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SUMARIO REVISTA Nº 26 -- VERANO 2.001

 


Editorial

El pasado 13 de marzo, el nuevo representante de las empresas petroleras en el Gobierno de los EE UU y presidente de aquel país, George W. Bush, envió una carta a cuatro senadores de su partido, expresando su oposición al protocolo de Kioto. Las razones eran básicamente las mismas que sucesivos gobiernos del Imperio expresaron con anterioridad: falta de compromisos de reducción de emisiones de grandes países "en desarrollo" (India y China, fundamentalmente), y daños a la economía de EE UU. A estas razones se añade la falta de confianza en el conocimiento científico -"incompleto", en palabras de Bush- sobre el cambio climático. Posteriormente Bush expresó su voluntad de retirar a su país del protocolo de Kioto.

Los grupos ecologistas reaccionaron de forma fulminante a estas manifestaciones, que representan probablemente el golpe de gracia a corto y medio plazo para los esfuerzos por mitigar el cambio climático: cartas de protesta, manifestaciones y campañas de boicot a las compañías energéticas y a las multinacionales estadounidenses se han multiplicado por todo el mundo. En nuestro país, Ecologistas en Acción ha lanzado una campaña de boicot a las petroleras y a otras empresas energéticas estadounidenses que operan en el Estado, pidiendo a la administración que no les conceda permisos para construir centrales térmicas de gas de ciclo combinado, sector en el que muchas de ellas están implicadas.

Este cambio en la postura del país con más emisiones de gases de invernadero de la tierra se produce tras la publicación de los resúmenes de los trabajos del grupo intergubernamental de expertos sobre cambio climático de las Naciones Unidas, que dejaban muy claro el origen humano del cambio climático y sus posibles consecuencias desastrosas para la Humanidad. Sin embargo, un informe menos publicitado de la Academia de Ciencias de los EE UU evaluaba unos impactos económicos relativamente pequeños del cambio de clima sobre la economía de EE UU. Si ambos estudios son de fiar, resultaría que el gobierno del Imperio (es decir, los intereses de las multinacionales estadounidenses del petróleo, automóviles y otras industrias) estaría dispuesto a sacrificar los intereses comunes de la Humanidad en proteger el clima planetario a su beneficio particular, disfrazado como intereses de EE UU.

Esta postura no es nueva ni sorprendente, como tampoco lo son las reacciones al rechazo de Bush del protocolo de Kioto: ni la UE, ni menos aún Japón y los otros países satélites de EE UU, como Australia y Canadá, han manifestado que estén dispuestos a ratificar el protocolo de Kioto independientemente de la postura estadounidense. La excusa para ello, en el caso de la UE, es la dificultad de que el protocolo entre en vigor sin los EE UU; sin embargo, esto sería algo numéricamente posible. En realidad, parece más probable que la UE encuentre en este rechazo de los EE UU una buena excusa para negociar un protocolo de Kioto a la medida de EE UU y de los intereses industriales de la propia Unión (sumideros y comercio de emisiones sin límites, falta de sanciones por incumplimiento, etc.), que harían que el protocolo no valiese ni el papel donde estuviera escrito.

De esta forma, se le podría echar la culpa a EE UU del desastre de las negociaciones sobre el clima, quedando la UE en un buen lugar: hacia la opinión pública se habría salvado el protocolo de Kioto. Desgraciadamente, no se podrá decir lo mismo del clima del planeta.

El (merecido) papel de malo de EE UU ofrece una cobertura perfecta a países como el Estado español, que está en camino de incumplir clamorosamente sus compromisos de reducción de emisiones. La visita de Bush a nuestro país, que se producirá en las fechas en que esta revista llegue a tus manos, ofrece a los ciudadanos una buena oportunidad para expresar su absoluto rechazo a un personaje que simboliza todo lo malo de un Imperio que debemos contribuir, con nuestras pequeñas fuerzas, a destruir. Lo demandan el clima del planeta y todas las víctimas de un sistema cruel e injusto.



SUMARIO:

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