Bagdad/Madrid, 9 de abril de 2003
Los brigadistas transmiten una petición expresa para
que todas las iniciativas y gestiones que se puedan hacer
desde el Estado español en su apoyo, estén orientadas
a facilitar su salida de Bagdad cuanto antes y en condiciones
de seguridad puesto que ninguno de ellos desea continuar en
Iraq una vez que se produzca la efectiva ocupación
militar del país por parte de EEUU
A las 15.30 de la tarde hora local, los miembros de la Brigada
han informado que una columna estadounidense compuesta de
tropas, carros blindados y artillería estaba penetrando
en el barrio donde se ubica su alojamiento, concretamente
por la calle Al Fatah, una de las dos avenidas entre las que
se encuentra el lugar donde se alojan, a una distancia de
50 metros. La columna se ha desplazado casi en su totalidad
hacia la parte central del barrio y algunos marines se han
apostado en la azotea de la estructura bombardeada del que
fuese el Ministerio del Aire, en la zona adyacente al Teatro
Nacional.
Durante toda la mañana de hoy y la tarde de ayer se
han efectuado gestiones para posibilitar la protección
de los brigadistas ante la entrada de las tropas estadounidenses
en Bagdad. Habida cuenta de que la zona donde se encuentra
la Embajada de Cuba sigue siendo objeto de fuertes combates
y que los brigadistas han considerado que era más aseguro
permanecer en el refugio en el que se encuentran, desde el
Estado español se han puesto en marcha diversas iniciativas
para que los miembros de la Brigada pudieran recibir la protección
de la Embajada del Vaticano en Bagdad, cuya sede, además,
se encuentra a solo tres manzanas de su refugio.
En esas gestiones ante el Nuncio del Vaticano en Bagdad han
intervenido directamente diversas instituciones, como el Rectorado
de la Universidad Autónoma de Madrid, el Arzobispado
de Sevilla y el propio Comité de Solidaridad con la
Causa Árabe (CSCA). Tras informar a los brigadistas,
dos de ellos, Carlos Varea y Javier Barandarain, han acudido
a la sede diplomática para entrevistarse con el Nuncio,
Monseñor Fernando Pilone, quien les ha comunicado que
su sede no puede acoger su presencia comprometiéndose
exclusivamente a proporcionarles ayuda humanitaria en el caso
de que la requiriesen. El Nuncio ha apelado a la Convención
de Viena por la cual los civiles extranjeros no pueden ser
atacados, ha indicado que no hay riesgo de peligro para ellos
a pesar de la ocupación militar de las tropas estadounidenses
y se ha referido concretamente al “espíritu democrático
que alienta al ejército estadounidense” y a que,
por tanto “son personas que respetan las opiniones distintas
a las propias”.
Tras abandonar la Embajada del Vaticano en Bagdad, los dos
brigadistas se han acercado con su vehículo hasta la
Plaza en la que se encuentra el Hotel Palestina, epicentro
en el que se han concentrado las tropas de ocupación
estadounidenses y a la que han podido acceder sin problemas
una vez aparcada su furgoneta. A diferencia del trayecto que
conduce hasta la plaza, ésta está totalmente
rodeada de tropas, de carros de transporte y de dos tanques.
Las tropas de ocupación estadounidenses controlan el
tráfico vial que no está interrumpido a pesar
de que apenas hay coches desplazándose. Los soldados,
repitiendo una consigna de mantener un trato amable con la
población, no oponen controles a las personas que se
aproximan al recinto de la plaza. Son muy jóvenes y
se les ve bastante inseguros y nerviosos por lo que trasnmiten
una sensación de incertidumbre de gestos muy inquietante
y peligrosa. En la plaza, una cincuentena de personas, jóvenes
en su mayoría, se arremolinaban junto a los tanques
y a los vehículos militares mientras los medios de
prensa emitían sus crónicas ante las cámaras
a la espera de que un tanque estadounidense arrancase la estatua
de Sadam Husein del pilón donde estaba erigida.
Después de tener un encuentro con algunos periodistas
del Estado español, los brigadistas han regresado con
naturalidad a su vehículo y se han desplazado por las
calles adyacentes hasta su lugar de refugio. A diferencia
de la gran avenida en la que se abre la plaza del Hotel Palestina,
las calles y callejuelas adyacentes no muestran signos de
presencia masiva de tropas de ocupación en lo que constituye
un control militar muy precario. Únicamente algunos
marines están situados en alguna esquina. Los brigadistas
han podido ver algún episodio de pillaje que en ningún
caso, afirman, es generalizado: algunas personas sacaban sillas
de despacho de oficinas administrativas; otras, algunos electrodomésticos
y, todo ello, ante la presencia impasible de los soldados
estadounidenses que mirando las escenas dejaban hacer sin
intervenir en ningún caso.
El embajador de Cuba Ernesto Abascal, ha transmitido a los
brigadistas una intensa preocupación ante la evidencia
de que en la zona donde se ubica su sede diplomática,
en al Mansur, se han seguido desarrollando durante todo el
día fuertes combates. Toda la zona está controlada
por tanques y a las 20.00 horas de la tarde se seguían
produciendo bombardeos y ataques de artillería en el
área, por lo que su acceso a la Embajada reviste mucha
dificultad no estando siquiera garantizada la seguridad de
sus propios funcionarios.
Ante esta situación y con el fin de preservar su integridad
física y no poner en riesgo su seguridad personal,
la Brigada ha determinado seguir alojada en el refugio en
el que se encuentran, cuyas instalaciones ofrecen garantías
de seguridad suficientes. En todo caso, los brigadistas transmiten
una petición expresa para que todas las iniciativas
y gestiones que se puedan hacer desde el Estado español
en su apoyo, estén orientadas a facilitar su salida
de Bagdad cuanto antes y en condiciones de seguridad puesto
que ninguno de ellos desea continuar en Iraq una vez que se
produzca la efectiva ocupación militar del país
por parte de EEUU.
El CSCA y el propio Rectorado de la UAM están ya realizando
gestiones para favorecer que el Comité Internacional
de la Cruz Roja pueda garantizar su salida en condiciones
cuando se organice el primer plan de evacuación. Mientras
tanto, los brigadistas están en buen estado, tranquilos
y seguros; disponen de víveres y agua suficiente así
como de medicinas, y el lugar en el que se alojan sigue albergando
las condiciones mínimas para su seguridad. Hasta el
momento, al menos, no hay restricción de movimientos
por parte de las tropas de ocupación estadounidenses
si bien, la prudencia les impone estar muy alerta y no desplazarse
sin cautela.
Como todos, los brigadistas han conocido la ocupación
del centro de Bagdad con desconcierto e incredulidad, particularmente,
porque a las 11.00 horas los brigadistas han podido constatar
que en el corazón de Bagdad reinaba la calma aunque
se podían oír nítidamente desde primera
hora de la mañana intercambios fortísimos y
permanentes de ráfagas de artillería procedentes
de los combates que se están llevando a cabo en la
parte suroeste de la ciudad. A esa hora, en la plaza del Hotel
Palestina y en sus calles y avenidas adyacentes, no había
presencia de tropas militares estadounidenses ni tampoco de
efectivos del ejército iraquí, milicianos o
civiles armados.
Los brigadista señalan que a pesar de las imágenes
mostradas por la TV desde la Plaza del Hotel Palestina, la
población de Bagdad no ha recibido a las tropas estadounidenses
sino encerrados en sus casas. Las calles estaban prácticamente
vacías y los escasos viandantes mostraban perplejidad
ante una "calma" que se intuye es solo relativa.
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