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Revista de Prensa. El Día de Valladolid

«Biocombustibles: alimentar coches o alimentar humanos»

Sea cual sea la alternativa a una sociedad basada en el petróleo, tenemos que empezar a buscarla y los biocombustibles no parecen ser sino una solución auxiliar; usarlos a gran escala y sin control, puede salirle muy caro al Planeta

Martes 13 de marzo de 2007

Los biocombustibles, o combustibles extraídos de plantas cultivadas, se están viendo como una alternativa para el campo castellano y, tradicionalmente, se han considerado una «energía verde». Es cierto que el CO2 emitido al quemarlos se contrarresta con el CO2 absorbido por la planta y, por ello, no contribuyen al efecto invernadero
(siempre y cuando no se usen otras fuentes de CO2 para cultivarlos). Sin embargo, últimamente están resultando muy polémicos, y no está de más conocerlos mejor antes de confiar ciegamente en ellos.

El principal problema de los biocombustibles está en la relación entre la energía obtenida de los mismos y la empleada en producirlos. Algunos autores dicen que el balance total es negativo y otros dan, como máximo, 1,7. Es decir, de cada 1,7 kilocalorías que nos proporciona el combustible, 1 debe ser empleada en producirlo. Esto es un retorno muy magro si lo comparamos con el retorno del petróleo (11 en la actualidad y 40 en los años 60), o con la eólica (20-30) o con los mismos paneles fotovoltaicos (3-5). Además, los biocombustibles necesitan enormes extensiones de terreno, porque las plantas almacenan un 1% de la energía que reciben (un panel fotovoltaico, por ejemplo, absorbe un 15%). Esto hace que el biocombustible no pueda ser un sustituto al petróleo a gran escala porque requiere mucho suelo fértil. En el caso de Castilla León es posible que no existan usos más interesantes para el suelo, pero, a nivel mundial, los biocombustibles están ya compitiendo con la alimentación humana.

EEUU está muy preocupado por la escasez de petróleo y ha apostando fuertemente por el bioetanol de maíz. Siendo este país el productor del 70% del maíz exportado en el mundo, las consecuencias en la alimentación humana ya se están sintiendo. En México el precio de las tortillas ha subido enormemente, y en Argentina está repercutiendo en la cría de animales. En Malasia, por otra parte, ya se han suspendido las licencias para construir nuevas plantas de biodiesel a partir del aceite de palma, debido a la escasez de aceite para alimentación humana. A pesar de ello, los biocombustibles son marginales. En 2005 un sexto de la cosecha de maíz de EEUU sirvió para abastecer un 3% de la demanda de combustible. Si echamos las cuentas, ¡el 100% de la producción norteamericana de maíz apenas sería suficiente para cubrir el 19%!

Por ello, EEUU está entablando negociaciones con Brasil para obtener 110.000 millones de litros de biocombustible. Esto significa multiplicar por 7 la superficie dedicada al cultivo ¿Cómo va a conseguirlo Brasil? Muchos se lo imaginan y algunos lo dicen abiertamente: destruyendo la Amazonía. ¿Cómo se le puede llamar a eso? Desde luego sería una atrocidad semejante a un genocidio: agravamiento del cambio climático al destruir un importantísimo sumidero de CO2, alteración de las precipitaciones en todo el planeta, pérdida enorme de biodiversidad, destrucción del hábitat de pequeños campesinos y pueblos indígenas.... ¡Y aun así sólo sustituiría una fracción del petróleo de EEUU!

¿Por qué esta obsesión por el biocombustible si es tan poco eficiente? Muy sencillo: porque proporciona productos similares a los extraídos del petróleo. Obtener combustibles líquidos no es fácil ya que las energías renovables y la nuclear sólo dan energía eléctrica y el carbón es sólido y pesado. Sin embargo ¿no sería más sensato empezar a cambiar la vieja máquina del motor de explosión antes de que ésta acabe con todo el Planeta? A medio plazo no nos va a quedar más remedio que adaptarnos, o bien a otras fuentes de energía, o a usar menos energía...¡y probablemente a ambas cosas!

El hecho de que EEUU apueste por los biocombustibles en lugar de por cambiar su forma de transportarse es muy llamativo, y hay un polémico video en Internet titulado «Who killed the electric car?» sobre ello. El vehículo eléctrico no es una panacea, la energía se debe obtener de algún lado y, siempre es más eficiente optar por una movilidad basada, por ejemplo, en el transporte público. Pero este vehículo hace ya 10 años que podría estar en el mercado y permite utilizar la energía de la forma más directa y eficiente, mientras que otras alternativas, como las células de combustible basadas en hidrógeno, no son viables todavía.

Me pregunto si a alguien se le ha ocurrido plantar paneles fotovoltaicos en la Amazonía para alimentar coches eléctricos en lugar de soja para biodiesel. Según los rendimientos de los primeros prototipos, ¡necesitaríamos 60 veces menos superficie!

Sea cual sea la alternativa a una sociedad basada en el petróleo, tenemos que empezar a buscarla y los biocombustibles no parecen ser sino una solución auxiliar. Usarlos a gran escala y sin control, puede salirle muy caro al Planeta.

Margarita Mediavilla Pascual
Ecologistas en Acción de Valladolid


Publicado por el diario El Día de Valladolid