Cazar a Saddam Hussein o a sus hijos como unas fieras, en lugar
de apresarlos, enviarlos a juicio y atenerse a las consecuencias,
es meramente un crimen. Cada hombre es inocente hasta que se
demuestre lo contrario. Lo contrario en un tribunal, con todas
las fórmulas habidas y por haber. Eso es lo primero.
Hay alegría en el general norteamericano Sánchez
(apellido español, posiblemente descendiente de latinoamericanos),
hay alegría en el alcohólico y drogadicto presidente
de los Estados Unidos, hay alegría en el Rasputín
inglés, el sirviente sin librea, que es el Sr. Primer
Ministro británico Tony Blair. Y posiblemente en muchos
otros criminales y cretinos útiles más.
Es alegría malsana que, extenderla más allá
de ciertos límites, no conviene
Repitamos -contra viento y marea- tercos en algunas verdades
–que creemos elemental- que no hay que confundir Saddam
Hussein, la burocracia política de adulones que lo
acompañaban en el ejercicio del poder, su núcleo
familiar, el partido Baath iraquí y muchas otras cuestiones
más.
El Sr. Saddam Hussein derrocado por un acto de invasión
ilegal, era evidentemente un dictador. Pero la invasión
no se hizo en Iraq contra un dictador. La invasión
se hizo porque algunos dirigentes occidentales, con un presidente
norteamericano elegido muy deficitariamente alejado de los
procedimientos democráticos normales de elección,
nos mintió. Nos dijo que tenían armas atómicas
y otras armas, las de Destrucción Masiva, que eran
una amenaza para todo Occidente. No lo creímos entonces
y por eso manifestamos y lo que se ha demostrado es que este
presidente -con poca legalidad- es un mentiroso y toda la
aventura es lo que ha sido: un acto ilegal de agresión
contra Iraq y un asesinato de civiles iraquíes –10.000-
que supera en mucho las muertes del Pentágono y de
las Torrres del 11/S.
¿Eran los hijos de Saddam violadores de mujeres, asesinos,
viciosos? En honor a la verdad digamos que no lo sabemos.
Se dice y se repiten acusaciones que nunca han sido probadas
ante un tribunal. Pero en cambio en los Estados Unidos gobierna
un borracho y un drogadicto, cuestión que en cualquier
democracia inhabilitaría al titular, un hombre que
se dice piloto y se disfraza de piloto, cuando hay documentos
probatorios que hasta fue expulsado de la reserva por no haberse
presentado nunca a los cursos. Ese hombre asesina a los soldados
norteamericanos a los que manda a una guerra, cuando él,
eludió el servir en los ejércitos de su propio
país. Y este borracho, drogadicto, mentiroso, casi
desertor, y además cobarde, no tiene credenciales para
catalogar a nadie. Ni él, ni el vice Cheney, ni el
Sr. Rumsfeld, ni ninguno de los mandamases norteamericanos.
Estos hombres han cometido el delito internacional de hacer
una guerra de agresión y son responsables por las muertes
ajenas –los iraquíes- y las propias –los
soldados norteamericanos. Si los hijos de Saddam eran tan
malos no lo sabemos, que el presidente norteamericano es un
delincuente que debe sentarse ante un tribunal internacional
lo sabemos, en cambio, todos.
Pongamos entonces las cosas en su respectivo lugar. Tener
la azotea propia en orden, es una cuestión elemental
de higiene mental.
¿Es el partido Baath una creación de Saddam?
El Sr. Robert Fisk, a quien admiramos y respetamos mucho,
en un reciente artículo, en una línea casi final,
así lo insinúa. Con todo respeto por la valentía,
la honestidad y el coraje personal del Sr. Robert Fisk, discrepamos.
El Baath es un partido creado en la ola de anticolonialismo
que recorre el mundo árabe con Nasser, el desaparecido
dirigente egipcio. El Baath fue un partido popular, republicano,
populista dividido en fracciones. Un ala era y es burguesa,
otra ala aspiraba a ir un poco más allá. Lo
que hoy se denomina socialismo tercer mundista.
El Sr. Saddam cuando se apodera del poder ganó una
pelea de fracciones, y entronizó en el poder a los
suyos. ¿Cuál era el proyecto de Saddam? –Un
proyecto populista burgués. Tan populista burgués
como Perón en Argentina. Tan populista burgués
como el regimen de Paz Estensoro en Bolivia. Pero eso no condena
al Baath, como no condena al peronismo, como no condena al
MNR.
¿Quíen resiste en Iraq hoy día? –No
creemos -por muchos motivos- que la resistencia iraquí
sea la resistencia inspirada por Saddam y sus fieles. Esa
es una versión norteamericana, interesada por demás,
en justificar su invasión. Es la versión del
neo-colonialista neoliberal que es el Sr. Tony Blair. Por
muchos motivos no confiamos tampoco, en el Sr. Tony Blair
ni en su Ingalaperra que en Iraq tiene una historia siniestra
de colonialismo. Creemos, en cambio que en Iraq, el pueblo
injustamente agredido, sangrado por los bombardeos que duraron
semanas, resiste porque han comprobado hasta la saciedad que
los Estados Unidos, Inglaterra -y todos los futuros aliados
que vendrán- son sus enemigos, quieren su petróleo
y aspiran a saquear y a empobrecer la nación entera,
arruinándola, a través de una cáfila
de notables que son todos personal patibulario, carne de presidio,
por desfalcos, traiciones y otros múltiples delitos.
¿Qué queda entonces?- Queda, que el pueblo
iraquí resiste, basado en la fuerza de su lucha anticolonialista
del pasado, en lo que ha comprobado desde que se preparaba
la invasión con mentiras, en lo que ha experimentado
durante la guerra y los bombardeos, en lo que ha aprendido
en carne propia inmediatamente que los liberadores entraron
en Bagdad. Resiste y lucha porque lo contrario es morir de
rodillas. Y seguirá luchando y resistiendo.
-Sí, sí, muy bien, dirá alguno, pero
la resistencia de los pueblos necesita de una dirección,
necesita de... una mediación articulada.
Estamos completamente de acuerdo, sólo... Sólo,
que los pueblos resisten y encuentran en momentos de crisis
sus conductores. En Iraq pueden serlo, quizás, las
fracciones religiosas (solución posible, que no deseamos).
O pueden serlo, mucho más, todos los segmentos de la
sociedad civil que no fueron destripadas por la burocracia
baathista arrimada al régimen. Ya hemos hablado en
otros artículos del Baath inspirado en Nasser. Cientos
de miles de cuadros militares y civiles, cientos de profesionales,
estudiantes y cuadros de la inteligencia piensan en todo Iraq
en estos días. Resisten, luchan y piensan. El populismo
burgués del Sr. Saddam- cuestión que ahora,
por motivos obvios, se silencia- hizo posible niveles de cultura
y educación en Iraq muy superiores al del resto de
los países árabes vecinos. Es una sociedad –lo
dicen orgullosos hasta los tenderos- que tiene 6.000 años
de civilización. Esa sociedad no aceptará el
colonialismo. No aceptará a los norteamericanos como
antes no aceptó a los ingleses. Y en la lucha creará
las mediaciones articuladas, las direcciones necesarias.
¿No se recrearon en América Latina, a lo largo
de la noche de las dictaduras militares, cuando una generación
entera fue asesinada, cuando los partidos fueron decapitados,
los Comités Centrales exterminados? ¿No creó
Brasil sus movimientos sociales como los Sin Tierra, no generó
el partido o el agrupamiento político que llevó
a Lula a la victoria? ¿No nos demuestra Argentina que
hasta el peronismo es capaz de remozarce después del
“sapo del Diluvio” que fue Menem? ¿De dónde
surgió Chávez en Venezuela? ¿No fue acaso
de la más negra de las comprobaciones populares de
que los partidos políticos existentes eran instrumentos
ajenos al pueblo, a sus intereses y a sus necesidades, que
Chávez se levantó como el abanderado de la esperanza
de su pueblo?
¿Qué sorpresa se han llevado los imperios en
el siglo pasado, en Vietnam? –Se llevaron la sopresa
que un pueblo atrasado y campesino, era capaz de vencer, continuadamente,
tanto al colonialismo francés como a su sucesor, el
imperialismo norteamericano, a través de sacrificios
sin cuentos.
Sonríe en Iraq, satisfecho, el general Sánchez,
sonríe satisfecho su inepto presidente, al cual él
le sirve de pretoriano. Y nosotros también sonreímos.
Sonreímos a largo plazo. Sonreímos... hasta
porque hay un Sánchez. Un Sánchez que comprobará
hasta la saciedad que los análisis de la Inteligencia
norteamericana sobre Iraq no valen ni el papel en el que están
escritos. Como lo comprobaron Westmoreland en Vietnam, como
lo señala el victorioso general de la primera guerra
de Iraq – el “cabecita negra” que no recomendaba
ésta- Norman H. Schwarzkopf, como lo reconoció
Wesley Clark en la reciente de Kosovo.
Sánchez también comprobará que matar
a los hijos de Saddam -y quizás mañana a Saddam-
no le soluciona el problema de la resistencia iraquí.
Le demostrará lo que a lo largo de toda esta aventura
criminal, tantas veces hemos visto: que Estados Unidos se
equivoca de medio a medio, que crea enemigos de la nada, que
pelea contra fantasmas que él mismo ha inventado.
Nosotros en cambio, precisamos, en medio de tanto discurso
vacío, mantener la cabeza fría, apoyar la resistencia
iraquí porque es justa, y recordar ante tantos consejos
interesados una cuestion elemental: pensar con cabeza propia.
23 de Julio de 2003
Carlos Revello
carlos.revello@chello.se
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