Sección +D Lo Mismo
Cuando los ángeles lloran
 
 
 
Foto: Roser Vilallonga. Refugiados de Kosovo
 
En un mar de confusión, una madre con su crío en brazos se pregunta; ¿qué ha pasado con los ideales de nuestra Nación? ¿qué le enseñaremos a nuestros hijos?

 

 
   
Por:-Clara Britos Noviembre de 2001 Buenos Aires

Atrás queda la explosión, el llanto, el horror. Esta imagen pertenece a Hiroshima, pero podría pertenecer a cualquier país del mundo.
El llanto de un niño, que nos atraviesa el corazón porque sabemos, somos concientes de no tener respuesta, a lo que sería tal vez la mayor de las torpezas: la guerra. La estupidez mayor del ser humano: la intolerancia, que no tiene país ni fronteras, anida en el egoísmo y el ansia de poder de cada hombre o mujer. Si nos educamos en la paz, como único paradigma a compartir universalmente cediendo lo que se deba ceder y aportando lo que se deba aportar por una verdadera globalización, la de los derechos basados en la dignidad de la vida; humanistas, fundamentalistas, ambientalistas y capitalistas, deberían revisar su metodología activista, seguramente habría mucho para corregir. ¿por qué tanta arrogancia?.Para quienes han dedicado su vida al estudio filosófico en el ámbito de las relaciones internacionales, el gran dilema intelectual es, si la “moral” puede ser aplicada a la política exterior de un país, cuando se cree que tan solo una escasa minoría de hombres y mujeres la aplican a su propia vida cotidiana y menos gobiernos aún, tienen como basamento normas y principios morales, e incluso generalmente los ciudadanos pretenden que el Estado cuide de sus intereses sin sentirse atrapado por la rigidez ética.

Podríamos comprender entonces la actitud estadounidense y también la de cualquier Nación que en la defensa de los intereses desarrolle medidas que no se apeguen a normas básicas de decencia en cuanto a los procedimientos. El dilucidar si la razón de Estado se debe anteponer a las reglas de la moral, ha sido preocupación desde la época de la antigua Grecia. ¿Cómo funcionaría una política exterior moral?
En el texto de Santo Tomás de Aquino encontramos un razonamiento ético Judeo-Cristiano, en cuanto a las Guerras Justas. Pero también tenemos el idealismo de “hacer el bien” que se ilustra en el discurso de Woodrow Wilson.
En Occidente, la tradición de la Guerra Justa ha sido básicamente de carácter religioso: se ha intentado reflexionar sobre si se podría justificar los asesinatos que obedecen a causas religiosas o políticas.
Santo Tomás de Aquino. “De la guerra.”
En cuanto si librar una guerra es pecado.
“puesto que el castigo se inflige a causa del pecado. Ahora bien, todos aquellos que emprendan campañas bélicas reciben amenaza de castigo por parte de Nuestro Señor, según San Mateo 26.52: Porque todos los que tomaren la espada, a espada perecerán. por tanto toda guerra es ilegítima.
Mi respuesta es; Para que una guerra sea justa, tres son los elementos indispensables”.
Para Tomás de Aquino, debía existir:
1) la autoridad del soberano.
2) una causa justa.
3) que las partes contendientes mantengan una intención correcta, que pretendan el progreso del bien, o la invalidación del mal. Woodrow Wilson a finales de la Segunda Guerra Mundial, responsabilizó (mediante una teoría), del flagelo de la guerra, a la política del poder y a los líderes no democráticos. Para él la guerra es irracional, puesto que no obedece al interés de la mayoría y podrían resolverse por medio del uso de la razón. Wilson afirmaba entonces que debería organizarse una Liga de las Naciones, que mediara e impidiera la agresión dando solución pacífica a las querellas.( hoy Naciones Unidas).
La obra de Gandhi ha ejercido gran influencia en el mundo, especialmente a través de su ejemplo, en que el método que se utiliza para alcanzar una meta, produce al mismo tiempo un efecto sobre el objetivo impuesto.
Generalmente los métodos políticos son violentos, e inclusive llegan a destruir el valor de la meta original.
No hay términos medios. No puede haber justificación.
Apoyar la violencia significa volverse corrupto, hipócrita y formar parte del problema. Si la Argentina, frente a los atentados terroristas perpetrados contra Estados Unidos, cree que el fin justifica los medios, quedará atrapada en la torpeza de creer también que los fines inmediatos son más importantes que el objetivo final. Para Gandhi, una revolución real no solo debe conseguir independencia política, sino que además debe engendrar seres libres de la perversidad de la violencia y el odio.
Para la gran mayoría de los norteamericanos que propiciaron los movimientos en pos de los derechos civiles y en contra del conflicto armado
de los ‘60, la no violencia fue la estrategia utilizada destinada a transformar y deshacer el racismo en el país y el apoyo a las dictaduras en el exterior.
La profecía de Gandhi parece una advertencia en plena era nuclear.
¿Puede el Estado servir al individuo?
¿Debe el individuo servir al Estado aún a costa de perder su vida en un enfrentamiento bélico?. Existe la posición que afirma que el poder garantizará la supervivencia. Se necesita una cuota de equilibrio, las más importantes manifestaciones de equilibrio de poder se encuentran históricamente, no en el equilibrio de dos naciones aisladas sino en las relaciones entre una nación o una alianza de naciones con otra alianza. Tanto los Estados Unidos como Inglaterra son renuentes a la alianza en tiempos de paz, no ocurre lo mismo cuando ambas naciones se sienten amenazadas en su equilibrio de poder. Pueden aumentar su propio poder; pueden agregar a su propio poder el de otras naciones o pueden evitar que otras naciones presten su poder al adversario, desde la primera opción se embarcan en una carrera armamentista, tras las últimas convocarían a políticas de alianzas. La posición de Argentina es “aparentemente” clara con respecto a los Estados Unidos que busca alianzas y convoca a una guerra.
Desde el campo religioso, y en favor de promulgar una moral que nadie parece seguir, encontramos la llamada “Guerra Justa”.
La ideología de la justificación de una guerra existe, sin embargo si no hiciéramos práctica de la guerra, la ideología carecería de sentido.
Los presidentes de Estados Unidos se han valido siempre del idealismo para justificar sus actos, pero actúan en forma radical, en su política exterior y ante la toma de medidas contra otras naciones e ideologías, hasta inducir al conflicto bélico. Existen pugnas internas y mundiales. La lucha es por el poder. La meta de los pueblos puede ser la Libertad, un ideal religioso, filosófico o económico, auspiciado por fuerzas internas o divinas, pero siempre al entrar en juego la política internacional, los engranajes se alimentan del objetivo primordial: el poder.


El Terrorismo

Se vale de personas violentas. Los jóvenes son más insensibles porque el sistema nervioso se va atemperando con la edad. Es por eso que suelen ser más utilizados en la formación de grupos terroristas hasta convertirse en psicópatas.
Si se agrega un fuerte adoctrinamiento ideológico sea cual fuere, se convierten en individuos que necesitan altos niveles de estimulación provocados por la violencia.
La ciencia busca hallar causas que expliquen el por qué de la violencia. Se cree que cualquier persona puede ejercerla ante ciertas circunstancias extremas.
Lo cierto es que al convocar individuos violentos, bajo un adoctrinamiento colectivo y utilizándolos para el logro de un fin, el fin que justificaría todo, hasta la guerra.
El fin siempre es el poder. “Algunos creen que la principal motivación del terrorismo reside en lo que consideran una confrontación inevitable entre culturas”, dijo Clinton. “Muchos piensan que existe un choque inevitable entre la civilización y los valores occidentales, y la civilización y los valores islámicos. Esto es una concepción errada”.Los falsos profetas suelen utilizar la religión con fines políticos.
Cuando el tema es el terrorismo no debería existir ninguna línea divisoria entre musulmanes y judíos, protestantes y católicos. Qué tienen en común Estados Unidos Y Afganistán, Serbia ,Croacia, Kosovo?.
La búsqueda de un enemigo que pueda justificar el acto más aberrante que el humano pueda realizar, la violencia del hombre contra el hombre, por la conquista del poder.


El nuevo enemigo, no es cuestión étnica ni religiosa, es la intolerancia que rompe con las barreras étnicas, anida en creyentes de todas las religiones, y existe en Oriente como en Occidente verdadero enemigo en común, la intolerancia se la puede erradicar a través del diálogo entre culturas.


Dijo Picco, quien fuera miembro de la ONU, durante veinte años:

“Algunos podrán mostrarse escépticos ante tal emprendimiento idealista, ya que carecen del coraje y la capacidad para manejarse con ideales en la arena política. A otros les resultará difícil participar, porque la estructura interna de la comunidad que lideran no está preparada para hacerlo. y hay algunos que aún se creen mejores que otros por derecho de nacimiento. De hecho esas son las verdaderas razones por las que un diálogo de civilizaciones es tan esencial.”


LT

 
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