 25 de noviembre de 2013)
– más especulativo que los dos anteriores y más escalofriante, si cabe, es el del número de suicidios, especialmente, en caso de ser cierto el rumor insistente de que el gobierno camufla las verdaderas cifras de suicidio, cuando tienen relación directa con desahucios o la penuria impuesta por los recortes presupuestarios[[Ya de por si escalofriante, añadiendo el dato de que gran parte de los casos están vinculados a patologías mentales, sencillamente pasa a bárbaro, superando, incluso, el T-4 de los nazis. Como T-4 se conoce el programa sistemático de eliminación de personas alemanas con patologías mentales generadoras de dependencias. Más eficiente que el T-4: ahorro antes, ahorro después, sin necesidad de costear ninguna industria de la muerte.]].
La Assemblea Nacional Catalana (ANC)
Como ya se ha dicho la ANC se constituye el 10 de marzo de 2012, tras el bienio de consultas por la soberanía y la celebración, el 30 de abril de 2011, de la Conferència Nacional per l’Estat Propi (Conferencia Nacional por el Estado Propio) que significa la extensión por todo el territorio catalán de lo que será la ANC.
La ANC se define de base, transversal, unitaria y ajena, directa o indirectamente, de cualquier partido político, siendo su objetivo legitimar y conseguir la conversión de Catalunya en un nuevo estado de Europa.
La ANC, bajo una estructura formal de secretariado permanente, asambleas generales y reglamento de régimen interno, está organizada en asambleas territoriales, más de 500, y en asambleas sectoriales, pasan de las 50, por ejemplo: la Sectorial de Treballadors i Treballadoress per la Independència (T/TxI) y exteriores, por ejemplo: en Londres o en Sudáfrica. Todo ello no es posible sin la participación de decenas de miles de personas, capaces de llevar adelante no sólo el día a día sino las dos movilizaciones más multitudinarias de la historia de Catalunya: la del Once de Septiembre de 2012, con la manifestación en Barcelona de casi un millón y medio de personas bajo el lema “Catalunya, nou estat d’Europa” (Catalunya, nuevo estado de Europa) y la Via Catalana cap a la Independència (Vía Catalana hacia la Independencia), en la misma fecha del año siguiente, 2013, con más de 400 km. de extensión, de El Pertús a Alcanar, servida por un millón seiscientas mil personas. Sin olvidar, por supuesto, la organización de la “V” del próximo Once de Septiembre.
El carácter transversal de la ANC, así como su objetivo, marcan no un distanciamiento ante la problemática social –su apoyo a la Huelga General de 2012, el Acuerdo de Cooperación entre ANC y CCOO de Catalunya el pasado mes de marzo…-, no, la asume, pero la remite a la consecución de la independencia. A pesar de ello, la tensión social está presente en el seno de la ANC. Tal como expongo en mi artículo “L’arrel popular de l’independentisme català” (Roselló, 2014), en junio del pasado año se constituye la Sectorial d’Economia Social i Solidària y, en septiembre, la ya mencionada Sectorial de T/TxI, cuyo Manifiesto no deja ninguna duda del rechazo a la ofensiva neoliberal o a los recortes presupuestarios. Quizás pueda alegarse que, en su conjunto, repito, en su conjunto, la ANC tiene un carácter posiblemente pequeñoburgués, quizás, pero si en ello encontramos motivo para arrojar por la borda esta demostración inmensa de la capacidad organizativa y movilizadora de la sociedad civil catalana, mejor repensárselo.
Quienes no tienen ningún tipo de reparos son los partidos políticos. Al contrario, después de la Via Catalana, deciden dar juego político a la ANC, es decir, intentar controlarla. CiU lo intenta mediante su influencia en la Associació de Municipis per la Independència (AMI), los protagonismos vanos o la aprobación, en Sectoriales, de documentos que atentan contra los derechos sociales –a favor de la privatización de la Sanidad pública- o contra el pacifismo –documento sobre la futura Fuerza Naval- …
Sin embargo, la participación popular y la base asamblearia se constituyen en el antídoto ante tales maniobras partidistas. Un avance en esta línea, es la constitución del colectivo Drassanes y su Manifiesto del pasado 10 de junio.
El Procés Constituent (Procés)
Cuando el 15M en Barcelona decide, en su mayoría, dejar la Plaça Catalunya para extenderse por los barrios de la ciudad, un reducido grupo, al igual que en otras ciudades, deciden constituirse en grupos promotores de asambleas ciudadanas constituyentes. De este caldo de cultivo nace, sin pretender substituirlo, el Procés.
Su Manifiesto, firmado por sus promotores Teresa Forcades y Arcadi Oliveres, se presenta públicamente el 10 de abril del pasado año. Tras un período de difusión y adhesión al mismo y, a su vez, un debate alrededor de los diez puntos sobre los que construir un programa, el 13 de octubre siguiente, en un acto central en Barcelona, Forcades presenta y expone el objetivo de la campaña central: “Construïm la República Catalana del 99%” (Construyamos la República catalana del 99%) El objetivo de la misma consiste en crear una candidatura unitaria al Parlament de Catalunya en las elecciones del 2016, ganarlas, disolverlo e iniciar una asamblea constituyente del 99% de la población para establecer unas nuevas reglas del juego comunes y no sólo a beneficio del restante 1% dirigente.
Para formarse una idea, el primero de los diez puntos a debate habla de la expropiación de la banca privada; democracia participativa, el tercero; y la reversión de todas las privatizaciones, el quinto.
El Procés, se organiza mediante una estructura de asambleas territoriales, unas de sectoriales y unas comisiones de trabajo específicas. Todas ellas tienen representación en el Grupo Promotor, espacio donde discutir las propuestas de trabajo y tomar las grandes decisiones sobre las actividades centrales. Apenas dos meses después de su presentación ya contaban con 80 asambleas locales y más de 40.000 adhesiones, lo cual con sus más y sus menos se ha ido manteniendo hasta la actualidad.
Durante los primeros meses del presente año, se comentaba coloquialmente la posible fusión entre el Procés y la ANC o, quizás, se deseaba, teniendo en cuenta la frecuente afiliación simultanea a ambas organizaciones. Los intentos ya mencionados de CiU en la ANC, tanto como el desembarco de sus militantes en ella parecen, a día de hoy, indicar todo lo contrario. Sin embargo, el Procés apoya actos centrales de la ANC como, por ejemplo, el pasado Once de Septiembre rodeando la sede central de La Caixa en Barcelona y conectándose, a su vez, con la Via Catalana.
Dos artículos a señalar sobre el Procés y sus dos promotores, son, entre otros, el de Gemma García y Carles Masià de julio y él de Ferran Montesa de diciembre, ambos del pasado año.
El Parla-ment Ciutadà (Parla-ment)
El 25 de febrero de 2013 se presenta el Manifiesto de la Crida a la desobediencia civil, pels drets ciutadans i contra la dictadura financera (Crida/ABCD) (Llamada a la desobediencia civil, por los derechos ciudadanos y contra la dictadura financiera). Del mismo, remarco los siguientes párrafos:
“Las políticas que, desde que comenzó la crisis, vienen dictando la oligarquía financiera y los políticos y tecnócratas de la troika europea, del estado español y del gobierno catalán, son una declaración de guerra a la ciudadanía.”
Ante ello apuestan:
“Por una estrategia no violenta de transformación social, orientada a conseguir objetivos concretos con el dialogo, la denuncia, la no cooperación, la desobediencia civil y la creación e impulso de alternativas.”
Siendo:
“Un movimiento básicamente de personas individuales. Las organizaciones pueden apoyarlo, con excepción de los partidos políticos.”
Con el objetivo de:
“Iniciar un proceso constituyente para evitar que la partidocracia se perpetúe de nuevo, un proceso que incluya mecanismos de deliberación popular para decidir que modelo social, político y económico del país queremos, elaborando, a su vez, de manera participativa una nueva Constitución.”
Y por si alguien echaba en falta el aspecto nacional, entre las medidas socioeconómicas de urgencia, la primera:
“Ejercer el derecho a la autodeterminación que nos permita al conjunto de ciudadanos y ciudadanas de Catalunya decidir democráticamente nuestra relación con el estado español y la Unión Europea.”
El Manifiesto acaba con una exhortación a apoyar las campañas y actos de la Plataforma d’Afectats per la Hipoteca (PAH) y de STOPdesnonaments (STOPdesaucios), en concreto por la Iniciativa Legislativa Popular por la dación en el pago y el alquiler social.
En la asamblea de la Crida/ABCD del siguiente 18 de julio, acuerdan constituirse en Grupo impulsor del Parla-ment Ciutadà.
Los objetivos finales del Parla-ment y del Procés son muy semejantes, aunque el primero no tiene ninguna de las premuras en candidaturas electorales del segundo, es decir, se encuentra más enraizado en los movimientos sociales de los que forma parte.
Sus Primeras Jornadas, celebradas el 18 y 19 del siguiente octubre, son producto de la participación activa de los movimientos sociales con la confianza puesta en que el Parla-ment sirva para ampliar el impacto de las luchas y articular un contrapeso político. Las segundad, celebradas el 14 y 15 de marzo del presente año, incluyen dos ejes temáticos: “Visiones y estrategias transformadoras” y “Acciones y medidas de urgencia”, que contaron con la participación de 21 organizaciones de los movimientos sociales catalanes..
El Parla-ment ( de “parla” y “ment”, es decir, “habla” y “mente”), se organiza en comisiones temáticas, de iniciativas y organizativas que se coordinan entre ellas, además cuenta con un Grupo impulsor encargado de garantizar las funciones logísticas, administrativas y de gestión.
El Parla-ment, cuenta con la arquitecto y controvertida ex regidora barcelonesa, Itziar González, para su imagen pública ante los medios.
La Esquerra Indepedentista dels Països Catalana (EI)
La EI (Izquierda Independentista), se considera un espacio desde donde se defiende el desarrollo de una estrategia de Unidad Popular entre las organizaciones-miembro. En otras palabras, la corriente marxista que apuesta por la liberación nacional por medio de la toma del poder por el pueblo, en su caso símil de clase obrera.
Endavant, fundada en julio del 2000, es su organización más extendida geográficamente.
En julio del 2013 –otra vez 2013-, la EI presenta su campaña “Independència per a canviar-ho tot” (Independencia para cambiarlo todo), que extiende por otras localidades de los Països Catalans, en una primera fase que, posteriormente, contará con las Trobades per la Unitat Popular (Encuentros por la Unidad Popular).
Del texto de presentación de la campaña:
“Ahora y aquí, la única salida posible que respete los derechos nacionales, sociales y civiles es la construcción democrática de una República independiente de los Països Catalans que asegure el acceso del pueblo al poder político y económico.”
La EI cuenta con sus juventudes, su sindicato, la organización feminista y su partido político. En conjunto, un núcleo, anterior en trayectoria a la desafección, muy activo pero reducido de independentistas muy jóvenes en su amplia mayoría. Diferencia notable a señalar en relación al Procés o al Parla-ment, donde la media de edad parte de los 40-50 en ascenso.
La EI, sigue su propio camino, es crítica con la ANC aunque en algunas localidades le resulta impensable mantenerse al margen de ella.
La primera Trobada per la Unitat Popular, se lleva acabo el 30 de noviembre del pasado año en Barcelona. Con convocatoria abierta, se realizan 19 asambleas temáticas simultaneas (vivienda, juventud, energía, territorio…), para, posteriormente, tener un debate conjunto sobre estrategia. La segunda, se ha celebrado recientemente.
La EI considera a las CUP (Candidatures d’Unitat Popular), su brazo político, aunque, de hecho, su variopinta composición incluye el Espai Llibertari i Autònom (ELLA), corriente nacida dentro de las CUP que tiene sus propios encuentros.
2014: ¿El año del referéndum?
El 12 de diciembre de 2003, el gobierno catalán fija la fecha del referéndum o consulta por la independencia, para el 9 de noviembre de 2014. La pregunta del mismo, es doble: “¿Quiere que Catalunya sea un estado?”, en caso afirmativo, la segunda, “¿Quiere que sea un estado independiente?”.
La consulta y la “V” del próximo Once de Septiembre son, evidentemente, los hachos más relevantes para lo que aquí tratamos. Sin embargo, los resultados de las elecciones europeas han provocado, o acelerado, cambios que pueden ser importantes para decantar la consulta hacía un pacto con Madrid, la “tercera vía”, o hacia la independencia. De todos, se destacan tres aspectos: ERC, por delante de CiU, se convierte en la referencia política para la independencia; la repentina abdicación del Rey y su posible influencia en las posibilidades de la “tercera vía” de Duran, avalada por la reciente separación entre él y Mas, es decir, entre los dos partidos de la coalición CiU y, finalmente, la irrupción de Podemos con 117.000 votos en Catalunya, constatando cuatro hechos: primero, no entra en colisión con las CUP; segundo, apoya la consulta; tercero, su base está en barrios obreros tradicionalmente PSC-PSOE, reacios al nacionalismo; cuarto, su proyecto es de ámbito estatal.
Pasando a otro orden de cosas que menos para terminar este apartado que hacer mención del prohibido Multireferéndum del pasado 25 de mayo, de la campaña El País que volem 2014-2015 (El País que queremos), presentada en abril o, en otra escala, el debate, el 15 de marzo, sobre el dret a decidir del Grupo promotor de la Assemblea Ciutadana Constituent de Barcelona…
A modo de conclusión
El artículo de Agustín Guillamón (2014), sobre, a su entender, la nocividad del nacionalismo supone, como diatriba, un antídoto frente a la fascinación visceral por aquello de que Más le propone a Rajoy, este se opone y, entonces, el president hablando en nombre del pueblo catalán… Efectivamente, eso puede ser tan nocivo como aquello de que, por ejemplo, si hay brotes verdes o no los hay, si Rubalcaba le dijo a la “baronesa” andaluza que…
El teatro político no tiene cabida ni interés en el presente artículo, pero si lo tiene la primera época de La Revista Blanca, 1898-1905, contemporánea del primer catalanismo, cuando publica varios artículos donde ya está presente la contradicción mencionada por Rigola –ver Introducción-, lo cual me conduce a pensar que a fecha de hoy, más de cien años después, no hemos sido capaces de resolverla aunque, ello, no significa un imposible, no.
Josep Maria Roselló
Sociólogo
Barcelona, 22 de julio de 2014
QUADRE I
Historia del nacionalismo catalán
Ya se han elaborado extensas bibliografías tanto de las obras de historiadores como Albert Balcells, Josep Termes o Pere Gabriel, entre otros, como las de autores locales o como las de un verdadero sinfín de autores que han desarrollado aspectos puntuales y relevantes de la historia del nacionalismo catalán. De todas ellas, citaremos aquí tres libros, un artículo y un folleto, complementarios al texto que acompañan:
BALCELLS, Albert (2002): El Nacionalismo Catalán, Madrid, Historia 16.
En primer lugar el compendio-resumen de la obra original en catalán, publicada en 1991. En ella se recogen todos los grandes temas, por ejemplo: el primer catalanismo, la industrialización, el franquismo, la inmigración de los sesenta, la izquierda y el nacionalismo…
TERMES, Josep; COLOMINES, Agustí (2003): Patriotes i resistents. Història del primer catalanisme, Barcelona, Editorial BASE.
Este ensayo, de carácter histórico, comprende desde 1714 hasta las dos primeras décadas del siglo XX. Entre otros temas, desarrolla, en el capítulo V, el controvertido de la catalanidad del pueblo del cual, las primeras 14 páginas, están dedicadas al primer movimiento libertario y el tema nacional.
VARGAS, Ricard de y otros (2007): Anarquisme i alliberament nacional, Barcelona, Virus Editorial.
Publicada originalmente en los años noventa, la siguiente obra de un colectivo de jóvenes libertarios, señala los posibles caminos para un independentismo libertario.
REYES i VIDAL, Marcel·lí (2013): “L’Anarquisme i l’alliberament nacional”, en Enciclopèdic, 38, Barcelona, p. 26-28.
Tras realizar un rápido viaje histórico alrededor del anarquismo y la liberación nacional, el autor se detiene en los años setenta y ochenta del pasado siglo de los que él fue testigo directo.
AA.VV(s/f): Tradición libertaria y luchas de liberación nacional, Bilbao, Likiniano Elkartea.
Y, finalmente, el folleto. Editado por Likiniano Elkartea recopila, entre otros, dos artículos a destacar por su extensión y por su interés, él de la Organisation Communiste Libertaire (1987) y él de Coño! (1975), revista ligada a los MIL-GAC.
QUADRE II
Catalanismo, soberanismo, independentismo
Entiendo muy esclarecedoras las definiciones del sociólogo Ricard Vilagerut:
– Catalanismo:
Consiste en considerar que Cataluña tiene una personalidad propia, pero sin que ello le conduzca necesariamente a cuestionar su pertinencia al Estado español.
– Soberanismo:
Consiste en centrarse en la defensa de una identidad histórica propia que reivindica la posibilidad de decidir su encaje jurídico en el Estado español.
– Independentismo:
Consiste en que sin dejar de defender la existencia de una identidad propia, apuesta decididamente por la reivindicación clara y diáfana de la independencia política.
(Vilagerut, 2012, p. 95)
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