Más de 5.000 personas, -10.000, según los organizadores- hicieron oír ayer su protesta ante las administraciones públicas en Zamora, en contra de la planta incineradora de harinas cárnicas, que la Junta tiene previsto construir en la localidad de Guarrate. Una medida reivindicativa que algunos quisieron hacer extensiva a la localidad en la que se prevé construir la instalación, pero que la Guardia Civil abortó, haciendo que los autobuses y coches particulares de regreso a la comarca se desviaran de esa ruta.
Vecinos de toda la comarca de la Guareña, entre los que se encontraban niños, jóvenes y mayores; representantes de organizaciones agrarias y sindicales, partidos políticos, ecologistas y de los ayuntamientos, que hasta fletaron autobuses para trasladar a los manifestantes, recorrieron en medio de un estruendosa pitada las calles de la capital, desde la sede del Servicio Territorial de Agricultura hasta el palacio de la Diputación Provincial. A ellos se sumaron numerosos vecinos de la capital y de comarcas próximas, que apoyan la demanda de la plataforma contra la incineradora para que se retire el proyecto.
La indignación de los manifestantes se hizo especialmente -patente ante la sede de la Delegación Territorial de la Junta, donde los manifestantes llegaron poco después del mediodía, y aglomerados tras las pancartas reivindicativas corearon lemas contra el consejero de Agricultura, José Valín, y contra la delegada territorial, Carmen Luis, mientras sonaba un estruendosa pitada y los congregados hacían estallar petardos. Las consignas y los silbatos persistieron durante la lectura del manifiesto y a lo largo de casi media hora, tiempo en el que no faltó el lanzamiento de huevos contra la fachada.
Presencia policial
La extensa comitiva, salpicada de decenas de pancartas, se desplazó lentamente hacia la Subdelegación del Gobierno y, posteriormente, hacia el Ayuntamiento, ante cuyos edificios volvieron a arreciar gritos y silbatos. Pero en fue el último punto fijado por los convocantes, la Diputación, donde de nuevo se recrudecieron las posturas y se repitió la pitada, los gritos reivindicativos y la lluvia de huevos contra la entrada al edificio.
Un fuerte dispositivo policial custodiaba el Palacio Provincial y agentes municipales vigilaban a la multitud aglomerada en la Plaza de Viriato.
Un miembro de la plataforma dio lectura al manifiesto en el que se recordaron los riesgos que para los productos agroalimentarios de calidad de la zona y para comarcas limítrofes, incluso de las provincias de Valladolid y Salamanca, puede tener la planta incineradora. El portavoz hizo notar las repercusiones negativas que tendrá la instalación de la planta para la comercialización y el buen nombre de el garbanzo de Fuentesaúco o el vino de Toro, puesto que, aseguran, generará emisiones tóxicas.
En el manifiesto se apeló a la Diputación para que, como representante de la provincia, defienda sus intereses. Asimismo, se reclamaron actuaciones de «verdadero progreso» y de desarrollo sostenido para frenar la despoblación en el medio rural.