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Número 9 
julio - agosto 2002




ALTO ATLAS. MARRUECOS
RECORRER LOS VALLES DEL TOUBKAL

Esteban Galera


UN MUNDO FANTÁSTICO E INALTERADO

Muy cerca de Marrakech, "la ciudad roja", se encuentra el poderoso macizo montañoso del Toubkal, que constituye el corazón del Alto Atlas Occidental. Aquí se elevan las más altas atalayas entre las montañas norteafricanas, cubiertas por las nieves durante muchos meses cada año. Pero en las primaveras los valles situados a los pies de estas montañas hacen explotar su mundo vegetal para convertirse en verdes vergeles y tierras feraces de jugosos pastos, regados por los torrentes de los deshielos y los caudales de sus rios cristalinos. Por encima de estos valles africanos las laderas de las montañas se transforman en un aula de geología viva, mostrando su poderoso y abrupto mundo mineral donde el color de la tierra y las rocas se mezclan produciendo tal multitud de tonalidades que podrían llenar la paleta de un pintor.

Estas bellísimas tierras de montañas bravas llevan desde hace siglos pobladas por el pueblo Bereber. Nadie mejor que ellos/as conocen estas montañas a las que pertenecen indisolublemente ligados/as al igual que sus rocas volcánicas. Durante mucho tiempo los bereberes fueron tribus nómadas y alguno de sus grupos aún hoy nomadean por las montañas, pero la mayoría se fueron sedentarizando paulatinamente y levantaron, en los profundos valles del Atlas, aldeas y pueblos cuya armonía y belleza plástica contrasta, sin perturbarla, con la pureza del paisaje.

El recorrido por estas tierras supone una aproximación formidable a uno de los lugares más legendarios del norte de Africa, cuya realidad geográfica e histórica se mantiene hoy en dia casi inalterada: la naturaleza viva del macizo del Toubkal y el pueblo Bereber.

La infraestructura de alojamientos es buena y sin lujos y en la mayor parte de las aldeas existen "gites" o albergues acondicionados para pernoctar o bien pasar en ellos varios dias. Además en Marrakech o en las ciudades más próximas hay servicios especializados en equipamientos para realizar el viaje y en expertos guías que ayudan a conocer mejor los tesoros que guardan estas tierras y facilitan un contacto más cercano con las hospitalarias familias bereberes que las habitan.

Por el Alto Atlas existen itinerarios para recorrer caminando durante muchos días, o bien, si la disponibilidad de tiempo es pequeña, un paseo de cuatro o cinco dias permite conocer alguna de las mejores zonas del Alto Atlas.

EL VALLE DE TACHDIRT

A los pies del Toubkal, la montaña más alta del norte de África con 4.167 metros, se extiende un conjunto de valles hermosos en los que los/as bereberes edificaron algunas de las aldeas más bellas del Alto Atlas. Este conjunto de valles constituye la región de Tachdirt que toma su nombre del valle principal (Valle de Tachdirt).

Para desplazarse a estas tierras montañesas hay que recorrer en vehículo una distancia de unos 70 kilómetros a través de una carretera que sirve de introducción a los bellos paisajes que irán apareciendo por el camino. Durante el recorrido se observan descriptivas pinceladas de la arquitectura típica de la región y de la vida tradicional de los/as bereberes que aquí habitan. Llegando a Asni, último pueblo de cierta importancia, se abandona la carretera para introducirse por una pista de 17 km. bastante aceptable, aunque en época de lluvias resulta más incómoda, y que lleva al Valle Imlil, fin del recorrido sobre cuatro ruedas.

Imlil, debido a su tradición montañera por ser el punto de partida hacia la cumbre del Toubkal, se ha convertido en una especie de Chamonix marroquí y en los últimos años ha crecido y renovado su fisonomía. Pero todavía sigue siendo un pueblo del Atlas, donde las calles no son más que caminos de la montaña entre bosques de nogales y torrentes de agua. En Imlil los guias de los grupos de viajeros últiman los detalles de las expediciones, proveiéndose de mulas, arrieros, cocineros y de vituallas necesarias que en el interior de los valles no se suelen encontrar.

A partir de ahora y paso a paso, se accede a los mágicos mundos de los valles del Toubkal, y puede hacerse a un ritmo suave que permite mirar y contemplar el maravilloso entorno. El equipaje durante la marcha es transportado a lomos de mula.

Aremd es un punto extraordinario, además de Imlil, para pasar la primera noche. Este bello pueblo ofrece una fisonómía característica de los pueblos bereberes del Alto Atlas y cuenta con dos buenos albergues construidos con sólidos sillares de basalto. Desde la terraza de sus casas se contempla la soberbia extrensión del Gran Plató, encajonado entre agrestes montañas y paso obligado hacia el Toubkal.

La jornada del dia siguiente comienza descendiendo por un camino que discurre entre los huertos y los nogales en los que se afanan los/as campesinos/as del lugar. Y así se alcanza un largo valle, en principio cubierto de nogales, que más tarde se tornan en pinos y sabinas. El camino va remontando el valle hasta que se alcanza el collado de Tizi N´ Tamartete a 2.279 metros. En lo alto del collado confluyen la brisa fresca y el espectáculo que ofrece el Valle Tachdirt. Aún en primavera (tiempo en que escribí este texto) las altas montañas se encuentran vestidas de nieve, el cielo es azul profundo, contrastando con el blanco de la nieve. Hacia el fondo de las laderas se derrama el Valle de Tachdirt cuyas profundidades aparecen como un enorme jardín largo y estrecho por el que se deslizan las aguas de un rio espumeante que salta entre las rocas, formando multitud de cascadas.

Las laderas del valle son la más perfecta muestra de la "andanería" de cultivo, tradicional y secular sistema que utilizan los bereberes del Alto Atlas para cultivar las em`pinadas laderas de las montañas. Los pueblos, construidos como las terrazas de cultivo, trepan escalonadamente las laderas superponiendo sus planas terrazas con los tejados, en las terrazas secan las nueces, el grano, la ropa, contemplan las luces de sus tierras y en ocasiones duermen, cuando las noches son templadas, bajo los cielos estrellados. En la perspectiva del valle, salpicándolo, se levantan algunas aldeas que apenas se adivinan mimetizadas en los colores del paisaje. Descendiendo suavemente se llega a la aldea de Ouaskram, bella y armoniosa, perfecto ejemplo de la arquitectura del Atlas, que recibe acogedora para el descanso tras la etapa de unas cinco horas de marcha.

Con el espléndido ocaso del sol, el ambiente se anima ante el olor del suculento "tajin" restaurador de estómagos. El "tajin" en realidad es el nombre de la olla de barro de forma cónica donde se prepara un guiso de carne, legumbres, verduras y especies, que constituye el plato estelar de la gastronomia bereber. Unos buenisimos tés para digerir el "tajin" acompañan una velada en la que los ritmos musicales bereberes serán los protagonistas. Noche tras noche, en los campamentos o en las aldeas, los arrieros, cocineros y guias se transforman en músicos tradicionales del folklore bereber.

Las siguientes jornadas transcurren descendiendo la totalidad del Valle de Tachdirt hasta Imi Oughald. Después de nuevo se remonta el col de Tacht para alcanzar los 2.000 metros de altitud y aproximarse nuevamente a las laderas nevadas. Durante el camino de estos dias, puede observarse una geología viva, presente en las fallas, en los pliegues y en los bloques de las petreas montañas que, a veces, parecen estar en movimiento. Las laderas policromadas y minerales cobran colores insospechados que se sincronizan perfectamante con la intensidad de la luz a lo largo del dia. Al paso por las aldeas pueden observarse la permanente cultura de la hospitalidad.

En la última jornada se remonta hacia el Tizi Oussem entre bosques de espléndidas sabinas, desde donde un extraordinario paisaje despide un recorrido memorable.