Derechos para Tod@s 
Número 4 
mayo - junio 2001



  

EL ARTE DE VIAJAR Y LAS VIRTUDES DEL TURISMO (AFRICANO)

Javier Lago, de "Cultura Africana"


VIAJAR ESTA DE MODA

Después de años de pensar que "como en mi pueblo no se está en ningún sitio", a los españoles nos ha entrado la fiebre viajera. Y los medios de comunicación recogen la moda y nos dan consejos de mucho fuste y profundidad. Nos dicen, por ejemplo, que no hay que confundir al "viajero" con el "turista". Y al personal le empieza a entrar la mala conciencia (¿qué seré yo?) y ya no sabe a qué atenerse.

Una amiga mía, y cliente desde hace años, dio el otro día un manotazo sobre el mapa en que yo le explicaba una ruta por Senegal, diciendo muy ofendida:
- "¡Javi, por Dios, que yo no soy ninguna turista!"

Mi único pecado fue sugerirle tres días de hotel en lugar de los dos habituales.

EL ARTE DE VIAJAR

Si viajar es un desplazamiento y un deseo irrefrenable de visitar otro lugar, otras gentes, otras religiones, otras arquitecturas, otras economías... entonces todos somos viajeros. Aunque solo sea por curiosidad.

Y es que entiendo que para viajar sólo se necesita tiempo, dinero y curiosidad. Lo demás son ganas de meterse en camisas de nueve metros veinticinco, que vienen a ser las de once varas, aproximadamente.

VIAJEROS CÉLEBRES DEL PASADO

También parecen estar de moda ya que se reeditan muchos autores y muchas obras. A mí, personalmente, me atrae su aventura pero no el modo en que solían realizarla. Y es que viajar con una corte de cuatrocientos esclavos que te limpiaba la mula, te preparaba la cama, te enfriaba la tienda y te calentaba el té... no me parece de gran mérito. Además solían dejar una carnicería a su paso, tanto de animales salvajes como de tribus rebeldes. Y estaban tan endiosados que acostumbraban a cambiar los nombres de ríos, lagos, montes y cascadas por el suyo propio o por el de sus gobernantes.

Lamentable.

A mi entender, el buen viajero ve, observa, aprecia y, si puede, comparte. Pero nunca debe meterse en los asuntos del "otro".

Y para un viaje se necesita bien poco: una mente abierta, siempre dispuesta a aprender y a ser aprehendida. Y nunca se debe aceptar más esclavitud que la del tiempo y dinero de que dispongamos.

LAS VIRTUDES DEL TURISMO

Mal comparado, el turismo consigue hoy en día lo que el estudio lograba en los antiguos monasterios medievales: trabajar las tres potencias del alma. Es decir, el turismo esponja la memoria, recrea el entendimiento y aviva la voluntad. Todo aquel que viaja a otros países y culturas también realiza, de alguna manera, un viaje interior. Su curiosidad le permitirá conocer otras formas de vida y pensamiento y a la vez le dará una nueva dimensión de su propia persona. Una dimensión tan placentera como insaciable que, posiblemente, le hará ser más cabal y tolerante y menos racista y prejuicioso.

AFRICA

Se nos mete en el cuerpo sin remedio a través de todos los sentidos, incluso de los que tenemos más desentrenados. Nos acaricia y nos sacude, nos susurra y nos grita, nos endulza y nos amarga, nos mira y nos sueña... Pero nunca nos deja indiferentes.

DESCONOCIMIENTO

-.¿Adónde dices que vas ahora?".
- A Mozambique
- Pues ten cuidado, macho, que creo que hay una guerra tremenda.

Mi vecino Nicolás siempre me dice lo mismo, tanto vaya a Camerún, a Etiopía, a Níger o a Madagascar. Y no es que sea más tonto o más listo que cualquier otro español medio sino que tiene una visión parcial y limitada de Africa. Es decir, tiene la que se nos ofrece a todos por la tele: una visión en la que sólo hay guerras, dictaduras, epidemias, catástrofes, hambre y desolación.

Mi vecino Nicolás, como cualquier otro español medio, no me sabe decir el nombre de una fiesta africana, de una alegría común, de una celebración única, de un rito ancestral, de un paisaje irrepetible, de un artista celebrado, de una persona honesta... Sospecha que no hay nada de eso en Africa.

EXAGERACIONES

A este desconocimiento también contribuyen algunos periodistas que con tal de colgarse medallas en pecho propio son capaces de confundir las cabezas ajenas distorsionando la realidad.

Un ejemplo: programa documental televisivo, firmado por profesional de campanillas (sobra el nombre). Nos insiste una y otra vez en que las imágenes que estamos viendo -las de una mujer Bassari realizando una ceremonia nocturna entre hombres- son presenciadas por primera vez por ojos occidentales. No explica el ritual ni aclara la razón de aquella presencia femenina. Sólo insiste en su "primicia" informativa.

Y hasta eso es incorrecto. Muchas personas que han viajado con nosotros lo saben, entre otras cosas porque guardan desde hace años alguna que otra foto de la misma ceremonia y de la susodicha mujer.

LA ECONOMIA VIAJERA

La contradicción más grande de este continente es que, aún disponiendo de grandes reservas naturales y contando con gente laboriosa, no acaba de despegar. Sabemos que los intereses del Primer Mundo y de los caciques locales coinciden: les interesan, por ejemplo, las maderas exóticas de los bosques ecuatoriales, los diamantes de Angola o Sierra Leona, las minas de Sudán... Curiosamente, zonas todas ellas que tienen una guerra enquistada en sus entrañas.

La triste realidad es que la gran mayoría de africanos tiene una economía de subsistencia. Pareciera que no tienen derecho a la educación, a la sanidad, al futuro. Siendo viajero, o turista, se contribuye a las economías locales. Ya sabemos que no es lo mismo "ir de hoteles" que convivir con las poblaciones. Pero siempre se contribuye. Sin necesidad, claro está, de dar lecciones magistrales o de meter las narices en asuntos que no te incumben.

Y respetando siempre el espacio y las costumbres de allí. En caso contrario, no hay que sorprenderse de lo que nos puedan llamar. Mi amiga Agnes, por ejemplo, se quitó la parte de arriba del bikini en la playa de Lobé (Camerún), algo que no suelen hacer las nativas. Dos niños que iban a acercársele, quizá a pedir un bombom, desistieron de ello al ver los dos pechos blancos al aire:

- Déjala, está medio salvaje
- Tienes razón.

ESPAÑOLES EN AFRICA

Dicen de nosotros que hablamos muy alto y que bebemos mucho ("Bebéis como pigmeos"). No es una conclusión estadística, sino la opinión habitual que me transmiten guías, conductores, cocineros o familias que nos acogen.

Pero también piensan que somos una buena gente con la que merece la pena compartir casa y comida. Saben que nos gustan las fiestas y que nos acostamos tarde. Y también que no solemos olvidarnos de las amistades hechas, porque casi siempre seguimos intercambiando cartas, regalos o nuevas visitas.

COOPERANTES Y MISIONEROS

En mi opinión, la suya es una labor más que discutible y que, a no tardar, habrá que abordar sin prejuicios, ñoñerías y paternalismos. A mí me provoca algunas dudas: ¿Se contribuye verdaderamente al desarrollo? ¿La educación que se transmite es la adecuada? ¿Somos más inteligentes los blancos que los negros? ¿Tenemos derecho a decirles lo que está bien o está mal? ¿Respetamos sus culturas?

A lo mejor sería más interesante que, en vez de darles la tabarra a ellos, se la diéramos a nuestros gobernantes para que cambiaran de una puñetera vez sus políticas con el continente.

Puede que sea un dato anecdótico, pero en cualquier caso me parece vergonzoso que siempre, siempre, haya un coche a la puerta de las discotecas, con el logotipo de un organismo de cooperación o de una ONG y con el chófer nativo esperando a que el señor salga con una nueva y jovencísima señorita.

Incluso estos impresentables contribuyen a la economía local.

VIAJEROS AFRICANOS EN ESPAÑA

Los africanos que nos visitan no suelen atormentarse, como nosotros, por saber si son "viajeros" o "turistas". Saben que sólo pueden ser emigrantes.. o al menos intentarlo. Su viaje es penoso y está lleno de trampas. Les acechan las mafias, el mercado negro y nuestra policía.

Muchos españoles que viajan a Africa se quejan de les pidan el pasaporte, el visado y la cartilla de vacunación. A los africanos que vienen les exigimos todo eso... y además un "pronto retorno".

Y esto es algo que, amigos míos, como viajeros, turistas y emigrantes que somos, nos debería hacer reflexionar mucho más hondamente de lo que lo hacemos.