Los Verdes-Izquierda Verde denuncian la falta de apoyo a las energías renovables en los tiempos del Prestige  
   
El gobierno quiere reducir las ayudas a las energías renovables  
(Los Verdes-Izquierda Verde. Diciembre de 2002)

Mientras el Prestige sigue contaminando Galicia con el fuel derramado, el gobierno del PP pretende reducir las escasas ayudas a las energías renovables. Los Verdes-Izquierda Verde ven con gran preocupación el proceso actual de revisión del Real Decreto 2818/98, que fija la retribución de las energías renovables. Si se reducen los apoyos económicos, podría producirse una paralización del desarrollo de las energías renovables, sobre todo la eólica y la solar.

Los Verdes-Izquierda Verde recuerdan que las 76.973 toneladas de fuel oil Prestige habrían proporcionado en una central termoeléctrica la misma electricidad que un parque eólico de 120 MW durante sólo un año. Los Verdes-Izquierda Verde apoyan la petición de la APPA, sindicatos y ecologistas de apoyo a las primas a las energías renovables.

El principio de «el que contamina, paga» implica internalizar los costes de las externalidades como las mareas negras, las lluvias ácidas, la contaminación atmosférica local, el ozono troposférico, el cambio climático y los impactos ambientales y sociales de las prospecciones y la extracción de petróleo. Ello supone aumentar de forma drástica la fiscalidad sobre la energía, tanto para internalizar los costes como para reducir el consumo de productos petrolíferos, pues a fin de cuentas la actual marea negra es sólo una de las muchas consecuencias de un modelo energético dependiente de los combustibles fósiles, que se importan desde los países productores, un modelo de dependencia del petróleo que ya ha ocasionado varias guerras y ha convertido a Oriente Próximo y al Golfo Pérsico en una de las zonas más inestables y conflictivas. La próxima guerra en Irak carecería de sentido de no ser por el petróleo.

Si el petróleo, como el carbón y la energía nuclear, tuviera que repercutir en los precios finales todas las externalidades, perdería competitividad al encarecerse, aumentaría la eficiencia y el ahorro, y se desarrollarían rápidamente las fuentes alternativas y renovables, como la energía eólica, la solar y la biomasa.

¿Quieren ver lo que es un impacto ambiental? Ahí tienen la marea negra. Y sin embargo todavía hay quien se opone al desarrollo de la energía eólica por sus supuestos impactos ambientales, ínfimos cuando se comparan con los que ocasionan el carbón, el petróleo y la energía nuclear. ¿La energía solar es cara? ¿Y cuánto costará esta marea negra? ¿Y el cambio climático, los residuos radiactivos, la proliferación nuclear o las guerras por el petróleo?

Necesitamos otro modelo energético, basado en la eficiencia y en las energías renovables, y también una profunda reforma ecológica de la fiscalidad. Lo barato es caro, como demuestra la marea negra, que a fin de cuentas es sólo una metáfora del actual modelo energético, tan obsoleto y contaminante como el Prestige.

Y sin embargo el Ministerio de Economía pretende reducir la prima de la energía eólica 39 céntimos de peseta por kilovatio producido, 10 céntimos de peseta para la minihidráulica e incrementar sólo una peseta la prima de la biomasa. La solar termoeléctrica se mantendría igual. El 30 de diciembre de 1999 el Consejo de Ministros aprobó el Plan de Fomento de las Energías Renovables en España, donde se establecen los objetivos para el año 2010. Dado el desarrollo actual, podemos afirmar que el Plan no se cumplirá.

El importe total de los incentivos a la producción de electricidad con renovables ascendió a sólo 240 millones de euros en el año 2001 (el 1,7% de la facturación del sistema eléctrico), como compensación por las externalidades evitadas y a pesar de que las renovables evitan mareas negras como del Prestige, así como la emisión de 10 millones de toneladas de CO2, reducen nuestra dependencia energética y crean miles de empleos.

Dentro de unos días se revisarán los parámetros económicos del Real Decreto 2818 de 1998, momento en que debería plasmarse un apoyo real a las fuentes renovables. Otro cuello de botella es el acceso a la red eléctrica. Los proyectos puestos en servicio en el año 2001 supusieron una inversión de 938 millones de euros, y tan sólo el 2,6% de los fondos invertidos corresponden a fondos públicos, que en un 67% proceden de las Administraciones Autonómicas. El sector agrupa a unas 700 empresas. Las energías renovables en el año 2001 representaron sólo el 6,5% del consumo de energía primaria (8.302 ktep sobre un total de 127.783 ktep), cifra muy alejada de las 20.159 ktep en el año 2010 (12% del consumo de energía primaria) previstas en documento del gobierno Planificación de las redes de transporte eléctrico y gasista 2002-2011, o las 16.639 ktep del Plan de Fomento de las Energías Renovables en España. El Plan de Fomento y la Directiva 2001/77/CE de promoción de la electricidad renovable prevén producir el 29,4% del total en el año 2010 con renovables.

Desde 1996 el precio de la tarifa eólica para los productores acogidos al Real Decreto 2366/94 ha bajado un 36,94%, y la misma situación se produce con la minihidráulica, la biomasa y la solar. Los precios que recibe la eólica en España son de los más bajos de Europa, y lo mismo sucede con la solar.

 
 
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