ANÁLISIS DE ORWELL SOBRE
Es responsabilidad nuestra divulgar los testimonios de éste período y por ello no podemos dejar de citar un artículo de Orwell, titulado Al pan pan y al vino vino, publicado en el New English Weekly, los días 29 de julio y 2 de septiembre de 1937.
Este artículo, poco conocido, es una síntesis bastante razonada de lo que supuso la política de Negrín-Stalin en territorio español. Nos cuenta Orwell la batalla de mentiras que existía entre los corresponsales pro-fascistas y los llamados de izquierdas, como el News Chronicle y el Daily Worker, siendo estos últimos, los que con métodos de distorsión más sutiles hacían incomprensible al público del exterior, al público británico, la verdadera naturaleza de la lucha.
El análisis de que el Gobierno de Negrín e incluso el Gobierno de
Ya la denuncia de Orwell en la prensa internacional, sobre el reinado del terror: supresión forzosa de partidos políticos (sic= POUM), una censura asfixiante de la prensa (para que no se publicasen los procesos de Moscú como crímenes de Stalin a los bolcheviques), espionaje incesante y encarcelamientos en masa sin juicio (el juicio al POUM fue un año más tarde, en el 1938), no sirvió para parar esta política represiva liberal burguesa, por una parte, maridada con la stalinista, por otra.
El asunto a señalar, tan sintéticamente por Orwell, es que las personas que están en la cárcel ahora no son fascistas, sino revolucionarios; están ahí no porque sus opiniones sean demasido de derechas, sino demasiado de izquierdas. Y los responsables de meterlos ahí son los comunistas.
La verdadera lucha, para desgracia de
Es una desgracia que el comunismo es ahora una fuerza contrarrevolucionaria (por los acuerdos de Stalin con Francia e Inglaterra); de que los comunistas están aliados por todas partes con el reformismo burgués (política de acercamiento de Stalin a los enemigos de Hitler) y que emplean la totalidad de su poderosa maquinaria para aplastar o desacreditar a cualquier partido que muestre tendencias revolucionarias
Luego Orwell hace una explicación de los orígenes de la guerra civil en que lo más importante es destacar que en un momento determinado, frente a un reaccionario absoluto como Franco las fuerzas republicanas, bajo el nombre de Frente Popular, agrupando a los trabajadores y a los burgueses, luchan codo con codo. Pero esta alianza contra natura, esta contradicción, (cerdo con dos cabezas la denomina el escritor) se va distanciando porque la lucha es por distintas cosas: el burgués lucha por una democracia burguesa, es decir el capitalismo; el trabajador por el socialismo.
Y esto se demostró en las zonas donde el fascismo fue vencido. No sólo se derrotó a los militares rebeldes, también hubo expropiación de tierras y fábricas. Pero el error histórico trasmitido por los principales historiadores es que dejaron el poder, el Gobierno, a los burgueses, diciendo Orwell: posiblemente porque la mayoría de los activistas revolucionarios eran anarquistas que desconfíaban de todos los parlamentos.
Y a pesar de que estos Gobiernos, central y regionales (Catalunya y País Vasco, principalmente) tuvieron cambios de personal no dejaron de tener la representación burgués reformista. El poder se fue escurriendo de las manos y fue pasando de anarquistas y poumistas a los socialistas de derechas, como se llamó a Negrín y comunistas (de política fiel a Stalin, que como ya hemos dicho era de alianza con las democracias y no revolucionaria). Y cuenta Orwell que el Gobierno pudo hacerse valer, la burguesía salió de su escondite y la vieja división social entre ricos y pobres volvió a aparecer sin demasiadas modificaciones.
En este punto, mayo de 1937, empieza la contrarrevolución (ya con
Negrín in mente, para sustituir a Largo Caballero). Y cita Orwell que una de las medidas
más fuertes (dejamos la provocación de
Destaca igualmente que a pesar de la negación de los comunistas de recibir ningún tipo de presión ( y eso que Orwell no tuvo acceso a los informes que nosotros sí hemos tenido), niega que esto fuera relevante, ya que los partidos comunistas de todo los países se les puede considerar ejecutores de la política rusa y asevera es cierto que el partido comunista español, junto con los socialistas de derechas a los que controlan, y junto con la prensa comunista de todo el mundo, ha utilizado su inmensa y creciente influencia para favorecer el lado de la contrarrevolución.
El mismo Orwell, en previsión de críticas que le lloviesen después, hace constar en la segunda parte de su artículo que cualquier comunista diría que es un disparate que el Gobierno español aplastara la revolución, porque la revolución nunca tuvo lugar; y que nuestra labor es hoy vencer al fascismo y defender la democracia.
Y pasa a explicarnos cómo esas palabras encerraban la práctica habitual de la propaganda de partido. Primero argumentar aplastar el fascismo, segundo oponer fascismo a democracia burguesa, es decir capitalismo, tercero al que se opone al capitalismo, haciendo pescadilla que se muerde la cola, pues evidente, es fascista. Ergo, los anarquistas y poumistas que se oponen a nosotros, a nuestra política de defender la democracia burguesa capitalista, son como Trotsky que es el que los dirige, es decir son todos trostkystas, y éstos son pues, aliados de los fascistas o simplemente fascistas.
Así razonaba Stalin y no sabemos como en Malta, las potencias
aliadas no le dieron el Premio de