Derechos para Tod@s 
Número 7
enero - febrero - marzo 2002



SMARA: CUNDE EL MALESTAR
La ciudad, sin recursos propios e independientes del Estado, se encuentra sometida a graves presiones sociales.

Aniss Maghri, en "L'Economiste". Traducción de ARSO


El taxi con destino a Smara abandonará El Aiún hacia las 14h. 30. Se detendrá dos veces a la salida de la ciudad: dos barreras, de la policía la primera y de los gendarmes la segunda, filtran a los pasajeros. En la segunda se obliga a los ocupantes del taxi a salir del vehículo para verificar su identidad. La CIN no es suficiente. El gendarme anota toda la filición del viajero.

El taxi se detiene de nuevo una hora y media después. No se trata de una nueva verificación sino de la oración de Al-Aasr que los viajeros realizarán sobre la arena misma.

A lo largo de la carretera que une El Aiún y Smara el paisaje es desértico. De vez en cuando, a lo lejos, desfilan rebaños de camellos pastando.

A las 18 h., al llegar a la entrada de Smara, dos nuevas barreras.

El viajero se extrañará del gran número de personas que rompen el ayuno fuera de casa, en los cafés, en este final de jornada del Ramadan. "Son, sobre todo, militares y funcionarios solteros", explica un compañero de viaje.

Aparte de los salarios de la Administración pública, el comercio, muy poco desarrollado, constituye una de las principales fuentes de ingresos en Smara. "Es difícil desarrollar nuevas actividades económicas en la ciudad". Abdelghani Sebbar, gobernador de la ciudad es consciente de las limitaciones de la provincia de la que es responsable. Con una población de 50.000 almas, el 70% de ellas en edad laboral y con una tasa de paro del 27%, la presión sobre la administración, principal proveedor de empleo es grande. Smara vive gracias a las subvenciones del Estado.

La provincia trata de reducir la presión demográfica hacia su capital por medio del desarrollo de las comunidades rurales. "El futuro de la capital está en un afianzamiento de la población en estas comunidades que le permita dedicarse a una actividad que domina: la ganadería" indica el gobernador.

Otro sector que encaran los reponsables de Smara que pretenden relanzar el comersio con Mauritania, es el turismo. "La ciudad cuenta con un importante patrimonio rupestre y numerosas zaouias* que pueden constituir una atracción turística. Cuando se reunan las condiciones objetivas para su desarrollo, se relanzará el sector", explica Abdelghani Sebbar. Entretanto la administración local tiene que vérselas con los graves problemas sociales que fueron la causa de los incidentes del 17 de noviembre: el paro y la vivienda. A ello se ha venido a añadir el expediente de los saharauis desaparecidos.

"Opacidad"

El número de saharauis desaparecidos es de 54 según una lista depositada por sus familias en la Provincia. "Se ha descargado a la administración local de este expediente que hoy se encuentra en manos del Consejo Consultivo de Derechos Humanos".
El impacto de este expediente sobre las familias saharauis es importante debido a las fuertes relaciones tribales que todavía existen en la región. En la Provincia se precisa que "este expediente sólo se ha agitado tras las primeras indemnizaciones del Consejo Consultivo. El aspecto pecuniario a despertado el apetito de muchas personas".

Los habitantes de Smara reprochan a los responsables locales la opacidad con que se gestionan los temas de empleo y vivienda. "A cada nueva convocatoria de empleos o distribución de viviendas nos asombramos por la aparición de beneficiarios que no tienen ninguna relación con la provincia", declara un joven parado. Una pérdida de confianza que condujo, el 17 de noviembre, a un fuerte enfrentamiento con las fuerzas del orden y que se saldó con la detención de unas quince personas que hoy se encuentran en la cárcel de El Aiún a la espera de ser juzgadas. "Ese día yo lamenté el hecho de ser marroquí. Las fuerzas del orden no ahorraron a nadie: saharauis y no saharauis, mujeres, niños y ancianos, a sus ojos todos eran separatistas", reprocha un joven de la ciudad. La población, que llevaba en la cabeza de la manifestación los retratos de Su Majestad el rey, cuando se desencadenaron los enfrentamientos comenzo a gritar slogans pro-POLISARIO. Fueron sustituidos por las células de los separtistas in situ. "No comprendo por qué la autoridad local no renuncia a su enfoque de la seguridad y nos mira como a todos los demás ciudadanos de Marruecos", se pregunta otro joven de Smara.

¿Pero por qué los acontecimientos de Smara han tomado semejante dimensión? En enero del 2000 hubo incidentes similares en Oulmes. Problemas de empleo llevaron a un enfrentamiento muy violente entre la población de un pueblo próximo a Oulmes y las fuerzas del orden. Para dispersar a la población que fue perseguida hasta en el interior de sus domicilios, se utilizaron armas de fuego con balas de goma y helicópteros. Al pueblo, cerrado durante muchos días, se desplazaron algunos generales. Sin embargo durante estos incidentes, mucho más violentos que los de Smara en ningún momento se cuestionó la marroquinidad de los manifestantes.

Un periodista en la cárcel

Nourredine Darif, corresponsal de Al Amla Adimocrati, periódico del partido de la OADP fue detenido y seriamente maltratado por las fuerzas del orden cuando cubría la manifestación del 17 de noviembre. Según cuenta su mujer, su domicilio fue allanado y su material de trabajo destruido. Darif continúa en la cárcel de El Aiún desde el 17 de noviembre junto con otros manifestantes detenidos, a la espera de su juicio. Al comienzo fue acusado de "colaboración con partidos extranjeros", una grave acusación que posteriormente fue descartada. Darif es acusado en la actualidad "por haber destrozado bienes públicos". Según su familia ha sido muy torturado y todavía sufre intensos dolores en la espalda. Mohamed Ben Said Ait Ider señala que se utilizaron "métodos policiales" para hacerle hablar. La petición de un examen médico solicitada por su abogado no ha sido atendida hasta ahora. Darif no es saharaui. Es maestro, originario de Khouribga. Como militante del partido de la OADP se ha hecho cargo de los problemas cotidianos de los saharauis "lo que le ha valido la ira de la administración cuyos responsables le han reprochado siempre sus contactos". Ibrahim Yassine, número dos de la OADP se sorprende de las acusaciones vertidas contra Darif: "acreditar la idea de hay que pro-polisarios dentro mismo de los partidos políticos es el mejor servicio que la administración puede hacer a los separatistas. Las autoridades locales han gestionado muy mal el expediente". El gobernador de la ciudad se ha negado a comentar los incidentes del 17 de noviembre: "El expediente se encuentra en manos de la Justicia", explicó. Ciertamente estar ante la Justicia es mejor que "desaparecer", pero todavía queda mucho camino por recorrer hasta alcanzar un tratamiento más normal.