Andrés Martínez de León, otro artista condenado a muerte por el franquismo.

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...En 1.931 Martínez de León decide fijar su

residencia definitivamente en Madrid. Las razones

que le llevan a tomar esta decisión son económicas y

profesionales. La crisis económica que sigue a la

Exposición de 1929 se deja notar en los ambientes

artísticos con fuerza y los encargos, tan frecuentes en

los años anteriores, comienzan a faltar. En tal coyun-

tura, un contrato ofrecido por "El Sol", le hace cam-

biar los aires provincianos por el ambiente cosmopo-

lita de la capital de España. En la despedida una frase

para guardar en la memoria: «¡Volveré todas las pri-

maveras'». (A Sevilla. NOTA DE DESPAGE)

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Edición facsímil del libro de humor Oselito en Rusia de Andrés Martínez de León.

De estos retornos hay que destacar el de 1935

para participar en un homenaje a Santiago Montoto.

Se conserva una foto del acto en la que aparece Andrés

junto a algunos poetas de la generación del 27. entre

ellos Jorge Guillen y García Lorca. Poco después salió

a la luz "Oselito en Rusia" publicado en pro del Socorro

Rojo Internacional, obra que se reedita ahora después

de 53 años, y que es fruto de un viaje anterior a la

URSS como enviado de "La Voz", a fin "de gestionar

cerca de Stalin la celebración en esa nación de corri-

das de toros". Las páginas del libro recogen las expe-

riencias de su periplo europeo y las impresiones que le

produce el socialismo soviético. Particularmente me

recuerdan los dos libros que Cesar Vallejo publicó en

la década de los veinte sobre Rusia. Antes de acabar el

año, y dando muestras de una vitalidad intelectual

poco común, ilustró el "Juan Belmonte" de Chaves

Nogales. que se publicó en "La Estampa", en vein-

ticinco capítulos. La obra ofrece un certero panorama

de la Sevilla de la República.

Julio del 36. Estalla la guerra civil. En Sevilla

triunfa rápidamente el golpe y Queipo implanta un

régimen de terror que bien pronto va a dejarse sentir

en la misma Coria. En los primeros días de Agosto "las

brigadas del amanecer" practican en el pueblo deten-

ciones masivas de colaboradores y simpatizantes de la

República, trasladados luego en camiones y fusilados

enmedio de los campos. En Madrid, las cosas suceden

de otro modo y el gobierno legítimo controla la

situación a pesar de estar sometido a cerco por los

«nacionales".

En estas circunstancias. Andrés decide trasladarse al

Balneario de Javarcuz (Jaén). No están

totalmente claras las razones de esta decisión. Para

algunos, obedecieron a un íntimo deseo de evitar a su

familia las penurias de la guerra, sin que falten los

que destacan la importancia de los móviles pura-

mente políticos. Entre 1937 y 1938 viaja por los

frentes andaluces y extremeños, junto a otros intelec-

tuales, animando a los soldados con sus dibujos,

publicados en "El Altavoz del Frente". Son estos los

años de su amistad con Miguel Hernández que pro-

siguió más tarde en Valencia, donde se refugiaron

ambos hasta que la ciudad fue tomada en 1939.

 

Al terminar de la guerra, no calculando tal vez

en toda su real dimensión el peligro que se cernía

sobre él, decidió regresar a Madrid. A los pocos meses

fue encarcelado y le fue solicitada pena de muerte por

su colaboración con la República. En estos dramáticos

instantes, resultaron decisivas la actuación de su

abogado Ramón Revuelta y la movilización de toda clase

de influencias por su familia, entre ellas las del conocido

falangista sevillano Sancho Dávila, que permitieron demorar

la decisión del tribunal hasta 1941, fecha en la que

pasados los peligrosísimos momentos iniciales, le fue

notificada la sentencia definitiva que lo condenaba a

30 años de prisión y un día.

Pero volvamos a Coria del Rio donde el horror y

la experiencia vivida han producido una radical

transmutación política en la que se han visto inmer-

sos muchos de sus viejos camaradas. Entre estos es

singularmente destacado el caso de Rodríguez Mateo,

que había destacado por sus preocupaciones sociales

y que incluso había tenido una participación desta-

cada en algunos conflictos de la República, como el

boicot a la Compañía de Tranvías, durante el que

animó a los huelguistas saludándolos con el puño ce-

rrado. Al parecer Rodríguez Mateo logró sobrevivir

gracias a las vinculaciones de alguno de sus familiares

con la jerarquía eclesiástica sevillana, pero a costa de

renunciar a su pasado. Buena muestra de esta

conversión es la historia de su libro "Cadenas",

esperado con expectación en ios ambientes izquierdis-

tas. cuyo contenido inicial fue borrado por él mismo.

transformándolo en un libro religioso que apareció

por fin en 1942.

He citado este caso por su vinculación con la

historia personal de Andrés, pues en 1940, una de !as

peticiones de socorro que lanza la familia Martínez

Alberdi está dirigida precisamente a Rodríguez

Mateo, quien según numerosas informaciones todas

coincidentes, no prestó su ayuda en unos instantes de-

cisivos. Volveré más adelante sobre este asunto.

Antes hemos de recordar el penoso peregrinar del

pintor coriano por las cárceles madrileñas, etapa que

supo afrontar con yu característica entereza y es-

toicismo, no sin dolor, pero sin rencor. Conocemos

algunos testimonios de personas que lo visitaron en

aquellos años, entre otros el de sus mismos hijos,

aunque ninguno es más gráfico que sus propios

dibujos.

Entretanto su familia sale adelante a duras

penas gracias a la ayuda del popular fotógrafo Se-

rrano, quien vendia en Sevilla los dibujos que Andrés

le hacía llegar desde la cárcel y al arduo trabajo de la

madre que se ve obligada a admitir huéspedes en su

casa hasta que Falange le prohibió realizar esta ac-

tividad.

En 1945 por fin y con ocasión de un indulto

concedido por Navidad, Andrés salió de la cárcel,

gracias a la decisiva intervención de un comandante

vecino y a la buena actitud de su director. Este mismo

año, no pudiendo resistir por más tiempo su aleja-

miento de la capital andaluza regresa a Sevilla. Tiene

una deuda pendiente con su compadre Serrano. Pero

el marco de este reencuentro no es el mismo de 1931.

La ciudad está atrenazada por el hambre y las huellas

del horror están patentes en todas las esquinas.

Hasta Coria llegan noticias de su presencia en

Sevilla. Su primo Manolo, el de la Venta, que siempre

sintió una profunda admiración por su arte, salió a su

encuentro. Lo encontró paseando silenciosamente por

el patio de los Naranjos. Después de abrazarse, conver-

saron juntos muchas horas, "hasta la madrugada".

Este encuentro guarda alguna de las claves de la

posterior actitud de Andrés hacia su pueblo natal,

nunca completamente desveladas, entre las que no es

poco importante el temor presentido o conocido del

pintor a un reencuentro con sus antiguos compañeros

de viaje, transmutados políticamente por el sino

dramático de las cosas. A una pregunta de Manolo

acerca de su futuro, Andrés manifiesta su intención de

seguir en Madrid y volver cada año a Sevilla "en

cuanto se haya recogido el último penitente". La

actitud de los curas en las cárceles madrileñas había

marcado su personalidad para siempre, haciéndolo un

hombre profundamente anticlerical.

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EXTRACTO DEL PRÓLOGO DE D. J.F. CANTERLA DE LA EDICION FACSIMIL DEL LIBRO DE ANDRES MARTINEZ DE LEON "OSELITO EN RUSIA" PROCEDENTE DE LA BIBLIOTECA DEL DOCTOR D. LUIS YAÑEZ-BARNUEVO DE LA MILLA, PRESTADO GENEROSAMENTE PARA ESTA CAUSA POR D. GONZALO ROMERO YAÑEZ-BARNUEVO, AL QUE AGRADECEMOS EN NOMBRE DE DESPAGE LA APORTACIÓN AL CONOCIMIENTO DE NUESTRA HISTORIA.