EL INFORME ANTICONSTITUCIONAL DEL FMI.

Hoy, jueves 5 de diciembre de 2002, se publican en los medios de difusión las conclusiones que sacan los empleados del Fondo Monetario Internacional en relación con la economía española.

La forma y el tono que emplea esta institución antidemocrática (sus propietarios tienen la representación según las cuotas que aportan; por lo tanto, no es, un país un voto, sino el país que más aporta, EEUU, tiene los votos con relación al capital aportado, más de un 16 %. Con el G7 y Japón constituyen la mayoría absoluta para la toma de decisiones) van en contra de sus propios principios: "no es el papel del FMI influir directamente sobre la política interna de los países que acuden a pedir su ayuda". Pero ¡ay! de aquellos países que no sigan las líneas de las políticas de sus "socios" poderosos…

Así sus conclusiones respecto al Estado español son que se supriman las cláusulas salariales y el recorte de las pensiones. Estas son las más llamativas. A esta institución no le importa lo más mínimo que nuestra Constitución ampare los derechos de los trabajadores, que tanto trabajo cuestan, ni nuestras leyes laborales, ni nuestra lucha a favor de acuerdos sindicales (véase las manifestaciones anti-Decretazo que han conseguido variar la decisión del gobierno Aznar, y dejarlo, por ahora, en las restricciones del subsidio agrario, que estamos seguros que también conseguiremos sacar adelante), ni las diferentes mesas sindicales en empresas y administraciones públicas. A estos tecnócratas sólo les interesa el interés de su amo, EEUU, socio y accionista mayoritario, y dominar el mundo como si de una sociedad anónima se tratase.

Con la desfachatez propia del "pensamiento único" (me he tardado en dar cuenta que es único porque son incapaces de que en sus cabezas les quepa otro; la diversidad en el fascismo es una prohibición mental), alegan que su informe es el camino correcto, porque de seguir otras políticas se crearía inflación y nos alejaría del crecimiento económico.

Y por qué decimos lo de desfachatez. No es un insulto. Insulto es pensar que lo que dicen no tiene vuelta de hoja. Cuando se está favoreciendo en nuestro país la deslocalización de empresas, desde Fontaneda hasta SEAT, por ser ejemplos más conocidos, se está agrandando el gasto público con el desempleo de los parados, a estos señores se les ocurre recomendar reducir el gasto público, disminuyendo las garantías que tienen los que todavía somos trabajadores. Es decir siempre la persecución del explotado. ¿Por qué no se persigue, se multa, se sanciona, a las multinacionales que generan pobreza, miseria y paro, y que provocarán de manera indirecta subidas en el gasto público?. ¿Por qué en vez de restringir el gasto público del pensionista y el trabajador, pasivo o activo, en suma, no se incrementan los impuestos sobre las grandes fortunas, sobre la especulación financiera (Tobin y otros), o sobre las rentas de capital y el beneficio de las empresas grandes y poderosas?. Porque es evidente que para equilibrar un presupuesto, señores del FMI, no es ÚNICAMENTE necesario bajar el gasto, si subimos los ingresos, el saldo queda igual. Esto es matemática pura, no economía.

Por lo tanto, dejando otros ejemplos con los que se desmontarían todos los argumentos neoliberales del FMI, pero destacando la cantidad de ingresos que tendrían los estados privilegiados, si sancionaran a sus bancos por tener sucursales de dinero opaco en los paraísos fiscales, es decir otra medida para combatir la inflación, desviando la inversión hacia territorio nacional, por lo tanto, decimos, que de una vez por todas nuestro Estado tiene una Constitución y unas leyes, unos acuerdos y unos pactos, que buenos o malos son nuestros, y que al menos pretenden ser democráticos, con la democracia imperfecta que tenemos, pero que siempre son mejores que los que vengan desde fuera, desde el FMI, con lecciones imperialistas (la expresión es de Joseph Stiglitz, premio Nóbel de economía de 2001, que califica así a la política del FMI. Y Stiglitz no es ningún marxista, sino postkeynessiano) de los tecnócratas de una institución que, aunque España pertenezca con un miserable 1,52% de participación en cuotas y votos, no tienen ninguna fuerza política para intentar cambiar las decisiones de un estado soberano, no privatizado, por ahora, como el nuestro.

La conclusión es que se pueden seguir otras políticas, y que no hace falta los consejos del FMI para que este país salga adelante. Y de ninguna manera para que las políticas neoliberales constituyan el eje vertebral del mundo, excluyendo los derechos sociales, humanos, y económicos de los menos privilegiados.

Y si otra política es posible es que otro mundo es posible, más justo, más razonable, más democrático y menos violento. Y no olvidemos que la violencia nace preferentemente en los despachos, luego se propaga a la calle, surge la contraviolencia, y así continuamente no conseguimos salir del marasmo de la globalización neoliberal.

Antonio Cruz González

6 de diciembre de 2002, día de la Constitución.