ALTO ATLAS. MARRUECOS
RECORRER LOS VALLES DEL TOUBKAL
Esteban Galera
UN
MUNDO FANTÁSTICO E INALTERADO
Muy cerca de Marrakech, "la ciudad roja", se encuentra el poderoso
macizo montañoso del Toubkal, que constituye el corazón
del Alto Atlas Occidental. Aquí se elevan las más altas
atalayas entre las montañas norteafricanas, cubiertas por las nieves
durante muchos meses cada año. Pero en las primaveras los valles
situados a los pies de estas montañas hacen explotar su mundo vegetal
para convertirse en verdes vergeles y tierras feraces de jugosos pastos,
regados por los torrentes de los deshielos y los caudales de sus rios
cristalinos. Por encima de estos valles africanos las laderas de las montañas
se transforman en un aula de geología viva, mostrando su poderoso
y abrupto mundo mineral donde el color de la tierra y las rocas se mezclan
produciendo tal multitud de tonalidades que podrían llenar la paleta
de un pintor.
Estas bellísimas tierras de montañas bravas llevan desde
hace siglos pobladas por el pueblo Bereber. Nadie mejor que ellos/as conocen
estas montañas a las que pertenecen indisolublemente ligados/as
al igual que sus rocas volcánicas. Durante mucho tiempo los bereberes
fueron tribus nómadas y alguno de sus grupos aún hoy nomadean
por las montañas, pero la mayoría se fueron sedentarizando
paulatinamente y levantaron, en los profundos valles del Atlas, aldeas
y pueblos cuya armonía y belleza plástica contrasta, sin
perturbarla, con la pureza del paisaje.
El recorrido por estas tierras supone una aproximación formidable
a uno de los lugares más legendarios del norte de Africa, cuya
realidad geográfica e histórica se mantiene hoy en dia casi
inalterada: la naturaleza viva del macizo del Toubkal y el pueblo Bereber.
La infraestructura de alojamientos es buena y sin lujos y en la mayor
parte de las aldeas existen "gites" o albergues acondicionados
para pernoctar o bien pasar en ellos varios dias. Además en Marrakech
o en las ciudades más próximas hay servicios especializados
en equipamientos para realizar el viaje y en expertos guías que
ayudan a conocer mejor los tesoros que guardan estas tierras y facilitan
un contacto más cercano con las hospitalarias familias bereberes
que las habitan.
Por el Alto Atlas existen itinerarios para recorrer caminando durante
muchos días, o bien, si la disponibilidad de tiempo es pequeña,
un paseo de cuatro o cinco dias permite conocer alguna de las mejores
zonas del Alto Atlas.
EL VALLE DE TACHDIRT
A los pies del Toubkal, la montaña más alta del norte de
África con 4.167 metros, se extiende un conjunto de valles hermosos
en los que los/as bereberes edificaron algunas de las aldeas más
bellas del Alto Atlas. Este conjunto de valles constituye la región
de Tachdirt que toma su nombre del valle principal (Valle de Tachdirt).
Para desplazarse a estas tierras montañesas hay que recorrer en
vehículo una distancia de unos 70 kilómetros a través
de una carretera que sirve de introducción a los bellos paisajes
que irán apareciendo por el camino. Durante el recorrido se observan
descriptivas pinceladas de la arquitectura típica de la región
y de la vida tradicional de los/as bereberes que aquí habitan.
Llegando a Asni, último pueblo de cierta importancia, se abandona
la carretera para introducirse por una pista de 17 km. bastante aceptable,
aunque en época de lluvias resulta más incómoda,
y que lleva al Valle Imlil, fin del recorrido sobre cuatro ruedas.
Imlil, debido a su tradición montañera por ser el punto
de partida hacia la cumbre del Toubkal, se ha convertido en una especie
de Chamonix marroquí y en los últimos años ha crecido
y renovado su fisonomía. Pero todavía sigue siendo un pueblo
del Atlas, donde las calles no son más que caminos de la montaña
entre bosques de nogales y torrentes de agua. En Imlil los guias de los
grupos de viajeros últiman los detalles de las expediciones, proveiéndose de mulas, arrieros, cocineros y de vituallas necesarias que en el interior
de los valles no se suelen encontrar.
A partir de ahora y paso a paso, se accede a los mágicos mundos
de los valles del Toubkal, y puede hacerse a un ritmo suave que permite
mirar y contemplar el maravilloso entorno. El equipaje durante la marcha
es transportado a lomos de mula.
Aremd es un punto extraordinario, además de Imlil, para pasar la
primera noche. Este bello pueblo ofrece una fisonómía característica
de los pueblos bereberes del Alto Atlas y cuenta con dos buenos albergues
construidos con sólidos sillares de basalto. Desde la terraza de
sus casas se contempla la soberbia extrensión del Gran Plató,
encajonado entre agrestes montañas y paso obligado hacia el Toubkal.
La jornada del dia siguiente comienza descendiendo por un camino que discurre
entre los huertos y los nogales en los que se afanan los/as campesinos/as
del lugar. Y así se alcanza un largo valle, en principio cubierto
de nogales, que más tarde se tornan en pinos y sabinas. El camino
va remontando el valle hasta que se alcanza el collado de Tizi N´
Tamartete a 2.279 metros. En lo alto del collado confluyen la brisa fresca
y el espectáculo que ofrece el Valle Tachdirt. Aún en primavera
(tiempo en que escribí este texto) las altas montañas se
encuentran vestidas de nieve, el cielo es azul profundo, contrastando
con el blanco de la nieve. Hacia el fondo de las laderas se derrama el
Valle de Tachdirt cuyas profundidades aparecen como un enorme jardín
largo y estrecho por el que se deslizan las aguas de un rio espumeante
que salta entre las rocas, formando multitud de cascadas.
Las laderas del valle son la más perfecta muestra de la "andanería"
de cultivo, tradicional y secular sistema que utilizan los bereberes del
Alto Atlas para cultivar las em`pinadas laderas de las montañas.
Los pueblos, construidos como las terrazas de cultivo, trepan escalonadamente
las laderas superponiendo sus planas terrazas con los tejados, en las
terrazas secan las nueces, el grano, la ropa, contemplan las luces de
sus tierras y en ocasiones duermen, cuando las noches son templadas, bajo
los cielos estrellados. En la perspectiva del valle, salpicándolo,
se levantan algunas aldeas que apenas se adivinan mimetizadas en los colores
del paisaje. Descendiendo suavemente se llega a la aldea de Ouaskram,
bella y armoniosa, perfecto ejemplo de la arquitectura del Atlas, que
recibe acogedora para el descanso tras la etapa de unas cinco horas de
marcha.
Con el espléndido ocaso del sol, el ambiente se anima ante el olor
del suculento "tajin" restaurador de estómagos. El "tajin"
en realidad es el nombre de la olla de barro de forma cónica donde
se prepara un guiso de carne, legumbres, verduras y especies, que constituye
el plato estelar de la gastronomia bereber. Unos buenisimos tés
para digerir el "tajin" acompañan una velada en la que
los ritmos musicales bereberes serán los protagonistas. Noche tras
noche, en los campamentos o en las aldeas, los arrieros, cocineros y guias
se transforman en músicos tradicionales del folklore bereber.
Las siguientes jornadas transcurren descendiendo la totalidad del Valle
de Tachdirt hasta Imi Oughald. Después de nuevo se remonta el col
de Tacht para alcanzar los 2.000 metros de altitud y aproximarse nuevamente
a las laderas nevadas. Durante el camino de estos dias, puede observarse
una geología viva, presente en las fallas, en los pliegues y en
los bloques de las petreas montañas que, a veces, parecen estar
en movimiento. Las laderas policromadas y minerales cobran colores insospechados
que se sincronizan perfectamante con la intensidad de la luz a lo largo
del dia. Al paso por las aldeas pueden observarse la permanente cultura
de la hospitalidad.
En la última jornada se remonta hacia el Tizi Oussem entre bosques
de espléndidas sabinas, desde donde un extraordinario paisaje despide
un recorrido memorable.
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