Derechos para Tod@s 
Número 5 
julio - agosto - septiembre 2001


  

SINVERGÜENZAS
(contra trabajadores y trabajadoras de Sintel)

Luis Portillo


Ni tienen vergüenza ni saben lo que es.

Tampoco tienen un corazón a la izquierda, como todos los humanos.

Eso sí, llevan la cartera bien repleta a la derecha, bien a la derecha. Porque eso es lo que son: la derecha y nada más que la derecha, la derechona sin caretas.

El pasado 14 de junio, el presidente de la patronal madrileña pidió que se desmantelara el campamento de los trabajadores de Síntel porque "degrada la imagen de la ciudad".

Simplemente bochornoso.

A este tipo de patronos, aparte de la pasta, sólo les interesa "la imagen". No les interesa un ápice la realidad, la dura realidad de los trabajadores de Síntel, ni sus penalidades, sufrimientos y tragedias familiares. Calados de agua y frío en invierno, y soportando el calor ahora, están ahí acampados por placer, disfrutando del encanto veraniego de la Castellana, con sus noches tranquilas sin ruidos de coches, sin provocaciones de niñatos y fachosos enviados desde arriba.

El presidente de la patronal madrileña, entre otros, debería pasar una sola noche en la Castellana para poder sentir así el mismo placer que sienten los trabajadores de Síntel. Seguro que de tanto placer llegaba al orgasmo.

Frente a los ataques de la patronal y la derecha, frente a la desidia del Gobierno, frente a los valedores de la cultura del pelotazo y de la venta fraudulenta de empresas a empresarios cuatreros, sinvergüenzas y sin escrúpulos, reivindicamos -junto a José Saramago, Luis Pastor, Rosa Regás, José Luis Sampedro, Juan José Millás, Antonio Gutiérrez, Rosa Montero y otros muchos miles y miles de seres simplemente humanos- todo el derecho de los trabajadores y trabajadoras de Síntel a defenderse de las agresiones empresariales, políticas, financieras y malhechoras de que han sido y son objeto, y a reivindicar algo tan sagrado y reconocido por nuestra Constitución como es el derecho al trabajo y el abono de las nóminas que se les deben.

Los trabajadores y trabajadoras de Síntel son un ejemplo de dignidad humana y de resistencia moral en los tiempos que corren. Y les defenderemos y apoyaremos con todas nuestras fuerzas. Porque son algo nuestro y porque Síntel somos todos, menos los cuatreros, los despiadados y los sinvergüenzas.