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Estados Unidos planea ocupar Iraq durante 18 meses tras haber derrocado a Saddam
Washington ve inevitable una ocupación militar provisional que asegure la producción de petróleo y el desarme antes de dar paso a una transición democrática


Eusebio Val, corresponsal de "La Vanguardia"
(Washington, 7 de Enero de de 2003)

Las escenas de despedida de soldados en puertos y bases militares de Estados Unidos se multiplican en estos primeros días del año. Estas imágenes, unidas a las órdenes de alerta o despliegue de más tropas y reservistas, refuerzan el ambiente de preguerra contra Iraq. Según nuevas filtraciones sobre los planes de la Administración Bush, una vez derrocado Saddam, Washington se plantea una fuerte presencia militar durante al menos 18 meses, combinada con una autoridad civil que asegure la transición hacia un autogobierno democrático.

Los proyectos posbélicos norteamericanos, según la versión adelantada ayer por "The New York Times", encajan con el espíritu que desde hace meses transmite Bush y que ya explicitó durante el discurso pronunciado ante la ONU el pasado 12 de septiembre: Washington quiere evitar transmitir la impresión de que va a instaurar una tutela militar total, como la ejercida en Japón y Alemania por los generales MacArthur y Clay, respectivamente, después de la Segunda Guerra Mundial. Pero, en la práctica, la primera fase tras la invasión de Iraq va a ser muy parecida.

Una prioridad inicial será asegurar los pozos de petróleo para que Iraq cuente desde el primer día con ingresos propios para financiar la reconstrucción. Washington quiere dejar muy claro que el crudo es propiedad del pueblo iraquí. Debe hallar un fórmula sobre la representación del país en la OPEP que disipe las sospechas sobre un control norteamericano del cartel productor. Otras prioridades en los meses de ocupación serán la eliminación de los arsenales de destrucción masiva, el desmantelamiento del régimen baasista, así como los juicios a los máximos responsables del sistema y a quienes sean acusados de crímenes de guerra.

El Gobierno estadounidense quiere preservar a toda costa la integridad territorial iraquí -aunque dando autonomía a los kurdos del norte y a los chiitas del sur- y proceder, lo antes posible, al establecimiento de una administración iraquí provisional que prepare elecciones y redacte una nueva Constitución. Según el "Post", los asesores de Bush han estudiado los aciertos y fracasos de otras operaciones de "construcción de naciones" apadrinadas por Estados Unidos para sacar enseñanzas y no cometer errores. Entre los casos analizados figura la administración de Filipinas tras la guerra hispanoestadounidense de 1898.

"Ojalá Saddam Hussein haya recibido el mensaje", dijo ayer el portavoz de la Casa Blanca cuando le preguntaron por la aceleración del despliegue militar en el golfo Pérsico, e insistió en que el presidente Bush no bravuconea alegremente cuando recuerda a Saddam que, si no se desarma voluntariamente, Washington le obligará a hacerlo por la fuerza.

Desde todos los puntos cardinales del país no cesan de llegar noticias sobre movilización de tropas y reservistas, con escenas de esposas, hijos y madres despidiendo a sus familiares. Ayer zarpó de Baltimore, rumbo hacia el Índico, el buque hospital "Comfort". De San Diego salió un grupo naval de asalto anfibio, con 4.000 marines a bordo, rumbo al golfo Pérsico. La base aérea de Ellsworth, en Dakota del Sur, también ha recibido la orden de activar su escuadrilla de superbombarderos B-1, aviones que cuestan 200 millones de dólares cada uno.