Derechos para Tod@s 
Número 11 
noviembre - diciembre 2002




Editorial

SOBRE LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN Y ESOS OTROS MUNDOS POSIBLES


A veces la reflexión sobre las relaciones de poder sobre las que se construye las sociedades concretas, sobrevienen al ver la forma en que se superponen en el tiempo y el espacio de acontecimientos aparentemente desconectados.

Vamos a tratar de explicarnos.

En estos días se ha estado discutiendo y legislando en España sobre Internet, sobre sus contenidos, sobre como ponerle barreras a ese campo virtual en el que no pocos "inadaptados" han encontrado el modo forma de transformar la red en instrumento de convocatorias a movidas sociales varias, en medio para coordinarse mediante mensajes rápidos, propagando que en esta u otra web se puede leer lo que los mass media alineados con el sistema no sólo no dicen sino que dicen todo lo contrario o mil maneras más.

Para más datos, leemos ese pomposo nombre con que se bautiza el engendro jurídico, algo así como "Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y el Correo Electrónico", que en siglas, como corresponde a lo moderno viene a ser la LSSICE. Lo de correo electrónico vale, lo entendemos, pero... con lo de Sociedad de la Información ¿a qué se refieren?.

Y no es que no estemos al tanto de las ideas del sistema. Más aún, una de las características de Derechos para Tod@s es el tratar de analizar rigurosamente los discursos del sistema, de conocer sus métodos y sus cifras. Sabemos a que se refieren. Pero precisamente por eso, nos gusta re-preguntarnos acerca de que nos hablan, o mejor dicho, que quieren decir con estas aseveraciones tan serias como las de "Sociedad de la Información".

Pero sobre todo, lo decimos porque al mismo tiempo en Florencia, en el Foro Social Europeo, miles de corazones y voces repetían que otro mundo es posible.

Ya ves, visiones muy distintas del futuro. Un@s le llaman Sociedad de la Información; nosotr@s le llamamos otro mundo es posible. He aquí la superposición de acontecimientos a los que hacíamos mención al principio.

Y a la hora de comparar, el abismo que existe entre estos dos conceptos de futuro, resulta difícil de ignorar. Es tanta la diferencia entre la retórica del sistema y el idioma del corazón multitudinario que urde utopías posibles, que nos inclinamos a pensar (¡ya salieron l@s utopistas!, dirán) que el futuro se parece más a nuestros mundos posibles que a sus retóricas tecno-sociales.

Sin embargo, no por ello, estemos menos atentos. Detrás de leyes como las que introducimos este editorial hay cuestiones demasiados importantes como saltárselas a la ligera. No sólo se trata de desmitificar Internet como espacio a-histórico de libertad y de paradigma de redes horizontales (se nos presenta como un espacio horizontal de "iguales" que misteriosamente crece en una sociedad cada vez más desigual). Más aún: nos ha servido (recordemos a l@s zapatistas) y seguramente nos arreglaremos para que nos siga sirviendo, pero no por ello, relajemos la razón crítica.

Internet como producto tecnológico avanzado no es más que el resultado del entramado tecno-científico controlado férreamente -mucho más que otras áreas menos innovadoras- por el capital concentrado. Internet no es una entelequia social. Es una manifestación concreta de las relaciones de poder a nivel mundial (por ejemplo, no es casualidad que en toda África haya menos accesos a Internet que en Manhattan).

Y en el fondo, leyes como las que se comentan, representan un avance más contra la libertad de acceso y circulación de la información. La información es parte de la decisión. Sin decisión, no hay libertad, social ni individual.

En otras palabras, que mientras nosotr@s imaginamos los mundos posibles en los que se parirá el futuro, ellos están haciendo de Internet el soporte de los mercados del futuro, electrónicos, claro.

No es casualidad por tanto, que coincidan estos dos términos. Estamos en lucha. Y cuando se lucha, las dos partes comparten la misma escena. Nosotr@s hablando de que otro mundo es posible, ellos queriendo convencernos de que ese mundo es la Sociedad de la Información.

A lo mejor, en otros tiempos a esto le hubiésemos llamado lucha ideológica. No sabemos como le llamaríamos ahora, pero por las dudas, ocupémonos en no bajar la guardia que ya le encontraremos un nombre mejor.