Centenario de Francesc Tosquelles

Pepe Gutiérrez Alvarez

11/10/2012

 

Este año se cumple el centenario de Francesc Tosquelles Llauradó (Reus, 22-VIII-1912 – Granges sur Lot, 25-IX-1994),  un ilustre desconocido en su propio país que sin embargo pasará a la historia como el creador de la “psicoterapia institucional”, que se basaba en el psicoanálisis y el marxismo; no en vano fue militante del POUM desde su juventud, y mantuvo su ideario hasta el final. En el Wikipedia se dice:. “Tosquelles fue marxista republicano de sensibilidad libertaria, y en España tuvo ocasión de transformar la práctica médica durante la Guerra Civil. Tosquelles empleó prostitutas como personal sanitario, práctica mostrada en la película Politique de la folie”.

 

No se sabe mucho de él,  desde la Fundación Andreu Nin, desde donde se trabaja por darlo a conocer celebrando su centenario, hemos tenido dificultades para encontrar algunas fotografías suyas con las que ilustrar las actividades. Sabemos que estudió medicina durante la Dictadura de Primo de Rivera en Barcelona, y que desde 1933, trabajó en el Instituto Pere Mata de Reus, donde el doctor Emili Mirá le puso al día de los conocimientos psicoanalíticos. Se le atribuye la   singular ocurrencia de contratar prostitutas para cuidar a los enfermos, lo que es una muy buena idea, pero que no gustó nada a los de derechas de toda la vida. Como era militante del POUM, cuando llegó el golpe militar-fascista y la revolución, se alistó  en la Brigada poumista liderada por Joseph Rovira  y luchó en el frente de Aragón. Más tarde se ocupó de los servicios psiquiátricos del ejército de la República. Quedó en territorio ocupado por los franquistas, consiguió esconderse pero algún tiempo después, pasó la frontera. Su historial militante quedó más bien sepultado por el exilio, de manera que en el imprescindible Diccionari biogràfic del moviment obrer als Països Catalans (Edicións Universitat de Barcelona/Publicacions de l´Abadia de Montserrat, Barcelona, 2000), se le cita como médico psiquiatra y militante comunista sin conexión con su biografía ulterior.

 

Condenado a muerte por el régimen de Franco, Francesc se refugió en Francia. Nada más cruzar la frontera fue trasladado al campo de Septfonds, hasta que le soltaron. Tosquelles tuvo que revalidar en Francia su título de medicina, pues no se lo convalidaron, matriculándose de dicha carrera en el país galo, para convertirse en médico jefe del hospital de Saint Alban-sur-Limagnole, en Lozère, en 1952. Llega a este   hospital psiquiátrico de Saint-Albanal con dos maletas y dos libros: “Aktivere Krankenbehandlung in der Irrenanstalt” de Hermann Simon, que postulan que un hospital es un organismo enfermo que constantemente atiende a los llamados enfermos que ingresan en él y la tesis de Jacques Lacan “De la psychose paranoïaque dans ses rapports avec la personnalité”, que imprimió, durante la guerra, en el club de los enfermos del hospital. Participa entonces en la transformación de Saint Alban. Tosquelles fue primero reconocido como psiquiatra por México, cuyo gobierno del PRI no reconocía la dictadura de Franco que si encontró cómplices en los Estados Unidos de Eisenhower.

 

Ya en plena  Guerra Mundial puso en evidencia sus inquietudes imprimiendo variados textos en la imprenta del hospital: entre otros, la tesina de Jacques Lacan. En la posguerra se dio a conocer por sus ideas y, en 1952, por la gestión alternativa del hospital de Saint-Alban. Se le cita su aportación a la escuela institucional francesa del psicoanálisis… Frantz Fanon habla de él con devoción, y de vez en cuando alguien nos cuenta algo sobre él. 

 

Su “utopía” germina en los cincuenta experimentándose en principio en 3 clínicas privadas de Loir y Cher, Jean Oury en La Borde (Cour Cheverny), Claude Jeangirard en La Chesanaie (Chailles) y Bidault en Saumery, más tarde en otra clínica creada en La Verrière con Sivadon, antes de que por fin llegara su influencia a los psiquiatras públicos que introducen reformas en sus servicios.

 

El año 2001, la Editorial Alianza publicó su libro Las enseñanzas de la locura (ISBN: 8420667633 ISBN-13: 9788420667638) del que se dice que “que ofrece una penetrante reflexión sobre la práctica psicoterapéutica, el sentido de la locura y el papel del terapeuta. Recoge las reflexiones de más de cinco décadas de práctica clínica, y es su autobiografía intelectual. Pero también el interés de este libro está en su forma: el autor se ha refugiado en el ensayo didáctico. Ha optado por el diálogo imaginario. Francesc Tosquelles interroga a Francesc Tosquelles. A través de la evocación de los acontecimientos de una vida, se hace presente todo el recorrido interior de uno de los grandes nombres de la psiquiatría del siglo veinte.

 

Entre los diferentes actos de Homenaje organizados por la Fundació Andreu Nin, sobresale la que tendrá lugar en el Centre d´Art Santa Mònica (Rambla Santa Mònica, 7. Barcelona. Data: 25-10-2012; 19,00 h.), y el que  intervendrán: Pepe Gutiérrez Álvarez, Vicepresident de la Fundació Andreu Nin, Ignasi Sala (Psicoanalista),  Dr. Fernando Vicente (Psiquiatra), y  el Dr. Jacques Tosquelles, hijo de Francesc Tosquelles. Psiquiatra.

 

Interrupciones… (Frantz Fanon conoce a Francesc Tosquelles)

Peter Geismar (*)

Frantz Fanon (1925-1961), psiquiatra y luchador internacionalista., ocupa un lugar en la historia de la descolonización, como teórico y revolucionario. Su vida -desde su participación en la Segunda Guerra Mundial hasta el papel central que jugó en la revolución argelina- ha sido contada muchas veces (y por gente que le admiraba). En parte, porque estaba siendo olvidado. Fanon murió de leucemia pocos meses antes del triunfo de la revolución argelina. Luego, todo era urgente, las tareas se acumulaban y el olvido fue apoderándose de los muertos. Por supuesto, Fanon era un intelectual comprometido con la revolución del tercer mundo. Y como tal fue homenajeado por las nuevas autoridades argelinas: calles a su nombre, algunas estatuas, etcétera. Fanon siempre se consideró discípulo de Francesc Tosquelles, y la relación entre ambos queda reflejada en este capítulo de su biografía.


En noviembre de 1951, Frantz Fanon defendió su tesis de medicina ante una junta de cinco profesores. El trabajo del estudiante, Troubles mentaux et syndromes psychíatriques dans L'Hérédo-dégénération-spino-cérébelleuse. Un Cas de Maladie de Friedrich anee delire de possessíon, era una pieza convencional de investigación neurológica, excepto por el hecho de que comenzaba con una cita de la obra de Nietzsche, Así habló Zaratrusta, lo que indicaba que el interés de Fanon se concentraba más en el mundo vivo que en la erudición petrificada. Durante la defensa, Fanon se negó a aceptar las críticas de dos médicos que se mostraban hostiles a su trabajo; los enfrentó con masas de información estadística sobre el síndrome nervioso que constituía el objeto de su estudio. Apabullados por el torrente de datos del alumno, los dos críticos se avinieron a conceder a regañadientes, al término de una defensa de dos horas, que con algunos ligeros cambios, la tesis de Fanon era completamente aceptable. Fanon había satisfecho todos los requerimientos para obtener el título de Doctor en Medicina. Había comenzado ya a ejercer la psicoterapia, bajo la orientación de otros profesionales, en el Hospital de Saint-Ylie, en las afueras de Lyon. Después de unas vacaciones en la Martinica para reencontrarse con su familia, prosiguió sus estudios con una residencia en psiquiatría.

Alrededor de 1951, Fanon se había arrancado a sí mismo de la parálisis introspectiva descrita en ¡Escucha, blanco! Su carrera marchaba satisfactoriamente; escribía, y su energía política estaba encauzándose por canales más claramente definidos. Se había enamorado de una mujer blanca, Josie Dublé, algo más joven que él, que provenía de un ambiente socialista, pero no tenía, ella, una misma posición política. Se habían conocido en 1948 cuando ella estudiaba en el lycée, en Lyon. Josie era una persona de vida muy intensa, sorprendentemente atractiva, con una larga cabellera y una tez suave y tostada por el sol. Ayudaba mucho a Fanon escribiendo lo que él le dictaba. Fanon carecía de destreza manual; su caligrafía era a menudo ininteligible y no sabía escribir a máquina. Necesitaba de alguien que pudiera seguir el ritmo de su pensamiento. En el hospital dictaba sus notas a las enfermeras, y después de que él y Josie se casaron, en 1952, ella siguió ayudándolo con sus manuscritos. Posteriormente, cuando se trasladaron a África del Norte, tuvieron un hijo al que llamaron Olivier.

Fanon nunca trataba de negar sus orígenes raciales. Cuando estudiaba en la Facultad de Medicina, contribuyó a organizar la Unión de Estudiantes de los Territorios Ultramarinos de Francia, en Lyon, y fundó un periódico, Tam-Tam, cuyo nombre se inspiraba en la imagen del tam-tam, un motivo recurrente en la pieza de Aimé Césaire, Larmes Miraculeuses. Los negros de Lyon estaban dispuestos a dejar establecida su propia identidad ante las permanentes insinuaciones de los blancos: el tam-tam sirvió como un eficaz medio de comunicación de larga distancia antes de que naciera Samuel Morse. Pero por la misma razón el periódico nunca llegó a ver la luz; solo se publicó el primer número en el cual la mayoría de los artículos estaban redactados por Fanon. La calidad de sus escritos, sin embargo, impresionó a los catedráticos de la ciudad; Fanon fue invitado a pronunciar una conferencia en el Lycée du Pare. Su charla sobre la poesía negra indujo a uno de los profesores, Achule, a conferirle lo que para él era el más alto título: "En definitiva -le dijo- usted es blanco." Fanon se volvió muy susceptible respecto de los elogios. Nunca se llevó bien con Francis Jeanson, profesor de filosofía izquierdista y uno de los primeros lectores de ¡Escucha, blanco!, simplemente porque Jeanson creía que los ensayos eran brillantes. Fanon pensaba que lo que quería decir era que resultaban sorprendentes tratándose de un negro.

En 1952 Fanon volvió al campo de la zona central de Francia, en las cercanías de la ciudad de Mende; había sido admitido para el programa de residencia en el Hospital de Saint-Alban, bajo la dirección del profesor Francesc Tosquelles. En esa época, este y su hospital eran el modelo de muchos proyectos de reforma psiquiátrica en toda Francia. Tosquelles es un hombre bajo y nervioso, que habla con un pronunciado acento español, después de dos décadas de vivir en Francia. Cuando alguien nota su acento o le pide que repita una frase, comienza a articular las palabras (sonriendo ligeramente en cada sílaba) como si estuviera dando una clase de fonética para principiantes. Los alumnos de Tosquelles sienten gran lealtad y respeto hacia este hombre que nació en Reus, Barcelona, estudió en París y se convirtió en un refugiado político después de la Guerra Civil española. El nombre de Tosquelles es sinónimo de thérapeutique institutiannelle, cuya traducción podría ser "terapia comunitaria". Sin embargo, esta no era una explicación suficiente del término francés. Tosquelles escribió:

"... la psiquiatría no puede reducirse a una visión del hombre como una variedad más de los organismos vivos. Es una actividad médica que debe basarse en una concepción "total" o "antropológica" del hombre, que incluya al mismo tiempo lo que podríamos, llamar las perspectivas biológica, psicológica, histórica y sociológica."

Tosquelles aceptaba con reticencia el hecho de que en la moderna sociedad occidental haya necesidad de hospitales psiquiátricos, pero quería revolucionar el concepto de lo que es un hospital; sostenía igualmente que los pacientes debían ser dados de alta y reintegrarse a la comunidad tan pronto como fuera posible. Para él, el hospital mismo tenía que funcionar como una comunidad; es decir, no sólo los médicos y enfermeros debían encargarse de curar a los pacientes, sino que estos tenían que ayudarse mutuamente, e inclusive el personal de mantenimiento y administración debía participar del mecanismo de la curación.

La psiquiatría (explicó Tosquelles en una conferencia médica de 1953), forzada por la sociedad a aislarse con sus pacientes entre las paredes de los asilos, no puede permanecer ciega a las relaciones que existen entre la enfermedad mental, la personalidad, el ambiente y los acontecimientos reales vividos por el paciente.

La psiquiatría debe definirse por sus esfuerzos para integrar el conocimiento médico y orgánico con la psicología concreta de los pacientes.

Esta era una psiquiatría materialista que otorgaba gran importancia a los detalles más pequeños de la estructura de la institución mental. En Saint-Alban, la terapia de grupo era algo más que un intervalo ocasional; formaba parte del modo de vida de los pacientes. El hospital estaba dividido en "barrios", y luego en grupos más reducidos de pacientes, que vivían juntos, trabajaban colectivamente e intentaban, al menos en las últimas etapas de la cura, ayudarse unos a otros. Esta era una operación delicada; Tosquelles se interesaba por cada uno de los aspectos y estaba siempre modificando detalles para ver si algo podía funcionar mejor, y ensayando varias "curas" diferentes con los pacientes que requerían un tratamiento prolongado. Escribió sobre los aspectos organizativos de la ergothérapie, término que usaba para designar la terapia basada en el trabajo y completamente integrada a la vida comunitaria del hospital. Quería que sus alumnos examinaran:

1. La estructura, densidad y homogeneidad de los grupos de pacientes que participaban del trabajo.
2. El tipo de trabajo que realizaban.
3. Los sistemas para llevar a cabo el trabajo.
4. Todos los materiales que podían ser utilizados.
5. EÍ tipo de atmósfera social que el trabajo mismo creaba.
6. El grado de especialización necesario para completar cada aspecto del trabajo.
7. El grado de colaboración necesario para efectuar el trabajo.
8. El grado de responsabilidad que debía esperarse de los trabajadores para que llevaran a cabo sus tareas.

Los psiquiatras que trabajaban con Tosquelles tenían que ser no sólo terapeutas sino también estructuralistas; se les exigía que analizaran los más pequeños detalles de las rutinas cotidianas.

Tosquelles y sus discípulos usaban constantemente el término thérapeutique instítutionnelle; en un congreso médico se le pidió a aquel que explicara este concepto. El psiquiatra respondió que catorce años de experimentos en Saint-Alban habían permitido a él y a sus alumnos sentar ciertas premisas orientadoras respecto de cómo querían organizar las instituciones psiquiátricas. Los hospitales estaban divididos en diferentes quartiers de enfermeros, pacientes, y médicos, dentro de los cuales había comunidades de no más de diez o doce enfermos que vivían y trabajaban juntos. Los médicos tenían la responsabilidad de capacitar a los enfermeros para el manejo de los grupos, y aquellos, por su parte, debían llevar un minucioso registro de cada paciente. Había un amplio mecanismo de reuniones entre los médicos y enfermeras; los, médicos, enfermeros y pacientes; y los pacientes solos sin personal médico. Los enfermos no debían permanecer confinados en un grupo o quartíer, sino que podían ser trasladados tantas veces como fuera necesario, hasta que se sintieran más cómodos. Para cada paciente se formaban equipos de por lo menos dos o tres médicos. Tosquelles pensaba que si un solo médico trabajaba con el paciente resultaría difícil manejar los conflictos edípicos a menudo presentes. Creía también que los diálogos entre los médicos podían representar una ayuda para los pacientes. Finalmente, todas las actividades de la institución debían estar estructuradas de manera tal que contribuyeran a que los enfermos adquirieran conciencia de sus propios problemas, a fin de que pudiera iniciarse la cura.

Durante dos años, Fanon trabajó en estrecha relación con Tosquelles y publicó tres trabajos de investigación directamente con el profesor y otros tantos con uno de sus condiscípulos. Los programas de reforma médica que introdujo en los hospitales de Elida, Argelia, y de Manuba, Túnez, fueron el resultado de su educación en Saint-Alban. Las situaciones, con que se encontró en África del Norte eran totalmente diferentes de todo lo que había imaginado. El nivel de la asistencia psiquiátrica en ambas instituciones podría caracterizarse como medieval. Fanon tuvo que dedicar sus mejores energías a la tarea de llevar aquellos hospitales al siglo XX. Su carrera médica se convirtió en fuentes de frustraciones, en el sentido de que, cada vez que renovaba los servicios psiquiátricos de la institución y se hallaba en condiciones de comenzar a experimentar las sutilezas de la "terapia comunitaria", se veía obligado a abandonar su labor por razones políticas. Fanon tuvo siempre un oculto deseo de alejarse de la política para volver a su primitivo interés: la investigación de nuevos métodos de psicoterapia; pero pensaba que la revolución debía garantizar un medio adecuado para mayores avances en ese campo; era una interrupción inevitable de lo que él consideraba su verdadero trabajo. Siempre había interrupciones de uno u otro tipo.

En la primavera de 1953, Fanon tuvo que abandonar su trabajo de investigación con Tosquelles, a fin de estudiar para Le Médicat des hópitaux psichiatriques, el examen maratón que impide a tantos médicos franceses convertirse en psiquiatras. En 1953, 150 candidatos se presentaron al examen; menos de un tercio logró aprobarlo. Antes de rendir la parte oral del Médicat, era necesario realizar satisfactoriamente pruebas escritas de patología, neurología, medicina legal y otras disciplinas, que se prolongaban durante cuarenta y ocho horas y de las cuales se debía entregar una copia a cada uno de los dos examinadores; alrededor de diez días más tarde, estos se reunían para comparar los resultados de sus correcciones. El 13 de julio de 1953, Joby Fanon y Josie estaban aguardando en la sala de recepción del anfiteatro de exámenes de la Faculté de Médecine en París; Frantz Fanon se hallaba en el interior discutiendo con ciertos profesores menos convencidos que él de la necesidad de reestructurar la práctica psiquiátrica en el país. Como el examen oral duró hasta las primeras horas de la noche, comenzaron a oírse los ecos de las celebraciones del día de la Bastilla; Joby comentó a Josie que seguramente habría fuegos artificiales más estruendosos dentro del anfiteatro. Por último, Fanon debía examinar a varios pacientes especialmente seleccionados, en presencia de siete médicos vestidos con la toga académica; luego se le concedía media hora para redactar sus notas y leer su diagnóstico ante los médicos y ante cualquier persona que quisiera asistir a la última sesión del Médicat; este era un examen tan largo y exigente que aprobarlo significaba tener asegurado un puesto de chef de service en alguna de las más importante instituciones psiquiátricas de Francia.

En su juventud, a Lenin le fascinaba la revolución. A los dieciséis años, era un revolucionario; alrededor de los cuarenta y cinco, había hecho una revolución. Su partido se convirtió en su vida; se había nutrido siempre de la ideología socialista. El caso de Fanon es completamente diferente. A los dieciséis años, no sabía qué pensar de las tropas francesas que ocupaban su país natal; alrededor de los veinte, combatió en la guerra junto a ellas. Hasta después de 1954, su vida era la psiquiatría, y dedicaba cada vez más sus energías a los programas de reforma médica. En la época en que recibió su título de "psiquiatra" deseaba alejarse del racismo de Occidente; uno de los puntos fundamentales de su educación era el concepto de négrítude, tan importante para Césaire y para otros escritores nucleados en torno de la editorial Présence Africaine. Fanon recibió un ofrecimiento para ocupar el cargo de director del hospital de la Martinica. Sin embargo, aunque le hubiera gustado regresar a la isla, allí no había facilidades para ejercer la psiquiatría o dedicarse a la investigación. Escribió entonces a Léopold Senghor, presidente de Senegal y uno de los autores más importantes para la escuela de Présence Afrícame, preguntándole si existían posibilidades de ejercer la medicina en su país. La carta nunca recibió respuesta. Fanon se hallaba en una situación contradictoria: quería trabajar fuera de Occidente, pero en algún lugar en el que pudiera ejercer la psiquiatría y contar con el personal y los medios necesarios para practicar el tratamiento por electro-shock, la terapia con insulina y la ergothérapie intensiva. Aunque decidido a abandonar Francia, aceptó un puesto temporal como chef de service en un hospital psiquiátrico de Pontorson.

Esta ciudad, situada en la costa atlántica de Francia, vive de la enorme marea de turistas que recalan en la Abadía del Mont Saint Michel y sus proximidades. El hospital, y todo lo que lo rodea, está construido en piedra gris; varias millas a la redonda, el paisaje está dominado solo por la sombra del cielo y los cenagosos pantanos. El hospital, por lo menos, tiene amplios prados verdes y jardines de una belleza rígida y formal, generosamente regados por las lluvias casi diarias. Hay 880 camas y algunos médicos anormalmente deprimidos. Al viajar hacia Pontorson en 1969, yo aún no había hallado respuesta a una importante pregunta: ¿Exactamente cuándo se convirtió Fanon en un revolucionario? Hasta comenzar a trabajar en Pontorson, parece haber estado totalmente inmerso en su profesión; su actividad política cesó después de sus años universitarios. ¿El motivo de su viaje a Argelia fue -como sostiene Josie Fanon- la creciente tensión política que existía en ese país? ¿O fueron las presiones revolucionarias en constante aumento las que determinaron su radicalización bastante tiempo después de su llegada? Parece difícil imaginar que Fanon renunciara a un puesto en la metrópoli, para cambiarlo por otra institución de un dominio ultramarino de Francia, por motivaciones que no fueran políticas. Pero muchos de sus amigos de Argelia e inclusive sus antiguos conocidos de la Martinica sostienen que Fanon no era de ninguna manera un revolucionario cuando llegó a Elida.

En Pontorson, pregunté a un joven psiquiatra, un chef de service, por qué un médico podía querer abandonar un puesto como el suyo para trabajar en Elida. El psiquiatra me observó, levantó la mirada hacia el cielo gris y dijo: "Escuche."

Escuché. Se hizo un silencio absoluto. Esta fue su explicación: él no podía resistir más en esta parte de Normandía, que, en su opinión, era la región más deprimente del mundo. Cualquier médico, dijo, hubiera saltado de alegría ante la posibilidad de trasladarse a Elida, situada exactamente en las afueras de la gran ciudad de Argel. Eso era hermoso, y en aquella época los hospitales tenían excedentes de dinero para destinarlos a la investigación. El chef de service tenía un ejemplar del Bulletin Officiel muy cerca de su escritorio. Por disposición legal, todas las vacantes para altos puestos en los hospitales franceses debían ser registradas en esa publicación oficial. Alrededor de un mes después de haber emprendido el viaje a Pontorson, Fanon leyó que había una vacante para un cargo de chef de service en Argelia; se batió apresuradamente en retirada de los tristes pantanos de la alta Normandía. Su nuevo destino constituía una transacción: Argelia formaba parte del Tercer Mundo, pero no era el África Negra ni las Antillas.

(*) Peter Geismar, Fanon, Granica Editor, Buenos aires, 1972, páginas 59-68)

Notas
1 Le Travail thérapeutique á l'hópital psychiatrique. París, Editions du Scarabée, 1967, pág. 7.
2 Congrés des médecins aliénistes et neurologues de France et des pays de langue française (Pau, 1953).
3. Le Travail thérapeutique á l'hópital psychiatrique, p. 53.
4. Congrés des médecins aliénistes et neurologues de France et des pays de langue française (Pau, 1953).