Desde el día 28 de mayo, los niveles de contaminación por ozono se han disparado en Valladolid, habiéndose superado presumiblemente en una veintena de días el umbral de protección de la salud establecido por la normativa española y europea. La superación de este umbral, establecido en 110 g/m3 (microgramos por metro cúbico) como valor medio en ocho horas, supone un riesgo para la salud humana en caso de prolongados episodios de contaminación como los vividos en el último mes.
Pero además también se ha superado presumiblemente en una quincena de días el valor objetivo para la protección de la salud humana, establecido por la Unión Europea en 120 ug/m3, en base a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Según la normativa europea, este valor no deberá superarse en más de 25 días al año en 2010, y este verano vamos camino de pulverizarlo. Finalmente, si nos atenemos al objetivo europeo de calidad del aire a largo plazo, este valor no se debería superar ningún día.
Según la información publicada por el Ayuntamiento de Valladolid, los peores días han sido el 28 y 29 de mayo, el 6 y 7 de junio y el 16 de junio, en que se alcanzo una concentración horaria máxima de 162 ug/m3 en la estación de control de la contaminación del Cementerio del Carmen. Las restantes estaciones donde se han registrado las superaciones son las de Vega Sicilia (Parque Alameda), Puente Regueral (Huerta del Rey), Paseo del Cauce (Rondilla-Barrio España) y Fuente Berrocal.
Esta situación podría repetirse en los próximos días de mantenerse las actuales condiciones meteorológicas, de elevada temperatura y estabilidad atmosférica. Por ello, Ecologistas en Acción demanda al Ayuntamiento que tome medidas urgentes para limitar la fuente de este contaminante: el tráfico rodado urbano. En concreto, piden al nuevo concejal de medio ambiente el cierre al automóvil del centro de la ciudad en las horas centrales del día, aumentando las frecuencias del transporte público, de forma que disminuya el tráfico rodado.
Los ecologistas recuerdan que las políticas urbanística y de movilidad del Ayuntamiento de Valladolid son las responsables en los últimos años de un aumento preocupante de los desplazamientos en automóvil, como consecuencia de la expansión en superficie de la ciudad y de la construcción de aparcamientos rotatorios en el centro, que promueven el uso del coche como medio de transporte en detrimento de la bicicleta, el autobús y el tránsito peatonal.
El coste de estas actuaciones es un aumento del derroche energético, el incremento de la emisión de dióxido de carbono (principal responsable del efecto invernadero), y el empeoramiento general de la calidad del aire en verano por ozono, tanto en la ciudad como en las áreas rurales de su entorno. La modificación en curso del Plan General de Ordenación Urbana (que prevé triplicar el tamaño de la ciudad) y la construcción de nuevos aparcamientos rotatorios en el centro como el de la Plaza de Zorrilla amenazan con empeorar aún más la situación.
El ozono troposférico, también conocido como ozono de baja cota, es un contaminante secundario producido por la reacción entre el dióxido de nitrógeno y los hidrocarburos emitidos por los automóviles y la luz solar. El ozono irrita los ojos y los conductos pulmonares causando dificultades respiratorias e incrementando la susceptibilidad de las personas a las infecciones pulmonares. Es un reactivo químico enérgico, capaz de atacar las superficies, obras de fábrica y materiales de goma (por ejemplo los neumáticos). El ozono es igualmente tóxico para la vegetación y los árboles. La exposición prolongada a elevados niveles de ozono es responsable de un aumento de la mortalidad de entre el 2% y el 12% en la Unión Europea (estudio APHEA).
- Niveles máximos horarios de ozono (O3) durante junio de 2003 en Valladolid
- Ecologistas en Acción Valladolid