¡No a la
incineración de harinas cárnicas!
(6/07/01). Ecologistas en Acción demanda el compostaje y aprovechamiento como abono orgánico de estos residuos, en base a criterios científicos y ambientales.
Ante la situación creada en Castilla y León con la decisión del Gobierno autonómico de incinerar provisionalmente las harinas cárnicas producidas en la Comunidad en las cementeras de La Robla (León), Toral de los Vados (León) y Venta de Baños (Palencia), hasta la construcción de la incineradora definitiva en Guarrate (Zamora), desde la Federación Ecologistas en Acción Castilla y León, integrada por 18 organizaciones con 2.000 asociados, expresamos las siguientes valoraciones:
1. Desde el estallido de la crisis alimentaria de las "vacas locas", el pasado mes de diciembre, la política autonómica en la materia, encabezada por el Consejero de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León, se ha caracterizado por la completa falta de transparencia y la dudosa legalidad de las medidas tomadas hasta la fecha. De nada han servido las reiteradas peticiones de información realizadas por Ecologistas en Acción (con fechas 19 de febrero y 9 de marzo de 2001) y la entrega del documento "Propuesta sobre la gestión de los residuos cárnicos, en el contexto de la crisis desencadenada por el brote de encefalopatía espongiforme bovina", que hasta el momento no ha obtenido ninguna respuesta. El depósito de las harinas cárnicas en vertederos, el amparo a las irregularidades de la planta de tratamiento de materiales de riesgo (MER) de Cabreros del Río (León) o el impulso al Plan de actuación sobre encefalopatías espongiformes bovinas sin la preceptiva evaluación estratégica de impacto ambiental ponen de manifiesto que las cosas se están haciendo con notable improvisación y poco respecto por la legalidad vigente.
2. La primera "laguna" en la gestión autonómica del problema radica en la deficiente caracterización de las harinas cárnicas. Prematuramente desclasificadas como residuos peligrosos por un Real Decreto-Ley aprobado por el Consejo de Ministros el pasado 16 de febrero, lo cierto es que tanto la Organización Mundial de la Salud como la Organización Mundial de Sanidad Animal han advertido de la posibilidad de que, en las condiciones en que los MER están siendo tratados en estos momentos, las harinas resultantes sigan contaminadas con el agente causante de la enfermedad de las "vacas locas". Esta circunstancia obligaría a la consideración de las harinas cárnicas como un residuo peligroso, muy lejos de la pretendida inocuidad que se les atribuye por nuestras autoridades de agricultura. Por ello, desde Ecologistas en Acción hemos demandado la realización de análisis priónicos a la salida de las plantas de tratamiento de residuos cárnicos, así como la aplicación de tratamientos de esterilización más prolongados y a mayor temperatura que los actualmente realizados en la mismas, garantizando que las harinas resultantes estén completamente descontaminadas.
3. Desde el principio, la Consejería de Agricultura ha optado por la solución final más cara y con menos garantías ambientales entre las posibles: la incineración de las harinas obtenidas como consecuencia del tratamiento de los residuos cárnicos. El principal problema radica en los riesgos asociados a la quema de estos residuos, tanto por el incremento directo en la emisión de contaminantes como por la posibilidad de que a la incineración de las harinas cárnicas siga la de otros desechos más peligrosos, de origen urbano e industrial, como neumáticos, disolventes, aceites minerales o envases plásticos. Sobre las emisiones derivadas de la quema de residuos cárnicos, los datos obtenidos en 3 cementeras del País Vasco durante el pasado mes de enero indican incrementos de la contaminación por monóxido de carbono, compuestos orgánicos clorados y fosfatos, así como la presencia de cobre y cinc en los gases de combustión.
4. A pesar de estos preocupantes indicios, las autoridades autonómicas no están suministrando información a las poblaciones afectadas sobre análisis realizados en las cementeras o incineradoras donde se hayan quemado harinas cárnicas. Este hermetismo oficial parte del Real Decreto-Ley citado, que ha apartado a los Ayuntamientos y a las organizaciones ciudadanas del control de la incineración de estos desechos en instalaciones industriales, suprimiendo arbitrariamente la licencia de actividad y la evaluación de impacto ambiental, alegando supuestos motivos de extraordinaria y urgente necesidad. En el caso de la incineradora de Guarrate, el Consejero de Agricultura ha anunciado la declaración de interés regional del proyecto, para evitar el debate ciudadano y municipal sobre el mismo, imponiendo de forma antidemocrática sus criterios personales. Los conflictos sociales que se avecinan en las provincias de Zamora, Palencia y León son, pues, la lógica consecuencia del déficit democrático y la falta de transparencia que evidencian estas medidas.
5. Finalmente, hay que decir que con esta decisión, se marginan de forma incomprensible otras alternativas más interesantes y seguras desde el punto de vista ambiental, menos conflictivas socialmente y menos gravosas económicamente, como el compostaje de las harinas cárnicas para su uso como abono agrícola, o subsidiariamente su fermentación controlada para estabilizarlas y aprovechar energéticamente el metano obtenido. La primera opción ha sido también la propuesta por entidades como la Sociedad Española de Agricultura Biológica o el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), que en estos momentos realiza un estudio de viabilidad por encargo de la Generalitat Valenciana.
Ante está lamentable situación, provocada por la prisa de las autoridades ganaderas en "pasar la página" de la crisis de las "vacas locas" para no cuestionar el sistema alimentario que la ha provocado, Ecologistas en Acción demanda: la determinación de la peligrosidad de las harinas cárnicas y del tratamiento necesario para garantizar su completa descontaminación; la discusión pública del Plan de actuación sobre encefalopatías espongiformes transmisibles de Castilla y León y su sometimiento a la preceptiva evaluación de impacto ambiental; la apuesta por el compostaje y el aprovechamiento como abono agrícola de las harinas; y la renuncia a la incineración de las harinas tanto en cementeras como en la incineradora de residuos que se proyecta en Zamora. Para ello, la organización ecologista ha pedido una reunión urgente al Consejero de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León.