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BARCELONA CONTRA LA EUROPA DEL CAPITAL
2. El renacimiento de las luchas en el Estado español: las movilizaciones de Barcelona deben enmarcarse en un contexto de renacimiento de la movilización social, aunque de forma parcial y desigual, frente a las políticas del gobierno del PP, y también de CiU en Catalunya. En los últimos meses, varios han sido los frentes abiertos: LOU, inmigrantes, PHN, algunas luchas sindicales (Sintel, Lear, Miniwatt, manifestación sindical del 2 de diciembre...) y las movilizaciones contra el BM. Todavía no se ha conseguido ninguna victoria que haga entrar en crisis al gobierno de Aznar, pero es evidente que el periodo de desmovilización social existente durante la primera legislatura del gobierno del PP ha terminado, y que asistimos a un inicio de un nuevo ciclo de luchas, aunque su arranque sea aún contradictorio y limitado en algunos aspectos. 3.
La evolución del movimiento anti-globalización
en Catalunya y el Estado español: en la fase abierta tras Seattle, el movimiento antiglobalización se ha ido desarrollando
de forma considerable en Catalunya y en el Estado español. Los
acontecimientos centrales que han marcado el desarrollo del movimiento
en este periodo han sido: 2) la creación del Movimiento de Resistencia Global (MRG) en Catalunya, antes del verano del 2000, y la preparación de la movilización de Praga en septiembre del 2000. La movilización de Praga se convirtió en una auténtica lucha fundacional del movimiento antiglobalización en el Estado español. Después de Praga el movimiento emergió inicialmente como un movimiento protagonizado por una nueva generación militante y el MRG se convirtió en el punto de referencia del mismo. La importancia del MRG no se ha debido tanto en lo que realmente ha sido a nivel organizativo, sino en el hecho que ha sido una de las mejores expresiones de los procesos actuales de radicalización de una franja importante de la juventud en Catalunya, y de la irrupción de una nueva generación militante 3) la campaña
contra el Banco Mundial Barcelona 2001 en junio. Barcelona 2001 supuso
el lanzamiento a una mayor escala del movimiento antiglobalización
en el Estado español, sobre todo en Cataluña, si bien su
impacto fue muy desigual a nivel territorial, siendo escaso en algunos
lugares. La campaña contra el BM estuvo formada por un amplio conjunto
de redes y organizaciones que abarcaban un espectro ideológico
y social muy amplio, y se convirtió en el principal marco de referencia del movimiento. Barcelona 2001 supuso la transformación del perfil del movimiento y una ampliación y pluralización de su base
social, propiciando un proceso de convergencia entre una gran variedad
de organizaciones sociales. La campaña ha estado formada por más de 100 organizaciones, de naturaleza distinta (redes informales, plataformas locales, sindicatos, ONGs, partidos...), así como muchas personas a título individual. Entre los principales grupos podemos destacar, entre otros, al MRG, la RCADE, al Colectivo de apoyo a la Rebelión Zapatista, ATTAC, la Asamblea de Trabajadores Contra la Globalización (donde participan la CGT, la Intersindical Alternativa de Catalunya y militantes críticos de CCOO), la marcha mundial de mujeres y sectores de EUiA. En la campaña, o al menos en algunas de sus actividades, hubo una importante participación de buena parte del movimiento autónomo, una parte del cual no había participado en la campaña contra el BM. Al igual que ya se había hecho con la campaña contra el BM, para organizar la Campanya contra la Europa del Capital, no se adoptó una estructura de plataforma de organizaciones, sino la de una campaña formada por asambleas y comisiones de trabajo abiertas, en las cuales cada persona actuaba a título individual y no como representante de ninguna organización. Esta es la forma organizativa que mejor encaja con la realidad del movimiento en Catalunya, con un peso muy grande de las redes informales y de la gente no organizada. El balance final de la dinámica interna de la campaña es positiva, y la convivencia entre sus diferentes componentes ha sido correcta, a pesar de algunos problemas y tensiones derivados de la existencia de culturas políticas distintas y de algunas desconfianzas mútuas entre algunos sectores. La filosofía de la campaña pretendía conjugar varios tipos de actividades, con objetivos diferentes (foro alternativo, manifestación de masas, jornada de acción directa...), no con la voluntad de contraponerlas y enfrentarlas, sino de reforzarlas recíprocamente en una perspectiva de convergencia estratégica entre redes y organizaciones muy distintas. Partiendo del hecho incontestable de que las prioridades de muchos de los componentes de la campaña eran distintos, y que cada cual necesitaba encontrar su espacio en la misma, se consideraba importante conseguir una cierta fusión de experiencias y conseguir que todo el mundo participara en los distintos momentos y facetas de la campaña. Se buscaba, como dirían los colegas del Foro Social Italiano, hacer de la campaña un espacio de contaminación recíproca. Las actividades finalmente organizadas fueron las siguientes: un espacio de video-foro desde lunes 11 a viernes 14, con una asistencia superior a 1.000 personas en algunas sesiones; una jornada de acción directa descentralizada el día 15, día de la apertura de la Cumbre oficial; un foro de las alternativas sábado 16 por la mañana, donde participaron unas 6.000 personas; la manifestación del 16 por la tarde, cuyas cifras son impresionantes (250.000 según la policía, 500.000 según la campaña, 300.000 según los medios de comunicación); y un concierto final, donde destacaba la presencia de Manu Chao, con unas 45.000 personas. A todas estas actividades habría que añadir la manifestación sindical de la CES del día 13, con unos 100.000 sindicalistas, así como otras dos actividades importantes del fin de semana anterior: un reclaim the streets el sábado 9, con unas 3.000 personas, y la masiva manifestación convocada por la Plataforma contra el Plan Hidrológico Nacional el domingo 10, con unas 200.000 personas. 5. Las maniobras de recuperación del movimiento: los últimos meses han estado marcados por la puesta en marcha de una amplia operación de recuperación del movimiento por parte de los partidos políticos de izquierda (la mayoría de EUiA, ICV, ERC, PSC) y de CCOO y UGT quienes, con el apoyo de algunas ONGs y un sector de ATTAC, se han articulado entorno al llamado Foro Social de Barcelona (FSB). Éste ha actuado como un instrumento mediático cuyo objetivo era competir con la Campaña contra la Europa del Capital y disputarle su espacio político. La puesta en marcha de esta operación debe leerse en dos niveles. Por un lado, debería enmarcarse en los intentos de recuperación del movimiento puestos en marcha a nivel internacional por la socialdemocracia y sus satélites, como vimos recientemente en Porto Alegre. Por el otro lado, debe enmarcarse en la lógica y la dinámica de muchas de las recientes luchas en Catalunya y en el Estado español, en las cuales se han producido importantes conflictos entre los grandes sindicatos y la izquierda parlamentaria, de un lado, y las campañas y plataformas unitarias, por el otro. Las huelgas contra la LOU, o las movilizaciones de los inmigrantes son un buen ejemplo de ello. Hay que recordar, además, que las organizaciones impulsoras del FSB, nunca se encontraron cómodas en la campaña contra el BM de junio pasado, cuya dinámica nunca controlaron. La constitución del FSB es, de todas formas, una muestra evidente de la fuerza creciente del movimiento antiglobalización que ha ido arrastrando a un conjunto cada vez más amplio de organizaciones. Muchas organizaciones, promotoras desde hace tiempo de una estrategia de desmovilización, se han visto empujadas a movilizarse, y esto es un hecho positivo, aunque problemático, por las tensiones que genera. Sin duda alguna, seguir ampliando la base social del movimiento, pero con la voluntad clara de impedir cualquier maniobra de recuperación del mismo es uno de los objetivos de fondo que tenemos por delante. 6. La manifestación del día 16: la manifestación del día 16, fue sin duda alguna un éxito histórico. Es importante destacar el carácter muy local de la misma, ya que la inmensa mayoría de los manifestantes eran catalanes. La mayor parte de los manifestantes extranjeros quedaron bloqueados a la frontera francesa, y la asistencia de manifestantes del conjunto del Estado español no fue muy elevada, debido a que la mayoría de los militantes se encuentran enfrascados en la preparación de las movilizaciones en sus respectivas localidades (Zaragoza, Valencia, Oviedo, Madrid, Sevilla...), y esto actuó como un factor desincentivador para acudir a la convocatoria de Barcelona. El éxito de asistencia habría que explicarlo por dos motivos. De un lado, por el dinamismo del movimiento antiglobalización en Catalunya, que ya observamos en junio pasado. Del otro lado, la manifestación debe leerse como una expresión de rechazo al gobierno del PP y especialmente a su actitud en los días previos a la cumbre. Las provocaciones lanzadas por Aznar, y sus burdos intentos de criminalización del movimiento, así como el dispositivo policial extremo puesto en marcha, arrastró a la calle a una gran parte de la ciutadanía. Haciendo una lectura más interna de la manifestación, está claro que ésta sirvió para reforzar los planteamientos de la campaña contra la Europa del Capital, frente al Foro Social de Barcelona. Éste último tuvo un pinchazo evidente, no solamente debido al reducido tamaño de su cortejo, en comparación con el bloque de la campaña, sino también por el hecho simbólico de tener que desconvocar la manifestación sin haber podido ni tan siquiera avanzar, después de largas horas de espera. El éxito de la convocatoria de la campaña se debe a que ésta fue percibida como el marco que mejor representaba a un movimiento con el cual simpatiza una sector importante de la población. La manifestación
se desarrolló en un clima de tensión y confrontación mucho más bajo que el de Génova, si bien el dispositivo
policial fue espectacular y la manifestación fue cortada por la
mitad por una carga policial brutal. Esa ausencia del clima de tensión
de Génova ha favorecido la legitimación social del movimiento,
pero al mismo tiempo ha facilitado también los intentos de cooptación
y neutralización de la manifestación a posteriori. El propio
alcalde de Barcelona, Joan Clos, consideraba la masiva protesta antiglobalización
como un ejemplo más del civismo tradicional de los barceloneses,
y parecía querer convertirla en un acto más de su campaña
municipal cívica Barcelona fem-ho bé (Barcelona hazlo bien)... 8.
El impacto de las movilizaciones y las perspectivas de futuro: En segundo lugar, el impulso de Barcelona y de todo el semestre europeo debería servir para dar un espaldarazo definitivo a ese ciclo de luchas sociales que ha ido arrancando en el Estado español en los últimos meses. Aún es pronto, sin embargo, para saber cuál va a ser la traducción práctica concreta del éxito impresionante de Barcelona para el conjunto de movimientos sociales del país, aunque es evidente que entramos en una situación más favorable a la movilización social, y que las diferentes luchas que puedan estallar pueden apoyarse, al menos a nivel simbólico en el empuje del movimiento antiglobalización. Y, en especial, es difícil saber si el nuevo clima abierto tras Barcelona va a presionar a las direcciones sindicales hacia una política de contestación clara a la política del PP, como ya sucede en Italia. En todo caso, entorno a la Campaña contra la Europa del Capital y la Guerra se han constituido varios procesos de coordinación estratégica de luchas sectoriales interesantes, y de fortalecimiento de los lazos entre organizaciones y movimientos. Merece la pena destacar, por ejemplo, los procesos de articulación de la izquierda sindical, entorno a la Asamblea de Trabajadores contra la Globalización, o, en otro ámbito, el éxito alcanzado por el caza-lobbies, que puede ser el embrión de algunas campañas importantes contra multinacionales. |