Ocurrió en la provincia de Santa Cruz. Dos jóvenes
hermanos y bonaerenses, viajaron para visitar a su hermano mayor,
que vive con su familia en la localidad de 23 de Noviembre,
durante las vacaciones de invierno.
El viaje en micro fue normal, hasta que ya en Santa Cruz, en
la parada de Guer Aike, efectivos de la policía de esa
provincia detienen al ómnibus y requisan a sus pasajeros.
Juan Julio Álvarez de 17 años y Miguel Ángel
Álvarez de 20 años de edad son interrogados y
al pedir sus documentos y constatar que ambos eran de Buenos
Aires, comienza el trato discriminatorio hacia ellos, con comentarios
despectivos: " Así que sos de Guernica...venís
de Buenos Aires...?"
Los chicos son obligados a descender del micro, revisan sus
bolsos y todas sus pertenencias sin dar mayores explicaciones.
Al fin les devuelven los documentos, muy de malas maneras se
los arrojan sobre el cuerpo, los Álvarez no entendían
de qué se trataba todo eso, suben aliviados y a las apuradas
se instalan en sus asientos, no pudieron comunicarse con sus
padres por teléfono, éste les "tragó"
las monedas. Llevaban muchas horas de viaje.
En Río Gallegos, otra vez detiene la policía
al micro y esta vez van directamente en busca de los hermanos,
también hacen bajar a otros dos muchachos, también
oriundos de Buenos Aires...
Miguel Ángel pedía explicaciones, los policías
solo dijeron, "causa 688, averiguación de antecedentes".
Fueron llevados en calidad de "demorados" a la comisaría
2° de Río Gallegos, a cargo estaría un tal
encargado Reinoso, porque en realidad aún no hay respuesta
oficial.
Los chicos, perdieron el micro, aún tenían seis
horas de viaje por delante hasta 23 de Noviembre.
Juan, el menor de 17 años, pedía por su derecho
a realizar un llamado, Miguel Ángel sentía no
poder avisar a sus padres, quienes desde Guernica esperaban
ansiosos el llamado tranquilizador con las palabras; "estamos
bien ya llegamos..."
"La angustia que sentía, imagináte, como
madre que no sabe dónde están sus hijos, ellos
tenían que llamarme desde Guer Aike, y pasaban las
horas y no sabíamos nada de ellos."- cuenta hoy
la mamá-
También los chicos relatan lo sucedido con sorpresa
y mucha preocupación.
"En la comisaría, nos revisaron otra vez los bolsos,
la billetera, nos interrogaron sobre qué ingresos teníamos
en el trabajo, (sus padres tienen un pequeño comercio
de productos alimenticios), tomaron nota de nombre y direcciones
de todos mis familiares, incluso el teléfono de mi
hermano y cuando pedía el derecho a una llamada me
decían que después..."
Cuentan que los policías se negaron a revelar sus identidades,
como así también la de el encargado de ese operativo
y ante tanta insistencia de Juan, apareció un oficial
que le dijo; "Pendejo de mierda o lo entendés
por las buenas o por las malas..."
El joven exigió entonces que realizaran un inventario
del equipaje, a lo que accedieron, aunque exclamando "¿nos
ves cara de chorros?", y Juan contestó, "¿Y
a nosotros nos vieron cara de chorros?". La discusión
subió de tono, fue entonces cuando dijeron que el menor
sería trasladado a "la 3°" para menores
de edad, inmediatamente reaccionó su hermano Miguel
;"de mi hermano solo muerto me separan..."
Con el "pendejo de mierda" en la boca Miguel es
conducido junto a los otros dos jóvenes a un calabozo,
mientras el hermano menor era depositado en una escalera y
amenazado para que no se mueva.
Pasaban las horas, y en Guernica, los padres deciden llamar
a 23 de Noviembre, al descubrir que no sabían nada
de los chicos, la desesperación agudiza el temor.
Ocho horas estuvieron los jóvenes, "detenidos
en un calabozo, sin comer desde que salimos de Buenos Aires,
sin tomar agua..."
Ambos fueron fotografiados en la clásica postura de
frente con el cartelito y un número, tomaron sus huellas
digitales, sin que quedara un solo dedo sin ensuciar, les
hicieron firmar papeles, entre ellos uno que decía
que debían volver a presentarse dentro de las 72 horas,
muñidos de partida de nacimiento y foto 4 x4...
Se hicieron las 20 horas, y los dejan en libertad de irse.
Están en Río Gallegos, de noche, hace varios
grados bajo cero, no conocen la ciudad, y se encuentran a
seis horas de distancia de su destino, la localidad de 23
de Noviembre.
En Guernica, la familia no sabe nada. Nunca fueron notificados,
no se les permitió a sus hijos a realizar un solo llamado.
Los chicos, débiles, con hambre, sed y frío,
se dirigen a la terminal. La encuentran cerrada. Quedan en
la calle.
Recién entonces pueden comunicarse con los padres,
que en Buenos Aires vivían la terrible incertidumbre,
sabían que el micro había arribado a Río
Gallegos, y de sus hijos nada...
Un familiar es alertado y va en busca de los hermanos, que
al otro día son llevados en ambulancia hasta la casa
de su hermano mayor, en plena nevada, en 23 de Noviembre a
seis horas de Río Gallegos.
Evidentemente los argentinos habremos de estar en buenas manos
con Néstor Kirchner como presidente de los argentinos,
sobre todo nuestros humanos derechos...
PD: Durante varios días el señor Álvarez,
padre de los damnificados, pidió explicaciones a la
comisaría 2° de Río Gallegos, donde como
única respuesta recibe un; "el procedimiento estuvo
correcto". Reinoso estaría de licencia, y hoy
dirigiría esa comisaría el oficial Ojeda.
Extraoficialmente y de parte de un oficial que se negó
a dar su nombre, supo que habría una circular del propio
gobernados Kirchner, por la cual se pediría que a todas
las personas oriundas de Buenos Aires que arriben a su provincia,
deberían ser requisados y demorados por averiguación
de antecedentes.
Lo que no queda claro es si la detención en un calabozo,
los malos tratos y las amenazas, son parte también
del deber a cumplir. "Estuvimos ocho horas en un calabozo,
horrible, mientras los delincuentes caminaban libremente por
los pasillos, y se burlaban de nosotros, nos llamaban "perejiles".
Lo que preocupa a la familia Álvarez, además
de la gravedad de lo ocurrido, es que sus hijos fueron tratados
como delincuentes, y al no presentarse dentro dentro de las
72 horas, ¿Serían prófugos? Merecen una
explicación.
La Tapa n°7
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