GIBSON o la dignidad.

12 de Agosto de 2007.

 

Asistí la semana pasada en “la Menéndez” a un seminario impartido por el escritor Ian Gibson. Aquí quiero destacar las aportaciones de este autor al descubrimiento y expansión de la Verdad Histórica. Nuestro ostracismo debido a una dictadura de 40 años, dónde prevaleció la censura, la opacidad, la falta de libertad y la tremenda represión sobre todo lo que fuera contrario al régimen franquista, nos impidió acceder a las verdades históricas, situaciones y personajes. El descubrimiento a través de las Biografías de personajes extraordinarios, silenciados en todo o en parte por el régimen totalitario, así cómo también por las circunstancias que atravesaron, me hace recordar como pionero a Gibson de la recuperación de la Historia. En efecto, el primer libro que yo leí de él, sobre el Asesinato de Federico García Lorca, publicado primero en Ruedo Ibérico en la década de los 70, y por supuesto prohibido en la Península Ibérica y sus islas, y dado a conocer ya en los 80, tras la muerte del dictador, nos llevaba a una situación casi desconocida por la mayoría de los españolitos venidos al mundo. Qué había habido una Guerra Civil, y que allí se mataban poetas. Lorca, Machado, Hérnandez, víctimas del franquismo y también que muchos otros, de primera fila, León Felipe, Luis Cernuda, Garfias, Altolaguirre, Alberti, Concha Méndez, Juan Ramón Jimenez, Zenobia Camprobí, María Teresa León (no poeta, pero si escritora), y otros que sería muy largo enumerar, tuvieron que ir al exilio, al largo exilio, por causa de las ideas contrarias al totalitarismo de corte fascista.

 

En el primer lugar de las biografías, fue la de Lorca (primero su asesinato y luego su larga biografía), luego vinieron las de su asesino, Queipo de Llano, las de Dalí, Machado, y ahora, en preparación, otra de Buñuel. También Rubén Darío y sus connotaciones con la literatura del pueblo español (como la llamó Brenan) tiene gran importancia. Un libro histórico sobre Paracuellos también arrojó luz sobre este hecho, citado repetidamente por los golpistas.

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Ian Gibson, escritor, preeminentemente biógrafo, en la intervención sobre el Debate de la próxima Ley de Memoria. Foto del autor del artículo.

 

Esto me hizo conocer los personajes y el país y su paisanaje. Lo cual no es poco, si tenemos en cuenta que por mor de conseguir una democracia, se llegó a un período o pacto de Silencio, durante una Transición pactada, en la que la izquierda, aún consiguiendo un gran número de libertades, sufrió también la terrible opresión de los vencedores, que o bien matando abogados o intentando golpes de Estado (Tejero y compañía), presionó para que todo estuviera atado y bien atado.

 

Sin embargo, con amplias parcelas de libertad, la lucha sigue. Y aquí aparece el hombre digno, el ciudadano Gibson, irlandés, con nacionalidad española desde hace algunos años, y que defiende una postura humana, democrática, y comprometida. Ya comentaba Gonzalo Torrente Ballester en el prólogo (Hª de la literatura Española de Gerald Brenan. Editorial Crítica. Barcelona. 1984) sobre Brenan, que “los juicios de quien viene de fuera y ve nuestras cosas con mirada distinta y a distinta luz” permiten una valoración clara y más objetivamente satisfactoria que los nuestros. En el caso de Gibson es evidente, y yo lo achaco a que la mayoría de foráneos que nos dedican su tiempo y su arte, están carentes del vicio nacional, expresado por Ganivet y recordado por Gibson en su última novela, Viento del Sur, que no es otro que la envidia.

 

La Biografía, relato histórico alrededor de un personaje, con datos objetivos y comentarios con criterio crítico, no hagiográfico, han conseguido en Gibson acercarnos a otras disciplinas como la Recuperación de la Historia, contenida de soslayo en sus biografiados. Por eso tiene para mí, más importancia si cabe, que el propio relato.

 

Derivado de todo ello, la postura de Gibson y su compromiso es valiente, y comentábamos con él la defensa que hay que hacer de la ILE (Institución Libre de Enseñanza) y su legado. El nos aclaró que había firmado el Manifiesto que se ha difundido estos últimos días ante las pretendidas reformas que se quieren hacer sobre el edificio histórico de la ILE, sus muros, su patio maravilloso, espacio utilizado por Francisco Giner de los Ríos y Cossío, como continuación de las aulas, para difundir su mensaje en los tiempos de ocio.

 

También surgió de forma espontánea y sin ninguna presión, en el debate de una de las ponencias, la necesidad de proteger la que fuera casa en Madrid de Vicente Aleixandre, amenazada por la piqueta de los neocons inmobiliarios. Los casi 100 alumnos asistentes, con nuestra firma, reivindicamos la dedicación de la casa de Aleixandre para un centro de cultura, casa-museo del premio Nobel, o actividades similares. Es necesario dar a conocer que los familiares de Aleixandre están dispuestos a llegar a un acuerdo, sin presiones del mercado, para que la mansión pase a manos públicas y que se dedice a la Memoria del poeta para mayor gloria del pueblo español y su cultura.

 

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Un momento del debate sobre la Ley,llamada de Memoria Histórica. UIMP, 9 Agosto 2007. En el centro Gibson. Foto propia.

 

Sucedió un acto inesperado. Un debate de una hora, el jueves 9, promovido por la UIMP, sobre la futura ley denominada de “Memoria Histórica”, debate en que participó Gibson, junto con un diputado del PSOE, un senador del PP y una moderadora de la agencia EFE, con extensiva invitación a los alumnos participantes. A pesar del frío del aire acondicionado de la sala, el debate estuvo “caliente”, siendo lo más destacado las palabras de Gibson, en que de una forma clara, resumida y breve, no exenta de seriedad y contundencia, afirmó que es necesario que los desaparecidos, enterrados en cunetas y fosas comunes, tengan un entierro digno y que esto debería ser promovido por el Estado. Citó los más de 40.000 desaparecidos y víctimas de la dictadura, y el derecho que tienen, que ya se ejerció con los caídos del otro bando, de su reconocimiento,  de sus monumentos, sus pensiones para sus descendientes, etc. etc. Y rebatió al senador de la oposición, cuando le dijo que él (Gibson) no veía más crispación “que en el PP”. Que no veía ninguna crispación en el pueblo español y que no concebía como en un estado democrático europeo, se insultaba diariamente al presidente del Gobierno desde los líderes de la oposición, que era inconcebible en Europa. También pidió en este acto, concordia, cordura y reconocimiento de los años de sufrimiento y que no estaba nada de acuerdo por pasear por una plaza de Santander y tener que ver al general Franco a caballo, o los nombres de las calles dedicados a los que dieron un golpe de estado contra el gobierno legítimo de la República. Las intervenciones de Gibson fueron aplaudidas por el público de la sala.

 

Y termino deseando que el ejemplo de Ian Gibson, como investigador, como escritor, gran escritor, que dedicado a un género que tiene más de histórico que de literario, lo ha encumbrado con su amenidad y su arte, que el ejemplo, repito, cunda, y surjan las voces comprometidas con la Historia deseando cerrar un proceso de más de 70 años, de persecución, de intransigencia, de dominio de los vencedores de una guerra civil, que ya debería ser sólo recordada como el proceso histórico que no debe volver a ocurrir.

 

ANTONIO CRUZ GONZÁLEZ

Para DESPAGE, Desaparecidos de la Guerra civil y el exilio republicano. www.nodo50.org/despage