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Los dos
últimos discos del cantautor-salsero panameño Rubén
Blades ("La Rosa de los Vientos" y "Tiempos") fueron
premiados con los Grammy (un equivalente a los Oscar, en versión
musical) a lo mejor de la música latina. Y en ellos tuvo un papel
preponderante el compositor y cantante Rómulo Castro, autor de
varios temas en ambos discos y en concreto del tema principal del primero
de ellos. Además otro cantante panameño, Luis Arteaga participó
vocalmente en algunos de esos temas. Rómulo y Luis, con otros músicos
de gran valía (cómo Marco Linares, Germán "Chispa"
Lawson, etc.
.), conforman "Rómulo Castro y el grupo
Tuira", y son los cantautores panameños de mayor proyección.
Los dos magníficos discos que tienen editados en el mercado ("Herencia"
y "Amor a medias"), demuestran la enorme categoría de
su música. Txema Abaigar y Eva Fernández
Rómulo
Castro- Yo me eduqué en Cuba, dónde
llegué con mis padres a los dos años y medio (a finales
de los años 50). Y musicalmente con la Vieja Trova Santiaguera,
con el son tradicional de Santiago y Guantánamo, etc.. Además
tuve el privilegio de que mis papás pertenecieron al grupo de intelectuales
jovenes cercanos a la constitución de la Nueva Trova, a la que
me vinculé muy tempranamente como oyente y donde conocí
personalmente a Silvio, Pablo, a Sara González, Noel Nicola, Vicente
Felíu, en fin a a todos. Y con ellos y en sus peñas y reuniones
de amigos, ya cantaba yo, con 14 años. Luis
Arteaga- Mis inicios fueron muy distintos. Yo
no compongo, canto solamente, y, cuando tenía veintitantos años,
conocí una forma de cantar distinta a la de Juan Pardo, Camilo
Sesto, los románticos.... Entonces escuché por primera vez
a Pablo Milanés, a Basilio, a Serrat, a Mercedes Sosa y me fascinaron.
En ese tiempo, a finales de los 80, estaba empezando a activarme politicamente
en la Universidad, en plena situación de crisis en el país.
Son los últimos años de Noriega, la escusa para desencadenar
la invasión, y con toda la lucha popular en las calles. En medio
de eso me encontré con esa música que ya tenía casi
veinte años, pocos menos que yo. Y en el 87 empecé a interpretar
y cantar en público esa música que estaba conociendo. ¿Veis factible o se os pasó por la cabeza en alguna ocasión la constitución de un movimiento de canción panameña similar a lo que fue la Nueva Trova? Y, ya de paso, podiaís contarnos cuando empezasteis a salir fuera del país y que audiencia tenéis en estos momentos por América Latina y por otras zonas. R.C.-.
Nuestras peñas (reuniones musicales) que ya funcionaban
desde antes de la invasión a Panamá, devinieron, y me enorgullece
decirlo, en el primer foco de resistencia cultural tras la invasión.
Nosotros cantabámos con el país invadido, con toque de queda
y la tropa en la calle. La reunión empezaba cuando el toque de
queda, de 8 de la noche a 8 de la mañana, en un local ("Groucho",
ya inexistente). Y eso se convirtió en la catarsis donde iban a
exorcizar demonios ajenos y propios toda la gente de nuestra generación
que podía ir y sabía de estos encuentros. De ese decenio
datan mis canciones más conocidas. Empezamos entonces a proyectar
más internacionalmente nuestro trabajo: estuvimos en bastantes
países de América Latina, y fundamos lo que fue el primer
Grupo Tuira. De esa época, de flujo de convergencias nacionalistas
post-invasión, surge también la primera posibilidad de crear
un movimiento que en Panamá no podía ser de Nueva Trova,
puesto que no había una masividad de cantantes como en Cuba, por
ejemplo. Pero al calor de esas peñas y de la asociación
cultural "el Grupo", se llegó a nuclear a 60-70 artistas
e intelectuales anti-invasión, pro-Panamá, antirracismo
y demás. Sin embargo Panamá empezó a acusar desde
el 92-93 un periodo de reflujo social, político, cultural, humano,
y así como se constituyó "el Grupo", que en cierta
medida nucleó lo que luego fue el proyecto político Papa
Egoró, posteriormente se desarticuló. Seguimos la misma
gente en determinadas disciplinas artisticas e intelectuales, pero trabajando
por separado. Contadnos sobre la relación con el resto de la música latinoamericana y la situación de la música panameña en estos momentos, ¿que es lo más popular entre los jóvenes?. R.C.-
Yo empecé a hacer música en un momento en que
todavía la solidaridad latinoamericana al calor de las luchas sociales
era muy intensa. A finales de los 70 y los años 80 por aquí
pasaron el uruguayo Alfredo Zitarrosa, de Cuba vinieron Silvio Rodríguez
y Sara González, de Nicaragua Luis Enrique, Carlos Mejía
Godoy, y el dúo Guardabarranco, Adrián Goizueta de Costa
Rica, etc.. Y hubo mucha solidaridad recíproca con movimientos
culturales, con frentes de masas vinculados a las guerrillas centroamericanas.
Con mucha gente sobre todo de Guatemala y El Salvador. Pero de aquella
época de artistas "rojos" apenas queda nada. L.A.- En Panamá, en general, salvo el rap-"reggae" y la "música típica", el que hace un disco lo saca de su bolsillo, con mayor razón cuando se trata de un trabajo como este. Los dos compactos de Tuira han sido producto de la gestión económica de Rómulo y de la colaboración de gente, como Sergio Camdefort, que tiene un pequeño sello de producción para ayudar a otras corrientes y que tenía un estudio de grabación que durante muchos años fué el principal estudio de audio y vídeo, pero que acaba de cerrar. Del primer disco se vendieron más de 2000 copias y del segundo ya se han vendido más de 1000 que para este tipo de música en Panamá es un logro histórico. Y gracias a gente como ustedes que se llevan copias, han llegado algunos sellos discográficos, pero no ha habido resultado comercial, de momento. Al hilo de lo que habéis comentado ¿Qué conocimiento tenéis de la música española? ¿que gente ha actúado aquí? R.C.- Salvo Paco de Lucía, Serrat o Paco Ibáñez, del resto que ha venido de España no merece la pena ni hablar. Los de la música melódica que llaman, ¿no? L.A.- Efectivamente: Han venido Perales, Raphael mucho tiempo, Isabel Pantoja, Rocío Jurado, Rocío Durcal, y demás. Julio Iglesias comenzó aquí pero hace tiempo que no viene, es que somos muy pobres ahora para su caché. ¿Existe tradición de musicalizar poetas y escritores panameños, como lo hizo, por ejemplo, Paco Ibáñez en el Estado Español? R.C.- Más que una tradición yo diría que existe un grupo de amigos, gente un poco mayor que yo, muy vinculados en los años 70 a la izquierda, que hicieron mucho por la música y la poesía en Panamá: Manolo Zárate, hijo de un conocido folklorista, la familia Jorge, Ricardo y Guillermo Ledesma, Luis y Guillermo Franco, Cuqui Mantovani y, ya de otra generación, son los Ortega Santiso. Todos ellos se dedicaron a musicalizar a poetas de inicio de siglo y contemporáneos panameños creando todo un movimiento de rescate de poesía, de música y, de investigación de ritmos autóctonos. Estudiaron el bullerengue en Darién, fueron a la costa de Colón a estudiar el congo y a Bocas del Toro a ver la música de los descendientes anglo-antillanos: el calipso y el palo de mayo. Era gente que con el pequeño espacio que dejó el Torrijismo empezó a recuperar cosas. Incluso mi primera experiencia musical, cuando llegué a Panamá en el 77, fue sumarme al grupo de Ignacio "Cáncer" Ortega Santiso, excelente músico y cantante (actualmente muy enfermo) y musicalizador del poeta Demetrio Corsi y de tantos otros y cultor de una música híbrida caribeña muy interesante. L.A.-
Pero de aquello apenas queda nada. Estas personas que menciona
Rómulo, que son los antecedentes de la realidad local, al final
como todos los artistas, no importa el género o las motivaciones
filosóficas, terminó ganándose la vida de otra forma.
La situación del instrumentista de oficio es diferente pués
toca en la sinfónica, en la banda, dá clases en el conservatorio
o en una escuela como profesor de música, vive y trabaja solamente
en la música. Pero no es porque trabaje en una orquesta exitosa
o que tenga bastantes conciertos; sino que hoy toca y cobra. ¿Cómo ha influído culturalmente la presencia norteamericana?, ¿con su posterior marcha se ha empezado a romper ese presunto cordón umbilical con la cultura yanki? L.A.-
La presencia cultural norteamericana a través de la industria disquera
y de la televisión, y a través de sus tropas en la calle
divirtiéndose, comprando y viviendo, formó parte de nuestra
vida durante prácticamente un siglo. Que los norteamericanos hayan
salido de las bases militares y se hayan marchado no es una razón
automática para revertir la situación; son procesos complicados. R.C.- Incluso la orquesta sinfónica se plantea hacer trabajos de música tradicional panameña. Los poetas están también bastante organizados, los pintores, oficio más de clase media ilustrada, también tienen una forma de expresión nacional poderosa y un reconocimiento interesante. Bueno, en música nosotros (risas). Retomando una dolorosa cuestión que aparece regularmente en vuestras respuestas ¿cómo influyó la invasión yanki de diciembre del 89 en la psicología colectiva, modificó en cierto modo la creatividad del pueblo panameño y sus comportamientos como colectivo?. L.A.-
Panamá es República en gran medida debido al apoyo
interesado norteamericano. El ejercito colombiano no peleó por
Panamá por dos razones: una porque las autoridades locales panameñas
soltaron billetes y le compraron y la otra porque estaban las cañoneras
gringas en frente y no podían vencerlas. De hecho, y como anécdota
histórica, la separación de Panamá de lo que en un
principio quiso ser la Gran Colombia se produce tras un segundo rechazo
del senado colombiano a un tratado con los EE.UU. para la construcción
del canal, y que Colombia lo rechazó porque era lésivo para
su soberanía en Panamá. Ese mismo tratado lo agarran los
panameños se lo dan a Burnau Varilla, un francés nombrado
ministro plenipotenciario ante Washington, y éste le dijo al Secretario
de Estado yanki que hiciera las modificaciones que gustara: que si el
tratado con Colombia era a 99 años, pués a perpetuidad.
Y así se dieron todos los cambios y un tratado mucho más
aberrante, apañado por este francés, que para colmo usó
el sello de su anillo como señal de compromiso. R.C.-
La crisis creada por Noriega y económicamente dirigida por EE.UU.,
fomentó la creatividad del panameño común para sobrevivir,
y para la sociedad en su conjunto para reordenarse en la supervivencia.
Los primeros meses después del trauma de la invasión, nos
hizo reorganizarnos para vivir todavía más pragmáticamente.
Pero por razones de reflujo, de ciclos históricos o como quiera
llamarse, estamos en un momento de acumulación de fuerzas. Nos
hemos ido acomodando a una especie de híbrido que, en términos
generales, no quiere presencia militar, pero que suplica la presencia
del dólar. Incluso una buena parte de la sociedad urbana preferiría
esa presencia militar. L.A.-
Cuando hablamos de esto, uno termina sumergiéndose en
una visión sombría. Y es que en este marco se ha generado
acá una filosofía de lo que llamamos el "juegavivo",
un acomódate como puedas sin mayores parámetros éticos
sobre lo correcto o lo justo o .... . Y en el último período,
con el ataque feroz de lo que llaman neoliberalismo, que no se que tiene
de nuevo, aquí la consigna es ganar dinero. El éxito se
mide por cuanta plata ganas y ya. Existe una gran preocupación por lo que puede suponer el "Plan Colombia" en todo el área, y no sólo en Colombia. Se habla de la posibilidad de una guerra larvada con, incluso, el desplazamiento de muchos de miles de personas (y que, por cierto, muchos de estos desplazados irán hacia Panamá). ¿Creeís que el Plan Colombia puede reactivar el concepto de unidad latinoamericana y hacer frente al gran hermano norteaméricano o va a ser una anécdota más en el camino de América Latina?. R.C.-
Yo cada vez que me acerco a Colombia y conozco más de
ella, me doy más cuenta de que nosotros somos colombianos costeños,
que tenemos mucho más que ver con Cartagena de Indias que lo que
ésta tiene que ver con Bogotá. Culturalmente seguimos siendo
muy colombianos, como culturalmente también tenemos que ver con
Perú y con Ecuador. Estoy de acuerdo contigo en que lo que pase
en Colombia va repercutir directísimamente en Panamá y en
forma más grande de lo que los panameños suponemos. L.A.- Esto no es exactamente sobre el Plan Colombia pero quizás tenga que ver, puesto que habla de los reductos a los que me he referido antes. Es sobre el caso del seguro social: la dirección de este organismo se elige de una terna que presentan empresarios, trabajadores, etc. Este gobierno tomó una medida un tanto impensable: por primera vez, tras muchos años de reivindicaciones, nombraron como director del seguro social al candidato propuesto por los trabajadores ( Juan Jované). Este, en defensa de los intereses populares, se enfrentó contra el partido del gobierno y los sectores empresariales, que han hecho todo lo posible por echarlo abajo. Pero tiene ahora mismo un perfil público elevadísimo, la gente está con él y no creo que sea fácil sacarlo. Esto permite que los reductos sociales citados se fortalezcan. Hay una gran inquietud entre direcciones políticas y sindicales, intelectuales, universitarios, etc., por encontrar una propuesta de conjunto sobre la base de tareas concretas. De ello se viene hablando en Panamá en los últimos años y ahora empieza a vislumbrarse. Eso a medio plazo puede ayudar aquí a responder al Plan Colombia. Y, para terminar, queremos saber de vuestros proyectos futuros y que nos comenteís, cruzando los dedos, las maravillas que os van a ocurrir a partir de ahora. R.C.- Haciendo un ejercicio númerico, las posibilidades de crecimiento de nuestro público en Panamá son limítadas. Somos dos millones y medio de habitantes; es un mercado pequeño y muy saturado, por medios mucho más poderosos que los nuestros. Así que nos hemos preocupado en los últimos 2 años por mantener este público y seguir buscando proyección hacia otros mercados de lengua hispana. Hay un interés creciente entre gente que promueve nuestra música con sus propios recursos en Argentina, Chile, Brasil, Costa Rica, México y en todo el mercado latinoamericano, e incluso en España, donde ha ido llegando puntualmente. En síntesis nuestro futuro es seguir haciendo una música vinculada a nuestra visión del mundo y esforzandonos en proyectarla tan lejos como podamos y buscando otras fuentes de mantenimiento de nuestro trabajo que lo haga factible y producible. En cualquier caso estamos muy contentos con lo que vamos logrando, con discos, composiciones, arreglos, etc.. L.A.- Estamos planteándonos como Grupo Tuira el alternar clásicos de la música popular con nuestra música, para darle una mayor divulgación . Mucha gente ha conocido temas sueltos, "La rosa de los vientos", "Otra canción de amor", y ahora queremos ampliar ese círculo. R.C.- Para esto tenemos la ventaja de que el Grupo Tuira está integrado por músicos muy buenos y cotizados en el mercado panameño, y suena muy bien. Estamos entusiasmados por reabrirnos un espacio en el mundo nocturno y además en promover nuestro trabajo fuera de Panamá. Y lo vamos a conseguir. |