ANTIGLOBALIZACIÓN.

Una respuesta de nuestro colaborador Antonio Cruz González al Artículo de El País, que por cierto no ha sido publicada por este diario ni por El Mundo, adónde se dirigió para dar respuesta pública a las descalificaciones del colaborador del Diario "independiente" El País.

Al final de la contestación se acompaña el artículo para quién no hay podido leer tamaña sarta de incorrecciones.

Sr. Director:

El problema del método. Contestación a Dehesa, Guillermo de la, en su artículo de El País.

En su artículo del día 14, "Razón y sinrazón de las protestas antiglobalización", echo de menos la seriedad y el razonamiento no sólo dialéctico, sino tan sólo lógico, que de usted, por su trayectoria social y política debiera salir. Todo su artículo huele a moralina maniquea, y me explico. Usted, sin entrar en el análisis riguroso de que lo que es la globalización, que claro, es lo verdaderamente laborioso de explicar, se vá a las ramas de la discusión fácil, a criticar el método usado en las protestas.

Así tiene usted algo de razón cuando dice que no hay ánalisis rigurosos. En primer lugar, no creo que sea usted la persona idónea, (no creo que lo sea nadie) de juzgar cuales son las protestas buenas y cuales las malas, cual monarca sentado en su trono, viendo pasar la globalización por sus pies.

Decía Resnais, director de cine, que la destrucción de todo valor negativo lleva en sí el factor constructivo. Desgraciadamente, los que sufrimos la especulación de los poderosos, que usted define " los que protestan, que son los más numerosos, son grupúsculos radicales y violentos..." y que no debemos ser tan grupúsculos, si somos los más numerosos, bueno, pues los que sufrimos la globalización, no tenemos el poder de construir. Por eso, por ser el Poder, el que puede tomar decisiones.

Su artículo es un cúmulo de contradicciones. No puedo en este espacio contestarle uno por uno a todos sus párrafos. Pero resumiré que en las tres formas de protesta que usted cita, sindicatos, empresas afectadas por otras más poderosas y Organizaciones no gubernamentales, sólo una es correcta, la tercera. ¿Por qué?. Porque es evidente que las reivindicaciones sindicales y las reivindicaciones corporativas de empresas, no hay que confundirlas con el proceso globalizador. Es simplemente una forma de lucha muy antigua, por los derechos de los trabajadores, que están explotados de una forma u otra, más profunda o más somera dependiendo de la fuerza de actuación de las mismas organizaciones, y del espacio ganado al capital.

El establecer diferencias sindicales entre USA y UE, y a eso llamarle protestas antiglobalizadoras me parece un poco fuerte o más bien desconocedor de alguien que como Vd. ha pasado por Comisiones Obreras y más tarde por el Partido Socialista Obrero Español. Bien es verdad que hay quien se apunta a todo, y pasa de puntillas, sin asimilar la solidaridad de los que luchan, pero eso no le exime de responsabilidad.

Los calificativos que a usted se le escapan, denotan, a quién lo quiera ver, su forma de pensar y a favor de quién está. Al afirmar que "los mercados laborales en USA son muchos más EFICIENTE y FLEXIBLES...provocando una caída relativa de los salarios de los trabajadores menos cualificados" demuestra que considera Eficiente y flexible, cuanto más fácil sea el DESPIDO. Y también cuando afirma que "Los trabajadores que han optado por la jubilación anticipada (En Europa) han obtenido condiciones de retiro bastante razonables", también se está poniendo a favor de las empresas que ven que las jubilaciones anticipadas son "razonables". De verdad, me hubiera gustado a mí verle en su época de militancia sindicalista, Sr. de la Dehesa. Seguro que las Empresas estarían contentísimas con usted, defiende usted sus intereses con más ardor que los accionistas. Pero insisto, ESTO NO ES UNA PROTESTA ANTIGLOBALIZADORA, es solamente una reivindicación propia del sistema capitalista que ha costado y cuesta mucho plantear ante los poderosos del sistema.

El tercer punto las protestas de las ONG, a las que Ud. califica de buenas y malas, poniendo a su derecha las elegidas y como si de un Zeus tonante, se tratara, a la izquierda las estigmatizadas, es un seudo análisis ridículo e infantil. TODAS las ONG merecen respeto, aunque como usted dice "se limiten sólo a protestar". Los componentes de las Asociaciones, en su mayoría voluntarios, en su mayoría luchando por un ideal, en su mayoría buscando que la vida sea más justa, más igualitaria, más solidaria, claro que tienen que ser radicales. Pero hay que preguntar, cosa que usted no hace, ¿QUIÉN nos hace radicales?. Hay que profundizar en el proceso y no quedarse en las manifestaciones del método. ¿Dónde está la violencia?. La violencia está en la toma de decisiones. Esto genera violencia. Y la toma de decisiones está en el FMI y en el Banco Mundial y Organizaciones afines. Estas poderosas organizaciones se reúnen a comer, a beber, y a charlar entre amigos (incluyo a las ONG que pactan con ellos) en Seattle, en Praga, o dónde haga falta, para seguir generando intereses mundiales a su favor. Ellos si que se pagan sus viajes. Es demagógico y hasta demoníaco (El demonio existe, se llama FMI) denostar a las ONG que a usted no le interesan, diciendo "que pueden pagarse el viaje a lugares tan distantes como Seattle, Washington o Praga". Pero ¿usted de qué vá Sr. de la Dehesa?. Desde los tiempos de Lenin, de Rosa Luxemburgo, de Trostky, de Durruti, es decir de todos los activistas políticos que en el mundo han sido, y que usted conoce muy bien, se han desplazados a Congresos, mítines, protestas o manifestaciones, gentes con mucho esfuerzo de sus bolsillos, auxiliados por sus representados, y pasando miles de calamidades. A cuento de qué viene decir lo de los gastos pagados de viaje, dejar ver de una forma velada que se trata de hippies que van a divertirse haciendo una excursión. !Qué vergüenza, que se haya usted olvidado de cómo carga la policía!

Por último, pero no por ello menos importante, afirma "Toda persona en democracia es libre de expresar sus ideas (ya veremos, ya, Sr de la Dehesa, como a usted le publican lo que quiere y a mí no me publicarán esta contestación) PERO NO DE DEFENDERLAS CON EXCESIVA CONTUNDENCIA Y VIOLENCIA. Esto ya tiene gracia, vé, algo tiene su artículo, podría servir en las páginas de humor. Que las ONG (las que usted repudia, las que luchan por una Tasa Tobin, por eliminar la Deuda de países totalmente pobres, porque no se reúnan los gestores de la maldad del sistema) sean las que generan radicalidad y violencia, con los fines tan claros frente a los turbios intereses de los 20 señores más poderosos de la tierra, que campan por sus respetos en los cinco continentes. !Tiene verdaderamente gracia!.

Al final usted aboga por "atender únicamente las voces de aquellos que quieren...conseguir que el proceso de globalización y progreso económico, que en estos últimos 50 años ha conseguido un elevado crecimiento de la economía mundial, históricamente desconocido, hasta ahora, no sea abortado". ¡Bravo!, con esta frase ya se ha definido.

Creo como conclusión, y respetando sus pareceres, pero no compartiéndolos, que debe dedicarse a luchar por la globalización, porque se le ven sus intenciones y dejarnos a nosotros que estudiemos nuestras protestas y pongamos las condiciones, me vá a permitir que las escojamos nosotros, aquellas que nos parezcan mejor para CAMBIAR EL JUEGO y no para continuarlo.

Antonio Cruz González, socio de Attac.


Artículo de El País en sus páginas de Opinión que no ha permitido ser contestado públicamente en las páginas dónde se produjo este cúmulo de incongruencias:

 

14 de noviembre de 2000. El País. Opinión. Razón y sinrazón de las protestas antiglobalización

GUILLERMO DE LA DEHESA

 

Las protestas crecientes contra la globalización en las reuniones de los organismos internacionales por parte de organizaciones de la llamada "sociedad civil" deberían ser objeto de un análisis riguroso, cosa que no se ha hecho hasta ahora, ya que, en unos casos tienen una base real y están bien intencionadas, y en otros, la mayoría, no lo están. Las primeras deberían de ser escuchadas y tomadas en cuenta y las segundas deberían de ser rechazadas por no tener un ánimo constructivo sino destructivo.

 

 

Protestar contra situaciones concretas de pobreza, desigualdad, corrupción y explotación puede ayudar a que aumente la conciencia ciudadana sobre ellas y a que se incremente la presión sobre los gobiernos, las empresas y los organismos internacionales para que intenten resolverlas y evitarlas en el futuro.

 

 

Protestar contra procesos generales inherentes al desarrollo de la economía mundial como el capitalismo o la globalización actuales, como si se tratase de ideologías a las que hay que adherirse o rechazar, no tiene ningún sentido práctico ya que dependen de millones de decisiones individuales. Desgraciadamente, las segundas son mucho más numerosas que las primeras y además son las que atraen mayor atención de los medios de comunicación. Paso revista de forma esquemática a unas y a otras.

 

 

En primer lugar, los sindicatos de los países desarrollados protestan defendiendo los intereses de sus afiliados ya que, en algunos casos, el progreso tecnológico está introduciendo situaciones de desigualdad salarial por la mayor productividad y salario que generan aquellos trabajadores más cualificados al saber adaptarse y utilizar las nuevas tecnologías y por las dificultades que encuentran los trabajadores menos cualificados para adaptarse a ellas, con lo que se ven obligados a aceptar empleos menos productivos y de menor salario o que están en competencia a través del comercio o de la inmigración, con trabajadores menos cualificados de otros países menos desarrollados. Los estudios que se han hecho en Estados Unidos indican que, de media, la globalización comercial no justifica nada más de un 20% de la desigualdad salarial y que el progreso tecnológico de la nueva revolución de las tecnologías de la información responde de un 60%, tres veces más.

 

 

¿Por qué los sindicatos americanos protestan más que los europeos? La razón reside en que los mercados laborales en Estados Unidos son mucho más eficientes y flexibles y su ajuste a la revolución tecnológica y a la globalización está siendo más rápido y más duro, provocando una caída relativa de los salarios de los trabajadores menos cualificados que son los que, al sentirse más inseguros, suelen tener una mayor afiliación y actividad sindical.

 

 

Por contra, en Europa, al ser los mercados menos flexibles, la movilidad de la mano de obra casi nula, los costes de despido altos y existir salarios mínimos, el ajuste se ha realizado no a través de menores salarios de dichos trabajadores, sino a través de mayor desempleo. Los trabajadores sindicados, o insiders, no han sido los más afectados por el mayor desempleo sino los jóvenes y las mujeres con escasa sindicación. Los trabajadores que han optado por la jubilación anticipada han obtenido condiciones de retiro bastante razonables.

 

 

Lo contrario ocurre con la respuesta frente a la inmigración. Los sindicatos europeos tienden a ser mucho más beligerantes con la inmigración que los de Estados Unidos a pesar de que la tasa de inmigración en Europa es más reducida. La razón de este comportamiento reside en que la tasa de desempleo en Estados Unidos es mínima y la de Europa es aún muy elevada, y en que América ha sido un continente creado y desarrollado por emigrantes.

 

 

¿Por qué no protestan los representantes de los trabajadores de los países en desarrollo? Porque en su gran mayoría salen ganando con la globalización. Saben que van a poder exportar más productos agrícolas y más manufacturas intensivas en mano de obra a los países en desarrollo y que van a poder recibir mayores flujos de capital. De ahí que incluso algunos de sus líderes, como el presidente Zedillo en México, hayan repetido una y otra vez que no se consideran representados por los que protestan en su favor y que no necesitan que nadie les defienda. La única excepción, pero importante, es la de los trabajadores de algunos países muy pobres, en los que el clima adverso, las enfermedades infecciosas, la malnutrición, la corrupción y la ausencia de infraestructuras les impide aprovecharse de la globalización y del progreso técnico y quedan marginados. Intentar ayudar a estos países a que salgan de su círculo vicioso debe de ser una tarea prioritaria de los países desarrollados y de los organismos internacionales.

 

 

En segundo lugar, hay otros grupos, sobre todo en Estados Unidos, que protestan defendiendo sus intereses contra la concentración empresarial, el llamado big business, y, especialmente, contra aquellas grandes corporaciones que sólo se rigen por el objetivo de crear valor para el accionista, a veces a expensas de los trabajadores que son despedidos, de los clientes que ven reducida la calidad del servicio y de los suministradores que ven reducidos sus márgenes al tener que negociar con un gigante. Se trata de una creciente reacción social de los llamados stakeholders, que se sienten perdedores en esta carrera por conseguir una mayor eficiencia, frente a los shareholders.

 

 

Hasta ahora la reacción social contra el big business ha sido pequeña porque la propiedad accionarial de las empresas está muy extendida y hay muchos ciudadanos que se benefician de dichos procesos de concentración empresarial y de creación de valor. Pero cuando las bolsas empiecen a caer de forma sostenida, siguiendo el ciclo de los negocios, la reacción puede llegar a ser muy amplia. Otro aspecto del big business que está soliviantando a muchos ciudadanos es el abuso de algunos presidentes y de ejecutivos de grandes empresas que se están adjudicando enormes sumas de stock options, lo que se ha convertido ya en el primer factor de la creciente desigualdad en la distribución de la renta entre el primer y último decilo en Estados Unidos.

 

 

 

 

En tercer lugar están las protestas de muchas ONG, que forman parte del desarrollo de esa otra gran tendencia en los países desarrollados a que la democracia representativa pierda lentamente legitimidad frente a la democracia participativa. Mientras la credibilidad de los políticos decae, aumenta la de las asociaciones y organizaciones de la sociedad civil que se alían en torno a causas, no a intereses propios, que consideran justas o convenientes para el futuro. La revolución de las tecnologías de la información ha permitido un enorme desarrollo de estas formas de democracia participativa, ya que Internet no tiene dueño y permite que puedan comunicarse, expresarse y organizarse libremente, sin necesidad de tener que ser, como antes, aceptados por los propietarios (públicos o privados) de las cadenas de televisión, radio o prensa escrita, necesarias para hacerse oír.

 

 

Dentro de las ONG existen aquellas que tienen una gran reputación y credibilidad porque llevan a cabo acciones de solidaridad y de ayuda contra la pobreza y la desigualdad en el mundo de una manera más eficiente que los gobiernos y otras, la mayoría, que se encuentran todavía en sus inicios más radicales y que se limitan sólo a protestar. En Praga quedó muy clara la diferencia entre unas y otras ya que hubo cerca de 500 ONG que participaron en las reuniones como observadores o ponentes en los seminarios organizados por el Banco Mundial, y otras, muchas más, que intentaron boicotear, pacíficamente o con violencia, las reuniones.

 

 

La mayoría de estas ONG respetables intentan ayudar a las personas y los países más pobres, luchando contra la pobreza y la malnutrición y, además, intentan que los países desarrollados y las organizaciones internacionales tengan mayor solidaridad con los países más pobres, aumenten su ayuda humanitaria, su ayuda al desarrollo o reduzcan su deuda. En otros casos denuncian flagrantes delitos ecológicos, alimentos nocivos para la salud o situaciones de abuso y de corrupción.

 

 

Sin embargo, hay otros aspectos en los que no puede existir consenso alguno entre gobiernos y ONG, como son el deseo de éstas de intentar aplicar los mismos estándares medioambientales y laborales de los países desarrollados a los menos desarrollados, lo que sería fatal para estos últimos, o de atacar indiscriminadamente todos los avances en la producción de los alimentos modificados genéticamente, lo que reduce las probabilidades de erradicar el hambre en el mundo.

 

 

El resto de los que protestan, que son los más numerosos, son grupúsculos radicales y violentos de estudiantes y activistas de países desarrollados, que pueden pagarse el viaje a lugares tan distantes como Seattle, Washington o Praga, que están en contra del orden establecido, del sistema capitalista, de la globalización y, en definitiva, del actual progreso económico. Toda persona en democracia es libre de expresar sus ideas, pero no de defenderlas con excesiva contundencia y violencia, que es lo que hacen sino con argumentos coherentes y ejemplos concretos para atraer a otras personas y formar un movimiento organizado y potente que logre tener un peso suficiente para ser escuchado y poder cambiar la situación.

 

 

De ahí que convendría no considerar a todos los que protestan como un totum revolutum, sino discriminar entre unos y otros. Escuchar y atender únicamente las voces de aquellos que quieren evitar o eliminar las situaciones de pobreza y desigualdad que existen actualmente en el mundo y conseguir que el proceso de globalización y progreso económico, que en estos últimos 50 años ha conseguido un elevado crecimiento de la economía mundial, históricamente desconocido hasta ahora, no sea abortado, como lo fue durante el periodo siniestro entre 1913 y 1945, con dos guerras mundiales y una gran depresión. Y, asimismo, que las ganancias extraordinarias de la globalización sirvan para ser aplicadas a compensar y ayudar a todos aquellos países y personas que van a resultar perdedores netos en el proceso de integración creciente de la economía mundial.

 

 

 

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Guillermo de la Dehesa es presidente del Centre for Economic Policy Research (CEPR), de Londres.

 


Respuesta de Susana Merino, de El grano de Arena, sobre el artículo de G de la Dehesa en el País de España.

Buenos Aires, 15 de noviembre del 2000

Estimado amigo Antonio Cruz:

Me ha divertido seleccionar algunos párrafos del artículo de este confundido señor, que a continuación te comento:

Protestar contra situaciones concretas de pobreza, desigualdad, corrupción y explotación puede ayudar a que aumente la conciencia ciudadana sobre ellas y a que se incremente la presión sobre los gobiernos, las empresas y los organismos internacionales para que intenten resolverlas y evitarlas en el futuro.

Bravo, no está mal para empezar! De concluir allí hubiera estado brillante.

Protestar contra procesos generales inherentes al desarrollo de la economía mundial como el capitalismo o la globalización actuales, como si se tratase de ideologías a las que hay que adherirse o rechazar, no tiene ningún sentido práctico

Pensamiento único! Está visto que el señor no tiene demasiada imaginación ni siquiera para imaginar que otros puedan tenerla!

...algunos de sus líderes, como el presidente Zedillo en México, hayan repetido una y otra vez que no se consideran representados por los que protestan en su favor y que no necesitan que nadie les defienda.

¿Y a quién representa Zedillo? ¿A los zapatistas tal vez?

...ejecutivos de grandes empresas que se están adjudicando enormes sumas de stock options, lo que se ha convertido ya en el primer factor de la creciente desigualdad en la distribución de la renta entre el primer y último decilo en Estados Unidos

Empezamos a ponernos de acuerdo pero... ¿será este el único factor de concentración de la riqueza y de desigualdad en el planeta?

 

La revolución de las tecnologías de la información ha permitido un enorme desarrollo de estas formas de democracia participativa, ya que Internet...

Por una vez, gracias San Bill Gates, gracias por habernos facilitado saber que de un extremo al otro del planeta existimos y podemos conectarnos quienes luchamos por una sociedad más justa!

intentar aplicar los mismos estándares medioambientales y laborales de los países desarrollados a los menos desarrollados, lo que sería fatal para estos últimos,

Aplausos! Dejennos destruir los bosques,(sobre todo la Amazonia) contaminar las aguas, extinguir la fauna, agotar los recursos no renovables y porque no acabar con esas miserables poblaciones del hemisferio sur, total cuando ya no quede nada nos los habitantes de los paises desarrollados del norte nos habremos trasladado al planeta Marte.

...en contra del orden establecido, del sistema capitalista, de la globalización y, en definitiva, del actual progreso económico.

¿De qué orden me estará hablando? ¿de los "diktats" de la OMC, del FMI, del BM, democráticamente elegidos por los desheredados de la tierra? ¿Del milyunanochesco sistema que reina en los Paraísos fiscales? ¿O del progreso económico que ha bendecido al privilegiado jet set de los esforzados y sacrificados magnates internacionales?

el proceso de globalización y progreso económico, que en estos últimos 50 años ha conseguido un elevado crecimiento de la economía mundial,

¿ Y qué de la distribución de ese crecimiento? ¿ Habrá salido alguna vez de su lujosa covacha este preclaro señor? ¿Habrá mirado alguna vez a su alrededor aunque más no fuere por el ojo de la cerradura?

Y, asimismo, que las ganancias extraordinarias de la globalización sirvan para ser aplicadas a compensar y ayudar a todos aquellos países y personas que van a resultar perdedores netos en el proceso de integración creciente de la economía mundial.

¿Será el inapelable hado el que condenará a unos y salvará a otros del irrenunciable sino a que están destinados? ¿Estará tán seguro de que no llegarán nunca a rozarle las contingencias de la vida? ¿o a los suyos? ¿o a sus descendientes?

¿Chi lo sà?

Susana Merino de El Grano de Arena, boletín de Attac, desde Buenos Aires.