Galería de fundadores del PCE.

2. Luis Portela Fernández

Luis Portela Fernández (Madrid, 1901-Barcelona, 1983) fue uno de los jóvenes socialistas que más activamente tomó parte en el colectivo fundador del primer PCE. Su vida es la de un militante honesto y abnegado que mantuvo sus criterios primordiales a lo largo de los años. De profesión tipógrafo, ingresó en las Juventudes Socialistas madrileñas a los 16 años, cuando era aprendiz en una imprenta en la que los mayores eran militantes socialistas. A finales de 1919 fue escogido secretario adjunto del su Comité Nacional, y en abril de 1920 era uno de Ios protagonistas de Ia escisión que culminó en la constitución PCE, deslumbrado por la llama de Octubre y dispuesto a hacer la revolución en lo inmediato.

Esta es una época especialmente militante para Portela, de manera que al instaurarse la Dictadura de Primo de Rivera, se ve obligado a exiliarse a París, donde en 1925 trabaja junto con Trilla y Gorkin en el grupo comunista parisino que constituye la dirección provisional del partido. Expulsado de Francia, Portela residió durante un tiempo en Bélgica para regresar clandestinamente a París hasta que resultó detenido en 1930. Con la República se instala nuevamente en la capital de España. Contrario a la política ultrasectaria del trío Bullejos-Trilla-Adame que traducían al castellano la línea general del "tercer período" del Komintern, Portela sería en 1931 el animador y secretario de la Agrupación Comunista Madrileña, junto con el veterano Isidoro Acevedo y con Gorkin, publica La Antorcha. La Agrupación se inspira en buena medida en las posiciones que internacionalmente representó en su penúltimo combate, Nikolai Bujarin, al que el último Maurín concedía un ascendiente en las ideas del POUM por encima del de Trotsky.

Desde entonces fue ganado por Maurín, del que se manifestará como un incondicional hasta su muerte. Portela, comienza a colaborar en La Batalla, y en octubre de 1932 lidera la integración de la Agrupación al BOC a pesar de la actitud condicionada de Gorkin que acepta ingresar mientras no se dé una reunificación con el PCE, de hecho una parte de la Agrupación reingresa en el partido, de hecho Portela soñó con una reunificación comunista por lo menos hasta 1937. Miembro electo para Central del BOC, Portela se traslada a partir del 1933 a Barcelona para hacerse cargo de la administración del diario bloquista Adelante desde el cual trata de impulsar la Alianza Obrera, y muestra su confianza en la capacidad del BOC en influir en la izquierda socialista. En Barcelona, toma parte destacada en los acontecimientos de Octubre de 1934, por los cuales fue detenido, y recluido en el navío-prisión "Uruguay". Condenado a trabajos forzados a perpetuidad después de octubre del 34, será liberado gracias a la victoria de las izquierdas en las elecciones de febrero de 1936, época en la que su moderación se hace manifiesta.

Será uno de los dirigentes más discretos pero también más activos del POUM. Cuando estalla el Golpe de Estado mientras que Gorkin se traslada de Valencia a Barcelona, Portela hace lo contrario. Fue nombrado secretario de la Federación poumista de Levante y director del su periódico, El Comunista. Considerado como eI inspirador de la tendencia más moderada del partido, favorable a un entendimiento con el Frente Popular y contraria al trotskismo ("...Trotsky era fundamentalmente un intelectual, no era un político. Y esto explica que Stalin, con muchas menos cualidades intelectuales que él, le pudiera vencer, porque Stalin era un político...Sin escrúpulos, sin conciencia, todo lo que se quiera, pero un político. Bueno, pues ésta era la diferencia fundamental entre la ICE y el Bloc. Los trotskistas tenían una visión rígida de las cosas y no se adaptaban, no eran capaces de adaptar su política a la situación del país...").

Será igualmente uno participante en el famoso PIeno ampliado del CC celebrado en Barcelona en diciembre de 1936, se muestra en desacuerdo con la política propugnada delante de la guerra y la revolución. Igualmente se mostró critico con la orientación partidaria durante las jornadas de mayo de 1937, fase en la que debate ásperamente con Juan Andrade con el que mantuvo hasta el final de su vida una estrecha amistad. Durante la represión estalinista, Portela convertirá su domicilio que pasó a ser la Secretaría del POUM en Valencia, hasta que fue detenido en agosto de 1938 y encarcelado. Juzgado y condenado a quince años de prisión, Portela no será puesto en Iibertad hasta justo unas horas antes que las autoridades republicanas abandonaron Valencia (marzo de 1939).

Entonces regresó clandestinamente a Madrid, donde volverá manifestar sus discrepancias. Más tarde, Portela realizó un viaje por Cataluña con eI objetivo de exiliarse a Francia. La tentativa fracasa y vuelve a Madrid donde para sobrevivir, cambiará de personalidad y de profesión. Prosiguió su militancia en el POUM y en los años 1944-1947 fue el delegado del POUM en Ia Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas. Desde 1951 residirá nuevamente en Barcelona, recupera su identidad y la profesión y rehace su vida. Juan Andrade nos contaba que Portela llevaba mucho tiempo preparando una historia del PCE, pero lo más parecido a este proyecto fue un largo artículo, El nacimiento y los primeros pasos del movimiento comunista en España, un trabajo aparecido en Estudios de Historia social ( nº 14, Madrid, julio-septiembre, 1980).

Pero lo que sí hizo Portela fue responder a un artículo de Francecs Bonamusa, alla por diciembre de 1973 desde las páginas de la entonces popular revista Triunfo. El artículo titulado un tanto torticeramente La segunda muerte de Joaquín Maurín. A lo largo de un trabajo extenso y minucioso titulado La única muerte de Joaquín Maurín, desmonta los argumentos del historiador, y que supuso una importante divulgación popular sobre Maurín. Por la misma época prepara también una edición muy cuidadosa de Los hombres de la Dictadura, y contestar a una larga entrevista para El Viejo Topo con el escritor y cineasta Joaquín Jordá titulada Recordando a Maurín.

Desde estas páginas, Portela se lamenta del curso final tomado por el POUM sobre el que dice que: "...se ha encontrado sin jefes. Es un partido que ha envejecido. Claro, como no ha actuado no ha conquistado gente. Ahora nos hemos encontrado con una serie de señores que el que menos tenía 60 años. Y, claro, hay gente que a los 65 o más conserva su fe en el ideal de su juventud. pero hay gente que a los 60 ya ha perdido su fe. Además, yo soy de los que opinan que la situación actual no es propicia a los pequeños grupos, un pequeño grupo no tiene nada que hacer. En primer lugar. porque no estamos todavía en una democracia. pero no sabemos si va a durar. ¿Y si no dura? En todo caso, hay que oponer a ese posible enemigo no pequeños grupos sino fuerzas serias, fuerzas considerables...En tal sentido, ya le digo a usted, el ir al PSC no me ha hecho feliz.. Hay un pasado con el que he tenido que romper..., al menos, en cierto modo..., pero he considerado que dedicarnos a hacer un grupito de nostálgicos, a rememorar el pasado y a evocar nuestras glorias pasadas, no conducía a nada..." En aquella época, el PSC trataba de sintonizar con la izquierda militante, y en según que cuestiones era –aparentemente- más "radical" que el PSUC.