Derechos para Tod@s 
Número 5 
julio - agosto - septiembre 2001


  

SARA BUSCA A SIMÓN


Enrique Falcón

Mientras un numeroso grupo de ciudadanos estemos, en Barcelona, protestando la vida contra el orden que mata, en esos mismos días postreros de junio, Sara-buscando-a-Simón paseará por España esa historia suya —y que ya es de muchos— como una puerta que todavía hoy no se ha cerrado. Me escriben para decírmelo desde Uruguay, donde la campaña "Simón Sí" (www.simonriquelo.org.uy) lucha a dientes contra el olvido, la tentación de la renuncia y la impunidad de los asesinos y de quienes les protegen.

A la medianoche del 13 de julio del 76 un operativo de quince hombres armados — comandados por el Mayor del ejército uruguayo José Nino Gavazzo y el paramilitar argentino Aníbal Gordon— irrumpió violentamente en el domicilio de Buenos Aires de Sara Méndez, exiliada de Uruguay, su país, desde hacía tres años. Cuando la fueron a trasladar hacia la cárcel clandestina de Automotores Orletti, Sara intentó conservar con ella a su hijo Simón, de 20 días de edad, pero se lo arrancaron de los brazos. Fue la última vez que Sara Méndez vio a Simón Riquelo. Era el tiempo negro de la "Operación Cóndor", que llevaría —en Uruguay, Argentina y Chile—a la detención o a la desaparición de centenares de uruguayos, entre ellos varios niños como éste que Sara busca desde entonces, como éste (niño-ya-no) que en algún lugar pueda estar viviendo sin saber que Simón Riquelo es su nombre, y es Sara el de quien así lo va buscando, o así lo va reclamando contra la memoria que empuja a olvidarlo en el último rincón de la pesadilla.

Sara estuvo secuestrada cerca de 10 días, fue luego trasladada clandestinamente a Uruguay, torturada en diversas prisiones, en octubre exhibida en una conferencia de prensa por el Mayor Gavazzo, y hasta mayo del 81 detenida en la cárcel para presas políticas de Punta de Rieles.

Dentro de pocos días se cumplirán 25 años del secuestro y desaparición de Simón, el hijo que Sara busca entre el escándalo continuo de la impunidad: 25 años cometiéndose un delito permitido y amparado por el régimen democrático de Uruguay. José Nino Gavazzo, Mayor del ejército, sabe dónde está el que ya no es niño (un cuerpo muerto o un joven vivo de 25 años), pero nunca se lo dijo a nadie. Gavazzo fue indultado en 1986 por Menem y declarado en 1989 fuera de la jurisdicción penal uruguaya por Julio Mª Sanguinetti, presidente entonces del Uruguay. Como Sara misma ha dicho: "Seguiré buscando. Pocos casos de secuestros y apropiación de bebés cuentan con un número de testigos tan amplio como el de Simón, en los que los ejecutores están identificados y en algunos casos han sido procesados por la Justicia argentina. …Sin embargo, en mi país, gozan de impunidad ante la pasividad del Estado."

"Nuestros hijos nos parieron a nosotras", brama la voz desde Buenos Aires. En una situación similar, las Madres de Plaza de Mayo (aquí los rostros cercanos de Hebe y de Inés en su paso por Valencia en el 95) me habían dicho desde sus propios poemas: "Siento tus manos, hijo, / las mismas manos / que un día me robaron / los asesinos. / Yo las busqué / desesperadamente. Lloré / mucho. / Pero aún las siento: / no dejo de luchar / para tenerlas entre las mías / en los últimos momentos de mi vida".

Sara busca a Simón y son de agua las manos que imagina. Bien cerca, el agua que ya abraza. El carnaval de Montevideo de este mismo año ya cantara entonces las manos que Sara busca: Esta historia es una puerta que aún no se ha cerrado / Y que muy dentro del alma de todo uruguayo está. / Fue en los tiempos que los miedos nos mataban las palabras / Nos quemaba la poesía y nos raptaban las ganas de vivir / Mientras tanto, mientras tanto, una madre luz de luna daba arrullos a una cuna / Esta historia no olvidemos, nunca más.