Derechos para Tod@s 
Número 14
abril - mayo 2003




Editorial

¿LA DEMOCRACIA COMO ABSURDO?

Desde este humilde sueño colectivo que representamos, y acaso más precisamente, desde este lugar de la humanidad que representa esta publicación, hemos expresado en voz alta (bueno, sería en letras o bits altos) la necesidad de refundar una democracia auténticamente representativa y ética.

Y lo planteamos desde una doble perspectiva. En primer lugar, desde el espanto que produce el vaciamiento democrático que está forzando este nuevo orden global neoliberal, en su última y más agresiva etapa, caracterizado por el estado de Guerra Global Permanente que nos propone Bush y la ultraderecha yanki, por supuesto, con el entusiasmado apoyo de los saltimbanquis de por aquí que ya conocemos.

Pero también, desde la necesidad desde la izquierda social y política, desde los movimientos sociales progresistas y auténticamente humanistas, desde todas las formas de resistencia y de libertad, de darle forma a un proyecto de convivencia ilusionante, que convoque a luchar y crear, a edificar nuevos mundos, y fundamentalmente, a modelos de organización que no reproduzca en las relaciones cotidianas e interpersonales de todo tipo, los viejos valores con se revisten las relaciones de poder de la globalización neoliberal: el individualismo, el sectarismo, el ansia desmesurada de poder, la falta de espacio crítico, la intolerancia, etc.

Sin embargo, hay hechos que -por suerte, somos humanos y no dioses- nos llenan de perplejidad y de una cierta cuota de desazón.

Todavía no se han apagado los ecos de las multitudes en las calles de las ciudades del Estado Español y del mundo, pueblos pequeños o las grandes metrópolis, pintadas con las pisadas de millones de militantes de la vida, del no a la guerra resonando al unísono a lo ancho y lo largo del planeta.

Entonces sobrevienen dos hechos, uno lejos y otro cerca, que nos crean este estado de perplejidad y desazón. Lejos, el Sr. Bush, masticando una mentira más, la del "fin de la guerra" en Irak. Cerca, las elecciones autonómicas en el Estado Español.

Lejos, la mentira para abrir paso a una nueva ofensiva del imperio: las de sus empresas lanzadas como buitres sobre el botín de la reconstrucción de Irak, con su petróleo como rehén. Cerca, el partido de la guerra y de la muerte, del dirigente siniestro que mintió sin parpadear, reafirmando sus mayorías electorales a través del voto de la ciudadanía del Estado Español.

Por eso, aquello de esto es algo más que el vaciamiento de la democracia, es la democracia como teatro del absurdo.

Sin embargo, pasado el primer espasmo, buscamos rearmarnos, a través de la búsqueda de l@s iguales, l@s de abajo, l@s que resisten. Creemos que tamañas movilizaciones no se han perdido en la conciencia de la sociedad civil mundial. Más bien, entendemos que debemos ser capaces de crear nuevas formas de movimientos políticos y sociales, nuevas formas de organizaciones, nuevos esquemas de participación directa, nuevas relaciones horizontales, nuevos valores de intervención social, que sean capaces de mantener y potenciar estas energias transformadoras.

De a poco, con un dolor añadido al que ya traíamos, vamos aprendiendo. Más aún, sin duda, somos apenas una partecita de esos resistentes-aprendientes. Esa es nuestra fortaleza. El absurdo que mata está en ellos, los de las bombas y las mentiras. Aquí abajo, aún entre el desconcierto, se está amasando el futuro.