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Número 10 
septiembre - octubre 2002




ECUADOR
PARQUE NACIONAL DE MACHALILLA: UN MOSAICO DE ECOSISTEMAS Y CULTURAS

Esteban Galera


Las comparaciones son muchas veces odiosas o por lo menos inoportunas porque cada hecho, lugar o elemento tiene sus propias características irrepetibles que marcan sus perfiles. Esto es lo que sucede en Ecuador cuando se trata de comparar el fabuloso Parque Nacional de Machalilla con las míticas Islas Galápagos y ello además se hace con una frase que ha popularizado algunas guias de viajes: "Machalilla, las Galápagos pobres"

Nunca se debería de haber establecido esta desafortunada comparación, porque el archipiélago de Galápagos constituye un hito geográfico tan importante como para ser un santuario biológico desde que Darwin las exploró contando el resultado de sus investigaciones en su obra cumbre "La evolución de las especies". Por otra parte los territorios que comprende el Parque Nacional de Machalilla, desde hace poco tiempo han empezado a ser considerados como un lugar que reúne importantísimos intereses naturales y culturales, además de la belleza de sus paisajes de costa asomados al gran Oceáno Pacífico. Una parte de la fauna es común a los dos lugares. Pero Machalilla es un lugar donde se producen una variedad de de ecosistemas y de paisajes que son únicos y que determinan las sobradas razones para poder afirmar que su interés y belleza son impresionantes por derecho propio.

Efectivamente el Parque Nacional de Machalilla es un capricho de la naturaleza, nada en él sería como es sino fuera porque en sus limites es donde confluyen la corriente gélida de Humbold con la corriente cálida de Panamá. Ambas corrientes son los factores fundamentales que determinan la climatología y los ecosistemas de toda el occidente del subcontinente americano, originando los desolados desiertos del litoral peruano y chileno la corriente de Humbold y las lujuriosas y exhuberantes costas tropicales de Ecuador, Colombia y Centroamérica la de Panamá.

Machalilla, situado justo en la mitad del litoral ecuatoriano, dentro de los términos de la provincia de Manabí, goza del don que le otorgan las dos grandes corrientes oceánicas poseiendo por esta razón el privilegio de la diversidad que convierte a esta pequeña región en una auténtica joya virgen y desconocida.

Además de las ventajas otorgadas por la naturaleza, Machalilla contiene otros tesoros culturales. Estas tierras habitadas por los indígenas manteños fueron el énclave donde se desarrollaron algunas de las culturas preincaicas más importantes de todo el continente y constituyen un bastión arqueológico apenas explorado pero con el suficiente bagaje como para ser una referencia imprescindible y de primer orden a la hora de viajar a Machalilla.

Pueblos de pescadores donde la vida transcurre sin ser alterada desde hace siglos, playas vírgenes y solitarias, abruptos acantilados sobre el espumeante oceáno, montañas invadidas por espesas junglas tropicales o selvas secas, islas desiertas donde campan por sus fueros diversas especies del reino animal. Todo esto y más es Machalilla donde la industria del turismo apenas ha comenzado a llegar.

Puerto López, principal núcleo urbano de la costa del parque, reúne las suficientes infraestructuras para cubrir las necesidades de los viajeros que llegan. La última razón que convierte al tranquilo pueblo de Puerto López en el centro de las peregrinaciones viajeras es el ser el único lugar donde hay agencias de viajes que ofrecen los servicios para poder llegar a los lugares más reconditos del parque o disfrutar de actividades como el buceo, recorridos a pie o a caballo, observación de ballenas y fauna en general etc.

LA VARIADA VIDA DEL INTERIOR DEL PARQUE NACIONAL DE MACHALILL
A

El paisaje, en ocasiones brumoso, que decora estas tierras costeñas de la provincia de Manabí es de una belleza singular, no se parece a ningún otro de los hermosos paisajes ecuatorianos. Los contrastes naturales que originan las dos corrientes oceánicas se hacen notar en Machalilla con una fuerza poderosa, pudiendose contemplar parajes agrestes dominados por la selva tropical seca que se convierten radicalmente en altas junglas húmedas tropicales del tipo a las amazónicas. Tanto el bosque seco, hijo de las frias aguas de la corriente de Humbold, como el bosque húmedo que crea las cálidas aguas de la corriente de Panamá se alzan sobre un magnífico litoral que muestra toda su salvaje bravura de violentos contrastes.

Un buen recorrido por la parte continental del parque ocupa casi tres jornadas, tiempo imprescindible para reunir conocimientos básicos de la exhuberante naturaleza y de los hombres y mujeres indígenas que habitaron estas tierras hace miles de años, dejando el poso de las más desarrolladas culturas de cuantas se dieron en el continente.

Los bosques húmedos de Machalilla ocultan una vida vegetal y animal donde se reproducen todas las especies propias de la Amazonía. Una de las palmeras que más abunda es la que da un fruto entre piña y coco conocida como "tagua", de ella se aprovecha el agua interior y una semilla blanda y gelatinosa que pude comerse pero que si se deja secar durante verios meses se convierte en una materia durísima a la que se llama "marfil vegetal" con la que se elabora una apreciada artesanía. Tallando dicha semilla se elaboran colares finos y elegantes, figuras, llaveros, pulseras, etc. y sobre todo la semilla de la tagua es muy apreciada por las industrias fabricantes de botones para camisas y pantalones.

Entre la fauna abunda el puma, el jaguar, el oso hormiguero, el tapir, el capibara, monos y sobre todo venados. Tambien hay una extraordinaria variedad de aves: loros, guacamayos, pavas, garzas, opropéndolas, etc.

La selva seca recuerda a ciertos paisajes africanos y podría esperarse la aparición de algún elefante o león sino fuera porque estamos en América. La fauna de ambas selvas se entremezcla según la conveniencia de los animales y podemos encontrarnos casi las mismas especies. Pero la vegetación experimenta un cambio absoluto, de repente se pasa del bosque humedo y oscuro a la luz abrasadora del bosque seco. Entre los nuevos árboles destaca el palo de santo y los extraordinarios y raros ceibos. Un nuevo animal tambien hace su aparición, son enormes iguanas que nos observan desde los árboles.

Y por fin se llega a la aldea de Agua Blanca, donde vive la comunidad de indígenas manteños.

AGUA BLANCA Y LA CULTURA MANTEÑA

Agua Blanca, hoy en dia es un conjunto de cabañas tradicionales de caña y palma donde viven los actuales indígenas manteños. Dando un paseo desde la aldea se llega al lugar donde se extiende el área arqueológica con incipientes excavaciones, abandonadas por falta de medios, aunque bajo la tierra se ocultan con toda certeza verdaderos tesoros de la cultura manteña que hasta ahora se han escapado a la depredación de los huaqueros.

Los actuales indígenas se esfuerzan en presentar proyectos para poder rescatar un pasado que es de interés para toda la humanidad, además de encuadrar estos proyectos arqueológicos dentro de una idea más amplia de crear un complejo turístico en el Parque Nacional de Machalilla que les permita operar adecuadamente en las tierras que han habitado desde siempre y poder obtener beneficios de los ingresos que el turismo pueda dejar, siempre dentro de los parámetros del turismo sostenible. Lo cierto es que los restos hasta ahora encontrados en las excavaciones. atestiguan que Agua Blanca fué en su dia un importante centro ceremonial y administrativo durante la época de esplendor de la civilización manteña. Algunos de los hallazgos pueden contemplarse en el fabuloso Museo Arqueológico de Quito y en el propio Museo que la comunidad manteña ha creado en Agua Blanca y que mantiene como pueden con una total escasez de medios para ello.

En el territorio que hoy ocupa el Parque Nacional de Machalilla se desarrolló la cultura manteña-huancavilca durante el largo Periodo de Integración situado del 500 al 1532 d. de c. Los manteños estaban constituidos en señoríos independientes, siendo Salangome (actualmente Salango, situado a 4 km. de Puerto López) el de mayor influencia en la costa manabita. La capital fue el sitio monumental de Agua Blanca. Este señorío se extendió por el norte de Manabí hasta Esmeraldas motivado por el interés de controlar los puntos estratégicos de conexión entre las rutas de intercambio terrestres y marítimas. Los manteños fueron grandes navegantes que cruzaron el oceáno hacia Centroamérica y Perú, siendo sus principales mercancías de comercio la concha "spondylus", tejidos de algodón y objetos de oro, plata, cobre y espejos de obsidiana.

Sin perder su antigua combatividad, en la actualidad intentan hacer frente de una manera activa reivindicando el protagonismo que les corresponde ejercer en sus tierras. Ellos celebran todos los años una marcha reivindicativa haciendo coincidir este acto con la fecha del 12 de Octubre en la que asisten ataviados con los atuendos tradicionales y vuelven a surcar las aguas del Pacífico en embarcaciones como las que usaron sus antepasados construídas con caña y totora.

Tras el recorrido por el exhuberante interior de Machalilla, puede (y es la manera más idonea) regresarse de Agua Blanca hacia la costa sobre los lomos de caballos que facilitan allí mismo.

EL LITORAL DEL PARQUE NACIONAL DE MACHALILLA

La costa de Machalilla es un territorio virgen e inalterado, bañado por el alto y espumoso Oceáno Pacífico. La vegetación que predomina en el litoral es la propia de selva seca tropical, abundando el Palo de Santo.

En realidad el territorio marítimo está compuesto por dos sectores: la propia costa y el insular, en los límites de la famosa Isla de la Plata.

La costa puede ser recorrida
en una jornada de caminata, durante la que se pueden pasear las más afamadas playas salvajes, como la de Tortuguero o la Playa de los Frailes, que se abren en forma de calas de blancas arenas entre dos espolones rocosos, presentando una bellísima estampa. En estas playas es dificil encontrarse con persona alguna, i por tanto es fácil el gozar de la soledad más absoluta frente a una naturaleza marina esplendorosa.

El plato fuerte del parque marítimo es la Isla de la Plata a la que se accede en pequeñas lanchas a motor que pueden contratarse en cualquiera de la agencias de Puerto Lopez. Los propios indígenas manteños gestionan una de estas agencias (Agua Blanca) como un medio más dentro de los proyectos turísticos-culturales en los que están empeñados.

La travesía marítima desde Puerto López es de unas dos horas de duración hasta la Isla de la Plata. Durante el trayecto existe la oportunidad de presenciar el espectáculo sobrecogedor de las ballenas jorobadas o corcovadas que viajan desde la Antártida hasta estos litorales para desovar en aguas cálidas, durante los meses de junio a septiembre. Es impresionante ver saltar a escasos metros los gigántescos cuerpos de las ballenas zarandeando como a un cascarón las naves, mientras dan tremendos golpes sobre el agua con sus enormes colas negras y blancas.

Desembarcando en la pedregosa playa de la Isla de la Plata se realiza una travesía dentro de su territorio en la que se emplean unas seis horas de marcha tranquila. El interior de esta isla está repleto de bellos rincones que se asoman a impresionantes acantilados contra los que rompe el oceáno en bravas e impetuosas olas. Su fauna es sin duda el tesoro que más interés ofrece, especialmente el mundo de las aves endémicas de estos parajes que es común con el de las Islas Galápagos. Abundan las tres especies de (pajaros) piqueros: los de patas azules, los de patas rojas y los de "antifaz"; tambien hay fragatas, gaviotas de cola bifurcada, albatros y pelícanos, todos ellos en gran cantidad, pudiendo ser observados practicamente rozando a los animales.

Entre los mamíferos, además de las ballenas tambien pueden verse alguna pequeña colonia de leones y lobos marinos que completan la fauna más llamativa que se da en esta isla.

El Parque Nacional de Machalilla es sin duda uno de los paraísos menos conocidos de la costa de los paises andinos y posee un buen elenco de atractivos entre sus variados ecosistemas a los que hay que sumar las riquezas culturales que contiene heredadas de las civilizaciones amerindias que poblaron históricamente estas tierras costeñas de belleza simpar.