La Audiencia obliga a Iberdrola a evitar cualquier radiación de un transformador sobre una vivienda

La compañía eléctrica deberá indemnizar con 600.000 pesetas a la familia que residía en un piso afectado  
(La Verdad de Murcia, 2 de Marzo de 2.001)

No está probado que las radiaciones electromagnéticas moderadas causen daño a la salud, pero tampoco está comprobado que sean totalmente inocuas. En base a ese argumento, la Sección Primera de la Audiencia Provincial ha condenado a Iberdrola a indemnizar con 600.000 pesetas a una familia murciana, cuyo domicilio se veía permanentemente invadido por las radiaciones generadas por un transformador de media tensión. Pero, lo que es más importante, el tribunal también obliga a la compañía eléctrica a adoptar todas las medidas correctoras necesarias para evitar que el domicilio registre la menor afección. Es la primera vez que una audiencia provincial se pronuncia sobre este tipo de contaminación.

«Esta sentencia marca un hito». La frase fue pronunciada ayer por Francisco Hernández, un vecino de Murcia que, junto a su esposa, María Teresa, no ocultaba su satisfacción. Tenía razones para ello. La Sección Primera de la Audiencia Provincial ha condenado a Iberdrola a indemnizar con 600.000 pesetas al matrimonio por las radiaciones que un transformador de media tensión introducía de forma permanente en su domicilio.

La sentencia, que viene a confirmar la dictada por el juez de lo Civil número 6, José Moreno Hellín, debe ser ejecutada en el acto. Nunca hasta ahora una audiencia provincial se había pronunciado en esos términos sobre la contaminación electromagnética.

El tribunal establece como hechos probados en la resolución, de la que ha sido ponente el magistrado José Miguel Sánchez Tomás, que Francisco Hernández y su mujer adquirieron en 1986 una vivienda de la calle San Ignacio de Loyola de Murcia, que está situada justo encima de un transformador de media tensión de la compañía Iberdrola. «Ese aparato –recoge la sentencia– genera un campo electromagnético que invade el domicilio de los demandantes con valores permanentes, de noche y de día, superiores a una microtesla y durante varias horas al día superando incluso las cuatro microteslas».

Cuando los dueños del inmueble supieron de tal circunstancia, en febrero de 1997, se marcharon de la casa por temor a los posibles efectos nocivos.

El tribunal considera que, pese a que no se ha probado que las radiaciones que están por debajo de una microtesla tengan efectos biológicos, o que éstos sean nocivos, también señala que Iberdrola no ha demostrado que sean inocuos.

Lo único cierto, según la Audiencia Provincial, es que ese transformador provoca unas radiaciones que suponen «una intromisión en el domicilio que no resulta irrelevante o neutral, al menos desde la perspectiva de la intensidad a la que suele verse expuesta la ciudadanía».

De ahí que el tribunal obligue a Iberdrola no sólo a pagar 600.000 pesetas de indemnización a la familia, en compensación por los daños morales sufridos, sino también a adoptar todas las medidas pertinentes para evitar que las radiaciones, por pequeña que sea su intensidad, invadan la vivienda. De lo contrario, tendrá que pagarles otra casa.

Extrapolable a las antenas de telefonía móvil

El letrado José Luis Mazón, quien desde un primer momento asumió la defensa de Francisco Hernández, calificó ayer de «audaz, innovadora y pionera» la sentencia de la Audiencia Provincial, «que abre un importante frente en la defensa de los ciudadanos frente a la contaminación electromagnética». El abogado apuntó también a que la condena a Iberdrola por las radiaciones emitidas sobre un domicilio de Murcia va a señalar el camino a seguir a muchas personas que, en toda España, se están viendo afectadas actualmente por este tipo de contaminación.

«La sentencia contra la compañía eléctrica es además totalmente extrapolable a los efectos causados por las antenas de telefonía móvil instaladas en azoteas», señaló Mazón, quien recordó que es este un problema que en los últimos meses está consiguiendo movilizar a un gran número de ciudadanos.

El letrado murciano comenzó ayer por la tarde a atender llamadas procedentes de buena parte de España, «no sólo de abogados que se interesan por la sentencia, sino también de médicos que están estudiando los efectos de la contaminación electromagnética y de particulares afectados por este problema».

 
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