Se lo dedico especialmente a Aurora, mi esposa, por la ayuda prestada, a Pons Prades, -lo siento Eduard, el premio no me lo llevé- y a todos mis amigos ajedrecistas.

Julio de 2000. El Autor.


LA PARTIDA HEROICA

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Sin título. Madrid noviembre diciembre 1936. Robert Capa

 No podía concebir en mi cabeza qué estaba haciendo aquí. Lleno de piojos, con ropa destrozada, con armas obsoletas, poca munición y sin apenas pensarlo, subir a un camión y enfilar hacia Zaragoza. Estoy en el frente de Aragón. Por supuesto no hemos llegado a Zaragoza, ¿dónde me encuentro?. No lo sé. De tanto ir y venir, hacia atrás, hacia delante, hasta estabilizar el frente, sólo puedo decir que en una trinchera, con muchos sacos, encontrados en un pajar cercano y rellenos de una tierra que se empeñaba en quedarse en el suelo, sin participar en el combate. Columna Durruti, empezaron a decir, a medida que Buenaventura iba y venía, con valor, con desesperación, con cariño a las mujeres y los hombres de su columna; bueno, ¡a los que íbamos quedando!. Ayer, hirieron a uno muy alto de los Brigadistas Internacionales, no sé como se llama, sé que es inglés o irlandés, y cada vez que puede coge un trozo de papel y escribe. También él se desespera cuando vé que las mejores armas se van a la retaguardia y estos cabrones de enfrente tiran con balas de verdad. Sus armas son alemanas, nuevecitas. Estamos deseando recoger algún cuerpo enemigo para ver si trincamos un buen Mauser, pero los hijosdeputa son capaces de llevarse el fusil y dejar el compañero muerto.

 

Y ¿por qué estoy aquí? Pues ésto si que es bueno. Ni yo mismo lo sé. Quiero decir, saberlo si lo sé, pero son tantas las causas, que no sabría por dónde empezar. Que Alicia el día 15 dijera que se iba de vacaciones, sola, porque quería pensar. Y no la saqué más razonamientos. Ella necesita, quiere y desea un hombre "muy macho", no machista, no, que vá de mujer libre y feminista. Uno muy macho, que la hostia no se la dé con la mano, sino con el razonamiento, que sea más inteligente que ella, que ya es decir, que se anticipe "convenciéndola", seduciéndola, no en un plano de igualdad y respetándola como yo. Tanto feminismo para esto. Al final, sutilmente, quiere que alguien la domine. No con el látigo, no con el guantazo del chulo de putas, pero sí que la domine. Y al término, si la domina, algo que ella todavía no sabe, ¡y eso que tan lista se cree!, la pondrá los cuernos, porque necesitará a más gente a quién dominar.

 

Todo esto me dio tiempo a pensarlo entre el 15 y el 18. Pero cronológicamente, diremos que es mi primera razón: abandono y olvido. Más bien intención de olvidar. Después el 18 vendría lo que a estas alturas del verano ya parece lejano, las Atarazanas, la Plaza de Catalunya, la postura oficial Republicana, tan discreta ella, el coraje del proletariado, anarquistas, trostkistas, comunistas y socialistas, unidos por primera y única vez... Quién iba a pensar que más tarde en el próximo Mayo en que termino de escribir estos apuntes, nos perseguimos y matamos entre nosotros, sin causa cierta, sin mirar al verdadero enemigo, por el odio de alguien ajeno a nuestro país, el "padrecito" Stalin. Sin ideología, sólo con las vísceras. Y los rebeldes rezando porque nos destrocemos entre nosotros y les dejemos el pescado vendido....

 

Bien, el caso es que la segunda razón, más compleja, pero la más importante, es que alguien de la Facultad me llamó, Lluis, Ramón, Anselmo, no sé..."¡Los fascistas se han levantado en Africa!. Se sabe muy poco, pero mi tía, (sí claro, fue Lluis que es el que tiene una tía en Ceuta) llamó antes de que cortaran las líneas. Hubo fusilamientos en los cuarteles y movimiento de tropas."

 

"Entonces", siguió Lluis, "llamé enseguida a Angel y Rafael, que ya se habían ido a Sevilla y Madrid, y como sabes que están integrados en los campos de verano anarcosindicalistas, se enteraron enseguida. Parece ser que los generales Franco, ya sabes, el de la represión de Asturias del 34, Mola en Navarra y Sanjurjo que viene del destierro de Lisboa se han levantado contra la República. La intención es un tridente Sur, Noroeste, Oeste hacia Madrid, El País Vasco, Levante y Cataluña."

 

"Y de Madrid, ¿qué sabes?", le pregunté yo, indudablemente pensando en Alicia cuyas vacaciones en Navacerrada ya había comenzado. "No se sabe nada. Lo cual es bueno, si el Gobierno hubiera caído ya, se hubieran encargado estos mamones fascistas de hacer llegar la noticia a Barcelona."

 

Y la siguiente pregunta: ¿qué vamos a hacer?. "Es evidente que hay que pararlos. Y no se paran las balas con monas de Pascua. Hay que obligar a la Generalitat que nos entregue las armas y detenerlos en los cuarteles antes que salgan. Aquí, en Barcelona, al menos la Guardia Civil y algunos más, como los de Asalto, se mantienen fieles a la República. Pero es evidente que éstos por muy fieles que sean, no van a hacer la Revolución". "Lo tengo muy claro", me seguía diciendo Lluis, "hay que aprovechar el levantamiento militar y en cuanto tengamos las armas, acabar con "ellos" y repartir la tierra y el capital antes que la derecha y los indecisos republicanos y algunos obreros también indecisos, los que están en las pequeñas empresas y en las masías, que suelen estar más cerca del patrón y del amo que del socialismo, se decidan a tomar una postura en contra nuestra. Si no aprovechamos la ocasión, se vá todo al carajo. Tenemos enfrente un ejército profesional, no lo olvides, con moros, guardias civiles, oficiales y tropa, bendecidos por Dios y amiguitos de Mussolini y Hitler que seguramente aprovecharán, cómo no, para desfilar por nuestros pueblos, como antes lo hiciera Roma, Napoleón, Wellington y ¡la hostia!. Hay que contratacar…"

 

En este punto ya había tomado mi decisión. Políticamente eramos marxistas, pero habíamos vivido tantas trampas y zancadillas entre las organizaciones, que de hecho estábamos más cerca de la independencia que de la militancia. Pero el momento no era para ir sólo por la vida. Decidí, sin contar con Lluis, cuya simpatía con comunistas era evidente, hablar con alguien más integrado en la lucha política. Quedaba Guillermo, le llamábamos Willie, conocía a Nin, y estaba encargado de la propaganda del POUM para la zona de Badalona, Hospitalet y Puerto. Zona conflictiva de grandes enfrentamientos con la patronal, no exentos también de rivalidades entre grupos obreros.

 

En Willie se podía confiar. Era de esas personas que primero era amigo, camarada, y luego militante. Con éste lo tenían claro los Stalin, Franco, Hitler… Ni tonto útil, ni obediencia debida. Si esto no estaba más cerca de Durruti, anarquista, que de Nin, marxista leninista trostkista, quizá fuera porque Willie tenía estudios y había leído los escritos de Marx, de Lenin, del mismo Nin, y también las traducciones que de los autores clásicos éste hacía.

 

Bueno, ahorrando detalles. Nada más hablar con él, me dijo, con esa voz poderosa que hacía que las masas se quedaran embelesadas escuchando, con la voz del que tiene autoridad, no porque se la dé el nombramiento ni el cargo, por respeto del compañero y por honradez en su militancia, "¿cómo que qué vas a hacer, capullo? Coge ese fusil y vamos…"

 

Y tras los enfrentamientos callejeros, siguieron la formación de las columnas y la marcha al frente de Aragón.

 

Los más jóvenes, no por sadismo de los veteranos, ni siquiera por novatada, sino porque estábamos más ágiles aguantábamos más, o porque éramos más inexpertos en el trato con la gente, avanzamos a las primeras líneas. Detrás fueron llegando más compañeros que hicieron las primeras expropiaciones de tierras y las primeras colectivizaciones. Que algún cabrón comunista dijera luego que eso era una barbaridad y que había que devolver las tierras, eso sí que tenía gracia, por lo de comunista, claro. Jamás en la historia un grupo de milicianas y milicianos, sin más bagaje práctico que las luchas asamblearias se habían puesto a colectivizar. ¿Qué hubo errores?. Naturalmente. Pero yo pensaba, en eso estaba de acuerdo Lluis conmigo, que el mayor error eran veinte siglos de explotación del hombre, y de eso no parecían quejarse los comunistas, al menos los de aquí… que no sé si Lenin estaría de acuerdo con ellos.

 

Ahora, una vez que he recordado las razones, me encontraba en una trinchera, con 50 metros de sequedal delante de mis narices, con sólo piedras como única sementera, y otros cien metros con cuatro filas de alambradas, bajando a una hondonada donde comenzaba una incipìente ladera, en la que a través de montículos que formaban los diferentes sacos y piedras aparecían las puntas brillantes de los fusiles Mauser, y alguna vez ondeaba una bandera bicolor, para ver si, entonces, disparábamos. También ellos se aburrían…

 

Joaquín era mi compañero, nunca mejor dicho; sin haberlo elegido, sin haberlo querido se subió al camión justo en el momento que arrancaba. Le dí la mano, pues casi se cae. La verdad, qué cantidad de ideología, de honestidad o de patriotismo, para tirar de ese cuerpo y venirse a este frente. Joaquín estaba algo gordo. Complexión que no llegaría a perder, incluso con el hambre. Era algo patizambo, y aunque alto lo podríamos definir como torpe. Concentrado, hablaba poco, pero no se separaba de mí. En su mochila, bastante llena, llevaba sus "tesoros": unos escritos de Bakunin, y un libro de partidas del Torneo de Ajedrez de San Sebastián, el de 1911, ganado por Capablanca. En el momento que lo ví, me latió con más fuerza el corazón.

 

Hacía dos inviernos que me había dado fuerte con el Ajedrez. La culpa la tuvo un mentecato que me ganó una partida en un bar de Gracia. Estaba jugando "rápidas" y yo llegaba con Alicia. Al aproximarnos acababa de terminar una partida, riéndose del adversario. Averiguar quién había sido el vencedor no representaba un ejercicio difícil. Con chulería propia del jugador de café, sugirió: "¿ya no queda nadie que se juegue el siguiente café?" y dirigiéndose a mí, siguió chuleando: "a ti no te lo digo, porque ya veo que tienes entretenimiento", mirando descaradamente las tetas de Alicia. Con un gesto de complicidad, queriendo borrar el color rojo de su cara, Alicia me dijo al oído: "Acaba con ese gilipollas. Te espero". Me cogió por sorpresa. Lo confieso. Alicia nunca me apoyaba para jugar al Ajedrez. Más de una, de dos y de tres broncas, por mis retrasos cuando tenía partida en el club, hacían que este tema fuera fuente de discusiones, separaciones e incomprensiones. Ni que decir tiene que Alicia ni jugaba, ni tenía intención de hacerlo, ni le interesaba, ni siquiera comprendía que yo le dedicara tantas horas "a eso que no sirve para nada", como ella a menudo repetía. Y verdaderamente, no sé si fue esa sorpresa o la sonrisa cínica del elemento chulesco, que en la jugada 15 me dejé una torre por la cara. ¡Bingo! Esta vez el cabreo era por no haberle machacado. La verdad es que en mis siguientes encuentros, jamás me ganó. Pero el ajedrez y la vida se parecen…

 

A continuación un empacho fuerte de teoría de Ajedrez: el Paluzie- Lucena recogía Aperturas, Medio Juego, Partidas, Finales, Miscelánea, de todo. A medida que avanzaba en lo teórico, iba subiendo más, pero a veces me encontraba que jugaba peor. Bueno, que no jugaba yo mismo, que no pensaba yo, copiaba de la teoría y llegaba un momento en que no sabía que hacer. Bien, esto cualquier ajedrecista lo conoce. No obstante, en la primavera de este año, con las elecciones de Febrero en que asistí a varios mítines, y luego los exámenes, coincidiendo con el final de la temporada de invierno en los torneos del club y en los provinciales, se fue asentando la teoría.

 

Con los sucesos de Julio, no volví a encontrarme con el Ajedrez, por lo tanto llevaba varios meses sin jugar, cuando descubrí el librito en la mochila de Joaquín. "Con qué Bakunin, eh?", dije disimulando para no descubrir mi pasión por el tablero. "Y el otro libro, ¿qué es? ¿Lenin?". Como si le hubiera picado una víbora cornuda replicó enérgicamente, "¡No!, es un libro de Ajedrez". "¿Juegas?", hipócritamente le pregunté. "Claro que no tendrás tablero", le espeté a continuación. "Si a las dos preguntas, si juego y si tengo tablero". Y sacó un pequeño tablerito en forma de libro que al abrirse dejaba ver las piezas blancas y negras. Estas eran de una madera vulgar, sin brillo, desgastadas por el tiempo, lo que venía a significar que habían jugado mucho con él, y eran casi todas iguales, es decir lo que se ha venido a llamar ajedrez español, para diferenciarlo del modelo Staunton, ideado por ese maestro inglés, y que es el más utilizado en los torneos. Tenían las piezas unos pivotes en su base para encajarlas en los agujeros que aparecían en cada una de las casillas o escaques del tablero. Así podía ser trasportado en medio de la partida sin que las piezas cayesen al suelo. Lo que se llamaba un ajedrez de viaje. Eso era mejor que nada, y posiblemente un tipo que lleva un libro de partidas, pensé, lo utilizará como entretenimiento, no como jugador de club o profesional. Si consigo ganarlo, creceré en su respeto, ya no sólo le subo a los camiones, sino que seré su maestro.

 

"Bueno, entonces ¿te atreves a jugar, ahora que estos cabrones están tranquilos?". "Demasiado tranquilos", me contestó y empezó a colocar las piezas. Estábamos en un recodo de la trinchera, cerca de la única ametralladora servible que poseíamos. Era un sitio estratégico, veíamos a través de una abertura entre los sacos terreros y no nos veían, ni el enemigo, pues al atardecer les daba el sol de cara, ni los compañeros (aquí no había jefes, sólo delegados, no éramos un ejército regular, eso vendría después, eramos milicianos de la columna Durruti, como los mosqueteros, vamos, uno para todos y todos para uno), que como no fueran a las letrinas, (por llamarles de alguna manera, era un hoyo con unas ramas, que cuando terminabas, lo volvías a tapar) no nos inquietaban. Así que la partida estaba a punto de comenzar.

 

Sorteamos las piezas. Siempre he preferido las blancas, por lo tanto me alegré que me tocasen.

 

Ahora, primer pensamiento, ¿que le juego yo a éste?. Si empiezo de peón de dama y el tío es un "pesao" no acabamos la partida ¡en toda la guerra!, y más teniendo en cuenta que aquí no hay reloj, ni árbitro, ni nada, y no te digo si le da por rectificar jugadas. Todo esto lo pienso cuando juego contra alguien desconocido y más la primera vez, que no sabes cómo va a responder. ¿Sabrá mucho?. ¿Conocerá mucha Teoría, de aperturas, de finales?. Bien, comencemos con peón de rey. Jugaré una partida agresiva y si le dá por defenderse con Siciliana, podemos seguir con gran juego táctico, lo que quiere decir que todos nos podemos equivocar, pero el que menos sabe más se equivoca, y con mucha táctica los errores se dan antes y la partida no se alarga. Ya decía algún gran maestro, ¿pudiera ser Nimzowitch?, que la táctica es el alma del ajedrez.

 

 

Y ahora ¿qué pensará?. Media hora para la primera jugada. ¿Es qué no sabe contestar a P4R?. No me creo que le haya sorprendido. O, ¿es un recurso estratégico?. Recuerdo una partida que jugué contra un campeón juvenil provincial, que llegó un cuarto de hora tarde, él con blancas, los relojes puestos, movió P4AD, y se fue a desayunar, y tardó otro cuarto de hora. Pues bien, como me disgustó su displicencia, su falta de respeto por el rival, estuve con mi reloj esperando media hora antes de contestar. Eso igualó los relojes. Y él comprendió que no se puede despreciar al enemigo por pequeño que sea. Al final me ganó. Pero ya no se levantó más del asiento. A eso se le llama educar con el tablero. A ver si este me está dando un tratamiento… ¡Hombre al fin movió!

 

¡Anda! y ahora estos cabrones de enfrente empiezan a disparar. ¡A qué nos joden la partida!. Cuando me puse a pensar en el campeón juvenil, se me olvidó que estábamos en esta trinchera asquerosa. Es como elevarse con el pensamiento e irse a otro lado. Por eso me gusta el ajedrez. Tienes un problema, sacas el tablerito, en cualquier lado, un banco, un café, reproduces una partida o intentas solucionar un problema. El análisis de la realidad concreta, los 64 escaques, y las piezas dispuestas con criterios que parecen mágicos te van alejando del problema y te relajan. Cierto es que pueden llegar a causarte otro tipo de obsesión, la paranoia ajedrecística blanca y negra; el ver piezas y cuadros y tableros todo el día tampoco es bueno para la salud mental. En el punto medio está la virtud….Esto parece que vá rápido, ¡ha jugado dos veces más en menos de un minuto!. Está entrando en una variante que conozco y no tengo que pensar…¡Hostias tú!. Ese tiro casi jode la ametralladora. Ha pasado cerca. A ver si disparan para dónde están los otros que son los que responden. Por el momento si siguen siendo disparos aislados podemos seguir…

 

¡Pero este Joaquín está lelo!…No me está jugando una trampa clásica. Claro que si mal no recuerdo, que por cierto recuerdo bastante mal,, la verdad sea dicha, debe ser esta mierda que comemos…, bueno, pues si mal no recuerdo, la trampa es para las negras. ¡A ver! ¡A ver! ¿dónde he visto yo esta partida?. Con estos errores tan pronto. Si llego a recordar podría acabar antes y disparar un poco contra los fachas de mierda. Me suena mucho. ¿Fue en el Paluzie? ¿Quién la pudo jugar? ¿Staunton?. No, me suena que tenían que ser muy malos los de las negras. ¿"Los"?. Claro, con las negras jugaban varios. Tiene que ser alguna simultánea o alguna partida famosa. Pensemos, ¿quién jugaba P4R? ¿Labourdonnais? ¡No!. Antes. ¿El Greco? o ¿Il Puttino? ¡Tampoco!. Ruy López y Lucena eran más antiguos. Es más moderno. Mo…derno, Mo…, Mo… ¡Ya lo tengo! ¡MORPHY!, Morphy en la Opera de París, en el intermedio, la partida que jugó en un palco contra dos aristócratas. Y ahora que me he acordado ¿qué jugada seguía?….¡Pero coño! ¡Dejar de disparar que no me concentro! Creo que mi grito asustó a Joaquín. "¡Lo siento! Estos mierdas no nos van a dejar…¡Ya! ¡Ya! ¡Ya sigo!, no te preocupes".

 

Después de esta interrupción me tengo que acordar cómo terminaba la partida. Debía intentar analizarlo yo. El mate se daba después de sacrificar la Dama, con Alfil y Torre. Todo el "truco", mejor digamos estrategia, era aprovechar la ventaja de desarrollo en la apertura, para obligar a las negras a que no se enroquen, al haber jugado pasivamente, y que el rey negro permanezca en el centro….¡Huy esa pasó cerca y se ha cargado la botella de vino que pusimos a la sombra! ¡Me cago en sus muertos!, como dice el Sevillano. Ahora éste, el Sevillano, se estará riendo y disparando sin parar. Lo gracioso es que hasta tiene buena puntería, ¡para ser del sur! Ya podían haberlos parado en Andalucía y que no hubieran llegado hasta aquí. ¿Dónde estaba yo? ¡Ah sí! Rey en el centro…sacrifico la Dama para apartar piezas y machaco con la Torre. Un mate precioso. ¡Lástima que no sea mío! Bueno, el estudio también es ajedrez, lo que no logro entender es como éste no se conocía esta partida tan famosa…¡Me cago en la leche! Pues no me han partido el rey de un balazo. ¡Y casi me vuela los cojones! ¡Hijos de puta! ¡La partida no es con vosotros!, Y tú, Joaquinito de mierda, deja de decir ¡Es mate! ¡Te han matado el Rey, es mate! ¡Cabrones! Y ahora como juego yo sin rey. "¡Que te doy una hostia, Joaquín,! ¡No ha sido mate! El balazo no está permitido, no es jugada válida"…Y que este mierda me tenga que ganar así. Se van a enterar éstos… Y de pura rabia, sin saber que estaba sucediendo, cogí la ametralladora…"¡Tú ayuda y deja de reirte! ¡Mate! ¡Mate! Es que no sabes decir otra cosa". Anda que ahora que se han decidido a salir no voy a dejar uno. "¡Vamos, sujeta la munición!" ¿Y los demás por qué no disparan?. "Ves como caen. No se les puede ocurrir más que a ellos salir a pecho descubierto. Los cogemos entre las alambradas y la tierra de nadie. Ya que no disparas, deja de reirte, ¡Joder! ¡Mate! ¡Mate! Y dale moreno…"

 

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Buenaventura, sólo disparan desde el lado derecho de la trinchera sur, y es la ametralladora, apenas los distingo desde aquí. Debe haber pasado algo grave, por la izquierda no se oye nada. Ni se vé el humo de los fusiles. Y hace rato que el fuego enemigo se centra en la ametralladora…pero mira, mira, están retrocediendo. También les ha favorecido que desde la posición de la ametralladora les dá el sol en la cara. Ellos que cantan el cara al sol, que lo canten ahora…ahora lo tienen en el culo. Mira como van de naja. Estos chicos son unos valientes, en vez de retroceder, al quedarse sólos, han esperado a qué salieran a tomar la posición y no están dejando títere con cabeza. ¡Bravos milicianos! Y ¡son unos chavales!.

 

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De que me vale ahora una medalla. Del otro lado de las Ramblas nos están disparando y ahora son los guardias de asalto que dicen que han venido desde Valencia, y los comunistas de la internacional de Stalin. ¡Cómo se ha llegado a esto! Y ahora no está Joaquín, no tengo con quien jugar…Y tampoco hay ametralladoras. Aquí nos darán el mate de otra manera…me temo.

FIN

 

NOTA DEL AUTOR.-

Los contendientes de Morphy fueron el Duque de Brunswick y el Conde Isouard, que jugaron en comandita (citados por Fdez. Coria y Palau, editorial Sopena Argentina,1979). Otro autor como López Esnaola, cita en su volumen "Morphy, su vida y 353 partidas" (colección Ricardo Aguilera, Madrid, 1988) a los contrincantes como Herzog Karl von Braunschwig y Graf Isouard, y figura erróneamente la localidad como Londres (sic) 1858. En ésto si estamos seguros, según abundante bibliografía, incluida la base de datos de Fritz4, que se trata de París, y en el entreacto de la Opera "El Barbero de Sevilla", y la partida fue jugada en uno de los palcos.


Este relato se ha presentado al Certamen literario de la ONCE: "El Ajedrez se hace palabra". Mayo de 2000.

Unidad de cultura y Deportes. Delegación Territorial de la ONCE. Calle Prim 3.

28004. Madrid.