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Número 4 
mayo - junio 2001


  

ZARAGOZA: LA PRESENCIA DEL ANTIMILITARISMO SE CONVIERTE, POR SEGUNDO AÑO CONSECUTIVO, EN EL HECHO DESTACADO DE LA APERTURA ANUAL DEL CAMPO DE TIRO DE SAN GREGORIO, EL MAYOR DE EUROPA

Colectivo de Objeción y Antimilitarismo-Movimiento de Objeción de Conciencia (COA-MOC)

Rodeada de decenas de grupos de campistas, la carpa montada por el Colectivo de Objeción y Antimilitarismo, grupo local del Movimiento de Objeción de Conciencia en Zaragoza (COA-MOC), fue, por segundo año consecutivo, el centro de atención popular y de los medios de comunicación en medio de la romería a la ermita del campo de tiro y maniobras de San Gregorio, que se lleva a cabo cada año el segundo domingo del mes de mayo.

Y no podía ser para menos. No solo por su privilegiado emplazamiento en la zona central de la explanada que acotan los militares para permitir una solo día al año la presencia civil en un acto fundamentalmente festivo, con fuerte arraigo en la zona. También contribuyó a destacar su presencia la pancarta de 12 metros de tela blanca que elevaban hacia en el cielo, a merced de los vaivenes de la brisa, 10 globos de helio de cerca de un metro de diámetro cada uno, también blancos. "Devolución Gratuita de San Gregorio", podía leerse en grandes letras, y con sendas "os" de la primera palabra rodeando el símbolo pacifista nacido en los años sesenta y que recuerda una pata de gallo.

Concluida la ceremonia religiosa, que no parecía interesar mucho a la mayoría de los campistas que en ese momento tomaban el almuerzo a pocos metros de la ermita tras el tradicional dance, el ambiente se animaba entre hogueras avivadas y parrillas. Los escasos militares que paseaban iban acompañados (¡¿protegidos?!) por la Guardia Civil, y probablemente apenas hubieran podido creer hace poco tiempo que tuviesen que soportar en sus mismas narices el eslogan que leían en la pancarta levantada por globos y que sintetizaba el mensaje de una jornada que l@s antimilitaristas allí presentes insisten en ir transformando, año tras año, en reivindicativa contra la presencia militar en la ciudad: "Nos sobran los ejércitos: Ocupaciones militares, devolución gratuita". Una síntesis a la que, dada la conocida capacidad de raciocinio de los militares (sin embargo nunca por debajo del 85 de cociente intelectual), ayudaba a comprender la presencia de otra pancarta: "Desarmar San Gregorio. Recuperemos los terrenos militares".

Las octavillas que repartían l@s antimilitaristas lo dejaban bien claro, el 40% del término municipal de Zaragoza es mal empleado con fines militares, y es hora ya de acabar radicalmente con esta situación, indigna de una sociedad supuestamente avanzada. Una destacada parte de ese porcentaje lo representa la extensión ocupada por el campo de maniobras y tiro de San Gregorio, que con sus 33.839 hectáreas es el mas grande de Europa. Pruebas con armamento dotado de uranio empobrecido, todo tipo de actividades agresivas contra el patrimonio cultural y el ecosistema de la zona (que l@s naturalistas testifican aún como excepcional, dada la imposibilidad de realizar legalmente estudios de campo independientes dentro del campo de maniobras desde hace décadas) y la preparación en su seno de los ejércitos de la OTAN que luego irán a bombardear parajes habitados esta vez por población civil, como ocurría hace ahora dos años en los Balcanes, son varias de las razones de peso en contra de la existencia de esta vasta instalación militar y que fundamentan la exigencia de devolución gratuita de ese territorio a la ciudad para su uso medioambientalmente sostenible.

Con un notable retraso sobre el horario previsto, pero con la satisfacción del objetivo cumplido, poco después de las doce y media se sumaban a la reivindicación un nutrido grupo de antimilitaristas que, a golpe de pedal, habían partido a sólo siete kilómetros de allí, desde la acampada contra los pantanos establecida en la céntrica plaza zaragozana de Aragón, convocados también por el colectivo Pedalea, y que coronaban (en el sentido deportivo de la expresión, claro está) la colina de la ermita.

Es de destacar que se palpo en el ambiente, de nuevo, el rechazo de las gentes del lugar a la prepotencia del ejército y hasta un cierto agradecimiento y alivio porque algún colectivo ciudadano se haga cargo por fin, en forma estable, de dar salida efectiva a ese malestar. Alivio que, al parecer, no debía sentir el Hermano mayor de la Hermandad de San Gregorio que, antes de una ceremonia religiosa cargada de alusiones absurdas, y hasta insultantes, dada la situación de expropiación forzosa del terreno ( se incluía una bendición de la tierra para proteger las cosechas!!??) se dirigía en privado a l@s antimilitaristas para que "os divirtáis como todos los demás" (sic) temeroso, a lo que se ve, de que no le dejaran tener la fiesta en paz con sus estimados anfitriones militares ("el acotado protege la ermita" declaraba en la anterior romería a la prensa, tras la primera protesta pacifista).

Pero como no todo iba a ser discurso y reivindicación también hubo lugar para lo mas lúdico. Una organización del evento que cada año va mejorando ( aunque este año la potente megafonía falló, el año que viene es seguro no solo se vera la protesta, sino que se oirá: se tenia previsto haber escuchado en diferido dos programas de Mambrú-radio, el espacio del COA-MOC en Radio Topo, en el 102.5 de la FM zaragozana) permitió disponer no sólo de sombra con la que protegerse de un sol escurridizo pero bien presente, sino también de hielo, bebida fresca, bocatas y alguna cosa mas para picar.

Zaragoza