Llevamos más de un mes en comunicación directa con el infierno. Les diré la dirección exacta, calle Zarza cuarentipico, por si quieren mandarles recuerdos a amigos o enemigos. No tienen más que asomarse a un agujero que se convirtió en socavón, en el acerado.
Poco a poco empezaron a atisbarse más profundidades y calorcito. Lo han tapado con restos rotos de acerado, muy propio para echarse la rodilla abajo en un tropiezo y entrar ya por las Puertas del Infierno dando penita.
– Mira, me han dicho que van a sacar unas señales de tráfico nuevas para peatones y que las van a estrenar en la calle Zarza. Prohibido pasar por la acera: carritos de niños, carros de la compra, sillas de minusválidos, patines-bicicletas infantiles.
Una vecina le preguntó a un municipal: ¿Por qué?
La respuesta estaba cantada.
– Acera deteriorada. Peligro de abrir nuevas vías de acceso verticales al inframundo.
Ahora la mitad de la calle está molesta con la otra mitad. ¿Razón? el alumbrado de la feria. Han puesto unos abanicos luminosos a media calle y la otra media se ha quedado a oscuras. Y empiezan los comentarios: ”por qué unos sí y otros no, que si hay categorías, que si nos marginan”.
Pero el encargado de la limpieza, escoba en mano, lo dejó muy claro:
– ¡Carajo!, es para iluminar la entrada y salida del infierno, que luego hay muchas
ánimas que se confunden, se van a los cacharritos y asustan a los niños.
Araceli Sánchez