En horas de la mañana, el grupo de Trabajadores Desocupados
"Maximiliano Kosteki" en la Aníbal Verón,
de Guernica, Pte. Perón, se reunió como cada
26, a conmemorar un mes más del asesinato de sus compañeros,
Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, en homenaje
(tal vez no sea el concepto correcto a esgrimir, la Argentina
tiene recuerdos nefastos de hombres de su historia, que son
"homenajeados" cada año, cuando en realidad
su aporte ha sido la muerte y la injusticia, muchas veces
recordamos como líderes o caudillos a quiénes
tan solo obedecieron las órdenes de este "orden"
de economía instaurada en base a la represión).
Pero los rostros esperanzados, las voces tristes y los puños
cerrados, se transforman en la alegría de recordarlos,
y las manos se abren, y de las bocas sale poesía, y
de los dedos música y pan, huertas, bibliotecas, mesas
y sillas y miradas que buscan un futuro mejor en Argentina.
No es un 26 más, en Guernica, hubo una marcha, recorrieron
juntos las calles que día a día recorriera Maxi,
hombres mujeres y niños, bebés en brazos y en
cochecitos. Un patrullero los escoltó. Siempre los
hambrientos resultan "peligrosos" y sospechosos.
La marcha comenzó a las 11- 30 hs, desde el comedor
Maximiliano Kosteki, hasta la estación de Guernica,
por la avenida principal, se hizo un alto frente al municipio,
Elisa Delboy, referente del Grupo, habló muy fuerte
para que toda la gente escuche, "se entere" que
un 11 de junio de 2002, ahí mismo, estuvo Maximiliano,
sosteniendo una bandera, repudiando la represión a
los docentes, reclamando justicia... También Darío
Santillán. Un dispositivo de seguridad, bastante discreto,
como se vería luego en las calles de Lomas de Zamora,
se dedicó a observar simplemente en silencio. El señor
Pérez (quien parece ser el vocero oficial del intendente)
el mismo que atendió los reclamos aquel 11 de junio,
era el único funcionario que desde la entrada, hablaba
y hablaba, diciendo quien sabe qué... los demás
junto a los agentes "del orden", se limitaron en
mirar en silencio el desarrollo de la protesta. No hubo quema
de gomas, ni palos, ni rostros cubiertos, cada vecino pude
verse a los ojos.
13- 30 hs. En el tren, fue difícil el viaje, todavía
la sociedad rechaza ciertas prácticas, y resultan incoherentes
en sus quejas. Una señora, que seguramente viaja muy
seguido y soporta resignada el mal trato que El Metropolitano
(empresa concesionaria del servicio de transportes de tren
de pasajeros, que lejos de invertir en mejoras, solo recauda)
le imparte, demoras de una hora, en trayectos que solo deberían
llevar tres o cuatro minutos de viaje, clausura de baños
en estaciones, suciedad, asientos destrozados vías
que de no aminorar el tren su marcha provocarían su
descarrilamiento e incomodidades varias. Desde el gobierno,
la presencia inaudita de dos gendarmes que se pasean con armas
de grueso calibre en las manos en cada andén, ¿para
reprimir a un carterista ocasional? Gendarmería Nacional
"Centinelas de la Patria", ¿qué hacen
en las estaciones del ferrocarril?
Una discusión sin sentido, un grito; -"Yo voy
a trabajar"! -dijo esta señora- "Yo quiero
trabajar" le contestan- Parece que le molestaba viajar
en el mismo vagón que un piquetero que pegaba un papel
reclamando justicia, motivo por el cual un "seguridad"
lo increpaba. Claro, la señora solo pensó en
que debía llegar a su trabajo, y sintió miedo
de que el tren se retrace... no tuvo en cuenta los asesinatos
impunes. Fue la única queja en todo el tren ese día,
estábamos presente varios medios, argentinos y del
exterior, y la respuesta del joven piquetero de Guernica,
fue una mirada inmensamente triste, al escuchar que la señora
seguía gritando; -"¡Pero el gobierno algo
les da...!" a lo que él solo respondió;
-"si, $150 y represión..."
En la estación de Bánfield, se encolumnaron
los MTD, y se encaminaron hacia el domicilio del Presidente
Duhalde. A su paso, hubo silencio, entonaron ellos sus conocidos
cánticos contra la represión policial y limpiaron
las paredes y los postes de afiches, esos que tienen enormes
sonrisas de políticos prometedores...
Las calles de Lomas de Zamora, estaban tranquilas y los comercios
abiertos, pocos autos, debido a la crisis y no a las protestas.
algunos cientos de metros antes de la casa que sería
víctima del primer escrache, las vallas de vereda a
vereda, cientos de policías protegiendo, una hilera
de mujeres agentes del orden, llamó la atención,
¿por qué mujeres al frente?
Hubo manifestaciones de repudio, habló la madre de
Maximiliano Kosteki, agradeciendo a los movimientos piqueteros
su apoyo, hablaron otras madres de niños víctimas
de "gatillo fácil", la policía calló.
Se limitaron a filmar y fotografiar a los manifestantes, descaradamente
y en uniforme. Una mujer policía se paseaba entre sus
subordinadas y las vallas, diciéndoles quién
sabe que mentiras para que no se sientan afectadas, cada vez
que una madre les gritaba; ¿No tenés hijos?
¿qué harías si te lo matan? Hubo música
y poesía, el conjunto "Santa Revuelta" convocó
a artistas piqueteros, hubo sonido amplificado, para que escuchen
todos.
De este lado de las vallas, una periodista que recibe del
Estado la protección policial, debido a las amenazas
que sufre por denunciar, al sistema que permite que policías
maten obedeciendo órdenes del sistema que hoy le brinda
protección, paradojas de nuestra democracia. Y el Escrache
terminó.
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