SARA
BUSCA A SIMÓN
Enrique Falcón
Mientras un numeroso grupo
de ciudadanos estemos, en Barcelona, protestando la vida contra el orden
que mata, en esos mismos días postreros de junio, Sara-buscando-a-Simón
paseará por España esa historia suya y que ya es
de muchos como una puerta que todavía hoy no se ha cerrado.
Me escriben para decírmelo desde Uruguay, donde la campaña
"Simón Sí" (www.simonriquelo.org.uy)
lucha a dientes contra el olvido, la tentación de la renuncia
y la impunidad de los asesinos y de quienes les protegen.
A la medianoche del 13 de julio del 76 un operativo de quince hombres
armados comandados por el Mayor del ejército uruguayo
José Nino Gavazzo y el paramilitar argentino Aníbal Gordon
irrumpió violentamente en el domicilio de Buenos Aires de Sara
Méndez, exiliada de Uruguay, su país, desde hacía
tres años. Cuando la fueron a trasladar hacia la cárcel
clandestina de Automotores Orletti, Sara intentó conservar con
ella a su hijo Simón, de 20 días de edad, pero se lo arrancaron
de los brazos. Fue la última vez que Sara Méndez vio a
Simón Riquelo. Era el tiempo negro de la "Operación
Cóndor", que llevaría en Uruguay, Argentina
y Chilea la detención o a la desaparición de centenares
de uruguayos, entre ellos varios niños como éste que Sara
busca desde entonces, como éste (niño-ya-no) que en algún
lugar pueda estar viviendo sin saber que Simón Riquelo es su
nombre, y es Sara el de quien así lo va buscando, o así
lo va reclamando contra la memoria que empuja a olvidarlo en el último
rincón de la pesadilla.
Sara estuvo secuestrada cerca de 10 días, fue luego trasladada
clandestinamente a Uruguay, torturada en diversas prisiones, en octubre
exhibida en una conferencia de prensa por el Mayor Gavazzo, y hasta
mayo del 81 detenida en la cárcel para presas políticas
de Punta de Rieles.
Dentro de pocos días se cumplirán 25 años del secuestro
y desaparición de Simón, el hijo que Sara busca entre
el escándalo continuo de la impunidad: 25 años cometiéndose
un delito permitido y amparado por el régimen democrático
de Uruguay. José Nino Gavazzo, Mayor del ejército, sabe
dónde está el que ya no es niño (un cuerpo muerto
o un joven vivo de 25 años), pero nunca se lo dijo a nadie. Gavazzo
fue indultado en 1986 por Menem y declarado en 1989 fuera de la jurisdicción
penal uruguaya por Julio Mª Sanguinetti, presidente entonces del
Uruguay. Como Sara misma ha dicho: "Seguiré buscando. Pocos
casos de secuestros y apropiación de bebés cuentan con
un número de testigos tan amplio como el de Simón, en
los que los ejecutores están identificados y en algunos casos
han sido procesados por la Justicia argentina.
Sin embargo, en
mi país, gozan de impunidad ante la pasividad del Estado."
"Nuestros hijos
nos parieron a nosotras", brama la voz desde Buenos Aires. En una
situación similar, las Madres de Plaza de Mayo (aquí los
rostros cercanos de Hebe y de Inés en su paso por Valencia en
el 95) me habían dicho desde sus propios poemas: "Siento
tus manos, hijo, / las mismas manos / que un día me robaron /
los asesinos. / Yo las busqué / desesperadamente. Lloré
/ mucho. / Pero aún las siento: / no dejo de luchar / para tenerlas
entre las mías / en los últimos momentos de mi vida".
Sara busca a Simón y son de agua las manos que imagina. Bien
cerca, el agua que ya abraza. El carnaval de Montevideo de este mismo
año ya cantara entonces las manos que Sara busca: Esta historia
es una puerta que aún no se ha cerrado / Y que muy dentro del
alma de todo uruguayo está. / Fue en los tiempos que los miedos
nos mataban las palabras / Nos quemaba la poesía y nos raptaban
las ganas de vivir / Mientras tanto, mientras tanto, una madre luz de
luna daba arrullos a una cuna / Esta historia no olvidemos, nunca más.
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