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Entrevistas

«Meseta Ski es la aportación vallisoletana al mapa nacional de los disparates urbanísticos»

El portavoz de Ecologistas en Acción, Miguel Ángel Ceballos, cree que el problema de Pingüinos es algo menor, y que «el mayor fracaso de Valladolid es su modelo insostenible»

Jueves 8 de enero de 2015

Geógrafo, socio fundador de la empresa Gama (Grupo Alternativo Medioambiental) y desde finales de los ochenta, activista del ecologismo urbano, entendido en el sentido más amplio del término. Miguel Ángel Ceballos (Valladolid, 1968), portavoz de la plataforma Ecologistas en Acción, se ha convertido en el azote de las instituciones, fundamentalmente del PP, con sus denuncias judiciales. No en vano, ha obtenido sentencias favorables que han acabado tumbando proyectos millonarios como Meseta Ski, evitando otros como el aparcamiento de La Antigua, poniendo en solfa instalaciones como el vertedero de Santovenia o impidiendo celebraciones multitudinarias como la de Pingüinos en Puente Duero. Sería un gran candidato para integrar la lista de cualquier formación el próximo mayo, pero en política no se moja.

–Son las anteriores iniciativas las que les hacen saltar a los titulares, pero lo suyo es la movilidad, la lucha contra la contaminación atmosférica, el reciclaje de residuos... ¿De verdad el 95% de la población vallisoletana respira aire contaminado?

En verano, la práctica totalidad de la provincia está en esa situación y en invierno lo está también una parte importante de la población urbana. Las pocas regiones españolas que no tienen nuestros graves problemas con el ozono son las del Cantábrico.

–El cierre del vertedero de residuos industriales de Santovenia ha sido uno de los caballos de batalla de Ecologistas. Con su reapertura, ha dicho usted en alguna ocasión, la Junta inauguró la serie de leyes ‘ad hoc’ para pasar por encima de sentencias judiciales desfavorables.

El de Santovenia fue el primer caso. No sabemos a quién del equipo de la consejera Silvia Clemente se le ocurrió aquella vía, pero desde entonces ya la han utilizado en cinco ocasiones. Han tenido que pasar diez años para que el Tribunal Constitucional dictamine lo que ya sabíamos: que un proyecto no puede ser autorizado administrativamente mediante una ley para impedir que los ciudadanos acudan a la justicia. El vertedero, sin embargo, sigue funcionando de forma ilegal y, mientras nosotros exigimos la ejecución de las sentencias y el cierre judicial de las instalaciones, la Junta trata de mantenerlas por decreto.

–En el caso de Meseta Ski, por ejemplo, el Constitucional no solo les ha dado la razón, sino que ha demostrado que las ‘leyes a la carta’ no siempre funcionan.

La pista de esquí seco de Villavieja del Cerro es uno de esos ejemplos del despilfarro consecuencia de la burbuja inmobiliaria, la aportación vallisoletana al mapa de los disparates urbanísticos nacionales. Tras la sentencia del TSJ, la Diputación, a trancas y barrancas, ha decidido ‘rectificar el error’ de hace una década y ha comenzado el desmantelamiento de la pista. La justicia, aunque lenta, ha funcionado, porque no deben permitirse atajos legales, y menos a una administración, que tiene que ser la primera en cumplir sus propias normas.

–Dice el vicepresidente Alfonso Centeno que para construir la pista de Meseta Ski no hubo que arrancar solo un pino...

Pues es completamente falso. La pista está emplazada en el cerro de San Juan, un monte que tenía una considerable masa de pinos, pero que sufrió un incendio en 1999. La Junta procedido a la reforestación de ese monte público con dinero público y, cuando comenzaron las obras, la ladera estaba cubierta con una masa forestal de pimpollos (pinos de unos cinco años). Es evidente que el daño medioambiental no es enorme, pero la prohibición de construir en montes incendiados ha sido una conquista histórica que ha evitado muchas especulaciones con el suelo... No digo que este haya sido el caso de Meseta Ski, pero no se pueden crear precedentes.

–Como bien reprochan ustedes a PP y PSOE, con el proyecto se han dilapidado doce millones y nadie ha entonado aún un ‘mea culpa’ político, pero visto el relativo valor medioambiental y paisajístico del cerro de San Juan, ¿no habría sido mejor limitarse a dar un público tirón de orejas a las instituciones y permitir que la comarca tordesillana se beneficiara del complejo?

Aquí hay una cuestión de principios, como pasa con Pingüinos. Si hay una Ley de Montes que prohíbe recalificar superficies incendiadas, hay que cumplirla; no se puede abrir la puerta y así se ha valorado por el resto de nuestros compañeros a nivel nacional. Nunca hemos contemplado la posibilidad de hacer la vista gorda y dejar que se conculque la ley. En cuanto a responsabilidades, los políticos nunca se hacen responsables de jugar con el dinero que no es suyo y nosotros creemos que deben serlo, hasta patrimonialmente. Estos millones deberían restituirlos de su bolsillo las 115 personas que en las tres instituciones (Ayuntamiento de Tordesillas, Diputación y Cortes regionales) adoptaron decisiones sabiendo que eran ilegales.

–Ecologistas en Acción y Ciudad Sostenible han conseguido que Pingüinos no se celebre en el Pinar de Antequera ni en los terrenos de la Hípica militar ¿Tanto desperfecto ocasionan los moteros en la flora y la fauna vallisoletanas?

Nosotros no nos hemos opuesto a que se celebre en la Hípica... Otra cosa es que nos parezca que invertir un millón de euros de dinero público en adecuar los terrenos para beneficio de unos particulares sea una barbaridad en estos momentos, pero eso se escapa a nuestro campo de actuación. En 8.000 metros cuadrados de territorio provincial solo hay dos espacios protegidos, el Pinar de Antequera y las Riberas de Castronuño y no se puede permitir acampar a 20.000 personas en el pinar, porque los daños son importantes y en Puente Duero hay 11.000 ejemplares de pinos que han desaparecido.

–Unos les ven como el ‘Pepito Grillo’ de la legalidad medioambiental, y otros les acusan de no aportar soluciones. Conociendo como conocen palmo a palmo el terreno provincial, ¿por qué no son más constructivos?

Hemos propuesto la parcela colindante a la Hípica militar, lo que pasa es que es privada y deben llegar a un acuerdo con la congregación religiosa propietaria. Además, no tiene arbolado, como sucede en el caso de la campa de Villalar, y por eso no les gusta... Es su problema, pero no pueden pedirnos que miremos para otro lado cuando se pretende atentar contra el único monte de la provincia.

–Su tenacidad no solo les ha enfrentado con los moteros, sino con los sectores que se beneficiaban de los cuatro millones de euros que la concentración dejaba en la ciudad. ¿Han cesado las amenazas en Internet? ¿Qué diría a quienes les ven cómo los malos de la película?

Las amenazas han cesado. Somos un colectivo integrado por personas que de manera altruista trabajan por la protección del medio ambiente, que es patrimonio de todos, para legárselo en las mejores condiciones a nuestros hijos. Somos voluntarios, no tenemos una estructura empresarial y creo que, en ese sentido, la sociedad valora positivamente nuestro papel y disfrutamos de un cierto reconocimiento. Otra cosa son los sectores que tienen intereses económicos en determinados proyectos.

–Han hecho que el alcalde termine por ‘olvidarse’ del aparcamiento de La Antigua... ¿Cuál es su principal preocupación en este momento?

Pingüinos, por ejemplo, es un tema menor. Nuestras prioridades son la contaminación, la movilidad, la especulación urbanística... En este momento nos preocupa el modelo de ciudad, que se ha vuelto insostenible. En los últimos años se ha apostado por una Valladolid dispersa, con terrenos urbanizables fuera, incluso, de las circunvalaciones, muy alejados del centro, lo que genera unas necesidades de movilidad importantes. El principal fracaso medioambiental de esta ciudad es el tráfico rodado, como consecuencia de un modelo urbano promovido por los promotores urbanísticos y favorecido por el ayuntamiento. La crisis está obligando a replantearlo y en la próxima década el nuevo ayuntamiento y toda la ciudadanía tienen ante sí el reto de abrazar mentalidades europeas, en las que las bicis se impongan a los coches.

–Menos suerte corrieron sus reivindicaciones en contra del traslado temporal del Mercado del Val a Poniente... ¿También Ecologistas se equivoca?

Nos equivocamos a veces, claro, pero en este caso no nos han dicho que no tengamos razón, sino que las medidas cautelares no eran procedentes. Las zonas verdes no pueden ni deben ser edificadas (era un espacio de juego y ahora es un mercado) y, sobre eso, los jueces no se han pronunciado.

–¿Por qué se opone una organización ecologista a que se construya un ascensor en la Catedral?

No es un tema medioambiental y, por ello, nos limitamos a apoyar la plataforma como ciudadanos. No nos parece justo emplear en ello un millón de euros de recursos públicos. También hemos llevado a los tribunales a Caja Duero y Caja España por los daños medioambientales derivados de la gestión financiera que ha alentado la burbuja inmobiliaria.

–Sea como fuere, se han convertido en el azote del PP regional y local y algunos les sitúan como la principal oposición política. A escasos meses de las elecciones, ¿cómo ve el panorama?

El planteamiento de nuestra organización es el de siempre: haremos propuestas a todos los candidatos que concurran a los comicios, a los que ya tienen representación y a los nuevos, ya se llamen UPyD o Podemos. Trataremos de hacer con ellos un debate sobre asuntos medioambientales, pero no debemos ir más allá, entre otras cosas, porque nuestros estatutos nos lo impiden.

–Está Podemos, pero miembros de su asociación se han posicionado a favor de IU y de su coalición electoral ‘Valladolid toma la palabra’. ¿Usted no se moja?

No, no me mojo. El nuevo coordinador de Podemos es socio nuestro, pero también los son dos concejales de IU, uno del PSOE y militantes del PP. Nuestro principal objetivo es que cada uno de los candidatos asuma la mayor cantidad posible de nuestras iniciativas.

Miguel Ángel Ceballos posa en un balcón de la Plaza Mayor de Valladolid. Fotografía: Gabriel Villamil.


Fuente: Texto: Teresa de la Lapuerta, Fotografía: Gabriel Villamil, El Norte de Castilla, 08-01-2015.