LA EUSKADI DEL SIGLO XXI

La situación de la vivienda hemos de entenderla dentro del contexto de desarrollo de las regiones metropolitanas contemporáneas. La mayor parte de las actuales ciudades han evolucionado al calor de los procesos de industrialización de mediados del siglo pasado, acelerados a partir de los años 50. Es más, en buena parte las ciudades son fruto de ese mismo proceso y expresión, en lo espacial, de una forma de desarrollo industrial que ha generado grandes riquezas para unos pocos y explotación, masificación, caos urbanístico y contaminación para la mayoría.

Este proceso de acumulación capitalista entró ya hace algunos años en una profunda crisis. En el caso de Euskalerria diversos sectores industriales sufrieron un fuerte impacto y se vieron obligados al cierre o a la reconversión.

Especialmente significativo fue el caso del que había sido durante décadas uno de los principales motores del desarrollo económico: la industria siderúrgica. El estandarte de modelo económico vasco era incapaz de afrontar la saturación de los mercados internacionales y la aparición de fuertes competidores que empleaban mano de barata del «Tercer Mundo».
El capitalismo ha sabido, sin embargo, diseñar toda una serie de cambios tendentes a recuperar la tasa de beneficios perdida, mediante la división internacional del trabajo y la reestructuración del modelo productivo. La burguesía vasca, aún dentro de los límites que se han impuesto desde los grandes centros de poder (el resignarse a un papel eminentemente comercial y terciario), trata de atrapar su parte del pastel y no perder el tren del capitalismo europeo. En este contexto se comprende la marea de nuevas ordenaciones territoriales, urbanísticas y económicas en marcha. El objetivo es estructurar un espacio que resulte atractivo tanto para los capitales del interior como del exterior. Todo ello embadurnado de un discurso que habla siempre de procurar trabajo y de mejorar la calidad de vida y el medio ambiente.

LA GRAN MENTIRA

Es preciso ser conscientes de la gran falacia que se esconde tras los proyectos en marcha y los discursos embellecedores, que tratan de ocultar el destino que se asigna a los más desfavorecidos y a la mayoría de quienes no disponemos de recursos. Tenemos que tener claro qué tipo de vida y de ciudad queremos para poder hacer frente con coherencia al modelo que se nos está imponiendo.

Esto es extensible a tema de la vivienda, ya que los nuevos diseños urbanísticos y territoriales tienen como principales beneficiarios a una minoría de gente adinerada o con medios económicos suficientes.

Hoy en día se están redactando los Planes Generales de Ordenación Urbana (PGOU) de la mayoría de municipios de Euskalerria como instrumento para encajar esa realidad en el conjunto de planes de la «Euskadi del siglo XXI». Son tantas las restricciones que existen tanto institucional como legalmente, que no pueden salir unos PGOU que respondan a los intereses populares. La composición del poder central, la propiedad como piedra angular, la ley del suelo, el peso de las entidades financieras privadas, el capital constructor e inmobiliario, la falta de competencias de los ayuntamientos, etc. apuntan brutalmente hacia la perpetuación de los intereses de los de siempre. En este contexto, participar en la elaboración de los PGOU sólo supone atarse de pies y manos.

La opción que se impone socialmente es la de tratar de frenar el proceso, de exigir reivindicaciones que sean claves para la configuración de otro tipo de sociedad y de ciudad. Reivindi-caciones que sirvan para aglutinar al movimiento popular y para logran conquistas que favorezcan nuestros intereses.

No es casualidad que la elaboración de la mayoría de los PGOU se haya encargado al grupo MECSA, el cual ha participado ya en varios estudios solicitados por las instituciones y entidades como «Bilbao Ría 2000». Los ejes que se están diseñando para esa «Euskadi del siglo XXI» son bastante claros. Tras el desmantelamiento industrial impulsado por el capital transnacional se pretende la mejor adecuación posible al papel comercial y terciario asignado a Euskalerria dentro de las rutas comerciales internacionales, otorgándose al Superpuerto y sus accesos un papel crucial. Así, se quiere convertir Bilbao en una gran metrópoli renovada: el Bilbao Metropolitano, que con la Ría como eje vertebrador, sea un centro importante de negocios. Para ello, y en disputa con otras metrópolis europeas, la intención es recuperar los mejores suelos, los lindantes con la Ría, reordenarlos, comunicarlos mejor y limpiarlos de las ruinas y vertidos de la vieja industria. Allí se asentarán las nuevas actividades y la residencia de las clases sociales que las sustentan. Se trata de estructurar un espacio «agradable», con zonas verdes y actividades «limpias» (de tipo terciario), salpicado de «hermosos» monumentos como el Guggenheim o el Palacio de Congresos y de la Música, puertos deportivos y campos de golf, capaces de atraer a capitales locales y extranjeros.

MÁS MISERIA

La moneda de cambio de este proceso de reconversión del capital es la creación de muy escaso trabajo, mayoritariamente temporal y con contratos sangrantes, la perpetuación del paro y el incremento de la miseria, la inasequibilidad de la vivienda, la marginación y, por supuesto, la exclusión de la mayor parte de la gente de ese gueto elitista en que quieren convertir la «Euskadi del siglo XXI».

A ello hay que añadir el derribo de todas aquellas viviendas -deterioradas por la falta intencionada de ayudas y que son propiedad de gente humilde-, que estorban a los planes de «embellecimiento» del capital, para luego realojar de mala manera a sus antiguos moradores.

Esto traerá como consecuencia la construcción masiva de vivienda cara y elegante, junto a los centros económicos de nuevo diseño. Estas nuevas urbanizaciones existirán al lado de núcleos urbanos surgidos al calor de la industrialización, geográficamente muy concentrada y gigantista.

Una vez más, haciendo caso omiso de los graves problemas económicos y de vivienda de la mayor parte de la gente, las clases pudientes se adaptan a los tiempos y tratan de crear un nuevo modelo de sociedad a la medida de sus intereses. No importa que las generaciones jóvenes, sin trabajo y sin recursos, no puedan independizarse, al no disponer de los recursos necesarios para afrontar los precios existentes.
Teniendo en cuanta estadísticas del Gobierno Vasco, de un número estimado de 900.000 viviendas, 756.000 son en propiedad, de las cuales 540.000 están totalmente pagadas y 225.000 todavía con pagos pendientes. El resto de viviendas se reparten entre el alquiler (unas 80.000) y la cesión por parte de empresas o instituciones (unas 37.000). Las constructoras, los especuladores y los bancos se han hecho de oro a cuenta del enorme sacrificio que han tenido que hacer quienes han logrado la propiedad de su vivienda. Y siguen enriqueciéndose a cuenta de quienes pagan créditos hipotecarios, siempre con la amenaza de la pérdida del piso. Los precios de las rentas sabemos también tod@s que son inasequibles para grandes sectores de la población, sobre todo de la joven, la más necesitada y que representa una fracción importante de la población. No importa -según estudios realizados por las propias instituciones- que exista una gran concentración de edificios en entornos degradados, que la calidad de muchas viviendas sea escasa y su dimensión pequeña -el 51% se consideran pequeñas y un 30% tienen menos de 60 m2-, que sean muy caras y que existan 105.000 viviendas vacías con fines claramente especulativos.

A todo ello hay que añadir la inmensa red de infraestructuras viarias (autopistas, el proyecto de Tren de Alta Velocidad,…) básicas para los negocios en perspectiva y que ocasionan importantes destrozos en el entorno; la potenciación de los grandes templos del consumismo, como las grandes superficies comerciales y el coche, mientras se eliminan los trenes de cercanías y se construyen costosísimos metros; o la expropiación de espacios naturales para la creación de espacios «multiusos», con gran regocijo de constructoras y especuladores varios.

Berri-Otxoak
(Plataforma contra la Exclusión Social)
Apdo. 18 • 48901 Barakaldo (Bizkaia)

ALGUNOS DATOS

Si en 1985 se destinaba para el acceso a una vivienda de iniciativa privada el 38,2% de la renta familiar (y un 15,6% para la de protección oficial), en 1993 será del 46,4% (siendo en la de protección oficial del 17,4%).
– En 1991 había en el Estado español 17.165.675 viviendas, de las cuales el 15,8% estaban desocupadas: unas 2,7 millones.
– En el Estado español sólo el 10,9% de las viviendas se encuentra en régimen de alquiler, siendo la media europea más baja. Así, en Alemania es del 50%, en Francia del 35%, en el Reino unido del 28% y en Italia del 26%.
– El 31,1% de las viviendas existentes en el Estado español pertenecen a la categoría de segunda residencia.
– El precio del suelo encarece un 40% el precio de una vivienda.
– El gasto en vivienda en el Estado español alcanza el 1,1% del PIB, por debajo del gasto realizado por el resto de países europeos, que se sitúa entorno al 3%.
– Las ayudas directas de la administración a la hora de adquirir una vivienda se sitúan entorno al 30%, mientras que las desgravaciones fiscales alcanzan un 70%, con lo que se benefician las personas que adquieren o poseen más de una vivienda.
– Para el fomento del alquiler se considera imprescindible un programa de vivienda pública que permitiera iniciar unas 30.000 viviendas anuales (en 1993 se iniciaron tan sólo 7.714 viviendas y en 1994, 6.500).
– Tan sólo el 26% del gasto público en materia de vivienda se dedica a la protección oficial. De esta forma se apoya la compra de vivienda de iniciativa privada o de segunda residencia.
– La rehabilitación de vivienda no se encuentra suficientemente considerada ni incentivada, como lo demuestra el dato del 15,7% de participación de esta actividad en el conjunto del sector de la construcción, frente a la media europea del 32%.
– Si en 1992 las viviendas en construcción de protección oficial suponían un 24% (49.898) del total (210.521), en 1995 tan sólo llegaban al 14% (43.000) del total (225.000).
– Lo irracional de la actual política de vivienda se muestra en las más de 40.000 viviendas turísticas en venta, las cuales no encuentran comprador, frente a la necesidad de acceso a una primera vivienda por parte de miles de jóvenes.
– El crédito hipotecario alcanza el 30% del crédito total del sistema bancario, unos 15 billones de pesetas ¡Un verdadero negocio!
– Han aumentado espectacularmente en los últimos años los desahucios judiciales y extrajudiciales por impago de créditos. Actualmente la «morosidad» alcanza los 2 billones de pesetas. En Madrid 9.000 personas al año.
– Los precios de una vivienda en 1994 subieron un 3,8% y en 1995 un 4%. Esto sitúa el precio de una vivienda en 163.100 ptas./m2 ó 27,2 millones de pesetas. Sin embargo, un reciente estudio del Gobierno Vasco situaba como máximo el precio de una vivienda en 12 millones, teniendo en cuenta los actuales salarios y la alta tasa de precariedad y desempleo.
– Serían necesarias unas 250.000 viviendas al año para atender las demandas de formación de nuevos hogares o cambio de residencia.
– El gasto público destinado a la vivienda en alquiler es mínimo. No llega al 5% del gasto en vivienda.
– En la actualidad existen 1.200.000 edificios en situación de ruina, mal estado o con deficiencias, lo que supone el 16% del total de edificios destinados a vivienda.
– Hoy en día hay en el Estado español 50.000 sin-techo.
– El 10% de la población necesita y/o demanda poder acceder a una vivienda, siendo el 7,4% de las demandas con el ánimo de independizarse y abandonar el hogar familiar.

ALGUNOS CRITERIOS QUE EL PLAN DE ORDENACIÓN HABRÍA DE TENER EN CUENTA EN LO QUE RESPECTA A LA VIVIENDA

– Municipalización del suelo mediante una política amplia de expropiaciones.
– Creación de un parque municipal amplio de pisos en alquiler a precios asequibles a cualquier economía e incluso en precario. No a la venta de pisos del patrimonio municipal.
– Expropiación de las viviendas vacías engrosando el parque municipal de viviendas en alquiler.
– Promoción pública de toda nueva vivienda con denegación de licencias a la promoción privada que no sea cooperativa y para consumo propio, basada en un estudio de las necesidades de la población, con criterios de no diferenciación, para la venta o alquiler a precios asequibles a cualquier economía.
– Drásticas medidas de control sobre los precios de compraventa y de alquiler así como sobre las tasas de interés de los créditos, tanto vigentes como futuros.
– Expropiacion de superficies idóneas para parques (Vega de Ansio, Munoa,…).
– Subvenciones y ayudas para viviendas deterioradas o de baja calidad, máxime si existen responsabilidades municipales.
– Urbanizaciones, infraestructuras y reordenaciones exigidas por los movimientos vecinales en los distintos barrios.
– Ampliación del espacio del peatón (zonas peatonales…) y de la bicicleta y reducción del espacio del coche.
– Mantenimiento del tren de la Naja, potenciación del transporte público rodado y no al Metro.
– No a las grandes infraestructuras viarias (autopistas, Tren de Alta Velocidad,…).
– Conservación del patrimonio histórico-cultural.
– Potenciación de los usos y del espacio agrícola como medio de suministro creciente de la ciudad y como receptor de los nutrientes -una vez recuperados- de los vertidos urbanos.
Berri-Otxoak
(Barakaldo)

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