Derechos para Tod@s 
Número 4 
mayo - junio 2001


  

A PROPÓSITO DE LOS "ÚLTIMOS INDÍGENAS"

Esteban Galera

Ponen en TV2, creo que los domingos por la noche, un programa nuevo que dirige un antropólogo al cual le han puesto el desafortunado título de "Los últimos indígenas". Yo me pregunto ¿ porqué los últimos?. ¿Tal vez porque el resto de los indígenas han preferido apuntarse al carro de la modernidad globalizante?. ¿Es que han elegido, quizás, dejar de ser indígenas porque no está de moda usar el "taparrabos"?. Será este título un reclamo publicitario de turismo que anuncia una oferta para visitar a los seres "pintorescos" que quedan en el planeta?. ¿Quieren, por alguna misteriosa razón, hacernos creer que son los "últimos" y que ya no hay solución para resolver sus males?. Tal vez en el peor de los casos es que lo de los "últimos" posiblemente tenga que ver con el ordenamiento de los seres humanos según su categoría y a los indígenas les ha tocado acomodarse en el vagón de cola.

En cualquier caso decir "Los últimos indígenas" es poco o nada esplicativo para expresar la gravísima aniquilación de culturas que a un paso alarmantemente acelerado se está produciendo en las últimas décadas, aunque los genocidios o apisonamiento de culturas tengan su origen en lejanos acontecimientos históricos. Está claro que si son los "últimos" por alguna causa o razón será.

Asistimos comodamante como espectadores para consumir una moda más. Programas de televisión, reportajes en prensa escrita, internet, viajes organizados nos muestran a "ecoindios" dando "ecobotes" y protagonizando extraordianrias rarezas, todos ellos pertenecientes a exóticas y curiosas etnias. Con ello nos hacen creer que somos seres privilegiados que pedemos conte,plar el "espectáculo" de como subsisten los "últimos indígenas". ¡ Corran y vean que son los "últimos"!. Per nadie nos explica las razones de tan caótica extinción.

Yo personalmente no creo que las culturas indígenas que han sobrevivido manteniendo un apreciable estado de buenea salud de sus señas de identidad sean los últimos o los primeros, sino que simplemente son los que "quedan, los que "existen" y eso es lo verdaderamente importante.

Son los que quedan o existen después de las conquistas, las exploraciones, las colonizaciones, las evangelizaciones, la violencia de todo tipo desencadenada contra ellos,las expropiaciones de sus tierras, las depredaciones de sus bosques, las contaminaciones de sus rios y de sus atmósferas, la eliminación de sus medios de subsistencia, de usarlos como esclavos, de explotarlos a cambio de salarios irrisorios, de venderlos a los turistas por ser "pintorescos", de ser asaltados por organizaciones cooperantes que les imponen un nuevo tipo de colonialismo y de dependencia, de los gobiernos corruptos y totalitarios o falsos demócratas. Todo ello en aras de la civilización y el progreso de nuestra bienpensante cultura occidental.

Los indígenas que han intentado seguir viviendo según sus pautas al mismo tiempo que el mundo neoliberal impone sus métodos y criterios en el planeta han quedado olvidados, ignorados, relegados a la categoría de "salvajes" porque no son interesantes en el universo mercantil donde el valor que otorga las categorías viene dado por la capacidad de comprar o vender.

Si los indígenas no sirven en los circuitos del mercado universal es mucho mejor para el sistema que se extingan, eso si, conservando los restos de sus culturas con fósiles o piezas de museo, esto siempre aparentará ser una labor cultural encomiable politicamante correcta.
Tal vez sea esta la labor de algunos antrpólogos del estblishment que visitan a las tribus con el animo de clasificarlas para el museo, explicarnos sus vidas como la de curiosos animalillos o plantas que un dia existieron y en cualquier caso firmar cientificamante su apta de dfunción.
Es importante desmontar esta visión aniquiladora, urge empezar a gritar a los cuatro vientos que más del 90% de las culturas del planeta pertenecen al universo de los indígenas, que lo de los "últimos" es una falacia porque son muchos millones de seres en todo el mundo. Si nos fijamos en el mapa de la geografía humana de la Tierra salta a la vista que en Africa, América del Norte, America latina, Asia, Oceanía e incluso Europa existen gran cantidad de poblaciones que pertenecen a minorias étnicas que suman millones y millones de seres hu,anos a los que se pretende ignorar en el proceso de la globalización y cuyo destino, según los globalizadores es el de la extinción al no tener cabida en sus salvajes (de verdad) planes del desarrollo neoliberal.

Decir que son los "ultimos indígenas" es resignarse socialmente ante su pobreza, miseria, enfermedades, enagenación de sus tierras y a la condena de la desaparición. Exista otra globalización diferente a la de los poderosos, es la globalización de los derechos humanos, la globalización de la distribución justa y equitativa de la riqueza , la globalización de un desarrollo respetuoso con las personas y con la naturaleza, de la tecnología al servicio de la humanidad asumida e integrada según los diferentes parámetros de cada cultura, la globalización de democracias auténticas en las que los pueblos decidan por si mismos sus propios destinos.

cada cultura, cada pueblo en peligro de extinción es un peligro extensible a toda la humanidad porque es la humanidad entera la que corre el peligro de perder el patrimonio más apreciado que posee, el de la creatividad humana, la memoria histórica, las señas de nuestra propia identidad. esto es precisamante el más alto valor que nos pueden enseñar las culturas indígenas que "quedan", es decir, la dignidad de ser nosotros mismos frente a la aniquiladora maquinaria del pensamiento único, uniformante y alienante.

Hay otra versión antropológica más humana y acertada que la meramante inventarial o clasificadora. Esta visión trata de explicar el valor igualitario de todas las culturas, que es independiente del grado de desarrollo tecnológico, la necesidad del conocimiento y de la aproximación intercultural desde el más escrupuloso respeto para derribar las barreras paletas de los etnocentrismos y consecuentemente del racismo y de la xenofobia; la comprensión de la Historia bajo el punto de vista de la Historia de las Sociedades por encima de la Historia de las Naciones o de los Estados.

Esta antropología nos conduce a que sintamos solidariamente el patrimonio cultural de la humanidad en la defensa de las culturas indígenas que "quedan" o "existen" con la esperanza puesta en su reproducción y pervivencia. A que de una vez ocupen el lugar que les corresponde, con todos los derechos, en la realidad social y política de sus respectivos paises incluyéndolos con todos sus bagajes culturales, su propia cosmogonía y modelos de organización social. Al desarollo social, económico y humano de las culturas desde ellas mismas luchando para evitar que agentes históricos externos quiebren una vez más el propio desarrollo autóctono de los pueblos.