Una respuesta a Beevor.

Carta a un historiador inglés bien informado de la Guerra Civil española.

 Antonio Cruz González para Despage.

 Podríamos comenzar con la hipótesis. Anthony Beevor , que nos ha sorprendido con su magnífico libro sobre la Guerra Civil, ha hecho unas declaraciones al País Semanal, del 7/Mayo/2006, en las que afirma que se ha visto sorprendido de que en España los ánimos de la gente con la que había hablado, sobre este tema, seguían enconados, muy partidistas, cada uno en sus posturas. Y para ratificar esta aseveración se refería a que los alemanes que habían combatido en Stalingrado y habían sobrevivido a aquél infierno, volvían y eran allí, bien recibidos. Y que ni alemanes, ni rusos, ni ingleses o franceses, guardaban una enemistad después de la Segunda Guerra Mundial, como la que aún existía en España.

 Bien, al que lea esto, le puede parecer que el juicioso investigador ha dado una opinión ecuánime y que pretende sosegar los pareceres y que todo quede como “cosas del pasado”.

 En este análisis que pretendemos sea diálectico, puesto que de dos clases se trata la guerra civil, y el proceso diálectico desmenuza los juicios antes de llegar a una conclusión, nos vemos obligados a aclarar ciertos puntos, (entrando en la tesis) que queremos que sean lo más históricos posibles y se alejen de juicios subjetivos.

 Es verdad que puede haber aún, ciertos enfrentamientos. Si nos preguntamos el ¿por qué?, casi seguro que estamos a punto de llegar a la solución. Pero antes queremos puntualizar que no todo lo que dice el periodista inglés es cierto. Las heridas de la Segunda Guerra Mundial siguen totalmente abiertas. Y si no que se lo pregunten a los cazanazis de Israel. Ellos no han terminado jamás la búsqueda de alemanes nacionalsocialistas que huyeron de Alemania al final de la Guerra e intentaron esconderse en otros países. También tendríamos que plantearnos la conflictividad del estado de Israel, que surgió, por si alguno no lo recuerda, como territorio dónde iban los judíos que huyeron del holocausto, viéndose luego incrementado por todos aquellos que quisieron trasladarse después de esa Guerra. Esas lluvias, trajeron estos lodos. Todo lo que rodeó a la constitución de ese Estado, fue motivado por heridas sin cerrar de la Guerra Mundial.

 Pero el matiz que se le escapa a Beevor, o que al menos no quiere reconocer, es que en el único país que triunfó el fascismo fue en España. Francia, Inglaterra, Italia, Rusia, y todos los países del este de Europa, así como los de Africa derrotaron al nazismo y al fascismo. A Franco no. A Franco y a su régimen. También me atrevería citar a Portugal, pero éste país sufriendo una dictadura personalista más larga que la franquista, no vivió los horrores de una guerra civil.

 ¿Qué significó esto?. Hay varios apartados. El primero para que lo lea bien, Mr. Beevor, es que la guerra no terminó con el celebre parte de guerra de 1º de Abril. Franco se encargó concienzudamente de cumplir lo que había prometido, si para gobernar a España había que matar a la mitad, lo haría. Y estuvo fusilando hasta un mes antes de su muerte, es decir unos 40 años. Pero además los derechos de los vencidos, tras una democracia amnésica, pragmática y pactada, siguen sin ser recuperados. No estamos muy lejos de aquellos que dicen que la Transición fue como fue porque no podía ser de otra manera. Esto es bastante simplista. Fue como fue, porque había mucha fuerza en los hombres del régimen anterior, porque había mucho miedo, porque las fuerzas intervinientes prefieron lo de los pantalones (bajárselos), a lo de echarse un pulso, a ver si iban de farol, y se apostó por una PlataJunta en la que estuvieran todos, así como todos hicieron la Constitución que salió, que es la que tenemos (contentarse con las migajas, en vez de los derechos de un Estado completo).

 Riesgo de involución lo había, y quedó más tarde demostrado, pero más de lo que se hizo se podía hacer también. Pero, al no terminar con un abrazo de Vergara, ambos lados del tablero, sino ocultando, olvidando (tratando de), desviando (la libertad de prensa, incluída porno, libertad de libros, cine, teatro, el modernismo con su vertiente exhibicionista, y la relajación de costumbres, sobre todo drogas), motivó que una parte de los peones del tablero se sintiese realizada, y que: ¡Había que olvidar….!.

 Pero quedan las demás piezas. Y entre las piezas negras, están las víctimas y los desaparecidos. Así en Alemania e Italia, hubo la persecución de los culpables, hubo los juicios de Nuremberg, hubo la persecución (hasta cierto punto) de la injusticia. Se reivindicaron a los partidos que habían ayudado a ganar al nazismo y al fascismo. Se ayudó (plan Marshall) a la Europa devastada (parte de las bombas sobre ciudades eran de los Aliados) para que olvidara. Tenemos que añadir que en el olvido entraba también que Europa occidental se olvidase del comunismo ruso y de sus partidos comunistas  que pasaron a ser meras comparsas del capitalismo occidental, pactado en Yalta con el padre Stalin.

 Aquí hasta ahora, que yo sepa, los vencedores, es decir el fascismo, no ha hecho un solo gesto de reconciliación. Cuando se ha hecho algún acto institucional, se nos ha negado el pan y la sal (ni siquiera la entrada al hemiciclo del Parlamento, cuando gobernaba el PP), se nos ha seguido insultando, y se ha evadido la legalidad democrática por Gobiernos, Justicia, Parlamentos, es decir los tres poderes de Montesquieu, de rescatar y colocar en su sitio a las víctimas y a los desaparecidos, de hacer ejecución de la nulidad en todos los actos pretendidamente jurídicos del régimen del General Franco, bajo tribunales militares, de excepción, de honor, de orden público, etc. También de todos los expedientes administrativos que tanto mal hicieron. Expedientes académicos, de depuración, de cesión de niños de “rojos”, todo ello para cubrir una apariencia de legalidad, que no es sólo un intento burdo, propio de la chulería fascista, por convencernos que eso ya ha pasado y no se debe tocar.

 Si en Alemania  e Italia, si en Austria y en otros países por los que trascurrió el nazismo, no queda ni una estatua, ni una calle recordando a los héroes del crimen, ¿por qué su socio, Francisco Franco, sigue victorioso en caballos, símbolos, calles, iglesias, como el único que venció a la legalidad vigente, a la masonería, al comunismo, por el único que hizo perdurar el estado nacional-sindicalista, nacional-católico y nacional-fascista?.

 Es decir, Mr. Beevor, cuando se toman medidas para olvidar e incluso para perdonar, los ánimos se van calmando. Hoy salen documentales sobre Normandía, por ejemplo, y hablan yanquis, ingleses, franceses, alemanes y nos cuentan esa batalla. Yo no he visto justificar ninguna referencia. Se limitan a decirnos lo que les pasó. Y no hay odio. Sus muertos, los de uno y otro lado, están en los cementerios de Francia. Sus ropas, sus armas, están en los museos y las casas de toda la Normandía, y se intenta recuperar la Historia y olvidar el rencor y la lucha. En primer lugar, porque al acabar los hechos bélicos, no hubo impunidad, no se intentó seguir justificando con medidas de fuerza, lo conquistado. Hubo vencedores y hubo vencidos, pero al final se dieron la mano.

 En España falta mucho para eso. Mientras los vencedores nunca tiendan la mano, no se podrá cerrar la contienda. Y es que señor investigador, el fascismo es así. Aquí se ha intentado ganar la guerra aniquilando totalmente al enemigo. Cuando las posiciones territoriales estaban tomadas, se siguió matando y matando, prisioneros en campos, prisioneros en cárceles, exilados que volvían, cargos de la República que jamás habían tomado parte en combates (maestros, secretarios de Ayuntamiento, sindicalistas). Se construyeron las obras del Régimen con mano esclava (Canales, Mausoleo del Dictador) y maltrato físico, con resultado, la mayor de las veces, de enfermedad incurable o simplemente muerte. Las sacas de las cárceles, sin juicios, la búsqueda de listas negras en pueblos que no habían participado en combates, para ser fusilados, fue una constante, al menos hasta 1942, en que se empezó a hacer una burla de legalidad con los juicios sumarísimos. Todo esto lo sabe ud., Mr. Beevor y lo ha descrito maravillosamente. Somos unos enamorados de su libro en cuanto a claridad y amenidad, así como a una cierta objetividad. No entedemos entonces, sus declaraciones.

 Se entra en esa tercera vía, de la que El País es defensor, de no acordarse mucho de la República, la Guerra Civil y la Dictadura, y cuando se acuerdan, enseguida sacan fotos de los dos bandos, no vaya a ser que se ofendan los vencedores, que no se olvide, son muy fuertes en la economía, las finanzas, el ejército y la política. Esta política light, la de El País y otros, no debía ser seguida por historiadores tan importantes como Payne, Preston, Thomas o usted mismo, Beevor. Pero por desgracia la visión desde las islas o desde el mundo anglófilo, como es costumbre por los siglos de Imperio, siempre se presta a defender sus intereses con los fuertes. Así Churchill pactó con Franco, por el bien de Gibraltar, y por el equilibrio de la no intervención. También es cierto que Churchill tenía preparada una fuerza de 40.000 hombres de la marina dispuesta a apoderarse de Canarias, si Franco y los nazis se quedaban con Gibraltar. De esto a defender las posturas británicas y no meterse mucho con Franco, no hay más que un paso. Paso que esperamos vd. no dé.

 La conclusión, para finalizar la exposición dialéctica, es que los vencidos estamos dispuestos a dar   la mano a los vencedores cuando nuestros derechos sean retornados. Franco nunca quiso hacer concesiones en la Guerra, su teoría era la destrucción total. Ni siquiera para recuperar Madrid pactó con Casado y Besteiro. ¡Al enemigo, ni agua!.

 Lo triste es que sus descendientes, algunos de sus defensores aún en la política activa, siguen con la misma teoría. Y los pretendidamente de izquierdas, dentro de todo el espectro político, no se atreven o simplemente no quieren complicarse la vida, desde sus instituciones. Así quedamos los privados, militantes o no, que a través de asociaciones, internet, libros, artículos proscritos, que no salen más que en la Red informática, luchamos por recuperar plenamente la Memoria Histórica.

 Mientras no quede un maqui sin pensión, un niño sin reconocer quienes fueron sus padres y por qué se le donó a una familia vencedora, mientres no se declaren nulos los sumarios fascistas, mientras no se recuperen los desaparecidos de fosas y cunetas, mientras no se retiren los simbolos y nombres humillantes de calles, plazas, paseos, parques, mientras no se indemnice a las víctimas, la Guerra Civil no habrá terminado.

 

DESPAGE. www.nodo50.org/despage

Desaparecidos de la Guerra Civil y el Exilio Republicano.

Mayo 2006.