¦Realizamos esta entrevista después del acto
público con Neca en Madrid. No es ningún cumplido
formal decir que nos hemos sentido privilegiados y orgullosos
de contar con su presencia. Si hay algo que salta a la vista,
nada más escuchar sus primeras palabras, es que se
trata de una mujer luchadora, comprometida hasta la médula
con el movimiento obrero argentino y con la batalla cotidiana
de los desocupados por una vida digna. Con su presencia en
el Estado español nos ha regalado con un soplo de frescura,
de combatividad y de entereza propio de la clase a la que
pertenece y del movimiento que representa. Desde aquí,
un saludo revolucionario del comité de redacción
El Militante a todos los miembros del MDT. ¡No os quepa
ninguna duda que la lucha de la clase obrera argentina es
parte de la lucha de la clase obrera del Estado español
e internacional! ¡Vuestras victorias y vuestras derrotas
también son las nuestras! ¡Ánimo y adelante!
El Militante.- ¿Cuál es el origen del MTD?
Neca Jara- Yo pertenezco al MTD de Solano, nosotros comenzamos
a organizarnos alrededor de 1997. Ya había experiencias
de movilizaciones, de protestas, de reclamos, como por ejemplo
las que se produjeron en Mosconi o en Cutral-có, en
la provincia de Neuquén, a partir de la privatización
de YPF, donde grandes masas de trabajadores salen a reclamar,
con el corte de ruta, ante despidos, rebajas de salarios y
todo lo que tiene que ver con el mundo obrero.
En Buenos Aires, en la zona sur, a esta experiencia que se
venía desarrollando se le da un poco más de
organización. Nosotros, por ejemplo, nos organizamos
a partir del fenómeno de la desocupación, una
realidad que nos estaba golpeando muy fuerte en ese tiempo
en Solano, una zona de grandes asentamientos, de grandes villas,
donde muchos venidos de las provincias se han establecido
en estos lugares generando todo un cordón de pobreza,
de marginación, de exclusión, de desarraigo
en las personas. Ante esta realidad tratamos de ver cómo
organizarnos, partiendo de esta realidad concreta, y como
barrio nos propusimos generar algo diferente, para no estar
sometidos, alienados, ante este sistema que produce todo esto.
La Estos movimientos son una reacción en contra de
lo que es capaz de producir el capitalismo, la privatización,
la falta de trabajo...
Fue así, analizando la realidad del barrio, como hicimos
las primeras reuniones, las primeras asambleas, comenzamos
a discutir qué es lo que queríamos, juntándonos
y viendo si podíamos resolver algunos problemas juntos,
si teníamos que defender algunas reivindicaciones o
si teníamos que organizarnos para algo más.
Y fue así como en la asamblea se resolvió que
estaba bien luchar por derechos, por reivindicaciones pero
también que era mucho más digno pensar que si
no luchábamos por una sociedad diferente, por una transformación
radical del sistema, corríamos el riesgo que todo se
diluyera en un determinado momento. Las luchas reivindicativas
son pasajeras.
EM.- ¿Cuál es la imagen del movimiento piquetero
y el MTD en la sociedad Argentina? ¿Tiene alguna similitud
con el referente que supone el MST en Brasil?
NJ.- Hemos pasado por diferentes etapas. La primera etapa
fue de mucha confrontación, no sólo con el Estado,
sino con la sociedad misma en general. El Gobierno, a través
de los medios de comunicación se ha ocupado muy bien
de desacreditar y poner una etiqueta a la organización
piquetera. De hecho son ellos los que acuñaron el término
piquetero, queriendo resaltar un aspecto totalmente aislado
de lo que es el conjunto de la organización y de nuestro
movimiento. Nosotros nos definimos como una organización
de trabajadores, de obreros desocupados y el Estado, poniéndonos
esta etiqueta, quería presentarnos como un grupo de
lúmpenes, de delincuentes que cortaban rutas en vez
de trabajar.
Con el tiempo eso se fue superando en la medida que mostramos
una legitimidad en la lucha. Es decir, es muy difícil
cuestionar al que pide trabajo, al que pide salud, al que
pide alimentación. Nosotros hemos mantenido esta lucha
en el tiempo, hemos extendido a muerte nuestra forma de lucha
y creo que hoy se ha instalado, en parte, en la sociedad.
De todas maneras, tuvo también que haber una experiencia
de parte de la clase media, de sentir que el sistema no sólo
golpea al obrero, al desocupado, sino que el sistema es capaz
de saquear a quien se le cruce en el camino para alcanzar
sus objetivos. Eso también permitió que aquellos
que en un momento determinado nos llamaban delincuentes, que
nos consideraban una molestia, hoy nos ven de una forma diferente.
EM.- ¿Qué relación existe entre el movimiento
piquetero y los trabajadores ocupados?
NJ.- Desde que comenzamos a organizarnos, uno de los puntos
que teníamos bien claro y siempre hemos levantado como
consigna es la defensa del trabajo. Cualquier fábrica
que se encontrara en un conflicto obrero hemos ido a solidarizarnos,
si se hacía un corte de ruta hemos ido a apoyar, como
es el caso de Zanón y Brucman que se está sosteniendo
por una lucha articulada por toda la sociedad. En momentos
críticos, cuando estuvieron al borde del desalojo salieron
todos los sectores a la calle y las organizaciones de desocupados
lo hicieron con mucha fuerza.
Hay una articulación muy fuerte con los obreros, con
la defensa del trabajo. Nosotros no trabajamos en función
de la desocupación, trabajamos en función de
una identidad que es la de ser proletario, de ser obrero.
Eso lo organizamos desde el barrio y articulando la lucha
con el mundo obrero.
EM.- ¿Cabe la perspectiva en Argentina que las ocupaciones
de fábrica se generalice, disputando abiertamente el
poder a la burguesía? ¿Podría cuajar
la idea, ante una crisis que sigue profundizándose,
que la única manera de garantizar el trabajo sea con
el control directo de la producción por parte de los
trabajadores?
NJ.- En los casos en los que se ha dado la ocupación
se nota la presencia de militantes que han trabajado en estos
lugares concretos. Muchas luchas de obreros se han perdido
porque los sindicatos han negociado y han entregado toda la
lucha.
Yo creo que estos casos de ocupaciones de fábricas
sirven como ejemplo, pueden multiplicarse. Pero creo también,
por la experiencia hasta ahora, que va a ser necesario la
inserción de compañeros en las fábricas
para que esto sea posible.
EM.- ¿No hay una pérdida de prestigio por parte
de estos dirigentes sindicales que mencionas y que eso posibilite
hacer un trabajo en las fábricas más directo,
con más resultados respecto? ¿Tenéis
previsto un plan de intervención en las fábricas,
aprovechando además el prestigio y las simpatías
del movimiento piquetero?
NJ.- Forma parte de uno de los puntos acordados para luchar,
por ejemplo, llamar a que todas las fábricas que entren
en conflicto que sean tomadas y controladas por los obreros.
Es una propuesta nos está llamando a un compromiso
concreto que es acercarse a las fábricas, estar en
relación con los obreros, conocer el conflicto, proponer
vías de acción... Creo que hay condiciones para
hacer eso, lo que tenemos que hacer es preparar el terreno
para trabajar, eso es lo que falta.
EM.- Existe el sentimiento en Argentina, como también
en Brasil, de indignación ante el hecho de vivir en
un país potencialmente tan rico y al mismo tiempo con
tanta miseria. Esa contradicción, ¿no es un
buen punto de partida para explicar que la desocupación,
la pobreza, el hambre no es un problema de recursos sino de
quien tiene la propiedad y el poder de decisión sobre
los medios de producción y por tanto que la sociedad,
organizada por los propios trabajadores, con un plan orientado
a satisfacer las necesidades de la inmensa mayoría,
podría acabar rápidamente con estas lacras?
¿No crees que la falta de una perspectiva de transformación
socialista, arraigada en el movimiento obrero, puede, a la
larga, debilitarlo?
NJ.- En primer lugar, al menos nosotros lo entendemos así
desde el movimiento, no existe una construcción diferente
si no hay una autonomía económica y política.
Ahora bien, esta autonomía requiere de marcos organizativos,
creo que lo que hay que generar son justamente las bases organizativas.
A mi me parece que si un programa no tiene una base organizativa
concreta, no se sustenta, no avanza en la realidad.
Uno de los grandes desafíos, al menos a nosotros nos
parece, es justamente comenzar a hacer un trabajo de base
con los obreros, si no, es muy difícil de avanzar con
estas propuestas concretas. Hay un programa, del movimiento
en lucha, del movimiento obrero, el problema es que este programa
hay que trasladarlo a cada lugar de trabajo, a cada territorio,
sobre eso es en lo que tenemos que avanzar en estos momentos.
Hay una base de los sindicatos que está muy crítica
con los dirigentes, con la línea política que
se está llevando adelante el sindicato y me parece
que es momento de sentarnos y de articular con fuerza algunos
puntos y líneas de acuerdo con estas bases que están
planteando algo diferente. Este es el momento por que hoy
estamos atravesando.
Esa idea que tu mencionabas, que no tenemos que pasar hambre
vivimos en un país rico, se entiende cuando hay un
proceso ideológico y político detrás,
sino es una idea que no se ve tan fácilmente. Es una
tarea transmitirla a cada lugar de trabajo.
EM.- ¿El modelo de sociedad alternativo al capitalismo
que defendéis lo definís como socialista, con
los medios de producción en manos de los trabajadores
y con un plan consciente, con el que se decida qué
producir, en qué cantidad, etc.?
NJ.- Nosotros creemos en la construcción del socialismo,
tenemos que trabajar para eso. Creemos que es algo que no
es utópico, no es imposible de alcanzar, sino que creemos
que cambiando hoy algunas herramientas, como la forma de relacionarnos,
de producir, de generar economía ya tienen que ser
formas concretas para nosotros hoy.
Si hablamos de socialismo y de valores de socialismo y seguimos
relacionándonos en las condiciones que nos impone el
sistema sería imposible alcanzar el socialismo. Tenemos
que modificar nuestra práctica concreta, cotidiana,
así es como trabajamos hacia dentro del movimiento.
EM.- En relación a vuestro movimiento, siempre ponéis
mucho énfasis en la participación. ¿Cómo
organizáis esa participación, la toma de decisiones...?
NJ.- Las asambleas funcionan a nivel de barrios. Tenemos como
criterio la horizontalidad, la autonomía, la democracia
directa, la lucha, pero entendemos que estos criterios están
enmarcados en una concepción política, es decir,
no es simplemente por enunciarlos que estos principios se
convierten en realidad. Se trata de hacer conciente desde
qué perspectiva política los queremos trabajar.
Nosotros decimos que hay democracia real, democracia verdadera
en el movimiento, cuando las discusiones y las decisiones
se corresponden con esa perspectiva.
Por ejemplo, creo que a veces se mal interpreta el tema de
la horizontalidad y de la autonomía en nuestro caso.
Horizontalidad no es sinónimo de desorganización,
que podemos decir cualquier cosa y que todo vale. Al contrario,
la horizontalidad es el ejercicio de una responsabilidad a
partir de un proyecto y de una concepción política.
Con la autonomía pasa lo mismo, nosotros la entendemos
como una forma nueva de hacer la política pero no niega
que nosotros somos parte integrante del movimiento obrero
tradicional.
EM.- En relación a los acontecimientos más recientes,
en concreto el asesinato de vuestros compañeros, ¿qué
efectos ha tenido en el movimiento? ¿Ha tenido el efecto
de desmoralizar y amedrentar al movimiento, que era el objetivo
del gobierno?
NJ.- Todo lo contrario. El movimiento se ha visto potenciado
fuertemente. Es cierto que hay mucho dolor y tristeza por
los compañeros asesinados, hay tristeza por los compañeros
procesados, heridos, pero en cuanto al espíritu de
la lucha creo que lo ha potenciado muchísimo más
y eso se ha demostrado en las dos movilizaciones que se hicieron
como repudio a la represión y como repudio a este gobierno.
Fueron movilizaciones muy masivas, en distintos lugares del
país, en Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Mar
de Plata y no sólo en el país, sino que ha provocado
una solidaridad y una adhesión a nivel mundial, percibida
fuertemente en Argentina, como es el caso de Italia, de España,
de México, de Brasil.
Creo que hubo una solidaridad en los obreros que no ha permitido
que el gobierno termine imponiendo este plan estratégico
de aislar o destruir al movimiento piquetero. Esta experiencia,
que es parte de la experiencia cotidiana con la que formamos
el movimiento, nos ha servido mucho para fortalecernos. Si
los compañeros hoy son capaces de decir que estamos
más firmes que nunca, a pesar de que nos maten significa
que vamos a seguir poniendo el pecho a la lucha.
EM.- ¿Qué sentido tiene las elecciones anticipadas
dentro de la estrategia del gobierno?
NJ.- Duhalde ha intentado, después de usurpar el gobierno,
porque es alguien que se metió sin que nadie le eligiera,
aparentar que es un gobierno populista, nacionalista, donde
se iban a recuperar las riquezas nacionales, las empresas
nacionales pero esto no se ha correspondido con la realidad.
Ahora su estrategia es legitimar, a través del voto,
a un gobierno que sigue estando a favor del FMI, de las multinacionales,
de los grupos económicos. De todas maneras es una legitimación
aparente, porque más del 50% de la población
no ve ninguna alternativa por la vía de las elecciones.
EM.- ¿Qué opinión tienes de cómo
se percibe en el Estado español la situación
en Argentina y más concretamente de los actos organizados
con El Militante, hasta ahora en Barcelona y Madrid?
NJ.- Tanto en Barcelona como en Madrid me parecieron actos
tanto en la participación como en la calidad muy interesantes.
Se ha generado un debate político con mucha profundidad
y con mucho respeto, a pesar de heterogeneidad, que ha sido
muy enriquecedor. Me impactó mucho, en esos dos actos,
la conciencia que hay del papel que ha jugado el capital financiero
español en todo el proceso de privatizaciones en Argentina.
No conozco muy bien la realidad de acá, pero a mi me
parece que políticamente fue muy positivo. Para nosotros
realmente es un aprendizaje y nos llevamos cosas que van a
potenciar nuestro movimiento. Aun me queda algún tiempo
en España, pero ésta es la impresión
que me llevo hasta el momento.
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