Elemar Nascimento, representante del Movimiento de los Trabajadores
Sin Tierra de Brasil en gira por Suecia, ofreció una
charla el pasado 27 de agosto en Folkets Hus de Lund, actividad
organizada por UBV y otras organizaciones de solidaridad de
esa ciudad. Durante la misma expuso en forma detallada y ordenada
los fines y alcances de esta organización que en los
últimos años se ha convertido en uno de los movimientos
populares más interesantes de América Latina.
Elemar Nascimento comenzó explicando el carácter
del Movimiento Sin Tierra, "un movimiento popular con
carácter sindical porque lleva adelante reivindicaciones
de carácter económico, pero que no es en sí
un sindicato, que tiene un carácter político
pero no es un partido, que es un movimiento que lucha por
tres objetivos básicos: la lucha por la obtención
de la tierra, realizar la reforma agraria y cambiar la sociedad
brasileña".
En Brasil la estructura del agro es latifundista. El país
detenta el segundo lugar a nivel mundial -el primero ocupado
por Paraguay- en cuanto a la concentración de la propiedad.
Uno por ciento de los propietarios concentran en sus manos
46 % de la tierra. Esta situación heredada desde los
tiempos de la conquista y colonización no ha sido alterada
y afecta a millones de familias en diverso grado. Están
los pequeños agricultores, los pequeños arrendatarios,
los llamados "boias frias" -asalariados-, la gente
que emigró del campo a la ciudad y no traspasó
de los cinturones de pobreza y favelas de las grandes urbes.
Diversidad de frentes
El MST -continuó Elemar Nascimento- lleva adelante
su acción en diversos sectores y con una amplia gama
de actividades. Por un lado se encuentra el frente de masas
que reúne a los sin tierra y organiza las ocupaciones
de los terrenos que no están siendo trabajados. Puede
ser a partir de gente que aún permanece en el campo
o personas que viven en las favelas. Una vez que se instala
un campamento -es decir que se ocupa un terreno- se exige
al gobierno el otorgamiento de estas tierras. Posteriormente,
en cada campamento los participantes se organizan según
distintas áreas de trabajo: la salud, seguridad, educación
y formación, cooperación agrícola, comunicación,
género, atención a los jóvenes y niños.
Toda la familia participa en la lucha, señala Nascimento,
y agrega que hoy el MST tiene presencia en 23 de los estados
de Brasil. Existen cerca de 2000 asentamientos donde unas
300.000 familias trabajan la tierra y hay cerca de 100.000
familias que esperan el reconocimiento gubernamental de sus
derechos.
En los asentamientos -agregó Nascimento- la forma organizativa
es más compleja. En los últimos años
se han formado más de 400 asociaciones de productores
para, por ejemplo, la disposición de maquinaria, la
comercialización o la asistencia técnica. Existen
40 cooperativas de trabajo colectivo y otras doce de prestación
de servicios (comercialización, asistencia y transporte).
Incluso, agregó el representante del MST, se han echado
a andar cooperativas de crédito.
EL MST presta mucha atención al problema ecológico
por lo tanto se impulsan métodos de trabajo de la tierra
que no contribuyan al deterioro del medio ambiente. En este
sentido son ya varias las experiencias realizadas, existiendo
incluso una escuela de formación donde se imparten
cursos de agricultura ecológica.
Es objetivo del Movimiento de los Sin Tierra, continuó
Nascimento, la realización de una reforma agraria pero
que conduzca al desarrollo de un nuevo tipo de campesino,
con más conciencia política, más elevado
culturalmente, que no se aisle sino que por el contrario mantenga
otro tipo de relaciones con el resto de la sociedad. Por eso
el tema de la integración es fundamental, reseñó.
Un ejemplo de esto lo constituye el contacto con los sindicatos,
a los que se ha apoyado en sus demandas y acciones o con los
estudiantes, con quienes se han organizado encuentros para
discutir, entre otras cosas, que reforma agraria llevar a
cabo o qué proyecto de país es el que se quiere.
Contra el ALCA
Por otra parte, el accionar del MST no se restringe a las
fronteras nacionales, sino que también encara la lucha
con sentido global. Por ello han contribuido a la formación
de la CLOC (Confederación Latinoamericana de Organizaciones
Campesinas) y posteriormente a la de Vía Campesina.
Este trabajo hacia afuera tanto en el marco nacional como
internacional es fundamental para romper el aislamiento al
que se trata de someter al Movimiento Sin Tierra, principalmente
por parte de los medios de difusión, que no cesan con
sus campañanas de difamación.
En la actualidad, una parte del trabajo del MST, junto al
de otras organizaciones populares del continente, gira en
torno a la lucha contra el ALCA (Tratado de Libre Comercio
para las Américas). Para Brasil, el ALCA significa
concretamente la implementación de un tipo de agricultura
que aniquilará una gran parte de los cultivos de consumo
interno, lo que conducirá a la ruina de millones de
familias campesinas y pondrá en situación de
riesgo la soberanía alimentaria.
El modelo del ALCA se apoya en la gran propiedad-empresa dedicada
al monocultivo en gran escala con vistas a la agroindustria,
y en la utilización de métodos de cultivo y
tecnologías tendientes a la superexplotación
de la tierra. Esto está enrabado también con
la biotecnología, la manipulación genética
de las semillas, el tema de las patentes.
Otro aspecto que señalara Nascimento es que junto con
el dominio a través del ALCA, EE.UU. busca ocupar terreno
y terminar con todo tipo de protesta o movimiento reivindicativo
existente. El enfrentamiento con el MST es catalogado por
EE.UU. también como un conflicto de baja intensidad.
La persecución y vigilancia de los militantes del MST
practicadas por agentes de la CIA presentes en el país
con la anuencia del gobierno es una muestra de lo dicho. A
lo que se agrega la denuncia de que hoy en día policías
brasileños se encuentran en Israel entrenándose
en campos de prisioneros palestinos.
Finalmente, ante la perspectiva de un triunfo del candidato
del Partido Trabalhista, Lula, en las próximas elecciones,
Nascimento sostuvo que es posible que de darse pueda abrirse
por primera vez un proceso social que apunte hacia cambios
en el seno de la sociedad brasileña, lo cual no quiere
decir que vaya a ser así o que la implementación
de esos cambios esté libre de dificultades.
Setiembre 2002
|