Editorial
REPENSAR
EL MUNDO
Somos un colectivo
humano o un/a human@ colectivo y por tanto, sirve la metáfora de
caminar a dos pies.
Y cuando lo hacemos, cuando caminamos, buscamos encontrar el paso adecuado,
ese que permite tener una parte de nuestro andar en las cosas y casas
de nuestro entorno inmediato, mientras que la otra parte de nuestro cuerpo
grupal anda atisbando los espacios del mundo, no cualquier espacio, sino
aquellos en los que la lucha, los sueños, las resistencias van
inaugurando ventanitas o senderos hacia esos otros mundos posibles (también
lo hemos dicho ya en algún lugar, creemos que el mundo que haremos
será un mundo de muchos mundos).
Hasta aquí, nada nuevo nos dirán, nada más que aquello
del "piensa en global actúa en local", lo "glocal",
etc., que ya empieza a estar bastante rodado. Es cierto. Pero convengamos
que los conceptos a veces son como esas ánforas que son lindos
continentes pero para que nos sirvan, también hay llenarlas de
buenos contenidos.
Por eso caminamos buscando esos pasos de pies global-locales, que incluyan
la forma de conectar la complejidad del mundo con las vivencias cotidianas
de los ciudadanos y las ciudadanas reales, de recrear discursos que abarquen
al mismo tiempo la simplicidad y la complejidad. ¿Cómo le
hablamos de los desmanes de "nuestras" multinacionales españolas
a la gente de barrio? ¿Cómo le contamos a un jubilado de
Londres que su pensión bajó por que un joven financiero
en Hong Kong no tuvo en cuenta el terremoto de Kioto en sus fórmulas
de ingeniería financiera y devaluó los fondos (especulativos)
de pensiones?. Bueno, cosas de este tipo, sólo para poner ejemplos.
Pero algo más. Recorriendo las páginas de esta revista,
podemos conectar sitios aparentemente tan en las "Antípodas"
como Chile y Bagdad, mujer y bosque, fiesta de la mama negra y genocidas...aunque...
¿en verdad son tan antipódicos?. Sobre todo si al final
nuestras mentes terminan haciendo esas extrañas sinapsis cerebrales
que terminan fabricando la misma pregunta de siempre...¿quién
gobierna el mundo? (de paso, pregunta que también anda entre los
artículos).
Pues, por ahí van "los tiros" en esta editorial.
En el fondo es el capitalismo salvaje de siempre o al menos de estas últimas
décadas, muerto y sepultado ya aquel intento de capitalismo de
rostro humano de los sesenta con el Estado de Bienestar y socialdemocracia
incluida. Eso solemos escuchar, esos nos suelen decir.
Es cierto, pero no es cierto. La naturaleza del conflicto social, de las
luchas y de las resistencias se han ido transformando en el último
siglo y particularmente en las últimas décadas. Se han transformado
los escenarios del conflicto, los agentes y los modelos de confrontación.
Particularmente, con el
acelerón tecnológico, el redespliegue productivo y comercial
a escala planetaria del capital concentrado, con la redefinición
de poder entre los Estados del primer mundo, con el nuevo rol asignados
a los Estados periféricos, que no es su desaparición sino
su reafirmación, pero para garantizar el nuevo orden internacional
represivo, con la fragmentación de trabajo en una factoría
global que divide y enfrenta en su interior al proletariado (mano de obra
sobre explotada en la periferia contra derechos sociales-laborales del
centro), etc., todo eso es nuevo aunque no venga a suplantar a lo viejo
sino a profundizar la regresión.
Estamos asistiendo a un fenomenal realineamiento de poder global, estamos
asistiendo a la reconfiguración de las relaciones de poder a escala
global, y por tanto, también local.
Por eso, y aunque manteniéndonos fieles a nuestros principios,
prefiramos aportar más preguntas que respuestas acabadas, nos parece
que de eso se trata en estos días: de repensar el mundo, un repensar
que tiene que ser acción/pensamiento, para poder construir nuevas
formas de intervención político-social, la forma de ir creando
nuevos mundos en nuestra esfera cotidiana para ir socavando este paquidérmico
planeta neoliberal que -como una maldición- llevamos sobre los
hombros.
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