“Abrigamos una fe inquebrantable, que nos alienta y enardece:
la fe en el hombre y en sus destinos, en los valores morales,
en la libertad como bien supremo, en la infinita potencia de
superación y ascensión. Y esa fe por la que trabajamos
y combatimos, es la fuerza inagotable que nos dinamiza”
Alfredo L Palacios
El título de éste artículo nace no sólo
de un convencimiento personal, sino del repudiable título
de la nota editorial publicada en el diario La Nación
del 31 de enero pasado: “El salvajismo de los piqueteros”.
La Nación, por su línea editorial y no por sus
trabajadores y algunos de sus profesionales, es el vocero
de la oligarquía y de las ideas represivas que tanto
su fundador, Bartolomé Mitre, como los que le han seguido
siempre demostraron desde 1870 en adelante desde la impronta
de considerarse “Una tribuna de doctrina”. Mitre
masacrando al pueblo paraguayo en 1865, combatiendo desde
sus páginas a las luchas obreras de principios de los
1900, apoyando periodística e ideológicamente
a cuanta dictadura militar usurpó el poder no sólo
en Argentina sino en toda Latinoamérica y guardando
un táctico silencio durante los negros años
del último gobierno de facto; no pueden hoy intentar
criminalizar la protesta.
Resulta que para “los Mitre” los piqueteros son
“salvajes” y “se ubican al margen de la
más mínima noción de solidaridad para
con sus semejantes y en la ilegalidad”, son los “jóvenes
portadores de invariables capuchas y amenazadores garrotes”
y que “se mofan de la existencia y el alcance de los
derechos ajenos”. Para el periódico, que estuvo
mudo mientras el neoliberalismo llevaba al país al
actual desolador estado de situación, resulta que a
los piqueteros “Los guía el erróneo precepto
ideológico de que sus necesidades los habilitan a ser
desconsiderados con los demás y los eximen del cumplimiento
de la ley, incluso a sabiendas de las gravísimas consecuencias
que puede llegar a tener esa clase de protestas, que ya son
francamente salvajes”, y como si éstas sentencias
no alcanzarían califica a las movilizaciones como “reprochables
y tozudos procedimientos, cundiría la anarquía
y se tornaría imposible la paz social” ya que
se trata de “abusivos grupos contestatarios”.
La fascista y falsa denuncia editorial realizada contra argentinos
que genuinamente protestan se toma el trabajo de recordar
que “A las autoridades les corresponde entender la inexcusable
obligación de mantenerlas francas” con referencia
a las rutas, avenidas y calles.
Es tal el nivel de complicidad que, el diario La Nación,
tiene con las fuerzas represoras que confunde al artículo
22 -el que habla del delito de sedición- con el artículo
14 y hace una deliberada omisión de los derechos prescriptos
en el artículo 14 bis de la carta magna que consagra
los derechos al trabajo, jubilación, protección
integral de la familia y sus bienes como también de
la vivienda digna.
Como sucedió días antes de la represión
del 26 de junio del 2002 en el Puente Avellaneda, en éstos
días algunos personeros y hasta el mismo provisorio
presidente, como también comunicadores y medios, van
dando señales de la necesidad de confrontar con los
movimientos sociales que el próximo lunes 3 reanudarán
con mayores fuerzas las protestas y los cortes de ruta para
que se cumpla con la asistencia a los desocupados y carenciados.
Desde algún lugar Darío Santillán y Maximiliano
Kosteki, los argentinos muertos a manos de la policía
bonaerense de Felipe Solá con la complicidad de la
Gendarmería Nacional y la Prefectura Naval de Eduardo
Duhalde, estarán presentes como verdaderos mártires
de las políticas del hambre represivo que el modelo
liberal y el sistema capitalista imponen al sonar de los “disparos
de sangre”.
Para no buscar más allá del último año,
donde solamente encontraremos las prácticas políticas
llevados a cabo para postrar a las mayorías en la desocupación
y la desesperanza, lo que sigue son datos de la realidad que
pretenden aumentar cada vez más las diferencias sociales
y terminar con los principios de independencia, libertad y
soberanía de nuestra patria.
Argentina ha pagado durante al año pasado y lo que
va de éste a los organismos internacionales de crédito
y ”de la dependencia”, o sea desde la toma del
poder por parte de los gobernadores justicialistas con Duhalde
a la cabeza previo acuerdo con Raúl Alfonsín
y luego del vuelo a la nada de Fernando de la Rúa el
20 de diciembre del 2001, la suma de 6.800 millones de dólares
que representan unos 136.000.000 de Planes de Jefas y Jefes
de Hogares a razón de los miserables 150 pesos o Lecop.
En ese período se han otorgado menos de 19 millones
de planes a los 2 millones de beneficiarios de entre los 3
millones anotados. Obviamente que las imposiciones de los
rectores organismos de crédito establecen que deben
ser 1,7 millones los que deben llegar a obtener esta asistencia
conforme a los últimos acuerdos.
El 10% de aumento operado en los niveles de pobreza e indigencia
desde mayo a octubre del 2002 que colocan a 20.000.000 de
ciudadanos debajo de sus límites mínimos, al
no alcanzar a un ingreso familiar de 716 y 324 pesos respectivamente,
surgen de los datos oficiales del INDEC. Esto significa que
el 58,1% de la población es pobre, y el 30,5% es indigente
cuando se eliminan del cómputo los planes. Lo que lleva
a que el 46,2% y el 21,9% de los hogares sean pobres e indigentes.
Sin embargo más de 20.000 millones de pesos han podido
ser dispuesto por el Gobierno Nacional para atender a los
redescuentos de los bancos dando la espalda, como siempre
sucede, a las necesidades del pueblo que genera las riquezas
con su trabajo, como también haber realizado una pesificación
asimétrica que con sus bonos han hipotecado el futuro
una vez más para salvar a la banca local y la de afuera
y a los grandes deudores del sistema financiero que no dudaron
en fugar capitales al exterior antes del debacle de la convertibilidad
de Carlos Menem y Domingo Cavallo mantenida por la Alianza
a rajatabla con Megacanje, Déficit Cero, Canje de Deuda,
Corralito, Bancarización y demás parafernalias
financieras.
En los hogares pobres los chicos mueren por desnutrición
y falta de atención sanitaria, millones están
quedando condenados a no poder crecer sanos y sin las posibilidades
de una vida digna, los desposeídos se ven obligados
a buscar en las calles la comida diaria o una ínfima
suma que le permita sobrevivir y los que aún conservan
el trabajo han visto perder su poder adquisitivo en más
de un 70%. Esto se lo debemos a los políticos, los
presidentes, los gobernadores, los intendentes, los legisladores
y los jueces que son los autores intelectuales de éstos
males para todo un pueblo, mientras que los vemos en “verdaderas
orgías” políticas y eleccionarias para
intentar conservar el poder.
No entienden, no saben y no quieren escuchar a todo un pueblo
porque están preocupados en ajustar las tarifas de
los servicios públicos, en ver como llegan a las elecciones
sin que estalle la República, en entregar la negociación
de la deuda a los mismos acreedores externos, en estudiar
reformas a las leyes de represión social entre otras
barbaridades cívicas. Se están equivocando demasiado
esta vez.
¿Qué respuestas y soluciones tiene el Gobierno
Nacional y los Provinciales para terminar con la exclusión
y la pobreza? Ninguna indudablemente.
¿Cuáles son las políticas activas para
reestablecer la cultura del trabajo y el bienestar? Ninguna,
sin dudas.
¿Qué han hecho en un año para detener
el hambre y la muerte de inocentes niños? Nada, absolutamente
nada.
Eso sí, se presentan como los Excelentísimos,
los Honorables, los Doctores, los Supremos, las Autoridades.
Para el pueblo ellos son los Mafiosos, los Corruptos, los
Narcotraficantes, los Mentirosos, los Ladrones, los Fraudulentos,
los Represores y los Asesinos. Casi nada la diferencia ¿No?.
Es por todo lo mucho que nos mienten, de la forma en que tratan
de esconder la verdad, en cómo nos quieren encerrar
en una elección presidencial fraudulenta, en cómo
quieren perpetrarse en el poder, de la forma que siguen garantizando
las ganancias de los concentrados grupos de poder económico,
de cómo acuerdan con el FMI, el BM y el BID, y demás
cuestiones que la inmensa mayoría de la juventud argentina
aún, a pesar del diario La Nación, los que usan
capuchas para que luego no los reconozcan en la barriadas
y sean sometidos a persecución y amenazas seguidas
de agresiones, persecución y muerte no creen nada de
los políticos y sus políticas, de los medios
y sus parcializadas noticias, de la justicia y sus compromisos
con el poder.
Son esos jóvenes los que acompañan y forman
parte de las nuevas organizaciones sociales del pueblo que
comenzaron la marcha para establecer su propio destino y su
futuro que necesariamente terminará en un triunfo.
Ellos serán los que más tarde o más temprano
se convertirán en el “Poder” que cambie
las reglas impuestas desde el discurso único, la hegemonía
política de ideas mercantilistas, rentísticas
y financieras a ultranza y fundamentalmente terminarán
con éste sistema-modelo capitalista-liberal. ¿De
ahí qué el diario La Nación los trata
de salvajes?.
Desde abajo donde las miserias se hacen insostenibles va creciendo
un movimiento popular y social que no se da por vencido -aunque
le hagan creer que está vencido-, luchan y se van convirtiendo
en los abanderados de la Solidaridad con mayúsculas
no la que pretende con discursos el poder avasallador de turno.
Con los pocos recursos con que cuentan van tejiendo políticas
sociales solidarias para colectivamente mitigar la exclusión:
ollas populares, comedores comunitarios, construcción
de viviendas, talleres textiles y metalúrgicos, bloqueras,
empresas que van recuperando para seguir trabajando, instrucción
y educación, imprentas, etc. Estos son algunos ejemplos
de un movimiento que está vivo y en franco crecimiento.
¿Será éste el miedo del matutino La Nación?.
Los políticos no pueden ingresar en éstos movimientos
con sus mentiras, traiciones y clientelismos, sus sucias manos
llenas de corrupción y olientes a mafias no penetran
a través de sus punteros y manzaneras. Éstos
son despreciados, corridos y denunciados constantemente..
En éstas organizaciones se responden a criterios de
horizontalidad y autogestión, son no violentos por
definición y convicción, saben mantener la calma
ante las agresiones que no son pocas. Es por eso que cualquier
ciudadano de buena fe y los trabajadores los respetan. Queda
para las oligarquías, las corporaciones y los financistas
-que siendo el 10% se quedan con el 80% de las rentas y las
riquezas- entender de una vez por todas que el cambio es inevitable.
¿Puede ser que para La Nación sean los piqueteros
los abusivos grupos?.
Los piqueteros, resumiendo en ésta palabra a los muchos
que no bajan las banderas de la dignidad, son héroes
dentro de éste despreciable sistema político
y económico, son héroes por estar vivos y lo
son sus muertos, son héroes que sobreviven a la persecución,
represión y muerte, son héroes porque están
haciendo una acción heroica desde sus muchos e inquebrantables
principios, son héroes por socializar aún lo
poco que tienen.
Por todo esto, si heroísmo es: “El esfuerzo de
la voluntad que lleva al hombre a realizar hechos extraordinarios”
nuestros ideales y compromisos deben estar dirigidos a respetar
y defender “El heroísmo de los piqueteros”.
<mailto:hugo_de_pedro@speedy.com.ar><http://usuarios.advance.com.ar/hugo-de-pedro/hdp.htm>
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