BIBLIOTECAS, ATENEOS, CENTROS SOCIALES…

Con estas entrevistas hemos querido acercarnos a la realidad de espacios que, como ateneos, bibliotecas, centros sociales, tiendas cooperativas,… son referentes para el acceso a materiales escritos y audiovisules o para la realización de otras actividades de difusión, socialización o agrupamiento políticos.

Por cuestiones de espacio hemos tenido que escoger cuatro realidades (dos vascas y dos del resto del estado con una cierta trayectoria), sin desmerecer por ello la valiosa labor que otros colectivos desarrollan en diversos lugares.

1. Haced una breve historia de vuestro proyecto, mencionando cuál es vuestra filosofía y los objetivos que perseguís.

– Gatazka : Gatazka tuvo un parto prematuro hacia finales de 2005. En principio surgió como un grupo de personas que acudió a la asamblea de disolución de Likiniano. Lo que allí se planteó en un primer momento era exhortar al colectivo a que continuase adelante con el trabajo que estaba realizando. Visto que la mayoría de las personas que componían Likiniano tenían decidida la interrupción de su andadura y la desaparición del local, así como de toda la infraestructura acumulada, se les presentó un proyecto continuista con su actividad, a la que se le añadía alguna crítica constructiva respecto a las carencias que se habían observado en su trayectoria.

– Zapateneo: Nacimos en Septiembre de 2002. Nos juntamos diversas personas del ámbito autónomo, a iniciativa de la Likiniano, con el propósito de cubrir un vacío en la distribución de materiales críticos en Gasteiz. El cierre de Zuloa, Herrikoia y la falta de distribuidoras locales nos animó a poner en marcha el Zapateneo. Aprovechamos el local Zapa 95, en el que entonces se juntaban Gasteizkoak, Komite Internacionalistak y otr@s. Aparte del Zapateneo en el local todavía hoy se siguen reuniendo Gasteizkoak y, ocasionalmente, otros colectivos de la ciudad.

– Biblioteca Social Hermanos Quero: La Biblioteca Social Hermanos Quero es un proyecto que nace en la ciudad de Granada hace unos cinco años. Tuvo un proceso de gestación bastante largo -un año y medio-, en el cual fuimos preparando el terreno: juntar libros y buscar medios de financiación, y sobre todo discutir las directrices básicas del proyecto. La fase de preparación ha sido clave para la estabilidad y duración del proyecto, que se planteó desde el principio como un trabajo a largo plazo.

El momento que se vivía en la ciudad por entonces es crucial para entender las características de la biblioteca. Entre los años 2000 y 2001 Granada sufrió una descomposición acelerada de todos (o casi todos) los colectivos sociales que habían estado activos los años anteriores. Esta especie de «desertización social» nos llevó a plantearnos algunas preguntas: ¿Qué ha pasado aquí? ¿Cómo se conforman los colectivos? ¿De dónde surge esa incapacidad para perdurar en el tiempo y conseguir una acumulación de experiencia colectiva? ¿Qué cosas son las que en realidad organizan a las comunidades en lucha? ¿Existen estas comunidades, realmente? ¿Cuáles son sus deficiencias? ¿Existe un patrón de comportamiento común más allá de las diferencias ideológicas? Y, por supuesto, esto traía de la mano otras preguntas: ¿Qué hacer, como colaborar para solventar los vacíos y vicios que se reproducen?

En base a todas estas preguntas (por supuesto, aun siguen ahí para ser debatidas, no tenemos respuestas para todo) fuimos sacando nuestras conclusiones. Por ejemplo, vimos que el aspecto lúdico (conciertos, fiestas, actividades «culturales» de toda índole, etc.) que marcaba la actividad de gran parte de los colectivos fagocitaba de manera preocupante las posibilidades trasformadoras de las luchas que éstos intentaban llevar a cabo. Muchas veces la fiesta y el componente estético se convertían en ejes organizadores, en lugar del debate y la estrategia. Otra cosa que sentimos como negativa es que las ideas que suelen circular en estos medios, en lugar de convertirse en herramientas que enriquecen y dotan de calidad a las luchas, se convierten en poses estéticas y en antifaces que nublan la realidad, en lugar de ayudar a dilucidarla. En este sentido, sentíamos la carencia de herramientas para la formación, tanto para nosotros mismos como para el entorno más cercano.

La biblioteca es un modesto intento por superar estas deficiencias. Por ejemplo, hemos intentado deshacernos de toda carga estética e ideológica (entendiendo por ideología un cuerpo de pensamiento rígido e identitario). Hemos buscado otros medios de financiación diferentes a los habituales en este tipo de locales (fiestas y conciertos, venta de alcohol o merchandising), intentando no reproducir las dinámicas negativas que traen consigo. En la biblioteca están ausentes las actividades «lúdico-festivas», intentamos que las actividades que se llevan a cabo tengan siempre un componente político, que lleven a la reflexión y al debate, y que enriquezcan el entendimiento de los procesos sociales y de las luchas que se llevan a cabo.

Nuestra idea básica es la de abrir un espacio en el que, a través de la formación, la reflexión y el debate, se articule y difunda una crítica radical y generalizada hacia los mecanismos de dominio, y que sirva, al mismo tiempo, como lugar de encuentro y organización para su puesta en práctica. Si bien no somos un «colectivo» en el sentido tradicional -no tenemos un programa político, ni suscribimos ninguna ideología determinada-, nos sentimos parte de la tradición de las luchas antiautoritarias y anticapitalistas.

Para esto nos dotamos de una serie de herramientas: además del espacio que se utiliza para diversas actividades (charlas, debates, infraestructura para colectivos, etc.) tenemos una biblioteca con más de 2.500 títulos orientada particularmente a temáticas sociales y políticas, un archivo/centro de documentación que pretende recoger el material escrito y gráfico (panfletos, carteles, folletos…) publicado en el transcurso de las luchas sociales en diversos lugares, y especialmente en Granada, y una pequeña librería/distribuidora para que la gente pueda acceder a ciertos títulos y editoriales alternativas que consideramos de interés.

Esta es nuestra historia y nuestros objetivos. Y nuestra pequeña aportación para ayudar a construir las herramientas necesarias para -otra vez más- asaltar los cielos. Queremos contribuir así a lo que a veces hemos llamado la «reconstrucción del proyecto revolucionario». En cuanto a los hermanos Quero, que dan nombre al proyecto, fueron unos resistentes antifranquistas de la ciudad de Granada, míticos por su audacia y por las complicaciones que crearon al régimen. A pesar de no ser gente politizada, la represión fascista les golpeó de tal manera que optaron por echarse al monte antes que agachar la cabeza, hasta encontrar la muerte en sucesivos enfrentamientos con las autoridades. Es una historia muy trágica que ha sido silenciada, y de la cual todavía hay gente que tiene miedo de hablar. Así que nos pusimos ese nombre en homenaje a ellos y también como símbolo de ruptura con el silencio y el olvido.

– La Ciutat Invisible: La Ciutat Invisible es un proyecto cooperativo y autogestionario, donde conviven la búsqueda de alternativas económicas al trabajo asalariado y precario, así como el impulso de prácticas que intensifiquen la experiencia política autónoma de una esfera pública no estatal. Tenemos como objetivo la creación y difusión de distintas lineas relacionadas con el pensamiento crítico y la transformación radical y práctica de las relaciones sociales capitalistas. Quienes formamos este proyecto creemos importante crear alternativas laborales de carácter cooperativo y asambleario, impulsar una nueva economia social, de la misma forma que -paralelamente- vamos creando nuevos espacios políticos basados en la democracia directa y la autoorganizacion de las luchas. Es la conjunción de estas prácticas de disidencia y alternativa la que conforma La Ciutat Invisible.

2. ¿CÓmo valorÁis vuestra trayectoria hasta la actualidad?

– Gatazka: La valoración que se puede hacer del proyecto hasta el momento es dispar. Por un lado, el programa mínimo establecido se ha podido cumplir. Esto es, mantener un espacio abierto en el que ofrecer contenidos críticos o interesantes, charlas, videos o debates, abierto a la participación de diferentes colectivos y en el que los materiales que produce el espectro militante se exponen, al menos, en condiciones de igualdad con otros textos o productos culturales comerciales (cuando no preferentemente). También se ha emprendido la tarea editorial a través de algún libro propio y reediciones de la colección Likiniano. En otro sentido, la crítica a las deficiencias que se observaban en aquel colectivo no se han superado. Si se estimaba que entonces Likiniano se volcaba en exceso en el local a gestionar y en cuestiones más culturales, dejando de lado el escenario político más importante, la calle, las cosas siguen igual o peor.

– Zapateneo: La valoración es positiva por varios motivos: El Zapateneo es un referente para conseguir materiales críticos y/o alternativos en Gasteiz. Hemos posibilitado que este tipo de materiales lleguen a la ciudad. Nuestro local sirve de punto de encuentro para todo tipo de gente que comparte ciertos intereses. Abrimos 5 días a la semana, con un horario reducido, pero con continuidad. Hemos puesto muchos esfuerzos en la distribución de materiales mediante trueque con otras distribuidoras.

Aun así todavía nos queda mucho camino. Nos gustaría conseguir que más gente que pueda tener interés en la lectura y el debate sobre materiales críticos se pasara regularmente por el local. Otro aspecto negativo es que apenas hemos editado material. No han faltado propuestas interesantes, pero no hemos sido capaces de llevar adelante la mayoría de ellas.

– B.S. Hermanos Quero: Recientemente mantuvimos un proceso de debate con ocasión del cambio de local, durante el cual nos propusimos hacer balance de los cinco años transcurridos desde la apertura hasta el traslado. Aunque mantenemos diferentes visiones al respecto, coincidimos básicamente en que se han cumplido gran parte de las expectativas y objetivos que nos marcamos al iniciar el proyecto (consolidar un espacio que sirviera de infraestructura para diferentes iniciativas políticas, contribuir a la formación en el ámbito de estas iniciativas…)
Las mayores dificultades se han encontrado en ciertos momentos en las relaciones con otros grupos, personas o proyectos, especialmente en las primeras etapas de andadura, bien por incomprensión, desconfianza u otros motivos. Se han dado equivocaciones propias y ajenas.

– La Ciutat Invisible: El proyecto abrió sus puertas en julio de 2005 con distintos bagajes, pues l@s seis soci@s de trabajo de la cooperativa habiamos formado parte antes de otros proyectos colectivos. Todas hemos participado, y participamos, en experiencias vinculadas a la okupación, ya sea de viviendas o de centros sociales. De la okupación hemos aprendido la importancia de abrir espacios físicos como materialización y visibilización de una alternativa social autogestionaria, la voluntad de intervenir políticamente en nuestro entorno cotidiano (barrio), la forma de organización y gestión asamblearia de un proyecto concreto y, por lo tanto, las dificultades y riquezas de la horizontalidad, etc. Además, hemos participado y participamos en experiencias vinculadas al feminismo autónomo, la contrainformación, las luchas contra la precariedad y el antifascismo, entre otras.

Finalmente, algunas de las personas, anteriormente, hemos creado asociaciones culturales donde optamos por estabilizar algun proyecto (distri, cafetería, centro de documentación) que no estuviera truncado por las dinámicas de los desalojos.
Entendemos que La Ciutat Invisible ha bebido de todas estas experiencias.Somos un proyecto más en una realidad sociopolítica como la de Sants, que entiende que mas allá de las ideologias abstractas lo que transforma nuestras vidas son los proyectos y las prácticas concretas, apreciación que compartimos con los grupos y personas que conforman la Assemblea de Barri de Sants.

3.¿Cual es vuestra forma de organización?

– Gatazka: La forma de organización ha variado en función de los tropiezos del colectivo, sin abandonar la perspectiva asamblearia, claro está. No obstante, si en un principio, cuando había más personas y la intención de participar en la calle era más urgente había reuniones más periódicas. Ahora mismo las asambleas son esencialmente esporádicas y puntuales, acordes también a las necesidades de gestión del espacio.

– Zapateneo: Una vez a la semana hacemos asamblea para la gestión y la división de tareas. No tenemos especialistas, poseemos un protocolo para tareas rutinarias, tod@s nos encargamos de todo tipo de tareas. Hemos repartido los contactos con distris, editoriales y demás. Cualquier decisión no mecánica o rutinaria se lleva a la asamblea.

Abrimos la librería continuamente de Martes a Viernes, de 18,30 a 21 h y Sábados por la mañana, de 11 a 13.30.

Somos un colectivo abierto a la participación y nos definimos como autónomos y antiautoritarios. En la actualidad somos siete personas mas algun@s colaborador@s. Por el colectivo han pasado bastantes más, y sigue habiendo rotaciones, entradas y salidas bastante fluidas.

Hay personas de diferentes edades y trayectorias políticas.Esto y el tiempo en el colectivo no son condicionantes.
Por el colectivo han pasado únicamente dos mujeres y actualmente no participa más que una. Este hecho, por lo demás común en los movimientos sociales, nos parece preocupante y es algo sobre lo que hay que reflexionar seriamente.

– B.S. Hermanos Quero: El local lo gestiona una asamblea cerrada, ya que no estamos aquí para hacer proselitismo ni sumar adeptos. Esto es y ha sido muy importante para lograr prolongarse en el tiempo y dotar de estabilidad al proyecto. Hemos observado que la circulación continua de gente que se produce en las asambleas abiertas se convierte por lo general en un obstáculo, ya que el recambio continuo de gente implica también partir continuamente de cero. Aún así, que la asamblea sea cerrada no significa que sea hermética: en el transcurso de estos años, han colaborado y han formado parte del proyecto diversas personas. Además, a esta asamblea asisten las personas que en cada momento quieren proponer la realización de una actividad en el local.

A su vez, la asamblea de gestión está separada en «comisiones», cada una de las cuales organiza las diferentes partes del proyecto: biblioteca/archivo y librería, principalmente. En estos grupos de trabajo, hay diversas personas que colaboran sin formar parte de la asamblea de gestión, ya sea cubriendo turnos de apertura, organizando la biblioteca o ayudando a mover el material de la librería. Los grupos tienen cierta autonomía y margen de trabajo, aunque nos reunimos periódicamente todos juntos para resolver cuestiones que afectan al conjunto y no perder la perspectiva común.

Aparte de todo esto existen colectivos que hacen uso del espacio para sus reuniones y personas o grupos que lo aprovechan para realizar actos públicos como charlas o proyecciones. La gente que simpatiza con este proyecto y sus objetivos se asocia al mismo mediante una cuota semestral que nos ayuda a ir tirando con los gastos. Estos socios pueden llevarse en préstamo libros de la biblioteca, hacer uso de ciertos materiales como los ordenadores… pero no queremos que se entienda como una prestación de servicios por nuestra parte, sino como una forma de apoyo consciente a una infraestructura colectiva, necesaria para potenciar la lucha. Descartamos por completo la opción de pedir subvenciones del Estado, de manera abierta o encubierta, porque generan una dependencia que supondría la pérdida total de nuestra autonomía. Los revolucionarios debemos contar únicamente con nuestros propios medios.

En el día a día abrimos las puertas cinco días a la semana y la gente se va pasando, se van realizando actividades…
La Ciutat Invisible: Por una parte en La Ciutat Invisible funciona la cooperativa de trabajo, con la fórmula legal «sociedad cooperativa catalana limitada». En esta, los seis socios-trabajadores son remunerados por su trabajo y forman parte de la asamblea que gestiona los proyectos siguientes: 1) librería y punto de venta de material alternativo (mooncups, material de colectivos, artesania, etc.); 2) producción, distribución del catálogo propio de ropa; y 3) la producción de serigrafía para terceros.

Cada uno tiene su área de responsabilidad productiva (tienda, distribución, taller, catálogo, economía, web), y luego existen areas compartidas (equipo creativo, producción, comercial). Finalmente, es en la asamblea semanal donde se realiza el seguimiento de los trabajos de cada área y donde se toman las decisiones estratégicas.

Por otra parte, está la asociación cultural, conformada sobretodo por otras personas que no son socias-trabajadoras, que se encargan del mantenimiento, gestión y dinamización del Centro de Documentación de los Movimientos Sociales.

Finalmente, tanto las personas de la cooperativa como las de la asociación colaboramos, en mayor o menor medida, en las actividades sociales del proyecto: presentaciones de libros, seminario y ciclos, participación en jornadas o ferias, coordinaciones y relación con otros grupos o movimientos, etc.

4. Se podrÍa decir que estos espacios nacen de lo que podría denominarse «lucha cultural». Sin embargo vivimos en un periodo en el que la cultura parece haberse convertido en un nuevo «opio del pueblo». ¿Cuál es para vosotros el contenido de esta «lucha cultural» y cÓmo os situÁis en dicho terreno?

– GATAZKA: Bueno, esta es una pregunta complicada, pero que intentaré resolver lo más sencillamente posiblemente. La lucha, como tal, debe ser dialéctica. De nada sirve la guerrilla cultural exenta de una auténtica agitación, sea en la calle, en los trabajos, en las prisiones o en el ámbito que se estime preciso. La lucha cultural, de por sí, no es ninguna lucha si prescinde de un sujeto (histórico o social) al que dirigirse y que se muestre operativo a la hora de demostrar su utilidad en la práctica radical. De igual manera, la «verdad histórica» puede ser una mercancía más si esta herramienta no cuenta con alguien que la use a modo de arma. En ese sentido, la tarea de Gatazka sería absurda de no ser por un cierto tejido militante que puede recurrir a materiales críticos para ubicarse en la realidad o en el trabajo que aborda. Así pues, nosotros dependemos de la existencia de una masa crítica real. Porque si en el mejor de los casos los materiales críticos pueden suponer predicar en el desierto, en el peor se revelan como un ejercicio narcisista por ver quién es el mal listo o capaz de acaparar más diplomas, citas rebuscadas y rimbombantes y/o becas. Es el caso del medio universitario o artístico, donde las teorías o ideas radicales son más fetiches, productos chics o supuestamente subversivos que políticos. Esto se debe comprender en un contexto en el que el totalitarismo mercantil está tan extendido como respuesta condicionada que incluso los impulsos críticos encuentran su sucedáneo y su dosis de falsa conciencia en el mercado. Un mecanismo como cualquier otro de disecarlos, dicho sea de paso. Esta es una apreciación que, además, se le puede aplicar a multitud de colectivos y teóricos que producen ideas que, a su vez, dan a luz a ambientes en el que el simulacro es la norma. En definitiva, sin experiencias radicales (más allá de la propuesta espectacular o lúdica), es decir como una rutina militante (entendida como una práctica regular, comprometida, efectiva y prolongada) adecuada a cada situación, pese a que esta expresión no esté nada de moda, la lucha cultural no conduce a ningún lugar porque carece de dimensiones que le otorguen un significado auténtico. A través de este recorrido llegamos a la crítica que realizamos a Likiniano, que si bien como espacio su tarea era ejemplar, como colectivo político había desatendido la calle (la producción de experiencias radicales en primera persona) y eso lo hacía profundamente dependiente de lo que surgiera a su alrededor, sin capacidad de determinar demasiado qué era eso que estaba por larvarse. Una crítica que más que nunca se le puede aplicar a Gatazka. Con todo este bagaje de idas y venidas, las coordenadas de Gatazka son las de ayudar a los colectivos en la medida de lo posible y no alejarse de ellos para que los materiales que ofrecemos para la reflexión crítica dispongan de un contexto real (el militante) en el que puedan ser comprendidos. Como algo vivo y utilizable, no como mercancías aisladas en la estantería de un centro comercial. Si ese medio militante radical desapareciese (entendiéndolo como un espectro amplio que abarca desde parte de la izquierda abertzale al antiautoritarismo, pasando por el antidesarrollismo o la distribución alternativa) Gatazka seríamos vendedores de humo, puesto que lo primero que deberíamos hacer sería engendrar ese ambiente y prácticas y no suministrar mercancías que, desarraigadas de una realidad, son bienes consumibles al uso (compatibles perfectamente con toda la mierda cultural de alto standing que produce el capitalismo).

– Zapateneo: Lo que mejor define nuestra posición en la lucha cultural es nuestra manera de funcionar. Evitamos todo lo que podemos la lógica del mercado y el espectáculo en los materiales y los textos críticos. No nos regimos por la última novedad y potenciamos más claramente unos tipos de materiales que otros:
* Materiales de colectivos sociales.
* Materiales con precio político.
* Materiales autoeditados.
* Fotocopias, D.I.Y. etc.

Nos gusta que los materiales que más potenciamos sirvan para generar debates entre nosotr@s y con otras personas, solemos organizar presentaciones, charlas, debates sobre textos, haciendo colaboraciones en radios libres. Es decir, que tratamos de que nuestra relación con los textos que movemos no quede reducida al intercambio de mercancías, y nuestra actividad cultural a la de intermediario económico.

Aún así no estamos segur@s de si no seremos también el opio del pueblo, pero como tampoco lo estamos de serlo seguimos adelante.
B.S. Hermanos Quero: Hoy, hablar de «cultura» es hablar de mercancía. Por eso no nos identificamos con la noción de «lucha cultural» que proponéis, ni consideramos estar realizando ninguna clase de «trabajo cultural». En los tiempos que corren, la gestión y la oferta de ocio y cultura, «alternativa» o no, es uno de los recursos más valiosos con los que puede contar una ciudad para competir en el mercado, habida cuenta de que hoy toda ciudad es una ciudad-empresa. Granada no es una excepción. La cultura, ya sea la «oficial» o la más «alternativa» tiene como finalidad el consumidor. La cultura se consume como cualquier otra mercancía, ya sea para el «enriquecimiento» personal (sentirse más culto) o para sentirse parte de algún tipo de subcultura (un estudiante de filosofía debe conocer a Foucault para ser cool).

Esta postura nuestra no debe confundirse con una forma de «anti-intelectualismo». Ya hemos dicho que la formación es el eje de nuestro trabajo. Para aclarar la cuestión, estableceremos aquí una diferencia entre «cultura» y «pensamiento». El pensamiento tiene para nosotros otro interés muy diferente al de la cultura mercantilizada: Las ideas, el conocimiento, son herramientas para transformar la realidad. Entender la realidad, con todos sus matices y complejidades, nos ayuda a dinamitarla mejor. El pensamiento es una herramienta que ponemos y creamos en común, es una conquista colectiva. Este es el tipo de cultura que a nosotros nos interesa promover y afianzar. No producimos discursos (esto es cosa de técnicos y especialistas), sino que conquistamos colectivamente espacios de pensamiento.

Otra cosa para nosotros muy importante es el trabajo de recuperación de la memoria histórica de las luchas, conocer el hilo rojo de la historia omitido y escondido. Este hilo es insurgente y no tiene nada que ver con la oferta y la demanda cultural. Quisiéramos aclarar que abrimos esta línea de trabajo años antes de que tuviera lugar esa operación de la política institucional por la cual la «memoria histórica» se ha convertido en una nueva mercancía cultural e ideológica, y que la seguiremos manteniendo más allá de las modas mediáticas.

– La Ciutat invisible: Como hemos dicho, buscamos «crear y difundir materiales relacionados con el pensamiento crítico», y aunque estos materiales puedan ser entendidos como «culturales», no entendemos que nuestro proyecto pueda ser restringido a una cuestión de «lucha cultural». Pues también hemos hablado de «la transformación radical y práctica de las relaciones sociales capitalistas» porque, para nosotros, mas allá de contrarrestar la hegemonía capitalista en el terreno de las ideas, nuestra apuesta es social, política y económica, o sea, dirigida a todos los ámbitos de la vida. Entendemos que estamos contribuyendo a hacer emerger otra sociedad: creando vínculo social cotidiano en nuestro entorno, creando comunidad politica crítica en un territorio concreto, y proponiendo a la práctica otras relaciones económicas entre las personas que escapen a la lógica del trabajo asalariado. Entonces, «lo cultural» es una forma, es el lenguaje de éstas alternativas… y si «la cultura» esta siendo enajenada y mercantilizada, es porque previamente se la ha aislado de la totalidad de las relaciones sociales.

5. ¿Qué criterios de selección tenéis respecto al material que ofrecéis?

– Gatazka (contesta juntas las preguntas 5 y 6): Como ya ha quedado de relieve, el público al que preferentemente se dirige Gatazka es el militante, sin despreciar a nadie, por supuesto. Sin embargo, este es el tipo de público que más provecho, en teoría, puede obtener en la práctica de los materiales que juzgamos interesantes. De todas maneras los criterios de selección son muy amplios, ya que damos cabida a materiales con los que no estamos necesariamente de acuerdo, pero que diversa gente puede creer que son dignos de tener en cuenta. Así, en las diversas baldas del local hay espacio para la salud, la sexualidad, la economía, el ensayo, la literatura… que se codean con temáticas más concretas como el marxismo, el anarquismo, la lucha armada, la cuestión nacional…

– Zapateneo: En la librería el criterio es amplio y podría ser caracterizado bajo el rotulo general de «materias de contenido social, político y crítico».

Para la distribución seleccionamos materiales más afines a nuestra definición. Es decir, materiales que no tengan como objetivo prioritario la consecución de un beneficio económico. El precio del material es para nosotros un indicativo político de gran importancia.

Nos gustaría potenciar las publicaciones locales, de temática local o escritos por gentes de la zona. Pero en Gasteiz no se generan muchos materiales, o tal vez nosotros no hemos sido capaces de acercarnos a la gente que los produce.

En cuanto a la edición somos más selectivos, tanto que casi no hemos editado (es broma). Apenas hemos sacado un libro y dos CDs.
B.S. Hermanos Quero: Entre el material disponible en el local hay que distinguir entre el que se encuentra para consulta y préstamo en la biblioteca y archivo, y el que está para la venta en la distribuidora/librería. Los criterios para la inclusión de libros en la biblioteca son relativamente amplios, siempre que encajen en los campos temáticos que nos interesan y cuenten con un mínimo de calidad. Una singularidad de la biblioteca es que es la única, al menos en Granada, en la que está representada la edición «alternativa», «antagonista» o como queramos llamarla. Sin embargo, en lo referente a la distribución de libros y publicaciones tratamos de seleccionar títulos que se sitúan en los parámetros políticos del conjunto del proyecto (el pensamiento y la acción antiautoritaria y anticapitalista); si bien es cierto que el criterio para seleccionar el material a la venta continúa siendo un debate abierto de manera permanente, debido a las diferentes preferencias y sensibilidades políticas entre los componentes del proyecto. Sin perder de vista estos criterios, últimamente nos planteamos estructurar la distribuidora-librería sobre líneas temáticas (como literatura, historia de las luchas sociales, género, etc).

Queremos destacar que no distribuimos aquellos materiales que a nuestro juicio refuerzan el encasillamiento estético: música, ropa, chapas y merchandising diverso.

– La Ciutat Invisible: En lo que hace referencia a la librería, intentamos ofrecer al barrio, así como a las redes de la ciudad, catalanas, etc., un amplio abanico de títulos relacionados con el pensamiento crítico, con unos formatos que no sólo abarquen el ensayo sino también la narrativa, el cómic o el libro infantil. Así, nuestros proveedores son todo tipo de iniciativas editoriales, ya provengan de los circuitos anticomerciales como de grandes editoriales. En la sección dedicada a la música y a los dvds también contamos con una amplio espectro de proveedores.
En lo relativo a nuestro catálogo de material textil, intentamos recrear un imaginario alternativo tanto al culto a la marca como al panfletismo clásico. Tenemos un catálogo de ropa básica que distribuimos a puntos de venta y colectivos de Països Catalans y del Estado español, pero en nuestra tienda tenemos material con otros formatos y soportes más variados.

Finalmente, somos un punto de venta de referencia de distribución de entradas, publicaciones alternativas, material de colectivos y autoeditado, etc.

En lo relativo al espacio físico, La Ciutat Invisible está situada en una calle peatonal del casco viejo del barrio de Sants, muy cercano a otros locales alternativos del barrio. Se trata de un local de 90 m2 con dos ventanales que dan a la calle. Nuestra propuesta estética es muy cuidada, el local está bien iluminado y tenemos una rutina diaria de limpieza y mantenimiento del espacio, ya que buscamos que cualquier persona pueda decidirse a entrar, más allá de los grupos y personas que configuran la realidad local a la que ya nos hemos referido y de la que formamos parte.

6. ¿Os dirigÍs preferentemente a algÚn sector social?

– Zapateneo: En principio no. No tenemos un público objetivo, aunque sí es verdad que, aunque variada, la gente que se pasa por aquí tiene más interés en temas sociales que la mayoría. Pero nosotros dirigimos nuestra actividad a cualquiera que esté interesado en ella. Los temas y problemas que tocan los materiales que tenemos de un modo u otro interesan a cualquiera que no haya perdido del todo el interés en cualquier cosa que no sea ganar dinero y preocuparse por su futuro, o sea por ganar dinero.

Como es tristemente normal, la mayoría de las veces se nos identifica con ideas muy concretas, lo que hace que haya gente que no se pase. Es cierto que la estética del local se puede prestar a ello, pero por lo general la identificación y encasillamiento de aquello que no se conoce no es más que una forma rápida de quitarse uno de encima algo a lo que no está acostumbrado y que puede poner en cuestión algún aspecto de la vida. Esto genera un efecto de guettos en Gasteiz. Cada persona se mueve por su círculo y cuesta acercarse a otros espacios diferentes al propio.

– B.S. Hermanos Quero: ¿Os referís a si creemos que haya un sujeto social central desde el cual puedan entenderse todos los mecanismos de dominio, y que éste sujeto encarne todas las posibilidades de subversión, al estilo del proletariado industrial? No creemos en dicha centralidad como para volcarnos explícitamente en un sector social determinado. Los frentes de batalla son muchos, y muy diferentes, con personas y culturas muy distintas. De todas formas, no somos un grupo que haga proselitismo, y en este sentido no tenemos alguien concreto a quien dirigirnos. Simplemente trabajamos en la dirección que a nosotros nos parece más interesante, e intentamos avanzar en ese camino, afianzando lazos con proyectos y personas afines. El proyecto no está pensado para tener una fuerte proyección social, sino como punto de apoyo a personas y colectivos que ya están organizados o interesados en ciertas cuestiones. No por eso deja de estar abierto al público y siempre es bienvenida la gente que no tiene relación con círculos activistas o politizados. El rehuír toda carga estética ha facilitado que se acerquen muchas personas ajenas a esos círculos, por curiosidad o a preguntar por diversos temas. Al margen de estas consideraciones, nuestro entorno social se compone principalmente de estudiantes y trabajadores precarios, si bien la barrera entre ambas figuras es cada vez más difusa y tiende a la desaparición.

7.¿Cómo valoráis desde vuestra realidad el impacto de nuevas formas de acceso cultural como internet, asÍ como la cuestión de la mercantilización y el consumismo aplicado a la producción y el consumo cultural?

– GATAZKA: Internet es una cuestión que no ha supuesto demasiados quebraderos de cabeza en el caso de Gatazka y que tampoco nos ha reportado debates serios. La utilidad que le encuentra el colectivo a este medio, en principio, es sencillamente funcional. Se recurre a el para que la gente haga pedidos si es que ello le resulta más cómodo que medirse con una carta de correo ordinario. En otro sentido, se le está empezando a dar ahora una cierta importancia a través de una sección de descargas que, más allá de los típicos contenidos como publicaciones y música, se quiera implementar ofreciendo a radios libres grabaciones de las charlas que se desarrollan en el local. No obstante, ya que Ekintza Zuzena nos suministra un espacio en torno al papel de Internet en el ambiente militante, es posible hacer múltiples reflexiones al respecto. En primer lugar, si bien ha habido teóricos que quisieron vaticinar el alumbramiento de una nueva suerte de democracia mundial al amparo de este medio de comunicación, las objeciones a poner a esta ilusión son abundantes. Antes que nada, la red es una herramienta primermundista (con las implicaciones que ello supone en torno a la riqueza de un@s y a la miserias de otr@s), por lo tanto referirse a una democracia global, se antoja dificultoso. En segundo lugar, los niveles de explotación (tanto humana como ecológica) que exige este tipo de instrumentos para su universalización creo que son hasta cierto punto, no imposibles, sino indeseables. Ello sin necesidad de reparar en el hecho de que, al que escribe esto, no le interesa un mundo asambleado mediante la red, sino formas de organización lo más autónomas posibles desde el ámbito de lo local. Esto por un lado.
Por otro, los beneficios que pudiera traer consigo esta tecnología (facilidad para suministrar textos clásicos y actuales, portal de noticias) se han visto suficientemente contrarrestados por el uso general que se le da a la red. Gatazka prescinde deliberadamente de los foros porque estos son vertederos de debates estériles y viciados en torno a las cuestiones más inverosímiles y que, de paso, escamotean los principios de un debate real y provechoso (esto es, cara a cara y con argumentos y experiencias que aportar). Por otra parte, Internet parece haber forjado una suerte de militantes fascinados por la acción espectacular (que encuentra su reflejo en este medio a través de reivindicaciones y titulares varios) y la formación teórica rápida al más puro estilo fast-food; a través de cuatro sucintos textos más o menos incendiarios, oportunistas e ideológicos con otros tantos conceptos fáciles de digerir; maleables y adaptables para darle a cualquier situación una apariencia de radicalidad vacía.
No hay que ser muy brillante para comprobar que la proliferación de exabruptos y llamamientos insurreccionales en el medio virtual (cada vez más ideológico y extrañado de la realidad) es directamente proporcional a la falta de experiencias radicales y en torno a las que aprender en la vida cotidiana. Si este fenómeno no invita a nadie a la reflexión (y por experiencia radical no entendemos la inmolación y la violencia obtusa, sino el desarrollo de una actividad extensible y tendente a aumentar la conciencia, cosa que no hace un medio plagado de charlatanería, confusión, misticismo y pobreza moral y teórica) es que algo va decididamente mal. Por supuesto, tampoco se puede afirmar que la red sea el factor decisivo en la degradación del ambiente militante, porque esta se debe a muchas razones (desde una falta de perspectiva histórica contrastable mediante otras generaciones hasta el simulacro que se esconde detrás de muchas teorías y prácticas), pero se trata de uno de los más sangrantes, porque la contemplación de lo «radical» parece elevarse al rango de la subversión. En fin, que al grandilocuente trabajo del agitador de portátil o de ordenador de sobremesa, que contribuye al eco ruidoso del gueto cibernético, es preferible contraponer la tarea de hormiguita del trabajo a pie de calle o barrio, menos intelectual, glamourosa y agradable, pero también más auténtica en tanto en cuanto se enfrenta con la más hostil de las intemperies. Por último, no sería exagerado afirmar que los puntos de encuentro virtuales han sustituido, en cierta medida y debido a su facilidad, a la trabajosa red de contactos reales y físicos que la distribución alternativa y las rutinas militantes habían puesto en marcha.

– Zapateneo: Las nuevas tecnologías nos facilitan la gestión, difusión, comunicaciones…, pero creemos que en el ámbito de la cultura puede tener efectos nocivos. Antes se llegaba a los textos y materiales a través de otra persona, amigos, se compartían debates y lecturas. Con las tecnologías actuales se debate y lee sólo virtualmente. A través de Internet, la mayoría de las veces uno se acerca en soledad a las lecturas o materiales del tipo que sea. Además, la sobresaturación de información desvaloriza y cosifica textos, autores, libros… Todo es lo mismo, ceros y unos. Los materiales se van almacenando en el disco duro como un bien, un tesorito que algún día se podrá leer, cuando se tenga un poco más de tiempo, probablemente mañana, hoy no.

Las nuevas tecnologías, sin duda alguna, hacen mejorar la eficacia del trabajo de gestión y organización, y en gran medida facilitan la vida aligerando trabajos y tareas que de todos modos son mecánicas. Pero no se puede convertir la eficacia en un criterio independiente y valido por sí mismo. Hay que tener siempre en mente la pregunta «¿Eficaz en qué y para qué?». La eficacia tiene que ir acompañando, en la medida en que sea requerida, a motores más importantes de la acción, como son el interés, el placer, las ganas y las fuerzas. En el Zapateneo aspiramos a seguir por mucho tiempo dando un servicio de baja calidad.

– B.S. Hermanos Quero: Sobre la cultura mercantilizada ya comentamos algo más arriba. Cuando nos preguntáis sobre el impacto de internet suponemos que os referís a su impacto sobre las luchas sociales y los círculos anticapitalistas… Entre nosotros hay posiciones diversas, pero podrían resumirse en una opinión mayoritariamente negativa, dentro de la cual se darían distintos grados de crítica o rechazo. También hay que aclarar que Internet no es un fenómeno aislado que se pueda valorar por sí solo, sino que forma parte de un entramado tecnológico mucho más amplio del que también nos sentimos enemigos, y que entra en relación directa con la reestructuración capitalista que se ha vivido en las últimas décadas, y que ha destruído todos los lazos de solidaridad preexistentes.

Creemos que Internet ofrece determinadas ventajas inmediatas, pero que su impacto a largo plazo es negativo. No favorece tanto el movimiento de las ideas como el de las mercancías. Ofrece pequeñas ventajas tácticas, pero impone una enorme desventaja estratégica. Proporciona una cantidad de información mucho mayor de la que se puede asimilar, pero lo hace además de una forma completamente anómica y desestructurada, lo que termina favoreciendo un pensamiento igualmente anómico y desestructurado. Internet permite la comunicación instantánea, pero aniquila las relaciones y el conocimiento directos, incluso en la escala local de una ciudad pequeña como la nuestra. El «tiempo real» de las comunicaciones no hace sino destruir el tiempo, el plazo necesario para la reflexión.

Esa «comunidad política» de Internet con la que algunos se llenan la boca es despreciable por muchas razones, entre otras por basarse en el anonimato y en apariencias de imposible verificación. Además, hemos verificado el efecto multiplicador que tiene internet sobre cualquier conflicto, provocación, disputa, malentendido… ya que facilita como ningún otro medio esconderse en el anonimato, tirar la piedra y esconder la mano u opinar sin necesidad de hacerse responsable de las propias opiniones. Por último, internet crea un universo político virtual en el cual se diluye la verdadera medida de las cosas: se puede tener una presencia apabullante en la red sin ser nada en la práctica.
Por todo ello pensamos que Internet ha deteriorado enormemente el «terreno de juego». Esta opinión nos ha valido frecuentes desencuentros con la gente que ve en Internet un potencial emancipatorio.

De todas formas es un debate abierto y demasiado complejo para ventilarlo aquí. Es una realidad que está ahí y tampoco tiene sentido eludirla. Nosotros hemos optado por una presencia testimonial con nuestra página web, ya que hay que echar mano de lo que se pueda y no queremos desaprovechar esas mínimas ventajas tácticas de las que hablábamos, pues no por rechazarlas va a desaparecer la desventaja estratégica.

8. Algunos de estos espacios funcionan con personas liberadas y otros no. En vuestro caso cuál es la opción, por qué y qué ventajas o condicionamientos veis al respecto.

– GATAZKA: Gatazka funciona casi totalmente con liberados. Excepción hecha de un turno semanal y las aportaciones que los miembros no liberados deseen o deban hacer. Que si bien cuantitativamente son menores, cualitativamente pueden llegar a marcar una diferencia en determinados momentos, puesto que se encuentran fuera de las abrasivas y más o menos burocráticas rutinas liberadas. Por otro lado, existe un grupo de personas que no pertenecen al colectivo pero sin las cuales la andadura de Gatazka sería mucho más complicada. Con todo esto, hay que afirmar que lo mejor es no verse obligado a recurrir a liberados. No obstante, en ocasiones estos proyectos son monstruos que poseen su propia dinámica y lógica y acaban por exigir ingentes cantidades de trabajo. Un trabajo que se vuelve cada vez más técnico y continuado. Ante ello, se puede optar por dos alternativas. Una, en caso de contar con los recursos humanos lo suficientemente comprometidos, la de distribuir al máximo las responsabilidades y las destrezas técnicas precisas y rehuir los liberados. Obviamente, esta es una situación ideal. Sin embargo, lo más normal es que ante la ausencia de un grupo de personas lo suficientemente amplio, se opte por profesionalizar y optimizar el trabajo. Lo peor de esto es que, una vez que se da el paso, las necesidades de gestión técnica acaparan considerablemente las tareas del colectivo. Además, se tejen ciertas y sutiles formas de jerarquía entre quienes disponen de conocimientos técnicos y quienes no.
Zapateneo: Apostamos por la explotación de becari@s, receptor@s de renta básica, estudiantes, precari@s sin contrato, funcionari@s y jubilad@s. Al grano: Por lo que vemos en otros proyectos, aunque los liberados puedan aparentemente ayudar a la gestión de un colectivo, condicionan el ritmo de trabajo, nivel de ventas y número y magnitud de las ediciones: Obliga a sacar una cantidad concreta de dinero para los sueldos.
No identificar trabajo asalariado con militancia ayuda a situarse mejor políticamente.

– B. S. Hermanos Quero: Nunca hemos pretendido tener liberados, aparte el hecho de que la economía de nuestro proyecto -al menos en este estadio- no lo permitiría. La necesidad de liberados viene cuando se ha llegado a un grado de especialización que no nos interesa. En este sentido, preferimos tener un espacio más modesto y avanzar con las energías con las que contamos, sin ningún tipo de interés añadido. Esto, obviamente, hace que el trabajo sea más árido y que por momentos (sobre todo dependiendo del tiempo que nos deje el trabajo asalariado) tengamos menos energías.
No creemos que la presencia de un liberado o dos baste para «condenar» a un colectivo, pero tenemos muy claro que la extensión de esta figura es negativa porque tiende a la creación de un cuerpo separado de especialistas, con intereses netamente diferenciados al del resto de compañeros por cuanto viven de la organización. A nuestro alrededor hay demasiados ejemplos, pero la historia también brinda numerosos ejemplos de organizaciones y movimientos, grandes y pequeños, que se han desenvuelto perfectamente sin liberados.

– Gatazka: c/Ronda, 12 • 48005 Bilbao • Tel.: 94 4790120 • www.ddtgatazka.com
– B.S. Hermanos Quero: c/Acera del Triunfo, 27 – bajo • 18001 Granada • Tel.: 958 29 52 01 • www.bsquero.net
– La Ciutat Invisible: c/Riego, 35 baixos • 08014 Barcelona • Tel.: 93 298 99 47 • www.laciutatinvisible.org/
– Zapateneo: Zapateria kalea, 95 • 01001 Gasteiz • Tel.: 945 14 93 79 • www.zapateneo.net

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