RECUERDO DE FERRER I GUARDIA.

Antonio Cruz González. Julio de 2009.

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Pienso que la sentencia de muerte a Ferrer y Guardia está en los hechos derivados de la mal llamada Semana Trágica. Sólo cabe añadir los conocimientos que tenemos alrededor de la figura controvertida de Ferrer, denostada por la mentalidad burguesa y admirada por la clase proletaria, especialmente la de filiación anarcosindicalista.

En efecto, Francisco Ferrer y Guardia (1859-1909) es un personaje histórico con escasas referencias biográficas sobre su vida privada. Las pinceladas que rodean al personaje están teñidas por la ideología de las personas que lo juzgan. Lo que es cierto es que en 1989 cuando se erigió un monumentos a su memoria en el castillo de Montjuich, lugar dónde había sido fusilado, según nos cuenta Carles Sanz: "los regidores de la oposición en el Ajuntament (sic) de Barcelona, es decir, la derecha ultramontana y rancia del Partido Popular y de Convergencia i Unió, echaron fuego y chispas por la boca (sic) difamando el nombre del creador de la Escuela Moderna. Parecía que no habían pasado tantos años" (Referencia: La Barcelona Rebelde. Edit: Límites Octaedro, 3ª edición, 2008).

Y es que el punto que encorajina aún hoy, o por decirlo así, más que nunca, es la educación. Y la educación laica y racionalista de Ferrer no será perdonada jamás por el poder religioso de nuestro país.

Para destrozar su obra se le ataca en su persona y en sus concepciones de la vida. Ferrer con 14 años trabajaba con un harinero republicano, anticlerical y librepensador. Después paso a trabajar a la Compañía del Ferrocarril tomando contacto con los republicanos del exilio. Tras la sublevación de 1886 en Madrid del brigadier Villacampa y después del fracaso de la misma con la represión contra Ruiz Zorrila, del que después sería su secretario, le hizo tomar el camino del exilio.

En París conoce el proyecto de enseñanza laica de Jules Ferry y los métodos pedagógicos de Reclus, Faure y Paul Robin. Políticamente evoluciona hacia un republicanismo sociológico , alejándose del político, con referencias libertarias gracias a sus relaciones con Malato o Jean Grave. Estamos hablando de su madurez y cuando retorna a Barcelona, crea un periódico anarquista, La Huelga General, financiado por él mismo.

La Escuela Moderna.

El 8 de septiembre de 1901 inaugura en la calle Bailén nº 56 (moderno nº 70) de Barcelona, la denominada Escuela Moderna. Allí implanta las ideas obtenidas en Francia, coeducación de sexos y de clases sociales. Comienza con 30 alumnos, llegando a tener 175 (según cita Jean Conelly en La Semana Trágica, citado por José Esteban en su libro Mateo Morral, el anarquista. Edit: Vosa 2001. Aquí los diferentes libros consultados no se ponen de acuerdo en si el autor primero era "Connaly" o "Conelly" aunque evidentemente se trata de la misma persona). Se publica el Boletín de la Escuela Moderna.

En 1905 se abre una nueva sucursal en Villanueva y la Geltrú, en una ceremonia inaugural presidida por el Rector de la Universidad catalana, doctor Rodríguez Méndez.

En 1906, mil estudiantes estaban bajo la influencia de la Escuela. Se fundó una editorial y se dio trabajo a Mateo Morral, que fue a vivir a la propia Escuela.

La Escuela se cierra tras el atentado de Mateo Morral a la comitiva de Alfonso XIII en Madrid y en la causa que sigue al procesamiento de Morral se incrimina a Ferrer y Guardia. Éste saldrá absuelto, pero la Escuela quedará cerrada a partir de mayo de 1906 (José Esteban o.c.).

La pregunta que se ha hecho a través de diferentes autores es si Ferrer y Guardia fue un dirigente sindicalista y obrero. Las respuesta que dan los textos consultados es radicalmente: ¡No!. Su anarquismo cultural y librepensador y los resultados prácticos de la Escuela contribuyeron a la popularización de los ideales anarquistas y anarcosindicalistas, pero no fue un dirigente. De aquí que su intervención en la Semana no fue directa, de lucha en la calle, ni los mismos líderes obreros hubieran permitido que se arrogase como tal. Y por tanto su persecución fue la represión contra la "idea" mucho más peligrosa que la acción directa, tan limitada.

Al mismo tiempo tenemos que nombrar los "alrededores" de Ferrer. Figuras como Lerroux, Estévanez, Mateo Morral, Odón de Buen, Anselmo Lorenzo, Soledad Villafranca, todos bien conocidos y cuya parada en sus biografías, muy interesantes en ese momento histórico, exceden, sin embargo de este esquema. Quede aquí su mención.

No quiero dejar de citar antes de llegar a los hechos que dieron lugar a la sentencia, lo expresado por Chris Ealham en su magnífico libro: La lucha por Barcelona, clase, cultura y conflicto, 1898-1937, Edit: Alianza Ensayo, 2005, sobre las escuelas "racionalistas":

"…(las escuelas racionalistas) alentaban la expresión espontánea, la experimentación y el espíritu de la igualdad en las aulas…volvieron accesible la educación de calidad a la mayor parte de los presupuestos obreros…El sinfín de actividades sociales y culturales de los ateneos despertaba el interés de toda la familia, y la presencia de guarderías para los más pequeños permitían la participación de todos los miembros de la comunidad sin importar la edad… tanto adultos como niños establecieron amistades duraderas bajo estas instalaciones".

Es decir un canto a la pedagogía progresista, laica, librepensadora. Ténganse en cuenta que los principios educadores anarcosindicalistas, basados en una educación integral, no sólo conocimientos y cultura, sino vida sana, al aire libre, con alimentos vegetales con dos tendencias: vegetarianos (que no comían carne) y vegetalianos (los que no admitían ni carne, ni leche, ni huevos), con una concepción del nudismo, como acercamiento a la naturaleza, y del lenguaje, creando un idioma único: el esperanto; solidaridad en la convivencia y laicidad racionalista, es precisamente lo que hoy en día practica la sociedad moderna, o al menos ciertos grupos progresistas y sin acordarse, o simplemente sin saber, de su procedencia.

Es decir, con sus defectos de origen, han conseguido llegar a los principios de la escuela pública actual, que a salvo de la laicidad, asignatura pendiente aún en nuestro país, se puede decir que han sido asumidos por el entramado racionalista.

Es cierto que Ferrer ha sido acusado de ocioso, de vivir de las mujeres, de amancebamiento por creer en el amor libre, de anticlerical y de ateo, de ayudar a conspiradores. Pero es evidente que esto entraba en la campaña de desprestigio destinada a acabar con la Escuela Moderna.

Indico que lo que no pudieron probar en la sentencia de Mateo Morral, es decir la incriminación de Ferrer en el atentado al rey, ni siquiera como cómplice, lo lograron con creces en los hechos de la mal llamada Semana Trágica. Es evidente que se persiguió la libertad de expresión y el ejercicio de librepensamiento que atentaba contra los principios oligárquicos de control de las conciencias y de la libertad de los más pobres. La represión tras la Semana exigió un escarmiento y ese escarmiento se hizo en la persona de Ferrer y Guardia. De nada sirvió que no pudieran probar sus acciones en ninguna de las barricadas. La sentencia estaba dictada de antemano por Maura y La Cierva.

La repercusión exterior fue impresionante. Manifestaciones y concentraciones en París, Londres, Lyon, Italia, Portugal. Se unieron también las organizaciones sindicales y la Liga de los Derechos del Hombre (citado por Tuñón de Lara. La España del siglo XIX, Akal, 2000). También se creó el 5 de septiembre (cómo se ve hasta el 13 de octubre, fecha del fusilamiento, las movilizaciones y peticiones de gracias fueron suficientes para evitarlo) el "Comité por la víctimas de la represión española" con las firmas de intelectuales de primera fila, nada sospechosos de anarquismo, como Anatole France, Sebastían Faure, Maeterlinck…adhiriéndose la figura anarquista de Kropotkin y hombres de ciencia como Haeckel, Mathiez y Hadamard.

El 11 de septiembre hubo una gran mítin en París con resoluciones para "salvar a Ferrer y todos los presos".

El 7 de octubre se retiran por la censura los diarios El liberal, La España nueva y El País por recoger declaraciones de Costa contra la guerra. Se reúnen Azcárate, Pérez Galdós y Pablo Iglesias para sentar las bases de una alianza republicana-socialista. Pérez Galdós publica entonces su famosa "Carta abierta al pueblo español".

El día 9 de octubre se vió el juicio militar contra Ferrer y el día 13 se ejecuta la sentencia de muerte en Montjuich. Ferrer grita antes del fusilamiento: "¡Viva la Escuela Moderna!". Estaba claro cuál era el objetivo perseguido, acallar la ideología racionalista.

Y esta historia termina con protestas en todas partes. En el Ayuntamiento de Madrid, Largo Caballero y Pablo Iglesias, ambos dirigentes del PSOE, abandonan la reunión con una razonada protesta (citado por Juan Gómez Casas. Historia del anarcosindicalismo español. Edt: ZYX, 1968). En París, 30.000 personas frente a la Embajada de España. El 17 de octubre una manifestación también en París reune 100.000 personas bajo el lema "Pour la Espagne libre".

Anatole France dirige una carta a Jean Jaurés, lider socialista francés, en la que expresa su indignación contra los verdugos (les burreaux) de Ferrer y su culto a la memoria del gran mártir del pensamiento libre.

El 21 de octubre, el monarca llama a Moret para formar gobierno. Salen el equipo Maura-La Cierva, según cuenta Tuñón de Lara, "para evitar una revolución".

El asesinato (legal, pero ilegítimo) de Ferrer, sin pruebas, con total impunidad, quiso ser el fin de la enseñanza racionalista, laica, pública, como se denomina ahora, heredera de los principios de la Revolución Francesa, sazonada con algunos anarcosindicalistas. No consiguieron las fuerzas reaccionarias acabar con la idea. La Institución Libre de Enseñanza, el colegio Estudio, el colegio Madrid, las Misiones Pedagógicas, los ateneos, libertarios o no, estimularon, propagaron y expandieron parecidos principios: la coeducación sexual, los principios de Faure (talleres, excursiones para aprender de la naturaleza, juegos, participación social, laicidad) no sólo se mantuvieron sino que llegaron al resto de la sociedad no anarquista. Sólo el empecinamiento del oscurantismo que llega hasta nuestros días impide la realización de la educación de un ciudadano libre en una sociedad más justa.

Pese a sus maneras, Ferrer será siempre recordado como el promotor y profeta de algo que pueda llegar a alcanzarse para mejorar la especie humana: la educación y la cultura racional y laica.