Un libro importante: Octubre de 1934, de Antonio Liz
Pepe Gutiérrez-Álvarez
Acaba de publicarse "Octubre de 1934", de Antonio Liz, en la Editorial Renacimiento, Sevilla, en la muy interesante colección España en Armas que, entre otras cosas, cuenta en su catálogo con obras tan importantes como "La odisea de la Brigada Abraham Lincoln", de Peter N. Carroll, o "Cataluña en guerra y en revolución, 1936-1939", de Pelai Pagès
En el caso del libro de Antonio Liz, en cuyas credenciales como autor consta una apretada
biografía de Trotsky (Trotsky y su tiempo, 1879-1940, Sepha, Málaga, 2008) hay que
entenderlo como una introducción profusamente documentada, y situada como una aportación
a las actividades que la Fundación Andrés Nin ha asumido para llevar a cabo un diálogo
con la historia, y en abierta discrepancia con las interpretaciones
"revisionistas" de la derecha según la cual el mal era la ecuación
totalitarismo=comunismo=revolución
Pero también, con las interpretaciones de la
izquierda instalada, según la cual la República liberal marcaba el limite de la
historia, y dentro de la República, la opción liderada por Negrín -totalmente opuesta a
la "aventura revolucionaria"- fue la más coherente. El libro sin embargo es un
objetivo en sí mismo, y sus propuestas están fundamentadas por una documentación que
muchas veces se suele dejar de lado.
Es cierto que en un período histórico como el presente, en 75 años ha cambiado
-radicalmente- el mundo. Cambió radicalmente con la II Guerra Mundial, y lo ha vuelto a
hacer con la restauración neoliberal. Estamos pues en una nueva fase, y no se trata de
hacer política revolucionaria en base de los modelos del pasado, sino en desarrollar
alternativas de cara a un presente tan complejo como apasionante.
Pero en 1934 está, y tiene un sentido el combate por su historia, el matizar el sentido
de su significación como víspera del presente. Entonces, la clase obrera se enfrentó a
un problema que es también nuestro problema: la lucha por el poder, por la revolución
socialista como una respuesta al ascenso fascista.
Estos hechos son los que permiten hacer ahora una reflexión militante sobre un Octubre de
hace 75 años. Pensar sobre los problemas centrales que se plantearon entonces no
solamente puede servir para comprender mejor algunos de los problemas que se nos plantean
ahora; sobre todo, debe servir para mantener viva nuestra memoria, para buscar nuestras
raíces en la historia del país en el que se vuelve a plantear la necesidad de un cambio
social radical. Entre un tiempo y otro, 75 años después, una nueva mirada permite de
entrada dos cosas: una, el mayor conocimientos de los acontecimientos, en los que se
verifica -ahí es nada- que una mayoría de la clase trabajadora había asumido la
perspectiva de la revolución socialista como su horizonte, y dos, que desde entonces los
grandes fracasos sufridos no han sido por más revolución sino por menos
revolución
Habría un tercero. En Asturias -y a otro nivel en Cataluña- se vivió
una experiencia de democracia obrera en la que todas las escuelas, incluyendo las más
minoritarias como el BOC y la Izquierda Comunista, eran respetadas, e incluso defendidas:
así, en la alianza Obrera no se permitió que el PCE impusiera ninguna condición
antitrotskista. Algo que sí se permitiría en 1937, y fue el desastre y un desprestigio
que todavía permanece.
En poco más de 155 páginas, el lector encontrará un estudio bastante extenso de un
acontecimiento sobre el que sigue siendo importante tener una información, y también una
posición coherente.
26 Mayo 2009