Pepe Gutiérrez-Álvarez

UNA MIRADA SOBRE EL II CONGRESO DE ESCRITORES ANTIFASCISTAS EN VALENCIA, 1937

No hay la menor duda de que si el desenlace de la guerra civil española hubiera dependido de la correlación de fuerzas en el ámbito cultural, la derrota del bando militar-fascista hubiera sido aplastante.
Como es sabido, el "Movimiento" odiaba profundamente a los intelectuales, sobre todo a los que trataban de establecer profundas conexiones con el pueblo. De ahí la sinceridad del grito de Millán Astray, ¡Abajo la inteligencia!, el carácter revelador del asesinato de García Lorca -como de las muertes trágicas de Antonio Machado y de Hernández-, la especial inquina en la represión de los maestros y la voluntad de destruir todos los vestigios de las conquistas culturales del pueblo desde los tiempos de la Ilustración. Por el contrario, el campo republicano tuvo en la actividad cultural más diversa, uno de sus puntos más avanzados, más imperecederos. Sobre todo por cuanto tuvo de "encuentro" con el pueblo.
Esta desigualdad en la correlación de fuerzas puede ser establecida muy brevemente. Mientras que en el campo mal llamado "nacional" sólo logró convocar a figuras de muy segundo orden -Unamuno se arrepintió al poco tiempo, d'Ors agonizaba como creador; incluso los jóvenes falangistas de talento no tardaron en abrazar la disidencia después de la guerra, unos pronto y otros más tarde-, en el campo republicano se sumaron todas las generaciones, desde la del 98 -Valle Inclán que no conoció la guerra pero que simpatizó con la extrema izquierda, y Machado-, hasta la llamada "de la República", pasando por la del 27 (Alberti, Buñuel, Guillen, Aleixandre, etc) y que configuraron lo que se ha venido a llamar la "Edad de Plata" de la cultura española.
Algo parecido y si cabe todavía más claramente, ocurre en el orden internacional donde al lado de los sublevados se erigen las figuras oficiales de los regímenes fascistas y la figura aislada de Paul Claudel -al frente del batallón de la Action Française que servirá al régimen de Vichy más tarde-, al lado de la República se coloca parte de la flor y nata de- la cultura mundial, algunos combatiendo -como Hemingway, Orwell, Caudwell-, otros trabajando en la retaguardia -como Neruda, Ehrenburg o Vallejo, que murió queriendo ser un miliciano-, o apoyando diversas campañas favorables a su causa como Tagore, G.B. Shaw, Bertrand Russell, Selma Lagerlöff, y un etcétera francamente impresionante. Tan impresionante como nunca se había conocido en ningún otro conflicto mundial.
En esta convergencia republicana hay un punto de partida elemental y que Gide define como algo parecido a un enfrentamiento entre el bien y el mal, entre la reacción y el progreso, entre las fuerzas sociales opresoras y las que llevan la promesa de una emancipación. Esta división necesita, naturalmente, muchos matices, pero así de rotunda parecía en momentos como los de Badajoz, Guernica o el frente de Madrid.
En España se libraba una batalla contra la peste fascista que se había impuesto sin apenas resistencia en Italia, Alemania y Austria, y se jugaba también una nueva edición de una guerra internacional que había comenzado victoriosamente con la toma del Palacio de Invierno en octubre de 1917. También se sentía como un preludio de "la próxima guerra", esa que, según aparece en una memorable novela del contradictorio, Evelyn Waugh, veía venir todo el mundo menos los gobernantes.
La guerra por lo tanto aparecía como varias cosas a la vez. Unos enfatizaban su aspecto, más antifascista, su carácter de resistencia nacional, popular y democrática, de acuerdo con los planteamientos vigentes en los aledaños del Kornintern -Neruda, Aragón, Buñuel, Hernández, Machado, de hecho la mayoría-; para otros era la defensa de las tradiciones republicanas y democráticas aunque no estaban de acuerdo con el auge de los comunistas, mientras que para un sector minoritario aunque también importante, se trataba de una revolución socialista surgida en la defensa de las libertades democráticas. Por esta convicción trabajaron, no solamente los que lo hicieron al lado de la CNT -León Felipe, Simone Weill, Karninski, Berneri, etc.-, o del POUM -Orwell, Benjamin Peret, Mary Low, etc-, sino también, otros muchos que se alinearon con otras formaciones aunque aceptaron de buena fe la idea de los dos plazos. La separaba un primero la guerra, y un luego para la revolución. Recordemos que éste fue el planteamiento inicial del propio Orwell, y es el que aparece en gran medida en la extraordinaria película de Joris Ivens, Tierra de España, en cuyo guión contribuyeron John Dos Passos y Hemingway.
La culminación. pública de esta convergencia y también en cierta medida, de la contradicción guerra-revolución tuvo lugar en julio de 1937 en el Congreso de Escritores Antifascistas celebrado en Valencia bajo la presidencia de Juan Negrín (1).
Este congreso reunió prácticamente a todo el plantel de escritores demócratas y de izquierdas del mundo en un debate en el que se insistió en la lucha contra el fascismo y en la defensa del compromiso del intelectual con el pueblo, pero esto ya en un sentido un tanto diferente al que le habían dado Gide y Malraux en el congreso anterior celebrado en París en 1935. Este congreso se celebró cuando el estalinismo ya había conseguido "normalizar" el bando republicano y no se permiten voces disidentes, ni siquiera la del prestigioso Gide que, en rigor, venía a refrendar la línea general antifascista del encuentro. Su pecado era haber escrito Retour de I' URSS y por lo mismo, sospechoso de 'trotskismo". El "trotskismo" estaba ya fuera de la ley y los agentes del Kornintern en el lugar -Ehrenburg, Koltzov, etc- le impidieron expresarse. Entonces la protesta fue mínima.
La Alianza estaba organizada por secciones (Literatura, Plásticas, Biblioteca, Pedagogía, Teatro y Música), y Conocía una amplia inserción en Madrid, Valencia y Barcelona, donde publicaba, respectivamente, El mono azul, Nueva Cultura y Meridià, y tenía una gran audiencia entre toda la intelligentzia republicana. Entre sus iniciativas más conocidas se encuentra la edición de un Romancero General de la Guerra de España, de una Crónica General de la Guerra de España y de una Antología de Poetas de la España leal.
Pero su acción más conocida fue la organización del II Congreso Internacional de Escritores en Defensa de la Cultura.
La iniciativa se inscribe en el gran trabajo de propaganda efectuado por los republicanos, trabajo que tiene un eco infinitamente mayor entre los trabajadores y los intelectuales que entre los gobiernos democráticos occidentales que con la política llamada de no-intervención llega a establecer, de hecho, un tácito reconocimiento a la rebelión y una complicidad con las potencias fascistas que no dudaron en intervenir desde un primer momento. Este factor será decisivo para explicar el peso de las opciones estalinistas durante el Congreso. Aunque la petición formal fue hecha por Baeza antes de la guerra -en el Pleno que la Asociación realizó en Londres en junio de 1936, su confirmación rotunda tuvo lugar en octubre del mismo año, cuando Rolland, Heinrich Mann Malraux -entre otros- enviaron un telegrama a la Alianza confirmando la celebración del Congreso en España (2).

Con ser esplendoroso este momento para la cultura e impresionante la convergencia internacional Con la República, hay una dimensión del hecho cultural que permanece casi invariablemente oculto y sin el cual difícilmente se puede explicar la emergencia de grandes figuras, se trata de 'o que podíamos denominar "revolución cultural" en los años treinta y que se caracteriza por un creciente encuentro entre todas las vanguardias -desde la teatral hasta la política- y el pueblo.
Desde 1917 se va desarrollando un giro hacia la izquierda entre la intelligentzia que alcanza hacia 1934 su apogeo y que se manifiesta en la creciente radicalización de nombres como Lorca, Machado, Bergamín, etc. Paralela a esta radicalización viene a ser una multiplicación de los libros de izquierda, y el auge de obras teatrales y cinematográficas de signo "comprometido"; el obrero ocupa el lugar predominante entre los consumidores de cultura, fenómeno que hasta Ortega y Gassett observará con sentimientos ambivalentes, Los campesinos buscan a los que entre ellos saben leer para que les dé a conocer obras de Kropotkin u otros, y los obreros forman grupos de teatro y "devoran" a Zola, Lenin, Bakunin, el Blasco Ibáñez de La catedral o las novelas y reportajes de Sender.
Los Ateneos Libertarios y las Casas del Pueblo se extienden cada vez y arrastran a un número creciente de trabajadores ávidos de conocimientos para cambiar el destino de sus vidas. El tipo humano del trabajador-rnedio pasa de ser el conformista que rehuye los peligros del activismo para refugiarse en el deporte, a ser el militante abnegado y autodidacta que, con todas sus limitaciones, dará vida y un potencial formidable a todas las formaciones proletarias sin excepción, aunque muy particularmente a la cenetista que es la que cuenta con la acumulación de militantes llanos más amplia y extendida.
Serán estos hombres y mujeres los que protagonizarán en primera línea no sólo los grandes acontecimientos sociales de la República y las grandes batallas de la guerra, sino también la odisea de los campos de concentración y de la resistencia y el exilio, cuando no -más minoritariamente-, la guerrilla y la lucha clandestina contra el franquismo, ayudando a forjar las nuevas generaciones que, a la postre, harán imposible la mera continuidad de la dictadura. En este terreno, en el de los hombres y las mujeres que fueron militantes, la crisis española encontró su expresión más fascinante y avanzada, aunque no fue en absoluto correspondida con una expresión política consciente, capaz de convertir lo que era conciencia en sí, en conciencia para sí.
¡Fue tan poco tiempo!. Esta expresión de un viejo libertario plantea todo lo que se consiguió en unos pocos años -que continuaban una larga tradición de lucha casi siempre de élites- y lo que pudo ser. No era posible un movimiento social y cultural desde abajo tan avanzado y así lo comprendió justamente -para sus intereses- la derecha, y así lo han comprendido los actuales "padres" de la democracia que saben que su "consolidación" pasaba por la domesticación de sus movimientos sociales.

En su presentación, el documento aprobado resume sintéticamente el mensaje central del Congreso en estos tres puntos:
"'Primero. Que la cultura, que se ha comprometido a defender, tiene como enemigo principal al fascismo.
Segundo. Que están dispuestos a luchar por todos los medios de que disponen contra el fascismo, ya cuando muestre abiertamente su rostro destructor o adopte, para llegar a sus fines, formas desviadas; en una palabra, declaran estar dispuestos a luchar contra los fautores de la guerra.
Tercero. Que en la guerra efectiva que el fascismo ha abierto contra la cultura, la democracia, la paz y, en general, la felicidad y el bienestar de la Humanidad, ninguna neutralidad es posible, ni puede pensarse en ella, como han comprobado en dura experiencia los escritores de numerosos países, en donde el pensamiento está limitado a las terribles condiciones de la ilegalidad."
No obstante, a pesar de este itinerario, el Congreso se encuentra claramente vinculado a Valencia por ser en ésta donde tiene Iugar el peso de su realización y por ser la capital republicana. El Congreso, aun siendo muy circunstancial, no desdeña debatir sobre una serie de temas de cierto interés, aunque su planteamiento central es justificar la política gubernamental, tarea en la que están especialmente comprometido los comunistas. Eso explica que aunque la presidencia se repartió entre el azañista Ricardo Baeza y el católico José Bergamín; el peso de estos últimos era el más determinante, amén de ser el que no aceptaba críticas a su política ni al a URSS, considerada como la "gran aliada" de la República asediada.

La guerra de España coincide con el apogeo del intelectual comprometido
En medio de la crisis civilizatoria de los años treinta, el intelectual (3) va a desarrollar un creciente protagonismo público que se va a concretar en una praxis comprometida con el pueblo, con las izquierdas y primordialmente con el área comunista oficial, expresándose a través de obras polémicas, de manifiestos, congresos, compromisos organizativos, llegando hasta la lucha en el frente español, en donde murieron no pocos escritores, anónimos o poco conocidos en el momento, como Christopher Caudwell, Ralph Fox o Pablo de la Torriente.
La grave coyuntura política configuraba una problemática muy profunda que llegaba a cuestionar el cuadro decadente de las democracias burguesas liberales incapaces según la opinión generalizada de contener el avance fascista-, y con ello el papel' tradicional de los intelectuales pequeños burgueses que se sienten convocados por su mala conciencia" a un puesto de lucha que ya ha sido ocupado por una avanzada del proletariado militante. En el ambiente parecía evidente que se preparaba una nueva guerra, y el intelectual buscaba a la izquierda en espera de la Ciudad Ideal, el sueño de un mundo nuevo (4).
Este desplazamiento de los intelectuales desde el individualismo o el conformismo hacia el antifascismo, o hacia posiciones más netamente revolucionarias -como será el caso notorio de los surrealistas-, se había fraguado como una respuesta a un proceso de crisis que el escritor ruso-francés Víctor Serge definió como de "medianoche en el siglo".
Los datos son bastante dramáticos e ilustrativos: crack económico capitalista de 1929 -con su secuela de paro y miseria-, guerra chino-japonesa, ascenso de Hitler con la consiguiente derrota del más potente movimiento obrero de Europa y la destrucción de la democracia y de la socialdemocracia en Austria, incendio del Reichstag, proceso de Leipzig, invasión italiana de Abisinia, ascenso de los movimientos obreros en Francia y en España, radicalización de las izquierdas en los EE.UU. y Gran Bretaña, "procesos de Moscú" y giro político hacia los Frentes Populares... (5).
Este contexto provocará entre la intelligentzia una nueva configuración moral e ideológica en la que confluyen numerosos factores, de los que cabe al menos reseñar los siguientes:
1. El desencanto y alejamiento del bloque dominante, con el descubrimiento de los desastres del capitalismo y del colonialismo (6).
2. El acercamiento hacia las nuevas formas de vida del socialismo representado por la URSS, de las potenciales capacidades alternativas de una nueva sociedad que aparece en el cine -Einsenstein, Pudovkin, Dovjenko, etcétera-, la literatura -Babel, Pilniak, Maikovski, etcétera- y la literatura viajera a la "patria del proletariado" (7).
3. La atracción del movimiento obrero, del esfuerzo colectivo de miles de activistas que reflejan también potencialmente el surgimiento del "hombre nuevo", de la unión entre el trabajo físico y el intelectual.
4. La emergencia con esta conjunción de unas nuevas exigencias culturales y artísticas, las posibilidades de hacer llegar el arte a las masas en vez de hacerlo a los habituales mercaderes, de impulsar nuevas formas artísticas y nuevas formas de modos de vida que atrae a inconformismos muy diversos (feministas, homosexuales, aventureros, científicos, etcétera).
Se llega a hablar de un "nuevo bloque intelectual", pero el cuadro organizativo más avanzado se encuentra en los comunistas oficiales, que habían formado unas débiles organizaciones para intelectuales durante los años veinte y principios de los treinta, apoyándose en la experiencia de las organizaciones formadas en la URSS con el objetivo de construir una nueva literatura vinculada con el horizonte político de la revolución de Octubre. Estas organizaciones van a conocer en los años que anteceden al estalinismo una gran riqueza en obras y en su producción teórica (8).
Durante el ascenso del estalinismo el concepto "literatura proletaria" (9) que respondía a una cierta realidad de la lucha de clases, va a encontrar su expresión en la Asociación de Escritores Proletarios (RAPP) y su orientación va a coincidieron lo que se vendrá a definir (abusivamente) como "realismo socialista " en torno a los siguientes criterios: "El realismo socialista, por ser el método de base de la literatura y de la crítica soviética, exige del artista una representación verídica, históricamente concreta de la realidad en su desarrollo revolucionario. Además, el carácter verdadero e históricamente concreto de dicha representación artística de la realidad debe combinarse con el deber transformar ideológica y de educación, de las masas dentro del espíritu del socialismo."
Esta corriente coincide con la implantación final del estalinismo, con lo que se excluyen todas las demás escuelas en tanto que los criterios del "realismo socialista" serán fijados por especialistas del tipo de A. Zhdanov y por el propio Stalin. De acuerdo con éste, un decadente Máximo Gorki disolverá oficialmente el RAPP, para formar a continuación la Unión de Escritores Soviéticos que impondrá en sus estatutos el "realismo socialista " (10). Por esta época agonizaban los últimos reductos de élan libertario de los años veinte y durante los famosos "procesos de Moscú" caerán lsaac Babel, Boris Pilniak, Osip Mandelstam, en tanto que Serguei Esenin y Vladimir Maiakovski se habían suicidado en la antesala del ascenso estalinista que ya se avizoraba en parte.
Ironías de la historia, la URSS", iba a constituirse en una referencia para la intelligenzia cuando precisamente acababa su época dorada de creatividad y comenzaba el rigor burocrático.

Este giro interno de la cultura soviética tiene en buena medida su traducción en las organizaciones vinculadas con el movimiento comunista oficial. En un principio el planteamiento es la unidad entre el trabajo intelectual y el manual, la crítica de la comercialización del arte, la llamada a ampliar la rica tradición revolucionaria literaria, pero con los Frentes Populares este mensaje va a cambiar. Dentro de estas organizaciones -implantadas en Francia y en Alemania sobre todo, destacará la presencia regular de Henri Barbusse, prototipo del "compañero de ruta" capaz de avenirse sin problemas a los diferentes giros de la política estalinista.
Esta hipoteca será el punto más criticado de su desarrollo, la explicación de una actuación en buena medida ambivalente y aunque su objetivo principal será aparecer como "un acto de oposición a la barbarie y fascista y como una denuncia de la política de no-intervención (el grito de ¡Fuera la no-intervención!" fue el grito unánime en París) se justifica también como "una exploración para ejercer una presión en pro de la cultura en la sociedad nueva" (Corpus Barga), un criterio básico de la Alianza que coincide con las interpretaciones que permite la política comunista oficial -y de sus aliados- en el sentido de que primero se impone una especie de Dos de Mayo democrático y popular, pero después se plantea una revolución. Con lo primero reprime a los revolucionarios, con lo segundo se integra a muchos radicales.
Desde la primera ponencia, a cargo de Anna Segher, militante comunista alemana y escritora que denuncia el fascismo. En otra ponencia se proclama que el fascismo "puede respetar los momentos antiguos mientras no lo molesten. Aspira a destruir la base de la cultura: al hombre (...) El mal no está en que los fascistas alemanes hayan quemado en su país docenas de miles de libros, sino en que han transformado el alma de los lectores de ayer. Ellos han hecho de los sabios, de los obreros, de los poetas, los destructores de Guernica (Ehrenburg).
Ante esto el intelectual no puede permanecer en su torre de marfil; como tal debe comprometerse en "la defensa de las libertades del espíritu" (Benda), en apoyo al pueblo porque "la aristocracia española está en el pueblo (y) escribiendo para el pueblo se escribe para los mejores (...), o escribimos sin olvidar el pueblo, o sólo escribiremos tonterías " (Machado). En este sentido, resulta incomprensible la posición de lo que se llamará la "tercera España", de esos "sedicentes intelectuales españoles más o menos hamletizados y que ridículamente se alejan, se apartan, se separan del pueblo español cuando este pueblo se ha puesto en cuestión todo, porque se le pone en cuestión su vida misma, su propio modo de ser y existir" (Bergamín).
Los héroes son los soldados que luchan en el frente revolucionario (Alexei Tolstoy), el "proletariado" que quiere "las bases de una nueva moral y de un arte nuevo que estén de acuerdo con sus aspiraciones" (Last). Se habla del "hombre nuevo" un "hombre total", que se encuentra entre los que luchan en primera fila. Por eso se cuestiona el destinarlo convencional de la cultura: "...La mayoría de nuestros lectores son burgueses, en quienes nuestras palabras todo lo más, despiertan unos pensamientos que inmediatamente vuelven a modorrarse. Un artífice busca los mejores materiales para su trabajo, pero nosotros, los escritores, ¿lo hacemos?, ¿vamos hasta la parte más maleable, más prometedora de nuestro pueblo: hasta las masas? La respuesta es que no" (Norddalh Grieg, Noruega).
El objetivo es un nuevo humanismo, "que tiene un hogar: el hogar del trabajador intelectual y manual. Tiene una teoría: la democracia. Tiene un ejército decidido: el socialismo. Una vanguardia activa de combate: la España republicana... " (Sender). Este humanismo se entiende "como el intento de restituir al hombre la conciencia de su valor, de trabajar para limpiar la civilización moderna de la barbarie capitalista..." (España, Ponencia colectiva). Hay, por lo tanto, una conciencia critica, una idea de que la alternativa va más allá de las democracias tradicionales, cuya pretendida neutralidad es comprendida por Machado como algo terriblemente natural, ya que entre lobos (entre potencias) no se muerden.
Hay tres apartados que tienen, por sí mismos, un interés específico. Uno es la participación de escritores católicos, de "herejes" como Bergamín o el holandés Browder, que apela a una razón: "A Jesucristo, hijo de un carpintero, hijo de un campesino, sacrificado por una clerigalla y por una casta de militarotes, y que supo impregnarnos de verdadero espíritu cristiano, que manda que hagamos lo que yo hago aquí: estar aliado del pueblo español, que es el más cristiano que cabe". Otro es la participación en lengua propia Gide y a los surrealistas, que no son invitados.
La convocatoria está dramáticamente contextualizada por la guerra: la misma noche de su inauguración, la aviación rebelde bombardea la capital del Turia.
Entre sus participantes los hay que vienen directamente del frente, algunos de las Brigadas Internacionales (Gustav Regler, Pablo de la Torriente y Ralph Bates), también están los que vienen del exilio. No son pocos los que tendrán, antes o después, sus problemas por su compromiso con la lucha republicana (15).
Hablando en términos cinematográficos, el "reparto" difícilmente puede ser más completo. Asisten ( entre otros), por parte francesa, Julien Benda, André Malraux, Paul Nizan, André Chamson y Jean-Richard Bloch; por la URSS, Alexei Tolstoy, Mijail Koltzove Ylya Eheremburg; por Inglaterra, Stephend Spender y Ralph Bates; por Alemania, Anna Seghers y Gustav Regler; por Chile, Vicente Huidobro y Pablo Neruda; por México, Carlos Pellicer y Octavio Paz (16); por el Perú, el enfermizo César Vallejo; por Cuba, Nicolás Guillén y Juan Marinello; por los EE.UU., Malcom Cowley, Langton Hughes, Ernest Hemingway y John Dos Passos; por Holanda, Jef Last y el doctor J. Browder...Naturalmente, la delegación española será la más numerosa. En ella encontramos a Antonio Machado, José Bergamín, Fernando de los Ríos, Arturo Serrano Plaja, César M.ª Arconada, Constancia de la Mora, Rosa Chacel, María Zambrano, Margarita Nelken, M.ª Teresa León; Rafael Alberti, Juan Gil-Albert, Corpus Barga, Ramón J. Sender... Por otro lado, el número de los que apoyan no es menos impresionante (17).
El Congreso será definido por alguien irónico como un "circo ambulante", ya que transcurre en varios sitios. Su primera fase se hará en Valencia, pero el 6 de julio, en víspera de la batalla del Jarama, los congresistas se trasladan (no sin peligrosas vicisitudes, como la sufrida por Malraux y Eheremburg, cuyo coche chocó con un camión de obuses y estuvo a punto de saltar por los aires) a Madrid, para regresar el 10 a Valencia de nuevo -con un breve paréntesis en Barcelona, donde tuvo lugar un acto en el Palau de la Música con un concierto de Pau Casals-, para concluir los días 16 y 17 en París. La resolución aprobada en la capital francesa das e integradas en la Alianza, como lo están en las trincheras, donde nuestros combatientes se unen ante un enemIgo común, que lo es también de la inteligencia y la cultura ", no habrá en ella ninguna representación de anarquistas o poumistas. No habrán disidentes.
Lo mismo ocurre en el Congreso de Valencia donde se criba previamente a diversos intelectuales catalanes, valencianos y gallegos (el doctor Jaume Serra Hunter, CarIes Salvador, Ricard Blasco, Rafael Dieste), que afirman que la defensa de la cultura universal es también la de la propia cultura nacional, la de la propia lengua, inseparables una de la otra. La tercera queda perfectamente reflejada en la ponencia colectiva española (en la que al parecer participaron también los mexicanos) y que fue leída por Arturo Serrano Plaja. Esta ponencia desdeña conceptos como "realismo socialista" o "literatura proletaria", señala las limitaciones del Agiprop (arte de agitación y propaganda) y proclama el carácter libre y abierto del arte.
Gide, que había sido la principal figura del Congreso anterior y una estrella en el firmamento de los "compañeros de ruta", había mostrado siempre una posición radicalmente independiente por más que, siendo ya muy mayor, se había entusiasmado con el comunismo en el que encontraba una confirmación del individualismo y una vía de encuentro entre el arte y las masas. No obstante, después de visitar la URSS, escribió un libro Retorno de la URSS, en el que se desarrollaban una serie de tesis que tenían no pocas semejanzas con las expuestas por Trotsky en La revolución traicionada.
En vísperas del Congreso de Valencia, Gide había manifestado su repulsa a los "procesos de Moscú" y su solidaridad con el POUM y con Andreu Nin, duramente perseguidos entonces en la zona republicana (18). Sobraban pues motivos para que el propio Stalin vetara su asistencia al Congreso y amenazara con boicotearlo. Aunque en la secretaría del Congreso figuraban escritores independientes como Emilio Prados, Serrano Plaja y Gil-Albert, la absoluta mayoría de sus componentes coincidían en un apoyo incondicional al Gobierno de Negrín y a la alianza con los soviéticos, que aparecían como solidarios con la República y sobre cuyo orden interno no se interrogaban; muchos coincidían con Gide y con Trotsky en su posición a favor del arte revolucionario independiente, pero como dirá Bergarnín -después de una violenta discusión con Malraux: "Ante sus ataques -de Gide- al pueblo ruso y a sus escritores (sic), nosotros los españoles rechazamos cuanto pueda crear una enemistad con los que están identificados con nuestra causa". Esta condena es el fruto de un consenso entre los que actuaban abiertamente como "comisarios" del PCE -Ehrenburg, Koltzov, Neruda-, y los que estaban por una respuesta más diplomática. Luego, el Congreso guardó silencio cuando Tolstoy amplió esta condena con una serie de insultos contra el escritor francés que, con el tiempo, emergería como víctima de la maquinación estalinista y como un amigo de la República que supo ser independiente.
Años más tarde, buena parte de los que participaron y apoyaron el Congreso de Valencia se encontraron divididos entre los dos grandes bloques, pero este es un capítulo sobre el que convendrá volver otro en un artículo diferente.

NOTAS:

--(1) Sin duda los trabajos más exhaustivos sobre este Congreso son los tres volúmenes publicados por la Ed. Laia: Inteligencia y Guerra Civil española, de Luis M.ª Schneider (Barcelona, 1978); Pensamiento literario y compromiso antifascista de la inteligencia española republicana, de Manuel Aznar Soler (ídem), y Ponencias. Documentos y Testimonios, edición de ambos autores (Barcelona, 1979).
--(2) Fueron muy pocos los escritores nacionales y extranjeros de primera talla que apoyaron la causa de los rebeldes. Sobre toda esta cuestión, se puede consultar obras como Los intelectuales en el drama de España, de María Zambrano (Hispamerca, Madrid, 1977() es muy completa la edición de Mark Hanrez de Los escritores y la Guerra Civil española (Monte Ávila, Caracas/José Batllo Ed., Barcelona, 1977), o trabajos más recientes -y en opinión mucho más discutibles- como Las armas y las letras, de Andrés Trapiello (Península, Barcelona, 2004)
--(3) El término "intelectual" fue empleado por primera vez -y muy significativamente- en relación al "affaire Dreyfus" (ver mi artículo Zola o la conciencia humana en HISTORIA Y VIDA n.º 209),y fue redefinido durante los años treinta en función a su lugar en la sociedad -como una parte de la pequeña burguesía- y por su comportamiento sumiso o crítico.
--(4) Tal como lo expresa W. H. Auden en su célebre poema Spain (1937). Este poema fue considerado como la gran llamada a las armas en favor de la República, aunque años más tarde su autor, convertido al cristianismo, lo considerara despectivamente.
--(5) Sólo una minoría de escritores -Víctor Serge, Ignazio Silone, Panait Istrati, Marcel Martinet, etcétera- estuvieron al corriente del complejo curso que tomaba la URSS, y muy pocos supieron diferenciar entre el legado de 1917 y el estalinismo. Por eso fueron contados los que tomaron partido a favor de la vieja guardia bolchevique inculpada durante' los "procesos de Moscú". La mayoría de los intelectuales que se habían mostrado adversos a la revolución, aceptaban ahora el curso "moderado" de Stalin frente al "utopismo" de Trotsky.
--(6) La crítica al capitalismo fue una constante en aquella época, en tanto que el colonialismo afectó profundamente a. autores como Gide (Viaje al Congo), George Orwell (La marca, que transcurre en Birmania), o Foster (Pasaje a la India).
--(7) Esta literatura llegó a ser un verdadero subgénero que tuvo ejemplos muy variados, pero la mayoría se avino a "ver" lo que las autoridades soviéticas les tenía preparado. El viaje constaba de un recibimiento de altura, una estancia de lujo, encuentros con situaciones y ejemplos felices y la gigantesca edición de las obras del escritor con sus correspondientes beneficios en cuanto a derechos de autor. De estos viajeros, solamente Panait Istrati y Gide se plantearon seriamente ver más allá de la verdad turística. Antes que Gide, Istrati fue literalmente hundido por su disidencia "trotskizante".
(--8) Un estudio muy completo sobre todos estos problemas es el de Antonio Moscato, lntellettuali e potere in URSS (Ed. Milella, Lecce, 1986).
--(9) Esta literatura fue una moda efímera relacionada con las posiciones políticas estalinistas del "tercer período" (1927-1935), y que en rigor trata "la vida del proletariado contada por escritores que salen de su seno". En España esta literatura no tuvo apenas representante, aunque sí hubo una literatura "obrerista" de signo libertario y socialista.
--(10) Una vehemente y sólida crítica de esta concepción se puede encontrar en Louis Aragon-André Breton, Surrealismo frente a realismo socialista (Ed. Tusquets, Barcelona, 1973), o en la edición del Manifiesto por un arte revolucionario e independiente en El Viejo Topo, Barcelona, 1999.
--(11) Publicadas, respectivamente en Madrid (nº 1, en junio de 1933) y Valencia (nº 1, enero de 1935), la primera fue animada por la pareja Alberti-M.ª Teresa León y la segunda por Josep Renau.
--(12) Personaje absolutamente fascinante y totalmente clave en todos los grandes montajes -congresos, revistas, viajes, etcétera-, efectuados por el Komintern. Dirigente de las JJSS suizas durante la Gran Guerra, fundador del PC de su país, dirigente del Komintern sobre todo durante el "tercer período", murió sospechosamente en 1939.
--(13) También Gil-Albert define bien la situación cuando escribe: "Era el momento álgido de nuestra crisis; todos nosotros escritores pasamos de un modo u otro por esta fase: horror por el nazismo, desprecio por el reaccionarismo español que estaba preparando la puñalada trapera a la joven, incauta, y también es verdad, medio caótica República, confianza si no ciega, sí bastante embriagadora, por Rusia. engagement de Gide, actitudes de Mann, Einstein, etcétera". Ver entre otros: Christopher Cobb, La cultura y el pueblo. España, 1930-1939 (Ed. Laia, Barcelona, 1980); J. Bécarud-E. López Campillo, Los intelectuales españoles durante la II República (Ed. Siglo XXI, Madrid, 1978); Víctor Fuentes, La marcha al pueblo de las letras españolas 1917-1936 (Ed. de la Torre, Madrid, 1980).
--(14) J. Lechner, El compromiso en la poesía española del siglo XX (Universitaire Pers Leiden, 1968, página 145).
--(15) Los británicos cuentan con la expresa prohibición de su Gobierno para asistir; los norteamericanos sufrirán luego la consecuencia por haber sido "antifascistas prematuros"; Koltzov será eliminado por Stalin al volver a la URSS...
--(16) En una entrevista para TVE, Paz contará a Joaquín Soler Serrano que Neruda y Ehremhurg lo sondearon a él y a Pellicer sobre la cuestión del "trotskismo ". Como este último afirmó que Trotsky le parecía el mejor orador existente desde San Pablo y el mejor crítico literario marxista que tenía noticia, fue discretamente controlado por el grupo comunista oficial.
--(17) Baste señalar que en el Presidium del II Congreso se encontraban -además de algunos de los que intervinieron-: Romain Rolland, Louis Aragon, Thomas Mann, G. B. Shaw, E. M. Foster, Mijhail Solokhov, Selma Lageloff. En el Buró Internacional constaban también: Heinrich Mann, Leon Feuchtwanger, Bertold Brecht, Aldous Huxley, Virginia Woolf, Anderson Nexo, Aníbal Ponce, Jorge Icaza y un largo etcétera, que puede ser ampliado externamente al Congreso con nombres como los de Bertrand Russell, Albert Einstein y otros.
--(18) Ver mi artículo, La persecución del POUM en la zona republicana en HISTORIA y VIDA n.ª 216; reproducido en la www.fundanin.org.


Breve biografía política de los principales participantes

Alberti, Rafael, poeta y autor dramático (Puerto de St. María, Cádiz), una de las figuras de la "generación de 1927" y uno de los símbolos de la poesía republicana. Militante comunista desde finales de los años veinte, creador de la revista "Octubre", en su verso militante hay posiblemente mucha paja -versos a Stalin, a "la Pasionaria"-, pero, también bastante trigo. Su poesía de guerra está recogida en De un momento a otro; también fue muy popular su versión de la Numancia, de Cervantes. La arboleda perdida (1940) es un bello libro de memoria.
Bates. Ralph, novelista y periodista inglés (Swindon, Withoshire, 1910), vivió en España entre 1923 y 1937 y sus primeras obras transcurren en escenario español; en 1953 escribió su autobiografía The Dolphin in the Wodd. Fue comisario político del Batallón Lincoln y escribió en el "The New Republic" contra el POUM y los anarquistas.
Benda, Julien, novelista y pensador francés (París, 1867Fonteny-aux-Roses, 1956), comenzó a escribir en defensa del capitán Dreyfus y tomó el comportamiento de Zola como referencia, consiguiendo fama con su manifiesto La traición de los clérigos, en el que propugna una actitud insobornable para los intelectuales. Fue un habitual "compañero de ruta" y justificó, entre otras cosas, los "procesos de Moscú".
Bergamín. José, ensayista y crítico {Madrid, 1895-San Sebastián, 1983), animador. de la revista católica de izquierda "Cruz y Raya ", muy influenciado por Gide, su convergencia con el comunismo oficial le llevó a escribir el prólogo al libro Espionaje en España (de inmediata reedición en Renacimiento con un prólogo de Pelai Pagès), del inexistente Max Rieger. En 1959 regresó del exilio, pero volvió a repatriarse en 1963, después de un enfrentamiento con el régimen. Al final de su vida estuvo identificado con el abertxalismo vasco de extrema izquierda.
Bredel, Willy, escritor y periodista de origen proletario, espartakista y luego comunista, fue detenido y torturado por los nazis. Comisario de la Brigada Thaelman, escribió sobre la guerra de España un libro, Encuentro en el Ebro, traducido en múltiples lenguas.
Browder, Johannes, escritor holandés muy familiarizado con España, había escrito una obra sobre ella antes de la guerra y volvió a hacerlo, esta vez sobre el propio conflicto: Spaensche aspecte en perspetieven.
Corpus Barga, seudónimo de Andrés García de la Barga y Gómez de la Serna, periodista y novelista (Madrid, 1887-Lima, 1975), efectuó entrevistas a Lenin, Hitler, Mussolini, Pío XI, Rodín y otros famosos. Muy comprometido con la causa republicana, su obra maestra son sus memorias Los pasos contados, en tres volúmenes.
Cowley, Malcom, crítico y poeta norteamericano (Balsano, Pensylvania, 1898), estrechamente vinculado con la "generación perdida", editor de "The New Republic", situada en la izquierda democrática relacionada con el Partido Comunista de los EEUU Fue uno de los animadores del comité norteamericano de ayuda a la República.
Ehrenburg, Ylia, novelista poeta y periodista ruso (Kiev 1891-1967), comprometido cor el bando blanco durante la guerra civil, regresó a la URSS después de la muerte de Lenin y sobrevivió a todos los vaivenes de la Política estalinista, a la que sirvió como autor hábil pero superficial. Durante la guerra de España fue corresponsal para "Izvetia" y actuó como verdadero comisario político. Lo más interesante de su obra son sus memorias. Tras la muerte de Stalin se alineó con los revisionistas y escribió una obra paradigmática: El deshielo.
Dos Passos, John, novelista norteamericano de origen portugués (Chicago, 1896-1970), el más izquierdista de los componentes de la "generación perdida ", paradigma de escritor comprometido y modelo para los comunistas hasta el Frente Popular. Activo partidario de la República, participa en diversas campañas solidarias y en el guión de Tierra de España. El posible asesinato de su traductor al castellano por parte de los comunistas le llevó, primero, hacia la CNT y el POUM, y luego cada vez más hacia la derecha. Su "desencanto" político aparece en su segunda trilogía, Distric of Columbia (1952). Su caso ha dado pie a diversos trabajos como el de Martínez de Pisón, Enterrar los muertos
Grieg, Nordahl, poeta, novelista y comediógrafo noruego, autodidacta y obrero, estudió en Oxford y en Oslo, fue corresponsal en China y en España, sobre la que escribió Spansk sommer (1937) y Ung ma ennu voere (1938). Hombre de acción...Artista, marxista convencido y antiestalinista desde 1940, murió en el transcurso de un bombardeo sobre Berlín.
Guillén, Nicolás, poeta afrocubano (Camagüey, 1903), se reveló como un poeta racial de profundos sentimientos y fue influenciado por el surrealismo y por Lorca. Alineado con el PC cubano, permaneció largo tiempo en España durante la guerra sobre la que había escrito antes de venir España, poema en cuatro angustias y una esperanza. Cabrera Infante le atribuye un poema de homenaje a Ramón Mercader. Luego será uno de los bardos de la revolución cubana.
Gil-Albert, Juan, poeta y escritor (Alcoy, 1906), colaboró en la fundación y en la redacción de "Hora de España", muy relacionado con la izquierda valenciana e influenciado por Gide. Exiliado durante varias décadas, publica en 1974 su autobiografía Crónica general. En 1986 su firma aparece en un manifiesto proatlantista.
Koltzov, Mijhail, periodista, cronista Y satírico ruso (Kiev, 1896-1942), estudiaba Medicina pero abandonó la carrera durante la revolución de 1917; colaboró con Lunarchaski en el Comisariado de Instrucción pública, y fundó la revista "Krokodil", siendo una de las firmas habituales de "Pravda". Después de haber simpatizado con la oposición de izquierda se convirtió en una de las plumas de Stalin. Su Diario de la guerra de España es un testimonio imprescindible. Víctima de las "purgas", fue rehabilitada tempranamente, en 1954.
Hemingway, Ernest, novelista norteamericano (Oak Park, Illinois, 1898-Sun Valley, Idaho, 1961), obsesionado por la Idea de la crueldad y el dolor humano que experimentó personalmente durante la Primera Guerra Mundial, principal exponente de la "generación perdida", muy vinculado a España, llevó su compromiso en defensa de la República a las armas y escribió una de las novelas más famosas sobre la guerra civil, Por quién doblan las campanas. Aunque primero aceptó el papel del PC, luego hizo sus críticas en dicha novela. Simpatizó abiertamente con la revolución castrista.
Hugues, Langston, poeta novelista satírico y comediógrafo negro norteamericano (1902-1967), autodidacta, sus "blues", baladas y poemas fueron célebres en los años treinta. Vino a España como corresponsal de un periódico panafricanista norteamericano y estuvo en las Brigadas Internacionales. Contó sus vicisitudes en Yo viajo por un mundo encantado.
Huidobro, Vicente, poeta chileno (Santiago de Chile, 1893-1948), vanguardista y "dandy revolucionario", estuvo asociado con Apollinaire y militó en la extrema democracia en su país; estuvo en España militando a favor de la política de unidad en torno al Gobierno.
León, Mª Teresa, escritora y poeta, compañera de Alberti en la militancia yen numerosas actividades literarias, incansable activista durante la guerra, fue una de las artífices del colectivismo de Mujeres Antifascistas, y contribuyó al salvamento del Patrimonio Artístico. Vivió en el exilio hasta finales de los años setenta y dejó su testimonio personal en su obra más conocida, Memoria de la melancolía (1970).
Machado. Antonio, poeta lírico español (Sevilla, 1875, Colliure, 1939), una de las figuras más destacadas de la "generación del 98" y su representante políticamente más avanzado. Su evolución hacia la izquierda refleja la de un sector creciente de la intelectualidad, convirtiéndose durante la guerra civil en un símbolo de la poesía militante y antifascista (sus escritos de guerra serán publicados con el título de A la altura de las circunstancias). Su muerte en el exilio devendrá también todo un símbolo.
Malraux. André, novelista y crítico francés (París, 1901-1976), activista revolucionario en China a mediados de los años veinte, se hará célebre con su obra La condición humana. Prototipo de escritor romántico y comprometido, atraído por personalidades como Lawrence de Arabia y Trotsky, acepta el comunismo oficial problemáticamente (lo compara con el cristianismo, que sobrevivió a pesar del constantinismo) y será uno de los intelectuales más ligados con la lucha republicana en el frente militar y propagandístico. Miembro de la Resistencia francesa, evolucionará hacia el gaullismo. Su obra más vinculada con la guerra española será L 'Espoir, de la que sacó parte del guión de una película de gran calidad, L ' Espoir (Sierra de Teruel), dirigida por él y considerada como una de las grandes películas sobre nuestra guerra. .
Marinello, Juan, escritor cubano (San. Diego del Valle 1898;.La Habana, 1976), fue uno de los fundadores de la revisto Avance, plataforma vanguardista de la cultura cubana. Comprometido en las luchas por la democracia y la independencia desde su época universitaria, fue uno de los fundadores y animadores del PC durante muchos años.
Nelken. Margarita, escritora feminista y socialista (Madrid, 1896-México, 1968), autora de La condición social de la mujer en España, muy vinculada con el mundo del arte, había sido "caballerista " y luego comunista.
Neruda, Pablo, poeta chileno (Parral, 1904-isla Negra, 1973), una de las cimas de la poesía del siglo, autor de Canto general, muy relacionado con la "generación del 27" y con Alberti y con el PCE. Escribe España en el corazón y es destituido de su cargo diplomático. En París funda y dirige la revista "Los poetas del mundo, defienden al pueblo español" (1936) y funda el Grupo Hispanoamericano de ayuda a España. Cónsul chileno para la emigración española. Diputado comunista en numerosas ocasiones, morirá de un paro cardiaco poco después del golpe militar de Pinochet. Un amplio colectivo de poetas españoles le dedicarán entonces una obra llamada Chile en el corazón.
Nexo, Martín Andersen, novelista danés (Christianshavo, 1869-Dresde, 1954), obrero autodidacta, estuvo en España convaleciendo de tuberculosis, donde se inició en el compromiso político que le llevaría desde la izquierda socialista al comunismo. Llegó a ser el único "escritor proletario'. de fama internacional y se convirtió en uno de los escritores comprometidos más famoso de su tiempo.
Nízan, Paul, militante comunista desde su juventud y escritor sobre temas filosóficos y políticos (Tours, 1905-Dunkerke, 1940), autor de obras célebres como Edén-Arabia y Los perros de guardia, también escribió sobre la guerra de España. Rompió con el PCF a raíz del pacto germano-soviético y fue tachado de "provocador... Fue asesinado por los nazis al comienzo de la Resistencia francesa.
Paz, Octavio, poeta y ensayista mexicano (México, 1914), autor de El laberinto de la soledad y otras obras célebres, así como de poesías (1936 y No pasarán), dedicadas a la guerra: de España. Partidario del Frente Popular, estuvo luego relacionado con el surrealismo y el trotskismo. Abandonó su carrera diplomática en protesta por la matanza de estudiantes de 1968. Ulteriormente evolucionó hacia el neoconservadurismo y ha presidido el congreso de Intelectuales de Valencia de 1987.
Regler, Gustav, escritor alemán (1898), autor de La guerra campesina y otras obras comprometidas, fue uno de los redactores del Libro Pardo sobre el terror nazi. El III Reich lo calificó el nº 19 entre sus enemigos. Comisario de la 12 Brigada Internacional. Aunque desencantado del estalinismo, escribió una apología de la política militar del PCE en The Great Crusade, obra prefaciada por Hemingway.
Renn, Ludwig, novelista alemán (Dresde, 1889-Berlín, 1979), militante comunista desde 1928, fecha en la que publicó su novela más famosa Krieg; comisario de la XI Brigada Internacional, publicó sobre España, Der Spanische Krieg (1955). Exiliado en México, regresó en 1947 a la RDA.
Seghers, Anna, novelista alemana (Maguncia, 1900-Berlín, 1985), en 1929 se hizo famosa con Los pescadores de Santa Bárbara, y un año después ingresó en el PCA; emigró en 1933 a Francia y estuvo en España y México. Representante heterodoxa del "realismo socialista " fue una de las animadoras de la vida cultural en la RDA.
Sender, Ramón J, novelista español, uno de los más profundos representantes de la literatura .comprometida surgida durante la II República, militante anarcosindicalista y como tal autor de Siete domingos rojos, evoluciona. hacia posiciones comunistas después de un viaje a la URSS en 1932. Su esposa será asesinada por las tropas franquistas., Sus obras Crónica del alba y Réquiem por un campesino español, son dos cumbres de la literatura sobre la guerra. Exiliado durante el franquismo, evolucionó durante la "guerra fría" hacia. el conservadurismo, aunque siempre a su peculiar manera, no ajena al anarquismo.
Spender, Stephen, poeta, crítico, novelista y cuentista inglés (1909), hijo de un destacado periodista liberal, fue uno de los animadores del grupo de poetas izquierdistas ingleses de los años treinta (Auden, Mac-Neice, Day Lewis); miembro del PC, sus poemas sobre la guerra civil se refieren sobre todo a los horrores de la guerra. Desde 1937 evolucionó hacia sus primigenias posiciones liberales y fue uno de los autores del libro El Dios que cayó, escrito por ex comunistas.
Tolstoy, Alexei, poeta, novelista y dramaturgo ruso (Nikolayevsk, Samara, 1882-Moscú, 1945), de origen noble, sirvió en el Ejército blanco y emigró en 1919. Regresó a la URSS en 1923 y se convirtió en uno de los escritores más afines al estalinismo -Premio Stalin en 1942-; un reflejo de su evolución será su novela Syotsry, antibolchevique en la primera versión y proestalinista después. Durante el Congreso de Valencia fue el más encarnizado adversario de Gide y del trotskismo.
Vallejo, César. poeta y prosista peruano (Santiago de Chuco,1892-París, 1938), de familia pobre, revolucionario desde muy joven, tuvo que huir de su país, estuvo en Rusia y vivió en España, muy vinculado con AIberti, Neruda; comunista y cristiano profundo, dejó con España, aparta de mí este cáliz, posiblemente la cumbre poética sobre la guerra. .