Constitución Europea: Debate si, Descalificación NO.

En el plazo de una semana observamos en varios medios de comunicación, noticias y artículos sorprendentes. Así en el diario de mayor tirada, aparece una noticia en primera página, que pone "los pelos de punta", como diría el diccionario de Rico: el presidente Zapatero insta en su partido la ausencia de debate sobre el referéndum del proyecto de Tratado europeo. Es evidente que es más cómodo, sencillo y fácil que las instituciones políticas no tengan oposición, ni corrientes, ni debate interno. Políticamente a este tipo de gobierno se les denomina dictaduras. El superar esta forma de pensar es penoso, largo y con gran sacrificio. Nunca nos pareció que el talante del presidente esté inmerso en esta forma de pensar, pero la noticia apareció así…

En la cadena de TV pública se le pregunta al todavía ministro Bono, por qué en el partido socialista francés existe el debate sobre el NO o el si a la Constitución Europea y en el nuestro no. Con la lucidez que le caracteriza, el ministro contesta que los dos partidos, el francés y el español, ¡no son iguales!. ¡Eso ya lo vemos sr. ministro…!

Otra vez en el diario de mayor tirada, el sábado 6 de noviembre, Vidal Beneyto, inicia con la clarividencia que le caracteriza, y también porque no decirlo, moderación, que a veces nos parece excesiva, un inicio de debate, estableciendo de forma pedagógicamente magistral, las dos corrientes que hay en las formas de gobernar Europa, una de corte social-política, preservadora de los derechos humanos, sociales y políticos que emanaron de la Revolución Francesa y revoluciones posteriores, y que, con gran sacrificio y esfuerzo de los europeos, especialmente del mundo obrero y de los miserables de la tierra, logró avanzar desde los principios autárquicos del Ancien Règime, hasta el capitalismo socialdemócrata portador del Estado del Bienestar; la otra de pragmatismo neoliberal, que se inspira en la corriente de la ideología de los poderosos, pisoteando cualquier derecho en busca de una única justificación: el beneficio máximo para sus intereses. Esta otra corriente se genera rompiendo con el estado social del bienestar, que históricamente coincide con la caída del muro y más tarde de la Unión soviética, es la corriente que se ha venido en llamar globalizadora neoliberal, que arrasa con todo lo "público", privatizándolo todo, precarizando el mundo laboral, considerando los derechos sociales, asistencia social, pensiones, educación gratuita, sanidad pública, prestación por desempleo, etc., como un auténtico gasto que gravita como una losa sobre sus miserables intereses. Y detrás de esta segunda corriente, están las poderosas multinacionales, las poderosas iglesias, con auténticos despachos físicos en edificios anexos al parlamento de Bruselas, para desde allí ejercer las presiones y las políticas correspondientes a las élites dominantes.

Evidentemente esta segunda corriente neoliberal, se ha preocupado durante muchos años en buscar personas implicadas en su corriente, y que por su forma de actuación parecen estupendos políticos demócratas, que defienden perfectamente los intereses de las mismas y no los de la población europea. Ahí está el incombustible Pascal Lamy, durante mucho tiempo defensor de los Acuerdos AGCS, por la privatización de todos los servicios públicos, excepto defensa y justicia (en la parte que no están ya privatizados con subcontratas y actuación de empresas privadas en sus ámbitos), que ha logrado introducir en la directiva Bolkestein (otro prócer de la privatización neoliberal) sus principios y métodos anteriores.

Es evidente que esta corriente es la dominante en el momento actual. El Proyecto se ha generado por los tecnócratas próximos a esta forma de dominación neoliberal, y se ha trasmitido mediante las "cadenas de mando" (otra vez el diccionario de Rico) a los estamentos repartidos por todos los Gobiernos europeos. Estamos seguros que ningún primer ministro ha sido capaz de leerse detenidamente el proyecto. Esta apuesta no la podemos constatar, pero es evidente que un tomo de más de trescientas páginas, con más de doscientos artículos que tratan de lo económico, atónitamente incluidos en un texto constitucional, no sólo es leérselos, sino interpretarlo a la luz de la Economía existente, comentarlos, debatirlos, etc. etc., y nos atrevemos a apostar que Zapatero no se los ha leído, porque siempre atendiendo al talante demostrado, que siempre es posible variar, no puede comulgar con ruedas de molino, la ausencia total de derechos para los trabajadores, salvo el de cambiar de país dentro de la unión europea, para encontrar trabajo, y el total beneficio para los empresarios, a apoderarse de servicios hasta hoy públicos, a trasladarse de país, a preservar la legislación del país de origen, a ejercer el monopolio ( u oligopolio pactado, que viene a ser lo mismo) sobre los precios de sus productos o servicios, a la especulación en Bolsa en el tráfico de divisas, etc. etc.

Establecidas estas dos corrientes, una que fue y otra realmente existente, ¿cómo se puede invocar el principio de obediencia debida al partido, para saltarse el debate…?

Pero aún hay más. El Ministro Moratinos, el jueves 11, también en el diario de mayor tirada, publica un artículo refiriéndose a su amigo Pepín Vidal Beneyto. Observamos aquí cierta maldad, no por pensar mal de todo, sino por querer derivar a un debate de personas lo que es un debate de ideas. Pero es verdad, que ha debido hacer mella, lo que al principio del artículo señalábamos, que la ausencia de debate recuerda épocas pasadas con medios de comunicación controlados…¡Y qué lejos estamos hoy de esto! ¿O no?.

Bueno, al menos superamos la etapa de ausencia de debate. Pero ayer mientras leíamos otra respuesta de Vidal Beneyto en su columna del sábado (13 nov 2004), que suponemos larga, porque se señala como capítulo 1, en las noticias de la Televisión pública, observamos a la Vicepresidenta de gobierno, con cara crispada, estableciendo que "además el NO que piden algunas voces, no serviría para nada porque no interrumpiría el proceso constituyente europeo". ¡Extraordinario!. Nos parece muy bien que en su pensamiento ella abogue por el SI, porque en nuestro respeto democrático admitimos las ideas opuestas, pero DESCALIFICAR al adversario no es democrático. ¿Que temen desde el Gobierno, impulsor del SI?. Su crispación ya revela algo. Si quieren apoyar unos artículos que cualquier democracia pura rechazaría, pues ¡allá ellos!, pero intentar imponer el SI y crisparse porque hay algunas asociaciones o ciudadanos que piden el NO, parece que es el principio de reconocer que el NO se basa en derechos auténticos que van a ser violados, en ciudadanos caídos en la lucha por esos derechos que ahora se entregan a las multinacionales, verdaderas sustitutas del poder político.

¡Pobre Europa, Sra. Vicepresidenta si se aprueba esta Constitución! ¡Y lo que es más grave, pobre Europa (económicamente hablando también) si se siguen los principios expuestos en el tratado constitucional!.

Antonio Cruz González
Madrid, 14 noviembre 2004.