EXPERIENCIAS Y PERSPECTIVAS DE LAS LUCHAS ANTIDESARROLLISTAS

Dentro de las jornadas celebradas con motivo del 20 aniversario de esta revista tuve la oportunidad de participar -junto con Mikel Álvarez- en una charla con el mismo título de este artículo. En aquella charla traté de explicar las reflexiones derivadas de la participación en diversas luchas. A continuación expongo los puntos principales de lo hablado en aquella ocasión.

1. El principal punto estratégico de nuestra lucha: impulsar la conciencia crítica contra el desarrollismo y generar una defensa activa en favor de la madre tierra.

Es evidente que nos encontramos ante un gran «crac» del planeta tierra: cambio climático, desaparición de los bosques, proceso imparable de desertización, pérdida de la fertilidad de la tierra, destrucción de los ciclos del agua, empobrecimiento de la biodiversidad,… Todo ello tendrá unas consecuencias sociales y políticas aterradoras (que ya se están produciendo): amplias guerras para conseguir los combustibles y materias primas que se están agotando, grandes hambrunas, migración de millones de personas…

Este diagnóstico no es el de un ecologista «loco», sino también el de diversos expertos al servicio del poder.

Esta situación apocalíptica -que en la actualidad ya se sufre en muchos sitios- nos da la razón para seguir adelante en nuestra lucha contra el desarrollismo.

No podemos rebajar nuestra reivindicación. Tenemos la necesidad de actuar con dignidad. Si perdemos las luchas parciales, por lo menos que el objetivo principal se mantenga inquebrantable, así, podemos perder batallas, pero no la guerra, porque la nuestra es una lucha a largo plazo. Por poner un ejemplo, no podemos tolerar la tremenda desfiguración de la lucha que se produjo en el caso de la autovía Irurtzun-Andoain. En este sentido, cuando diversos sectores -sobre todo la Izquierda Abertzale- pasaron del lema «no a la autovía» a admitir el proyecto de la autovía con algunos cambios cosméticos -brindando con champán encima- se produjo una liquidación de la lucha y un paso atrás de muchos años en la lucha antidesarrolista, porque el propio desarrollismo fue el que resultó vencedor con la conformidad y la satisfacción de estos sectores.

Por otro lado, necesitamos criticar y desactivar los mensajes «verdes» que promociona el sistema -como el del desarrollo sostenible- porque no son otra cosa que manipulación e hipocresía.

2. Debemos subrayar la globalidad de nuestra lucha. En la medida en que el ataque del desarrollismo es general, nuestra respuesta también debe ser general.

Por un lado, debemos dejar los localismos. No podemos limitar la lucha limitándola solo a la defensa de nuestro «patio trasero». Por ejemplo, NaBai propone, entre los argumentos a favor de la demolición del polígono de tiro de Las Bardenas, que éste se sitúe en otro lugar del estado o de fuera del estado. Esto supone un paso atrás tremendo, porque un polígono de tiro no necesita ni sitios ni alternativas. «Ni aquí ni en ningún lado» es el lema que debemos difundir en todas las luchas.

Por otro lado, hay que impulsar una conciencia global. Como el agresor es el mismo hay que explicar a la militancia en luchas parciales que tenemos que juntarnos con otras luchas, entendernos mutuamente, aprender unos de otros y trabajar juntos. Esto se ha producido históricamente en pocas ocasiones. En Navarra, por ejemplo, en la década de los 90 un montón de grupos luchaban contra diversos proyectos: Itoitz, autovía I-A, autovía de Sakana, vertedero de Aranguren, aparcamiento de la plaza Blanca de Navarra,… La falta de unión entre estas luchas fue la tónica general, aunque se hicieron algunos intentos.

Por ejemplo, el vecino que se opone a la destrucción de su plaza para construir un aparcamiento debería saber que el ataque va más allá de la tala de cuatro árboles y que, en último extremo, hay que hacer frente al desarrollismo que quiere imponer la movilidad motorizada como un elemento fundamental. Del mismo modo, el opositor al superpuerto de Pasaia tendría también que estar en contra del pantano de Itoitz, porque ambos son expresiones del mismo desarrollismo.

La trayectoria de la Asamblea contra el TAV ha sido ejemplar en este sentido porque, además de denunciar el TAV, ha denunciado el resto de los proyectos destructivos. Un proyecto como el TAV no afecta únicamente al medio ambiente. Teniendo en cuenta el enorme ataque socio-económico-cultural que supone este proyecto, habría que ponerse en contacto con colectivos que trabajan en otros campos (trabajadores, feministas, internacionalistas, desempleados, jóvenes, promotores culturales,…) para que denunciaran el TAV desde sus espacios de lucha. En el caso del pantano de Itoiz y el canal de Navarra, a pesar de que se trataba de una ataque global contra la gente y medio ambiente navarros, no se ha conseguido organizar una red plural de oposición.

Con el sindicalismo resulta bastante difícil la relación en muchas ocasiones, porque las grandes obras públicas ofrecen trabajo y porque los sindicatos mantienen una reivindicación firme a favor del mantenimiento de los puestos de trabajo, sin analizar si ese trabajo es beneficioso o no para la sociedad y la naturaleza.

Sería interesante hacer un esfuerzo especial con los sindicatos, en especial en el actual contexto de crisis que vivimos.

3. No debemos proponer alternativas técnicas puntuales en nuestra lucha. La única alternativa es el cambio total del modelo social.

Nosotros no somos los gestores de esta gente y a nosotros no nos corresponde tener que dar alternativas. Nuestro objetivo no debe ser poner remiendos al desarrollismo.

La Coordinadora antiautovía fue pionera en proponer alternativas. Siendo la alternativa planteada la de un cambio de trazado en la autovía (la alternativa Lurraldea) la coordinadora cambio de nombre y pasaron a llamarse Lurraldea, generando un enorme fraude. Siguiendo esa senda muchos grupos que participan en luchas sectoriales plantean alternativas con total naturalidad, y no creo que eso sea conveniente.

Además, a la hora de plantear un proyecto, en muchos ocasiones es el mismo poder el que ofrece diferentes alternativas, para generar falsos debates y enfrentar a la oposición entre sí. Poniendo por caso el de la línea de alta tensión que quieren construir entre Castejón y Gasteiz están dando a conocer alternativas que van por diferentes pueblos, a pesar de que, seguramente, el poner ya tendrá decidido un trazado definitivo.

Debemos plantear nuestras alternativas en la vida cotidiana: potenciando la ocupación de casas y espacios diversos, promoviendo cooperativas de consumo ecológico -como Tomate Gorria de Iruña, por ejemplo-, impulsando el trueque y organizando redes sociales… en definitiva dando nuevos pasos hacia la autogestión.
Tendríamos que trabajar también nuestras alternativas en el terreno de los valores:
– Frente a lo grande, lo pequeño o la escala humana.
– Frente a la distancia, la cercanía.
– Frente al consumismo, la austeridad
– Frente al estrés y la prisa, la calma y la tranquilidad.
– Frente a lo cuantitativo, lo cualitativo
– Frente al individualismo, la solidaridad.
– Frente a la centralización, la descentralización.
– Frente a la jerarquía, la horizontalidad de la asamblea.

4. Como no hay que plantear alternativas, la lucha y la confrontación será nuestras herramientas y nunca la negociación.

En el caso de la autovía I-A, después de hacer pública la alternativa, se pasó al diálogo y la negociación y esa fue nuestra perdición.

En el caso de la autovía Eibar-Gasteiz, el poder organizó foros de debate tramposos -los llamados NIP o Núcleos de Intervención Participativa-, con el objeto de domesticar a la oposición. En la actualidad el gobierno navarro en su intento de establecer el «Acuerdo Marco del Agua», y obligado por la legislación europea, se ha puesto en contacto con diversos grupos, pero sin ninguna intención de modificar su proyecto, sino solo para guardar las apariencias.

Todos estos mecanismo participativos son un fraude y no deberíamos participar en ellos, porque no sirven más que para legitimar las iniciativas del poder al proporcionarles una cosmética verde. Debemos denunciar la imposición, pero nunca pidiendo el diálogo o la negociación.

5. Nuestras herramientas de organización: la autoorganización y la asamblea.

En los grupos autoorganizados la asamblea debe ser la herramienta de decisión. Sin embargo, puede haber desviaciones peligrosas y todos conocemos casos.

Al final de la coordinadora contra la autovía I-A, un grupo que monopolizaba buena parte de la información dirigía las iniciativas a favor de sus intereses. La alternativa Lurraldea, por ejemplo, se gestó así.

En la Coordinadora contra el pantano de Itoitz ha ocurrido algo parecido, pero a eso hay que sumar otro mal que aqueja a muchos grupos: el delegacionismo. De esta forma, por comodidad o por pereza hacemos recaer sobre algunas personas más de las responsabilidades que serían de desear y sin darnos cuentas se produce una acumulación de poder. Por todo ello, es interesante analizar de vez en cuando la dinámica del grupo y asegurar la rotación de responsabilidades.

6. Debemos ayudar a desarrollar el derecho de veto.

Si una comunidad no lo quiere, tendría que tener el derecho a no tener que sufrir una infraestructura. Para impedirlo el poder ha establecido las figuras legales del «proyecto de interés general» o «proyecto de incidencia supramunicipal». Deberíamos tratar de denunciar este blindaje impositivo. Puede resultar interesantes, dentro de la lucha contra el TAV, los referendums que se realizan en diferentes pueblos afectados, ya que queda en evidencia la falta de legitimidad social del proyecto. Igualmente la hipocresía de los políticos a los que se les llena la boca con la palabra democracia, y en mayor grado aquellos que se muestran favorables a la consulta de Ibarretxe y luego niegan a los municipios el derecho a decidir.

7. Tenemos que crear una oposición amplia y plural, haciendo confluir diferentes iniciativas y respetándonos mutuamente.

Todo tipo de herramientas pueden ser útiles en nuestra lucha: movilización, acción directa, sabotaje, desobediencia civil, etc.

En muchas luchas no se ha respetado como se debiera la pluralidad y la riqueza de las iniciativas. En la lucha contra el pantano de Itoitz, la Coordinadora de Itoiz ha criticado en muchas ocasiones el actuar tanto de Solidarios como de la Asamblea de Vecinos, y ha sido muy monopolizadora en sus iniciativas.

8. Se puede impulsar la lucha en los tribunales, pero no es suficiente y ello no debería suponer una limitación.

En el caso de Itoitz, esta forma de lucha se ha trabajado bien y de esta forma han quedado en evidencia la corrupción y la falta de legitimidad del poder, pero no ha sido suficiente para detener al monstruo. En cambio, ha sido una herramienta limitadora en muchos casos, porque, a juicio de la Coordinadora, las acciones de Solidarios podían poner en peligro sus iniciativas jurídicas. Además, el mantener una fe ciega en la lucha judicial -como es el caso de la Coordinadora- conlleva una gran desmovilización de la lucha, porque crea la falsa esperanza de que los jueces detendrán el proyecto.

9. Hay que inventar nuevas tácticas contra la represión y la criminalización.

Es evidente que nuestras formas de lucha hacen daño al sistema. Para desactivarlas éste ha empleado dos armas:
– Endurecer la represión: Muchas acciones que desarrollábamos hace 10-15 años se archivaban sin generar ningún castigo. Hoy en día te pueden mandar a la cárcel por la mismas acciones. Por ejemplo, después de derribar el gaztetxe Euskal Jai, dentro de la campaña «Iruñera piztera goaz» por subirse a una grua y colocar una pancarta el fiscal pide 4 años de carcel para dos jóvenes. En esa labor represiva se ha endurecido el código penal y se han puesto en marcha otras herramientas jurídicas -como los «días multa»- para evitar la insolvencia.

El grupo Solidarios con Itoitz fue desactivado en gran medida por medio de una represión desproporcionada, que dejó a 11 personas fuera de juego.
– Criminalizar la oposición: Para ello tienen suficiente con decir que la oposición coincide en objetivos con la lucha armada, para meterlos a todos en el mismo saco. La teoría de que «todo es ETA» le ha resultado muy útil al poder dentro de su estrategia represiva, con el objetivo de dejar a toda la oposición fuera de la ley. En el caso del corte de cables del pantano de Itoiz, los intentos de criminalización contra el colectivo de Solidarios fracasaron porque era evidente la transparencia de la acción.
En el caso de la lucha contra el TAV el estado está haciendo una gran apuesta para criminalizar a la oposición. Tendremos que estar atentos para anular este intento de criminalización.

10. Debemos innovar nuestras estrategias comunicativas.

Por un lado, muchas veces nuestros escritos son bastante pesados y generan cansancio entre la gente que no está acostumbrada. Está bien generar textos profundos para la autoformación, pero de cara a la calle soy partidario de simplificar los mensajes.
Por otro lado, estamos en la era de Internet y a menudo no trabajamos para nada los ámbitos cercanos a la hora de difundir nuestros mensajes. Con esto quiero decir que deberíamos recuperar, por ejemplo, las acciones de teatro de calle -en el mercado, en los bares, en los autobuses,…- que se trabajaban bastante en otros tiempos.

Para finalizar, deberíamos analizar en nuestra labor los diferentes instrumentos comunicativos que se han utilizado en tantas luchas. Entre otros, y a modo de ejemplo, me parecen interesantes algunas técnicas que aparecen en el libro «Manual de guerrilla de la comunicación», editado por la editorial Virus.

Julio Villanueva

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