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El alcalde de Valladolid denuncia a Ecologistas en Acción de Valladolid

«Denuncia por discrepar del Rey-León»

Este señor no atiende a razones ni escucha consejos, ni se aviene al diálogo, que es cosa de la chusma y de las asociaciones -a las que odia y arrincona con el palo de la escoba- y nos gobierna a todos como a una empresa de servicios

Viernes 17 de marzo de 2006

Es un faltoneti, pero le reconcome que le hurguen en sus dislates, en sus tics de bípedo intransigente. Tenemos un alcalde soberbio, arrogante e intratable para la mitad de los vallisoletanos, algo que raya en el ridículo para una ciudad capitalina y alejada de las concepciones feudales del pasado. Pero este gran hombre atenta contra los principios básicos de la convivencia, es decir, contra la mesura y el saber estar. Algunos estamos cansados, hartos, estragados, cabreados, indignados, abochornados por sus salidas de tono, su buena leche y su incorrupto desprecio por aquellos que discrepan de su buen gobierno.

Bendecido por una mayoría democrática se cree ungido con el derecho de ser intocable en sus apreciaciones, en su quehacer político y las críticas las devuelve con dardos en el remite. Ahora le acaba de llegar la carta del juzgado a Ecologistas en Acción. Esta Asociación, en su derecho, ha venido colocando en la picota algunas de las actuaciones en materia de urbanismo firmadas por el Rey-León. Sentencia tras sentencia los juzgados han dado la razón a la Asociación, mientras el Ayuntamiento ganaba tiempo y jugaba con la baza de los hechos consumados, sabedor de que los plazos y los tempos de la Justicia ralentizan las sentencias y muchas veces nacen muertas. Había amenazado, con esa ironía que desprecia al contrario, con llevarles a los tribunales para que repararan su hónor y pagaran la villanía de la crítica política y lo ha hecho.

Ya lo he anotado aquí y lo repito. Uno esperaba que la vejez limara la tozudez de quien amocha con tan solo citarlo, que los días le barnizaran el raspe, que las horas de sillón convirtieran en juego de palabras inteligentes el bisturí con el que discrepa abruptamente. Nada. No ha aprendido nada pese al almidón democrático y el jabón de votos con el que se nos presenta. Por si fuera poco, y sin bravuconadas, nos avisa de su interés de morir políticamente en el cargo, de repetir mandato y mando, de ver su obra faraónica a los pies y al enemigo callado. Este señor no atiende a razones ni escucha consejos, ni se aviene al diálogo, que es cosa de la chusma y de las asociaciones -a las que odia y arrincona con el palo de la escoba- y nos gobierna a todos como a una empresa de servicios, como a simples consumidores con el tíquet del voto. Así nos va.

Al señor alcalde la crítica le va implícita en el cargo más que las descalificaciones con las que nos desayunamos, igual que las buenas maneras. No puede llevamos a todos a los tribunales por discrepar.

Enrique Señorans


Fuente: Texto: Enrique Señorans, Diario de Valladolid-El Mundo, 16-03-2006; Viñeta: Sansón, El Norte de Castilla.