Comunicado, 20 de julio de 2009
Una parte muy importante del consumo eléctrico se destina a iluminación. Por eso es tan importante ir sustituyendo las típicas bombillas incandescentes por las bombillas de bajo consumo.
En este mes de julio han comenzado a repartirse en Castilla y León las bombillas de bajo consumo que el Ministerio de Industria regala a cada usuario. Con la factura de la luz nos remitirán un bono canjeable por una lámpara de bajo consumo en cualquier oficina de Correos. Hasta el momento se han repartido unas 600.000 bombillas en toda España, y está previsto que en 2010 se hayan repartido 42 millones, lo que implicaría un ahorro de electricidad del 0,7%.
El objetivo de la sustitución de las bombillas incandescentes por las de bajo consumo debe ser conseguir un ahorro energético neto, y no aumentar el despilfarro. Las bombillas de bajo consumo pueden llegar a consumir hasta el 75% menos de electricidad, y duran unas 10 veces más que las bombillas incandescentes. El precio de adquisición es mayor, pero teniendo en cuenta su larga duración y el ahorro en la factura de la luz, al final acaban siendo más baratas.
Teniendo en cuenta el encarecimiento de las tarifas de la luz a partir de la liberalización del mercado eléctrico desde el 1 de julio, es más importante fomentar el ahorro. Además de ser un alivio para el bolsillo, el ahorro energético es fundamental para nuestra salud y la del medio ambiente, ya que reducimos nuestras emisiones de CO2, reducimos la contaminación, y también reducimos los residuos radiactivos.
Las bombillas de bajo consumo deben sustituir a las incandescentes, sobre todo, en aquellas estancias del hogar donde más tiempo se use la luz
Pero la promoción de este tipo de bombillas no debe descuidar su recogida. Las lámparas de bajo consumo y los tubos fluorescentes contienen mercurio. El mercurio es un metal pesado muy peligroso para la salud. Puede provocar daños al sistema nervioso, al cerebro y a los riñones, y se debe tener especial cuidado con los niños y las mujeres embarazadas (porque pueden transmitírselo al feto).
El mercurio es un contaminante bioacumulativo. Se va transmitiendo a través de la cadena trófica, de tal manera que el mercurio disperso en el medio ambiente va ascendiendo a través de la cadena hasta llegar a la cúspide, dónde se encuentran los predadores naturales, y el ser humano. Somos, por tanto, los seres más expuestos a este tipo de contaminantes, y los más perjudicados, ya que antes o después el mercurio no controlado acabará en nuestros organismos, con los riesgos que implica.
Como consecuencia del peligro que implica el mercurio, ya se ha prohibido el uso de este metal pesado en un uso tan tradicional como los termómetros. También se comercializan ya pilas sin mercurio.
Aunque la cantidad de mercurio en este tipo de bombillas es cada vez menor, es muy importante una correcta gestión de los residuos. Se debe recuperar el mercurio que contiene cada una da las bombillas (unos 4 mg) y evitar su dispersión por el medio ambiente.
Por eso se deben llevar las bombillas y los tubos fluorescentes a los puntos limpios y a las tiendas y distribuidores eléctricos, donde las recogen para una adecuada gestión de este residuo peligroso.
A pesar de que las bombillas de bajo consumo contienen mercurio, no dejan de ser una mejora frente a las bombillas incandescentes. Las bombillas tradicionales no contienen mercurio, pero al consumir más electricidad, implican una mayor dispersión de este metal pesado. La generación de electricidad, sobre todo en las centrales térmicas de carbón y de fuel, implica la dispersión en el medio ambiente de mercurio.
Por lo tanto, las lámparas de bajo consumo implican un consumo neto menor de mercurio que las bombillas convencionales. Además tenemos la posibilidad de minimizar su impacto con una adecuada gestión de las bombillas al final de su vida. La recogida selectiva, evitando que se rompan, a través del punto limpio y los comercios especializados, evitarán que se disperse este metal en el medio ambiente.
Pero la correcta gestión de las bombillas de bajo consumo no sólo debe implicar al ciudadano de a pie. Las Administraciones tienen que desempeñar una importante labor en este campo, fomentando por un lado la concienciación de la población, y por otro dando ejemplo. Las distintas instituciones son grandes consumidoras de recursos en general, y de electricidad en particular, muchas veces de forma ineficiente.
Además, la iluminación pública de calles y carreteras, que son competencia fundamentalmente de Ayuntamientos y del Ministerio de Fomento, también tiene la posibilidad de hacerse con lámparas de bajo consumo. Precisamente, las bombillas de alta presión de sodio, que son las que se utilizan para la iluminación de las calles, contienen mercurio dependiendo de los watios. Para este tipo de lámparas ya hay en el mercado modelos con muy bajo mercurio y modelos que no tienen mercurio.
Ecologistas en Acción forma parte de la European Environmental Bureau, el conjunto de organizaciones medioambientales europeas, que está trabajando en la campaña Zero Hg (mercurio cero).
Ecologistas en Acción de Valladolid